He visto la película hasta el final para poder tener todos los elementos de juicio. Reconozco que a los 15 minutos quise quitarla. No me ha gustado en absoluto. La comedia es burda, y carece de humor. Se repite hasta la saciedad tópicos que no encajan ni en la escena, ni en el ritmo de la película. Y algo que, por desgracia, está a la orden del día: Los mensajes subliminales. El grafiti con la leyenda “No es crisis, es capitalismo” sobra. Señora directora, la gente quiere ir al cine a disfrutar, a pasar un buen rato y no a que le den la chapa con mensajes de sesgo político, ni con alocuciones que en vez de la protagonista, bien podría firmar cualquier política a la izquierda de la izquierda.
Buenas noches.

La película narra el viaje de unos reporteros de guerra. Su propósito es llegar a Washington DC y entrevistar al Presidente de EEUU en medio de una guerra civil que se ha desatado en América. Podría haber sido buena, pero no. Sólo diré que la escena donde la impetuosa y joven reportera se pasa de un coche a otro en marcha, sin ninguna razón, por puro impulso es la escena más inverosímil, absurda, pueril y estúpida que jamás he visto. Estamos viviendo una época que será digna de estudio, donde el relato, la cuota y la infantilización de los temas es la base donde se sustenta una película. Para los amantes del cine como yo, una mala época. Sin duda.

La serie es una auténtica basura. Con inmensos actores que decepcionan por los pésimos guiones. La forma en que se conocen la chica y el chico (en el hurto de uso de su propio vehículo) es la escena más absurda que jamás he visto. Y como no puede ser de otra manera, se hace una oda al dinero fácil. La niña quiere irse a vivir con su novio y, claro, la idea es llevar droga de un sitio a otro. ¿Trabajar para conseguirlo?. No, por favor. Se le vayan a romper las uñas de medio metro. Sinceramente he llegado hasta el capítulo 4 y ahí la he dejado. No entiendo dónde vamos a llegar, pero con series así estoy seguro de que a ningún buen puerto.

Un riquísimo hombre dueño de una empresa de poker online, prepara una quedada con sus amigos para contarles que se va a morir de cáncer. Pero que les deja sus acciones (ellos que no lo sabían, lo típico) y son muy ricos. Su actual mujer está liada con un amigo al que también premia con dinero. La cena se adorna con una casa lujosa hasta decir basta, unos malos que intentar robar obras de arte un tanto ridículos (por ser generosos), y una expectación de que van a pasar cosas que finalmente no suceden. Una burda película de acción, sin acción. Un gran resparto de actores, con un pésimo guion. Una decepción para los seguidores de Russell, y una película muy en consonancia con estos tiempos que no serán recordados como la mejor etapa cinéfila de la historia. Para los amantes de la moraleja: El dinero no puede comprar un páncreas. Ya Russell, pero no hacia falta tantos mimbres para tan poco canasto.

Dos amigos tenistas coinciden en un torneo Challenger con una incipiente tenista que tiene ante sí un prometedor futuro. Ambos se enamoran de ella y tratan de conquistarla. Ésa es la síntesis princípial, pero en el desarrollo de la película se entremezcla lo absurdo, lo poco creíble en los personajes, su falta de empatía, la cara avinagrada y perpetua de Zendaya, las idas y venidas en el tiempo que te tienen innecesariamente descolocado y unos diálogos tan infantiles como insulsos.