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Críticas ordenadas por utilidad
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6.8
795
7
23 de mayo de 2023
23 de mayo de 2023
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
REBEL ganó con todo derecho el Premio a la Mejor Película en el pasado BCN Film Fest. Los personajes están comprometidos con una situación real que, lamentablemente hoy y quizás mañana, ya no necesita ser demostrada: el condicionamiento brutal y feudal de una parte de la juventud por parte de los grupos islamistas en la década del 2010. El cine juega correctamente su papel artístico, cultural y social al describir la trayectoria de Kamal, un joven belga, que salió a Siria para limpiar su actividad criminal en su país y a petición de su madre, Leila. Primero comprometido en un proyecto humanitario, se encuentra a pesar de sí mismo envuelto por la ola rompiente de Daesh. La película es compacta, a menudo sin aliento, cruda, a veces sorprendente en las elecciones escénicas, pero el espectador no puede levantarse de su asiento ya que ciertas imágenes impactan por la ferocidad, la barbarie, la intolerancia, el anacronismo, el dolor y, a pesar de todo, a veces la dulzura suspendida en una mirada, una sonrisa, un abrazo, una palabra.
Si los manantiales vinculados a la historia de la familia de Kamal, Leila y Nassim se han vuelto algo convencionales hoy en día, el tratamiento de los “locos de Dios” es más edificante que los reportajes televisivos que han regado nuestra vida cotidiana desde el trágico año 2001. La locura asesina que se muestra a través de las imágenes cinematográficas cuestiona por completo qué es la fe. Así que, si el espectador quiere estar informado, la película merece la pena, pero si es para entretenerse, puede seguir su propio camino. Imágenes realistas, nerviosas, mordaces, pero también controvertidas, desfilan ante nuestros ojos, porque las repetidas y a veces extremas secuencias de violencia -la película está inspirada en hechos reales ocurridos entre 2011 y 2013- acaban aniquilando el potencial de reflexión del espectador, desactivando la intención de considerar la película como una posible arma política.
Sin embargo, la película quizás se convierta en el recuerdo de los trágicos acontecimientos que han azotado dolorosamente a muchos países en los últimos años. Una memoria colectiva para subrayar el creciente peligro del enrolamiento de jóvenes occidentales en busca de un reconocimiento tribal y existencial. La película no cae en la trampa de moralizar el discurso frente a este tema sacudido por otros conflictos, pero aún ardiente. Los directores, Adil El Arbi y Bilall Fallah, parecen no tener la ambición de dar respuestas sobre el extremismo religioso de sus personajes Abu Amar o Idriss, por ejemplo. Aprendemos muy poco sobre sus motivaciones. Y en ocasiones unos interludios de baile rap y hip hop endulzan el tema final sin peso real, rayando incluso en lo superfluo. ¿Qué razones subyacentes pueden empujar a hombres y mujeres a cometer tales actos? Los cineastas no se detienen en este punto.
Está claro que la película quiere desenmascarar el terrorismo islamista visto desde dentro, pero no aborda suficientemente los medios utilizados para enrolar y manipular a la juventud. El planteamiento de motivos sociales, culturales, religiosos o incluso individuales habría permitido ampliar la fuerza de la película que, sin duda, pretende desmitificar la imagen de los terroristas. Los desacredita y los revela como individuos vulgares. Uno contempla con temor y asombro el adoctrinamiento de Nassim y otros jóvenes en una guerra que los líderes llaman “santa”, pero ¿cómo puede una guerra ser santa? ¿Significa esto que la santidad es inseparable de la violencia? Sí, tal vez, porque es habitual atribuir la causa de la violencia al fanatismo cultural, religioso o psicológico, omitiendo otros factores sociales más profundos como las relaciones de poder. En el caso de la violencia yihadista destacada en la película, los asesinos matan como agentes individuales y lo hacen por motivos personales que la película no sugiere realmente, como ya hemos señalado. El que mata no es el islam, sino el yihadista que pretende defender su propia supremacía.
La película muestra la prueba de este discípulo involuntario que es ante todo un hombre con dudas y un miedo en las entrañas que sigue creciendo. La tragedia es que la mayoría de estos discípulos no se ven a sí mismos como bárbaros, sino como soldados que esperan y obedecen órdenes. El matiz es más difícil de ver cuando el objetivo del fanatismo es la perversidad. ¿Puede una cultura, religión, forma de vida diferente justificar las últimas escenas de la película? La respuesta es obvia, pero el miedo implacablemente escenificado se apodera por completo. Frialdad y brutalidad. Precisamente otro punto fuerte de la película radica en la sensación de inseguridad constante, ayudada por unos personajes bien encarnados, fluidos y contundentes.
El escenario altamente documentado y la puesta en escena están modelados sobre un principio de inmersión discreta que pretende ser primero salvador para Kamal y luego pernicioso. El primero sigue con precisión las acciones de Daesh donde se mezclan expectativas, dudas y tensiones, la segunda se inclina a los códigos del thriller para intensificar un suspenso que recuerda mucho a un nudo corredizo. Los guionistas optan por permanecer lo más cerca posible de sus personajes, aunque la intimidad de cada uno se queda en un esbozo, al igual que la expresión de sus convicciones. Ver a Kamal comenzar su transformación es una idea ingeniosa: la cámara se convierte en un espejo que adquiere un malestar cada vez más pronunciado mediante el uso de paneos o la disposición de travellings alrededor del personaje. Cuanto más está en movimiento la película, más sacude la comodidad del espectador, más gana en impacto su tema, porque logra identificar el carácter angustioso de las situaciones. El flujo de la trama está bien realizado. De hecho, el resultado no es fácil de adivinar y la película nos mantiene en vilo hasta el final.
Puedes leer más críticas en https://montagmira.wordpress.com/
Si los manantiales vinculados a la historia de la familia de Kamal, Leila y Nassim se han vuelto algo convencionales hoy en día, el tratamiento de los “locos de Dios” es más edificante que los reportajes televisivos que han regado nuestra vida cotidiana desde el trágico año 2001. La locura asesina que se muestra a través de las imágenes cinematográficas cuestiona por completo qué es la fe. Así que, si el espectador quiere estar informado, la película merece la pena, pero si es para entretenerse, puede seguir su propio camino. Imágenes realistas, nerviosas, mordaces, pero también controvertidas, desfilan ante nuestros ojos, porque las repetidas y a veces extremas secuencias de violencia -la película está inspirada en hechos reales ocurridos entre 2011 y 2013- acaban aniquilando el potencial de reflexión del espectador, desactivando la intención de considerar la película como una posible arma política.
Sin embargo, la película quizás se convierta en el recuerdo de los trágicos acontecimientos que han azotado dolorosamente a muchos países en los últimos años. Una memoria colectiva para subrayar el creciente peligro del enrolamiento de jóvenes occidentales en busca de un reconocimiento tribal y existencial. La película no cae en la trampa de moralizar el discurso frente a este tema sacudido por otros conflictos, pero aún ardiente. Los directores, Adil El Arbi y Bilall Fallah, parecen no tener la ambición de dar respuestas sobre el extremismo religioso de sus personajes Abu Amar o Idriss, por ejemplo. Aprendemos muy poco sobre sus motivaciones. Y en ocasiones unos interludios de baile rap y hip hop endulzan el tema final sin peso real, rayando incluso en lo superfluo. ¿Qué razones subyacentes pueden empujar a hombres y mujeres a cometer tales actos? Los cineastas no se detienen en este punto.
Está claro que la película quiere desenmascarar el terrorismo islamista visto desde dentro, pero no aborda suficientemente los medios utilizados para enrolar y manipular a la juventud. El planteamiento de motivos sociales, culturales, religiosos o incluso individuales habría permitido ampliar la fuerza de la película que, sin duda, pretende desmitificar la imagen de los terroristas. Los desacredita y los revela como individuos vulgares. Uno contempla con temor y asombro el adoctrinamiento de Nassim y otros jóvenes en una guerra que los líderes llaman “santa”, pero ¿cómo puede una guerra ser santa? ¿Significa esto que la santidad es inseparable de la violencia? Sí, tal vez, porque es habitual atribuir la causa de la violencia al fanatismo cultural, religioso o psicológico, omitiendo otros factores sociales más profundos como las relaciones de poder. En el caso de la violencia yihadista destacada en la película, los asesinos matan como agentes individuales y lo hacen por motivos personales que la película no sugiere realmente, como ya hemos señalado. El que mata no es el islam, sino el yihadista que pretende defender su propia supremacía.
La película muestra la prueba de este discípulo involuntario que es ante todo un hombre con dudas y un miedo en las entrañas que sigue creciendo. La tragedia es que la mayoría de estos discípulos no se ven a sí mismos como bárbaros, sino como soldados que esperan y obedecen órdenes. El matiz es más difícil de ver cuando el objetivo del fanatismo es la perversidad. ¿Puede una cultura, religión, forma de vida diferente justificar las últimas escenas de la película? La respuesta es obvia, pero el miedo implacablemente escenificado se apodera por completo. Frialdad y brutalidad. Precisamente otro punto fuerte de la película radica en la sensación de inseguridad constante, ayudada por unos personajes bien encarnados, fluidos y contundentes.
El escenario altamente documentado y la puesta en escena están modelados sobre un principio de inmersión discreta que pretende ser primero salvador para Kamal y luego pernicioso. El primero sigue con precisión las acciones de Daesh donde se mezclan expectativas, dudas y tensiones, la segunda se inclina a los códigos del thriller para intensificar un suspenso que recuerda mucho a un nudo corredizo. Los guionistas optan por permanecer lo más cerca posible de sus personajes, aunque la intimidad de cada uno se queda en un esbozo, al igual que la expresión de sus convicciones. Ver a Kamal comenzar su transformación es una idea ingeniosa: la cámara se convierte en un espejo que adquiere un malestar cada vez más pronunciado mediante el uso de paneos o la disposición de travellings alrededor del personaje. Cuanto más está en movimiento la película, más sacude la comodidad del espectador, más gana en impacto su tema, porque logra identificar el carácter angustioso de las situaciones. El flujo de la trama está bien realizado. De hecho, el resultado no es fácil de adivinar y la película nos mantiene en vilo hasta el final.
Puedes leer más críticas en https://montagmira.wordpress.com/

6.0
161
7
28 de octubre de 2018
28 de octubre de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Isaac es un astrónomo solitario que está obsesionado en encontrar un planeta habitable cuando, casualmente, se cruza en su camino una misteriosa mujer, Clara. Afortunadamente (o no) el universo está lleno de sorpresas.
Se trata de una película de bajo presupuesto y buenas intenciones que funciona perfectamente. Su premiere mundial fue en el Toronto International Film Festival en el Discovery Program y pude verla en el estreno en España en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges.
Destaca la química de los protagonistas que tras verla averigüe que estaban casados en la vida real. La historia avanza con la relación entre ambos personajes que son diametralmente opuestos y podríamos decir que con roles muy tópicos de su sexo.
Clara es una artista nómada cálida, espiritual, misteriosa, entregada y generosa. Ella hace que el protagonista avance, le da una historia, lo mueve y le hace sentir (también da título a esta película).
Isaac es un joven perdido, desengañado, amargado, cínico y vacío que no deja que nada entre en su vida. Su única razón de vivir es encontrar un planeta habitable similar a la Tierra. Cree que será su forma de perdurar y compensar el vacío que la tragedia le dejo. La inmensidad del universo diluye nuestros problemas que empequeñecen por comparación pero…
Aunque él sea el que posee el talento y la capacidad necesaria, será ella quien le dé la energía y el empuje que necesita para luchar (la mujer como apoyo del hombre). Con Clara podrá afrontar su difícil situación y aunque no pueden ser más diferentes, y precisamente por ello, encontrar la persona que le complete. Con ella podrá abrazar lo desconocido.
Dos visiones del mundo que se complementan pero que son opuestas. Él es empírico, determinista y cree en el azar mientras que ella es intuitiva, apasionada, tiene presentimientos y cree en el destino, unas misteriosas piedras la acompañan y la guían. Él deja salir (transmite) todo lo malo que lleva dentro y ella solo positivismo.
Se trata de una película amable que plantea interesantes cuestiones y que emociona. Determinismo frente a libre albedrio, espiritualidad frente empirismo, compartir y descargar nuestros problemas en el otro o minimizarlos, incluso ocultarlos, y ser siempre positivos (esperanza), …
Akash Sherm, escritor y director, trata de dar un enfoque realista con imágenes reales cedidas por la videoteca de la NASA y explicando que con la ayuda de TESS, que viene a significar Satelite para la busqueda de exoplanetes, intentarán encontrar planetas similares a la Tierra. Esto es real, así como el James Webb Space Telescope es la segunda parte del proyecto que tiene, en la vida real, previsto su lanzamiento el 30 de marzo de 2021 para orbitar en el segundo punto de Lagrange o L2. El final ya es otra cosa pero no voy a revelarlo como es lógico.
Me quedo con este fragmento de dialogo:
Do you Know what people are scared of most?
“Death”
The unknown
(Clara: “¿Sabes lo que asusta más a la gente?”
Isaac: “La Muerte”
Clara: “Lo desconocido”)
N = R* · fp · ne · fl · fi· fc · L
MAS CRITICAS EN: https://montagmira.wordpress.com/
Se trata de una película de bajo presupuesto y buenas intenciones que funciona perfectamente. Su premiere mundial fue en el Toronto International Film Festival en el Discovery Program y pude verla en el estreno en España en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges.
Destaca la química de los protagonistas que tras verla averigüe que estaban casados en la vida real. La historia avanza con la relación entre ambos personajes que son diametralmente opuestos y podríamos decir que con roles muy tópicos de su sexo.
Clara es una artista nómada cálida, espiritual, misteriosa, entregada y generosa. Ella hace que el protagonista avance, le da una historia, lo mueve y le hace sentir (también da título a esta película).
Isaac es un joven perdido, desengañado, amargado, cínico y vacío que no deja que nada entre en su vida. Su única razón de vivir es encontrar un planeta habitable similar a la Tierra. Cree que será su forma de perdurar y compensar el vacío que la tragedia le dejo. La inmensidad del universo diluye nuestros problemas que empequeñecen por comparación pero…
Aunque él sea el que posee el talento y la capacidad necesaria, será ella quien le dé la energía y el empuje que necesita para luchar (la mujer como apoyo del hombre). Con Clara podrá afrontar su difícil situación y aunque no pueden ser más diferentes, y precisamente por ello, encontrar la persona que le complete. Con ella podrá abrazar lo desconocido.
Dos visiones del mundo que se complementan pero que son opuestas. Él es empírico, determinista y cree en el azar mientras que ella es intuitiva, apasionada, tiene presentimientos y cree en el destino, unas misteriosas piedras la acompañan y la guían. Él deja salir (transmite) todo lo malo que lleva dentro y ella solo positivismo.
Se trata de una película amable que plantea interesantes cuestiones y que emociona. Determinismo frente a libre albedrio, espiritualidad frente empirismo, compartir y descargar nuestros problemas en el otro o minimizarlos, incluso ocultarlos, y ser siempre positivos (esperanza), …
Akash Sherm, escritor y director, trata de dar un enfoque realista con imágenes reales cedidas por la videoteca de la NASA y explicando que con la ayuda de TESS, que viene a significar Satelite para la busqueda de exoplanetes, intentarán encontrar planetas similares a la Tierra. Esto es real, así como el James Webb Space Telescope es la segunda parte del proyecto que tiene, en la vida real, previsto su lanzamiento el 30 de marzo de 2021 para orbitar en el segundo punto de Lagrange o L2. El final ya es otra cosa pero no voy a revelarlo como es lógico.
Me quedo con este fragmento de dialogo:
Do you Know what people are scared of most?
“Death”
The unknown
(Clara: “¿Sabes lo que asusta más a la gente?”
Isaac: “La Muerte”
Clara: “Lo desconocido”)
N = R* · fp · ne · fl · fi· fc · L
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7
26 de julio de 2020
26 de julio de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un cortometraje tenso, crítico, teatral, crudo, sencillo y con buenos diálogos. En su mayor parte se desarrolla en interiores y el uso del espacio abierto tiene que ver con el desarrollo de la protagonista. Ambos actores hacen una interpretación excelente, especialmente Manolo Solo. Es una historia llena de realismo, subrayada por la cámara que los sigue y tiembla y la ausencia total de música.
Otros cortometrajes que recomiendo de este director y en los cuales se ve su particular estilo:
Uno
El vestido (donde interviene la misma actriz)
Classmate
Casitas (uno de sus dos únicos cortometrajes cómicos)
Podéis leer más críticas en https://montagmira.wordpress.com/
Otros cortometrajes que recomiendo de este director y en los cuales se ve su particular estilo:
Uno
El vestido (donde interviene la misma actriz)
Classmate
Casitas (uno de sus dos únicos cortometrajes cómicos)
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A través de esta ficción, vemos la valentía que infunde el estar tras un pseudónimo, o incluso con nombre propio pero tras la pantalla, en la distancia. La verdad de las distancias cortas se está perdiendo, más con el coronavirus, y a la cara todo se dice de forma más suave. La proliferación de haters solo es fruto de la comodidad de atacar o ser solidario u opinar cuando no implica ningún sacrificio o esfuerzo el hacerlo. Propone una reflexión sobre las opiniones que se publican y que quedan grabadas o por escrito y cuyo eco puede retornar en cualquier momento y de cualquier forma, incluso con esa furia calmada llena de asco y cierta ira contenida que destila su protagonista. Una crítica a una sociedad gritona, polarizada y radicalizada en un océano de confusión y opiniones sin base ni comprobación.
Otra forma de cobardía como la que vimos en A los que callan pero en este caso basada en escribir. Una forma falsa e irreal de escapar de la soledad basada en la búsqueda de la aprobación temporal de la masa social. Se persigue la notoriedad atacando despiadadamente para ser considerado “por la gente de internet”.
Otra forma de cobardía como la que vimos en A los que callan pero en este caso basada en escribir. Una forma falsa e irreal de escapar de la soledad basada en la búsqueda de la aprobación temporal de la masa social. Se persigue la notoriedad atacando despiadadamente para ser considerado “por la gente de internet”.

6.5
4,682
7
28 de septiembre de 2019
28 de septiembre de 2019
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me hace raro hablar de proyecto arriesgado cuando se trata de una trilogía pero la apuesta en blanco y negro, la temática y la época que refleja hacen que lo sea. El detective Germán Areta “vuelve” a la acción, en esta precuela de El Crak I y II, 26 años después. A mi parecer esta es la mejor película de José Luis Garci desde El Abuelo y You’re the One (Una historia de entonces). En su momento, me fascinó el blanco y negro con grano y contraste de You’re the One, en este caso es un blanco y negro más convencional que recupera el aire melancólico y la estética del cine clásico de Hollywood, al estilo de las películas de Humphrey Bogart. A Areta solo le falta el sombrero puesto que la gabardina y el cigarrillo ya los tiene. También viene armado con frases profundas y replicas inteligentes dentro de un guión redondo. Es la típica película de la que te gustaría recordar partes del dialogo pero luego, más con la lluvia de contenidos, acabas olvidando.
Carlos Santos borda el papel cogiendo el testigo del gran Alfredo Landa en medio de un reparto de lujo que ayudará a mejorar filmografías, especialmente la de Miguel Ángel Muñoz (El Moro).
Todo bien, todo correcto, muy buena realización sin innovaciones, clásica y repleta de fundidos a negro que se desvanecen con el dialogo y que en no pocas ocasiones nos dejan con las ganas de seguir escuchando la conversación. Por otra parte, esos fundidos producen el efecto de ensoñación reforzada por el blanco y negro, siempre irreal y novelesco, pero dejando la sensación de alargar la película. Imagino que al no ser en color es más fácil conseguir el efecto de una buena ambientación pero el caso es que la tiene. Recrea una Gran Vía completamente diferente a la que podemos ver en la actualidad y fue rodada en Madrid el pasado invierno, contando con imágenes de archivo integradas en la película.
En la banda sonora repite Jesús Gluck, responsable de la música de toda la trilogía.
El cartel es obra del ilustrador madrileño Miguel Navia, colaborador habitual de la revista Fiat Lux, especializada en el género negro, perfectamente acorde con la película.
Por lo demás, es la típica película de detectives que puede sorprender más o menos en el desenlace pero que más allá de su contenido tiene una cuidada forma que nos atrapa. En esta ocasión se investiga un supuesto suicidio de un afamado sastre, «Caso Benavides». Curiosamente no he visto las “posteriores” de la trilogía y ya estoy deseando hacerlo.
https://montagmira.wordpress.com/
Carlos Santos borda el papel cogiendo el testigo del gran Alfredo Landa en medio de un reparto de lujo que ayudará a mejorar filmografías, especialmente la de Miguel Ángel Muñoz (El Moro).
Todo bien, todo correcto, muy buena realización sin innovaciones, clásica y repleta de fundidos a negro que se desvanecen con el dialogo y que en no pocas ocasiones nos dejan con las ganas de seguir escuchando la conversación. Por otra parte, esos fundidos producen el efecto de ensoñación reforzada por el blanco y negro, siempre irreal y novelesco, pero dejando la sensación de alargar la película. Imagino que al no ser en color es más fácil conseguir el efecto de una buena ambientación pero el caso es que la tiene. Recrea una Gran Vía completamente diferente a la que podemos ver en la actualidad y fue rodada en Madrid el pasado invierno, contando con imágenes de archivo integradas en la película.
En la banda sonora repite Jesús Gluck, responsable de la música de toda la trilogía.
El cartel es obra del ilustrador madrileño Miguel Navia, colaborador habitual de la revista Fiat Lux, especializada en el género negro, perfectamente acorde con la película.
Por lo demás, es la típica película de detectives que puede sorprender más o menos en el desenlace pero que más allá de su contenido tiene una cuidada forma que nos atrapa. En esta ocasión se investiga un supuesto suicidio de un afamado sastre, «Caso Benavides». Curiosamente no he visto las “posteriores” de la trilogía y ya estoy deseando hacerlo.
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8 de septiembre de 2018
8 de septiembre de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un joven cartero se enfrenta a un terrible diagnóstico según el cual morirá en breve en cualquier momento. Desalentado llega a su casa donde le espera un peculiar demonio que le propone un trato. Más tiempo, más días, a cambio de que desaparezcan cosas del mundo. Concretamente un día por cada cosa borrada de la existencia.
El demonio, tramposo y manipulador, lleva vendido al protagonista que se desprende de las cosas que sí tienen relevancia en su vida. Si no fuera de esta forma la película se podría alargar muchísimo puesto que se me ocurren cientos de cosas de las que podríamos prescindir al menos durante un tiempo.
La historia pone de manifiesto que hay cosas sin las cuales la vida perdería sentido o simplemente no sería posible, bastaría imaginarse que pide que desaparezcan las madres o el día en que nació o…
Se trata de una película amable, simple (que no superficial), tierna, sin pretensiones, previsible y disfrutable. Nos deja con la sensación de que hay que estar agradecidos con lo que hemos podido disfrutar y que todo lo que ha pasado ha contribuido a crear y definir nuestra historia.
Esta película se presentó en el festival de Sitges 2016. En su momento me llamo la atención por su curioso titulo que me trajo a la memoria una película mejicana del 2004 titulada Un día sin mexicanos.
Afortunadamente las películas no se acabaran nunca…y nuestra relación durará siempre.
Si quereis leer más críticas de cine os recomiendo visitar mi blog a través de este enlace: https://montagmira.wordpress.com
El demonio, tramposo y manipulador, lleva vendido al protagonista que se desprende de las cosas que sí tienen relevancia en su vida. Si no fuera de esta forma la película se podría alargar muchísimo puesto que se me ocurren cientos de cosas de las que podríamos prescindir al menos durante un tiempo.
La historia pone de manifiesto que hay cosas sin las cuales la vida perdería sentido o simplemente no sería posible, bastaría imaginarse que pide que desaparezcan las madres o el día en que nació o…
Se trata de una película amable, simple (que no superficial), tierna, sin pretensiones, previsible y disfrutable. Nos deja con la sensación de que hay que estar agradecidos con lo que hemos podido disfrutar y que todo lo que ha pasado ha contribuido a crear y definir nuestra historia.
Esta película se presentó en el festival de Sitges 2016. En su momento me llamo la atención por su curioso titulo que me trajo a la memoria una película mejicana del 2004 titulada Un día sin mexicanos.
Afortunadamente las películas no se acabaran nunca…y nuestra relación durará siempre.
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