Nos encontramos ante un documental verdaderamente asombroso. La dirección de Garces Lambert destila un combinación de dramatismo, elegancia y audacia creativa como pocas veces he visto.

Uno se sumerge de tal manera en el interior de este gran artista que resulta imposible no sentir compasión y admiración por él a partes iguales.

Su brillantísima y conmovedora banda sonora termina de colocar el broche de oro a este excelente trabajo que sin duda será recordado por los amantes del género.

Vi por primera vez esta serie el año de su estreno. Me embriagó su ambientación, el vestuario, la soberbia interpretación de sus personajes, destacando muy por encima de todos la impresionante Patricia López Arnaiz. Su personaje de Teresa desborda intensidad, y lo más importante, credibilidad. La escena en la que rompe a llorar ante la muerte de uno de los personajes, no diré cual, me conmovió por su asombroso realismo.

Pero no fue hasta su segundo visionado unos pocos años después cuando la serie terminó de cautivarme. Es cierto que el ritmo es lento, el argumento exige de una especial atención para no perderse en las diversas tramas que se van desarrollando, y la dicción de los personajes dificulta a veces ese atento seguimiento a la resolución de toda la historia. Las escenas de acción, muy bien resueltas, están contadas con los dedos de una mano, pero cada fotograma de esta producción es como una pincelada del maestro Velázquez, una perfecta combinación de claroscuros que inunda toda la pantalla dejando al espectador, al menos en mi caso, en estado de shock. No solo la recomiendo, creo que es de obligado visionado. Luego, cada cual decidirá su parecer.