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6.2
13,040
7
20 de junio de 2020
20 de junio de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo cuando vi por vez primera esta película, en los años ochenta, cuando la sociedad era otra y la protagonista era una bruja sin sentimientos, una loca de la cabeza a la que se le había metido en la mente que un hombre tenía que ser o suyo o de nadie. El guión trata, en todo momento, de mostrarnos a Dan Gallagher como un buen tipo, incluso atento, cuyo único pecado había sido tener un desliz. Pero vista con perspectiva, el protagonista no provoca ningún tipo de empatía. Es cierto que ella está loca, es cierto que arrastra un trauma, es cierto que conocía la situación sentimental de él, pero ni Dan Gallagher es un santo ni, tampoco, es un buen marido. Con los años, su personaje ha dejado de dar pena para pasar a producir desprecio. Las únicas víctimas de la película, más allá de los roles interpretados, son las mujeres. Las dos engañadas de alguna manera por un tipo que, como era costumbre en los guiones de la época, tiene la obligación de mantener a su familia y de comerse el mundo caiga quien caiga por el camino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El tramo final torna a un punto donde falta credibilidad. En el momento en el que el tipo entra en el apartamento de Alex para matarla, ella ya tiene un as en la manga para terminar con él. Por otro lado, ella, en lugar de denunciar, aparece en la casa del matrimonio, donde ha demostrado que puede entrar como pedro por su casa, para terminar con ellos, aún así la terminan matando y, a pesar de todo, no pasa nada, como si matar a una loca no tuviese consecuencias. Era una buena historia para un final tan histriónico.

6.5
66,981
8
13 de octubre de 2020
13 de octubre de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Amenábar llevaban tiempo esperándole. Suele ocurrir que cuando alguien alcanza el cénit, el resto de sus obras son miradas con lupa con el fin de poder encontrarle el error, criticarle su excesiva pretensión y lanzarle al pozo de los odiados.
Fue meterse en un proyecto megalómano y los más advenedizos ya esperaban que rodase una especie de secuela de Gladiator, pero ya sabemos que lo que le gusta a Amenábar, más allá de contar lo que le da la gana, que me parece muy bien, es demostrar que la religión ha sido la principal causa de retraso en el mundo, en concreto la religión cristiana, que es la que nos toca y es la que nos aprieta.
Entiendo que los cristianos se puedan sentir ofendidos por la imagen que Amenábar muestra de ellos en la película, pero en la lucha entre ciencia y religión, la religión ganó durante mucho tiempo a base de sembrar muerte y denunciar pecado y, aún hoy, en la agonía que le produce la demostración de los argumentos científicos, se niega a dar su brazo a torcer. Porque el cristianismo se fundó sobre una idea reaccionaria que impedía la libertad de culto y la libertad para que mujeres como Hipatia de Alejandría pudiese defender sus tesis, porque no hay mayor pecado que poderle demostrar al mundo que has montado tu chiringuito sobre una mentira.
Los decorados, mínimamente estudiados, las vestimentas, los utensilios, las armas... todo nace de esa delicada obsesión de Amenábar por contar las cosas de la mejor manera posible.
Siento ser de los que disienten con aquellos que quisieron descabalgar a Amenábar con esta película, pero es que esta,a mí, me parece una de sus mejores películas.
Fue meterse en un proyecto megalómano y los más advenedizos ya esperaban que rodase una especie de secuela de Gladiator, pero ya sabemos que lo que le gusta a Amenábar, más allá de contar lo que le da la gana, que me parece muy bien, es demostrar que la religión ha sido la principal causa de retraso en el mundo, en concreto la religión cristiana, que es la que nos toca y es la que nos aprieta.
Entiendo que los cristianos se puedan sentir ofendidos por la imagen que Amenábar muestra de ellos en la película, pero en la lucha entre ciencia y religión, la religión ganó durante mucho tiempo a base de sembrar muerte y denunciar pecado y, aún hoy, en la agonía que le produce la demostración de los argumentos científicos, se niega a dar su brazo a torcer. Porque el cristianismo se fundó sobre una idea reaccionaria que impedía la libertad de culto y la libertad para que mujeres como Hipatia de Alejandría pudiese defender sus tesis, porque no hay mayor pecado que poderle demostrar al mundo que has montado tu chiringuito sobre una mentira.
Los decorados, mínimamente estudiados, las vestimentas, los utensilios, las armas... todo nace de esa delicada obsesión de Amenábar por contar las cosas de la mejor manera posible.
Siento ser de los que disienten con aquellos que quisieron descabalgar a Amenábar con esta película, pero es que esta,a mí, me parece una de sus mejores películas.

7.6
21,130
8
8 de septiembre de 2020
8 de septiembre de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo la película vienen a la mente muchos de los hechos que hoy convulsionan a Estados Unidos, un país que presume de ser el adalid de las libertades pero que aún convive con ciertos estigmas que le convierten en sospechoso habitual. Está claro que la sociedad ha avanzado, que los ciudadanos de raza negra están totalmente integrados y que, aunque sigan siendo vistos con ojos distintos, desde ciertas capas de la sociedad, lo cierto es que han ganado tantas batallas en pos de sus derechos que se puede decir que han salido vencedores de su particular guerra.
Una guerra cuyo comienzo no está tan lejano. En los años cincuenta, sesenta e incluso setenta, los negros vivían, en los Estados del sur, su particular apartheid. Tenían sus propios asientos en el autobús, sus propios urinarios y sus propios lugares en cafeterías y otros sitios públicos. Generalmente, los más incómodos. Si no protestaban no tenían problemas, pero si se atrevían a levantar la voz eran duramente castigados. Así era la vida en sitios como Mississippi.
La película, quizá la mejor en la filmografía de Alan Parker, relata los hechos acaecidos en el pueblo de Jessup en 1964. Tres activistas pro derechos humanos son asesinados y dos agentes del FBI acuden al lugar para investigar los hechos. La investigación, en cuanto intenta profundizar en la vida de gente importante del pueblo, es tomada como algo personal y se convertirá en una batalla entre los que quieren saber la verdad y los que tratan de ocultarla.
Personalmente, como siento predilección por Gene Hackman, puedo considerar esta película como estupenda, porque el tipo, aunque demasiado acalorado en algunas ocasiones, está, como siempre, impecable. Willen Dafoe, por su parte, da un contrapunto extraordinario, interpretando el papel de poli bueno y de tipo cerebral.
La fotografía, ganadora del Óscar, es impecable y la banda sonora conduce la película, plano a plano, hasta su resolución final. Dos horas de cine trepidante en la que un capítulo de la historia de Estados Unidos deja en pelotas al país de las oportunidades.
Una guerra cuyo comienzo no está tan lejano. En los años cincuenta, sesenta e incluso setenta, los negros vivían, en los Estados del sur, su particular apartheid. Tenían sus propios asientos en el autobús, sus propios urinarios y sus propios lugares en cafeterías y otros sitios públicos. Generalmente, los más incómodos. Si no protestaban no tenían problemas, pero si se atrevían a levantar la voz eran duramente castigados. Así era la vida en sitios como Mississippi.
La película, quizá la mejor en la filmografía de Alan Parker, relata los hechos acaecidos en el pueblo de Jessup en 1964. Tres activistas pro derechos humanos son asesinados y dos agentes del FBI acuden al lugar para investigar los hechos. La investigación, en cuanto intenta profundizar en la vida de gente importante del pueblo, es tomada como algo personal y se convertirá en una batalla entre los que quieren saber la verdad y los que tratan de ocultarla.
Personalmente, como siento predilección por Gene Hackman, puedo considerar esta película como estupenda, porque el tipo, aunque demasiado acalorado en algunas ocasiones, está, como siempre, impecable. Willen Dafoe, por su parte, da un contrapunto extraordinario, interpretando el papel de poli bueno y de tipo cerebral.
La fotografía, ganadora del Óscar, es impecable y la banda sonora conduce la película, plano a plano, hasta su resolución final. Dos horas de cine trepidante en la que un capítulo de la historia de Estados Unidos deja en pelotas al país de las oportunidades.

9.0
177,177
9
31 de mayo de 2021
31 de mayo de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen obras de arte que pueden no ser las mejores pero que, por una o otra cosa, terminan trascendiendo en la humanidad hasta convertirse en un icono. Leonardo hizo mejores cuadros que la Gioconda, Miguel Ángel hizo mejores esculturas que el David y Velázquez pintó mejores cuadros que Las Meninas. Incluso Shakespeare escribió mejores obras que Romeo y Julieta, pero para el mundo, los iconos son aquellas obras de arte que trascienden y se convierten en icónicas. Mi película preferida de Coppola es Apocalypse Now, lo reconozco, pero muy pocos directores han conseguido que su película se convierta en un icono como lo hizo Coppola con el padrino. Cada frase, cada toma, cada gesto, cada situación ha quedado grabada en el imaginario colectivo como un icono que ha trascendido a las generaciones. Y es que Coppola no sólo nos puso una cabeza de caballo en la cama y nos hizo una oferta que no podíamos rechazar, ahora sabemos que no debemos ir a la casa de su hija y pedirle que mate por dinero o que nunca debemos ponernos del lado de alguien que va contra la familia. Después hubo muchas películas de mafia, muchas de ellas muy buenas, pero ninguna se estableció como un icono de la manera que lo hizo El Padrino.
23 de noviembre de 2020
23 de noviembre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hemos visto a Jack Nicholson pasarse más de dos horas en un manicomio, le hemos visto como un amante apasionado, como un maníaco depresivo e incluso como un marine de ideas extremas y siempre lo ha hecho bien, así que ¿Por qué no iba a bordar un papel en el que representara la crepuscular agonía del ser humano cuando comienza a sentirse inútil? Lo hace de cine y la película tiene media docena de escenas muy buenas, siempre, claro está, con él a la cabeza, pero dos horas de película en las que un tipo divaga sobre la condición humana termina consiguiendo que, durante algunos momentos, tu cabeza acabe pensando en otras cosas y a mí, sinceramente, me gustan las películas que me tienen enganchado desde el minuto uno hasta el final.
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