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Críticas de Cristian Crucianelli
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Críticas 12
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
26 de octubre de 2022
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver la película y... 'medio' que me decepcionó. No es ni una cosa ni la otra. Ni documental ni obra de arte.
La pude llevar adelante como se puede hacer si estuviera viendo National Geographic o una de Animal Planet, pero casi (o medio) aburridita.
Y digo casi (o medio) porque algo tiene de atrapante: estrictamente lo histórico, el hecho Épico que vivimos los argentinos. Y la tranquilizadora sensación de contemplar a ese otro puñado de primates; que ya no son personas invitadas a un almuerzo, sentadas a una mesa(za), sino gorilas apoltronados en su banquillo a la vera de una jaula...
El Animal Planet!
Pero de arte, nada de nada. O poco y nada. O, para ser piadoso, medio de nada.
Es como un caramelo Media Hora: no sabés si estás comiendo una golosina o un medicamento.
Qué tarde conocimos la heroína!
Cristian Crucianelli
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9
12 de marzo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienza bajita, casi boba. Preguntándote qué vas a ver. Cine vas a ver. Debés esperarla, porque la película misma te espera.
Es áspera, como la vida. Porque de eso se trata: de la cotidianeidad, la desesperanza, el brillo, la embriaguez, el amor, la opacidad, la locura y todo aquello que trae consigo estar transitando tu propia existencia o la de Oleg o la de Katia o la cualquiera de su entorno. La tuya, y la mía también.
La película tiene una trampa: pareciera que cada actor o actriz fueran elegidos a la perfección en cada uno de sus roles. Salvo su principal protagonista. Parece que no encaja. Una mala elección en el elenco. Hasta te preguntás si no es una burla que Oleg fuera interpretado por lo que parece (quizás lo es) un actor cómico. Y pasás de largo a medida que transcurre la cinta. Te sorprende en sus extremos, en su capacidad de ser tan grande y tan pequeño a la vez. Como lo es Oleg y cualquier Oleg de este mundo. Acertadísima y riesgosa elección que recae en el actor (ruso) Aleksandr Yatsenko, vistiendo su piel. ¡Qué decir de Irina Gorbacheva actriz (ucraniana), su compañera!
Rusia y Ucrania, ay, ay, ay...!!!
Puede que la dejes a poco de empezar a verla o incluso la destruyas por su aparente insipidez. Es que enfrentarse con realismo a 'el realismo' que nos describe, así, de manera simple, sin grandilocuencias ni golpes de escena a los que nos tiene acostumbrado la industria de este arte que es el cine, dominado por el éxito y el fracaso (esos dos impostores en palabras de Rudyard Kipling), donde el éxito depende, en la mayoría de los casos, de cuantiosas sumas de dinero y mucho, algo o insuficiente talento. Y el fracaso, de no ser conocida y perderse en pasillos de las salas de cine o en los de un hospital. ¿O acaso nunca te perdiste en algún lado? Cualquiera. En un lugar lejano o en tu propia casa. O perdido dentro de vos mismo.
Así lo hacen una y otra vez los seres de esta historia; cada uno de ellos, en un infinito que comienza y parece terminar cada día. Pero sólo lo parece.
La película no termina, y no lo hace, porque no debe terminar. No la creerías si tuviera un final. Porque es la rueda en que, como un hámster, si te detenés, te caes.
Cada uno de sus roles los representa un actor o actriz que no te lo crees que sean artistas, porque hay un empeño claro desde su director Boris Khlebnikov (el de 'Caminos a Koktebel') de hacerlos reales, toscos, tontos, santos y sobrevivientes. No actúan. Sus personajes duelen las vidas que te cuentan, porque no les queda otra que vivir. La vida es gloria y crucifixión. Crucifixión y gloria.
No la evites. Porque tanto la vida como la película te y lo merecen.

Cristian Crucianelli
Bs. As.
Cristian Crucianelli
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7
20 de enero de 2022
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Divierte.
Pero es una película, no un trabajo científico. Es una película en tono de comedia, no un tratado filosófico. Es una película en tono de comedia basado en un drama universal, el peor de los dramas: la muerte. En este caso la muerte masiva y total, la extinción, que, al contrario a lo que muchos suelen pensar, es una muerte menos dolorosa que la individual. Porque, desde una mirada fútil, 'mal de muchos consuelo de tontos'. Pero hay otra mirada de la extinción humana: todos nos vamos al mismo tiempo, nadie queda; nadie nos va extrañar, no dejamos ningún hueco en la memoria de nadie, ni una marca de nosotros. Porque desde un punto de vista (hasta científico) nada hay sin un observador, sin alguien que sienta, que piense, que le dé entidad a ese 'algo' que existe. Porque 'existe una piedra cuando no la miramos...?'. Somos algo pequeño que se cree grande y, por eso mismo somos grandiosos.
Yendo ahora a la película como 'película': Di Caprio es el sostén de toda ella, nada más y nada menos; el guión hace de su personaje, más que personaje, un rol. El rol de soporte para toda la historia, como si el narrador fuera él. Por eso mismo el guión lo desluce, pero es útil y muy necesario; tanto, qué es el protagoniza (el primero que agoniza en lo simbólico: impotencia, desilusión, angustia, desesperanza y dolor, tanto dolor que ya no duele). Cate Blanchett brilla desde su insípida palidez, destaca desde la desidia y el asco de la oquedad de toda su humanidad. Jennifer Lawrence lo hace con rebeldía, desde su look hasta su furia juvenil, que es tal, que pareciera de otro tiempo, distinto al de la película (en contraste a los notablemente tintes retro del film, basta ver los vestuarios y peinados 'noventosos' de DiCaprio y Strepp). Mención aparte para para otro joven, quien ya parece un viejo actor de oficio y décadas de cine: Timothée Chalamet. Le alcanzan unos pocos minutos, cada uno de sus segundos en pantalla son siempre bastante para destacar, tiene un carisma que apega cada uno de sus personajes con el espectador. El Jefe de Gabinete Jonah Hill parece ser la llave (a través del humor), el dueño y jefe de toda la estupidez humana, consumista, idiócrata, como muchos tantos políticos que manejan nuestras vidas. Si hasta resulta más dañino que la la PresidentA (con A) siempre los yanquis (y la inefable Netflix) con el pasito febril de hacer bajadas de líneas progres en el país menos progre. Y no hay mucho más del reparto. Quizás Ron Perlman, esa otra caricatura de otra caricatura, ese Bruce Willys malo que salva a todos (que ya cansa como recurso argumental de propaganda de guerra), pese a ello, quizás merecía unos minutos más de exposición. ¿Y la presidentA...? La presidente podría haber sido cualquier otra actriz y no Meryl Streep quien vistiera ese papel. Su altitud como artista la está llevando a tener que reírse de sí misma, y llorar por si misma, para dejar de ser esa deidad del cine. Tan deidad que, para estar desnuda, precisa de una doble de cuerpo y su rostro no puede mostrarse muerto... porque los dioses no mueren. Por eso, no deja de ser un paso en falso la elección de su papel.
Y se viene la bronca:
Quien busque una peli apocalíptica, tendrá que buscar otra cosa: estúpida a lo Willys y Stallone (o un Philip Dick desperdiciado a lo Schwarzenegger) o alguna película sólida (donde no haya zombies, por favor) alguna de esa 'Guerra de los mundos' o 'El día que paralizaron la tierra', las antiguas (no sus remakes), con su frescura y supuesta candidez; o una de Cuarón, o Gilliam ('Brazil', a mi entender es más apocalíptica que '12 monos') o alguna rosca de Kubrick, ('2001, Odisea del espacio' es una sucesión de continuos rulos de apocalipsis/renacimientos), (o su gran obra 'La naranja mecánica' donde la humanidad da sobradas muestras de que vamos de mal en peor, hasta desaparecer...
Es que el apocalipsis, el verdadero Apocalipsis, ya comenzó. Allá por los albores del capitalismo, comenzamos a ser víctimas y victimarios de nosotros mismos. Por lo tanto, no miren arriba, el problema está abajo... y las campanas, doblan por vos.
'Cuando murió el primer hombre, comenzó el fin del mundo'.
Cristian Crucianelli
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8
23 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primer escena tiene la crudeza y el efecto de un trompazo inesperado en el plexo: te deja sin aire.

Luego, y por un buen rato, pareciera que no pasa nada y una larga laguna argumental, le quita fuerza pero no belleza en la sordidez. Es que después de subir tan alto en los primeros segundos, hay que remontar de tal efecto. Al menos, eso pareciera el objetivo del director (salvo que fuera un recurso de estirarla como 'chicle' a falta algo más): dar un respiro, a mi parecer, demasiado largo.

La historia que nos cuenta ya es un mal de nuestro tiempo, un drama cada vez más universal, más aún si es pobre: el ser humano pareciera ser cada vez más pequeño ante los monstruos que el mismo crea. La maquinaria social demuestra no ser mejor que los individuos que la componen. No es fácil enfrentarse al gigante cuando uno es sólo y, quizás menos que eso, un nombre en un papel. O quizás y peor aún, sólo un número.

La historia crece en su segunda mitad y el relato toma fuerza hasta llegar casi a la desesperación. El trabajo de su protagonista (Goran Bogdan) y lo que le acontece lo hacen posible. Nada sobra; y le falta poco para ser una muy buena película, pero le falta, al menos en su primera mitad. Aunque logra su objetivo: interesar y hacernos comprender la gravedad de lo que cuenta, y ponernos en la propia piel de aquél que es devorado por la pobreza, la indiferencia y la desalmada burocracia.

Pudiera haber sido más, así y todo, es una buena pieza. Pero no esperes divertirte con ella.

Bs. As.
Argentina
Cristian Crucianelli
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6
16 de marzo de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a empezar con una crítica: no sé qué tiene que hacer Emile Hirsch en esta película, anda más perdido que el personaje de 'Hacia rutas salvajes' en la nevisca. Quizás los productores necesitaban de un nombre de peso; pero, aclaremos: Emile tampoco es Marlon Brando. Hasta aquí lo malo.

Pero la peli tiene algo de extraña, de 'cosa' rara. No muestra nada nuevo, pero, por momentos y, sin exabruptos ni excesos del tipo gore, intranquiliza, impacta, silencia, asquea (en el buen sentido de rechazo de una escena por bien lograda).

Lo mejor: el pibito, su voz, sus movimientos, su gesto de 'gato hermoso' del que todos deberíamos cuidarnos, logra fascinar. Todo un actorcito este chico (Luke David Blumm) que con solo 11 años de edad pinta bien y tiene ya sus buenos antecedentes. A seguirlo...

Por lo demás, hay un giro (buen giro) que logra subir la historia un par de escalones hacia el 'gancho' argumental y lo verosímil de la historia. Sin él, sería quizás sólo una película más, para dejar pasar.

Por lo tanto, no es para dejar pasar, pero tampoco te esperes demasiado. Si te sobra un rato y no andás pretencioso, te distrae un rato.

Lástima Emile Hirsch... pero tampoco es película para Jack Nicholson.

Bs. As. - Argentina
Cristian Crucianelli
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