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Críticas ordenadas por utilidad
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7.7
3,451
9
1 de agosto de 2007
1 de agosto de 2007
48 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es "el fuego fatuo" una película que intenta representar a una generación entera- generación que Malle no llego a vivir, otorgándole aun más mérito. Todos aquellos jóvenes que vivieron la bohemia parisina de la posguerra. Sus hígados machacados se han convertido en libros de egiptología, drogas blandas con las que alejar el recuerdo o puestos administrativos respetables. Sólo Philip Leroy, protagonista de la historia, es incapaz de pasar página; sigue siendo incapaz de asumir su madurez. A la vez, mira hacia atrás para ver en que se quedaron todas sus juergas: en unas amistades que las arrugas se encargaron de separar, en un matrimonio roto y en la más absoluta de las soledades.
No es ni mucho menos "El fuego fatuo" una crítica hacia la vida bohemia o libertina, más bien es una reflexión sobre la incapacidad de dejar atras el paraiso perdido, pese a que éste, nunca haya existido más que en el recuerdo. Leroy asume su incapacidad para amar, siempre pendiente de una carrera contra el tiempo que finalmente, le ha alcanzado y ante el que se niega a claudicar. Por eso el principio de la película es tan lento y la segunda mitad tan acelerada. Los primeros 40 minutos representa la monotonía de la vida en la clínica: ese letargo que adormece los instintos de Leroy. Cuando llega a París, los personajes se suceden, las acciones también. La genialidad de Malle radica en hacer ver que ese ritmo acelerado de vida ya no es el de antes, sino una continua negación de él. Todos niegan a Leroy, que se defiende en un momento de la película con una frase memorable: "admiro lo que hace, en especial porque no cree en ello". ¿Quien lleva la razon? Malle huye de la moralina y deja que cada espectador saque sus consecuencias.
La preciosa banda sonora y la actuacion de Ronet son la guinda para una película redonda.
No es ni mucho menos "El fuego fatuo" una crítica hacia la vida bohemia o libertina, más bien es una reflexión sobre la incapacidad de dejar atras el paraiso perdido, pese a que éste, nunca haya existido más que en el recuerdo. Leroy asume su incapacidad para amar, siempre pendiente de una carrera contra el tiempo que finalmente, le ha alcanzado y ante el que se niega a claudicar. Por eso el principio de la película es tan lento y la segunda mitad tan acelerada. Los primeros 40 minutos representa la monotonía de la vida en la clínica: ese letargo que adormece los instintos de Leroy. Cuando llega a París, los personajes se suceden, las acciones también. La genialidad de Malle radica en hacer ver que ese ritmo acelerado de vida ya no es el de antes, sino una continua negación de él. Todos niegan a Leroy, que se defiende en un momento de la película con una frase memorable: "admiro lo que hace, en especial porque no cree en ello". ¿Quien lleva la razon? Malle huye de la moralina y deja que cada espectador saque sus consecuencias.
La preciosa banda sonora y la actuacion de Ronet son la guinda para una película redonda.
12 de enero de 2008
12 de enero de 2008
32 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rumanía, últimos años del comunismo. Otilia y Gabita son estudiantes y comparten habitación en una residencia de estudiantes. Otilia pasa una mañana entera recorriendo hoteles en busca de una habitación, discute con su novio porque, posiblemente no podrá ir a la fiesta de cumpleaños de su madre por la noche, y finalmente, se cita con un tal Mister Bebe. Juntos van a la habitación que han reservado en la que les espera Gabita...
Resulta de agradecer que en este momento, en el que a casi todo cineasta que se precie le da por sumarse al carro de la crítica social, llegue una película como esta que, pese a tratar de un tema tan controvertido como lo es el aborto, elude todo tipo de pancartismo para centrarse únicamente, en contar una historia. Y vaya si la cuenta.
Mungiu huye desde el primer momento de toda clase de sentimentalismo. La primera media hora resulta confusa, pero confusa de un modo que logra atrapar al espectador. Al estilo de las películas de Haneke, en especial de "El séptimo Continente", deducimos que algo va a pasar. Algo se está cociendo y no se sabe muy bien hacia donde dirigir la mirada. Y de repente, la historia se aclara: todo el nudo queda planteado en una espinosa conversación entre los tres protagonistas. A partir de ahí, la película empieza a hacérsele realmente incómoda al espectador.
No hay crítica alguna al aborto, no hay crítica alguna al sistema comunista (si la hay, existe de manera muy tímida). Sólo una sucesión de escenas en tiempo casi real que ponen los pelos de punta al más pintado. Y no porque sea ésta una película violenta o desagradable. La tensión surge a raíz de esa fría cámara(helada, congelda) que permanece impasible al destino de sus protagonistas, a raíz de la falta de asideros frente a la que se encuentra el espectador.
En la falta de pretensiones está la principal virtud de este filme, y a la vez, el motivo por el cual no pasará jamás a la historia. Posiblemente sea mejor que cualquiera de las películas del ya mencionado Haneke, pero la inexistencia de una idea que acompañe a lo desesperanzador del relato, hace de ella un producto que entra muy bien por los ojos pero que, posiblemente, no tienda a enquistarse en la conciencia como si hacen, en cambio, cintas como "El video de Benny". Para sacarle un símil, "Hijos de los hombres" es en mi opinión, una de las grandes películas de ciencia ficción de los últimos 20 años, pero en cambio, es un filme que acaba borrándose de la memoria principalmente, porque se queda a medio camino de lo que quiere decir. "4 meses,3 semanas y 2 días" apenas hace amago de querer decir algo o de transgredir en algún sentido.
Independientemente de ello, pienso que es una película muy recomendable. Eso sí, para espectadores preparados para sufrir un buen rato.
Resulta de agradecer que en este momento, en el que a casi todo cineasta que se precie le da por sumarse al carro de la crítica social, llegue una película como esta que, pese a tratar de un tema tan controvertido como lo es el aborto, elude todo tipo de pancartismo para centrarse únicamente, en contar una historia. Y vaya si la cuenta.
Mungiu huye desde el primer momento de toda clase de sentimentalismo. La primera media hora resulta confusa, pero confusa de un modo que logra atrapar al espectador. Al estilo de las películas de Haneke, en especial de "El séptimo Continente", deducimos que algo va a pasar. Algo se está cociendo y no se sabe muy bien hacia donde dirigir la mirada. Y de repente, la historia se aclara: todo el nudo queda planteado en una espinosa conversación entre los tres protagonistas. A partir de ahí, la película empieza a hacérsele realmente incómoda al espectador.
No hay crítica alguna al aborto, no hay crítica alguna al sistema comunista (si la hay, existe de manera muy tímida). Sólo una sucesión de escenas en tiempo casi real que ponen los pelos de punta al más pintado. Y no porque sea ésta una película violenta o desagradable. La tensión surge a raíz de esa fría cámara(helada, congelda) que permanece impasible al destino de sus protagonistas, a raíz de la falta de asideros frente a la que se encuentra el espectador.
En la falta de pretensiones está la principal virtud de este filme, y a la vez, el motivo por el cual no pasará jamás a la historia. Posiblemente sea mejor que cualquiera de las películas del ya mencionado Haneke, pero la inexistencia de una idea que acompañe a lo desesperanzador del relato, hace de ella un producto que entra muy bien por los ojos pero que, posiblemente, no tienda a enquistarse en la conciencia como si hacen, en cambio, cintas como "El video de Benny". Para sacarle un símil, "Hijos de los hombres" es en mi opinión, una de las grandes películas de ciencia ficción de los últimos 20 años, pero en cambio, es un filme que acaba borrándose de la memoria principalmente, porque se queda a medio camino de lo que quiere decir. "4 meses,3 semanas y 2 días" apenas hace amago de querer decir algo o de transgredir en algún sentido.
Independientemente de ello, pienso que es una película muy recomendable. Eso sí, para espectadores preparados para sufrir un buen rato.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una de las cosas que más destacaría de la película es la cantidad de pistas falsas que da. Por ejemplo, cuando la protagonista roba la navaja de la cartera del médico, se espera que vaya a pasar algo con ella, cosa que no ocurre. Lo mismo diría de la tarjeta de identificación que el hombre se deja en el hotel.
La escena de la comida con los "suegros" es sensacional. Suena el teléfono y nadie lo coge, y ni en una escena de semejante tensión, el director se permite el lujo de sacar un primer plano o de mostrar más de cerca el indecible agobio que debe sufrir la protagonista (papel, por cierto, maravillosamente interpretado por Anamaria Marinca).
La escena de la comida con los "suegros" es sensacional. Suena el teléfono y nadie lo coge, y ni en una escena de semejante tensión, el director se permite el lujo de sacar un primer plano o de mostrar más de cerca el indecible agobio que debe sufrir la protagonista (papel, por cierto, maravillosamente interpretado por Anamaria Marinca).

7.2
8,871
8
16 de diciembre de 2007
16 de diciembre de 2007
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es esta una película que cautive desde el principio. De hecho, cuesta entrar en ella hasta bien entrada la segunda hora. Como cualquier película rodada al estilo clásico (porque pese a las salvajes escenas sexuales que incluye, es una película narrada en un estilo clásico), lo que debe llegar al espectador es la idea que el filme intenta trasnmitir así como la capacidad del director y del guionista para transmitirla(quizás sea eso lo que distingue este cine del cine de autor, que cautiva en un principio pero que a veces, se pierde en sus propios rizamientos del rizo ejemplo: el infumable Werner Herzog o algunas propuestas del genial Godard).
Cuando la protagonista empieza a mantener una tortuosa relación con el general sádico e insensible que de manera apabullante borda el actor fetiche de Wong Kar-Wai, Tony Leung, es el momento en que Ang Lee empieza a contar lo que realmente quiere contar, dejándo de un lado el petardismo al que apuntaba la película en su primera media hora. De ahí en adelante, "Deseo, peligro", se convierte en un auténtico derroche de buen cine, de pequeños detalles y de grandes momentos que dejan en ridículo las escenas de mayor tensión cinematográfica que haya podido rodar hasta la fecha el director.
Quizás uno de sus grandes méritos es que poca gente recuerde esta película por sus explícitas escenas de cama, algo que dice mucho teniendo en cuenta que lo visto en cintas como "Instinto básico" se queda corto en comparación con lo que se ve en "Deseo, peligro". En definitiva, es en mi opinión una de las mejores películas del año.
Cuando la protagonista empieza a mantener una tortuosa relación con el general sádico e insensible que de manera apabullante borda el actor fetiche de Wong Kar-Wai, Tony Leung, es el momento en que Ang Lee empieza a contar lo que realmente quiere contar, dejándo de un lado el petardismo al que apuntaba la película en su primera media hora. De ahí en adelante, "Deseo, peligro", se convierte en un auténtico derroche de buen cine, de pequeños detalles y de grandes momentos que dejan en ridículo las escenas de mayor tensión cinematográfica que haya podido rodar hasta la fecha el director.
Quizás uno de sus grandes méritos es que poca gente recuerde esta película por sus explícitas escenas de cama, algo que dice mucho teniendo en cuenta que lo visto en cintas como "Instinto básico" se queda corto en comparación con lo que se ve en "Deseo, peligro". En definitiva, es en mi opinión una de las mejores películas del año.

5.8
2,255
6
10 de enero de 2008
10 de enero de 2008
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando varios directores con vínculos comunes se juntan para realizar una película, suelen acabar dando a luz a un enjendro multiforme que reune lo más detestable de cada uno de ellos. Se puede ver en "Historias de Nueva York", donde Coppola, Scorsese y Allen se parodiaban a si mismos ofreciendo un resultado final, cuanto menos, decepcionante.
"Eros" no se queda atrás. Las dos primeras historias son patéticas. Antonioni, que posiblemente no estaba en las condiciones más optimas para ponerse a dirigir, se recrea en una sucesión de escenas, supuestamente llenas de simbolismo, pero que harán sonrojar a cualquiera que haya sentido alguna admiración por el realizador italiano. Absolutamente infame su capítulo. El bailecito que la actriz se marca al final es la culminación de una historia disparatada y que carece por completo de cualquir tipo de interés.
De Soderbergh casi nada que decir: su capítulo resulta en la misma línea del resto de la filmografía de uno de los realizadores más sobrevalorados de la última década. El rigor con el que retrata una sesión de psicoanálisis es el mismo con el que un guerrillero colombiano analizaría las obras completas de García Márquez. Lo dicho, otro despropósito de un hombre al que han dado mucha más coba de la que sin duda se merece.
Menos mal que al final aparece Wong Kar-Wai con una historia llena de sensibilidad que está perfectamente a la altura de sus obras mayores como "Deseando amar" o "Happy Together". Increible el Hongkones: reinventándose a si mismo con un relato que derrocha genialidad en cada uno de sus planos. Mención especial al último encuentro entre Gong Lee y Chang Chen: se trata de una escena memorable. Cruda pero a la vez, envuelta en un halo de belleza capaz de conmover al más insensible de los seres humanos.
Me estoy imaginando la cara de Wong Kar-Wai al ver los cortos de Antonioni y Soderbergh. ¿Qué he hecho yo para merecer ésto?, pensaría. Su estupenda historia pasará desapercibida por culpa de sus dos compañeros de viaje. Una lástima.
"Eros" no se queda atrás. Las dos primeras historias son patéticas. Antonioni, que posiblemente no estaba en las condiciones más optimas para ponerse a dirigir, se recrea en una sucesión de escenas, supuestamente llenas de simbolismo, pero que harán sonrojar a cualquiera que haya sentido alguna admiración por el realizador italiano. Absolutamente infame su capítulo. El bailecito que la actriz se marca al final es la culminación de una historia disparatada y que carece por completo de cualquir tipo de interés.
De Soderbergh casi nada que decir: su capítulo resulta en la misma línea del resto de la filmografía de uno de los realizadores más sobrevalorados de la última década. El rigor con el que retrata una sesión de psicoanálisis es el mismo con el que un guerrillero colombiano analizaría las obras completas de García Márquez. Lo dicho, otro despropósito de un hombre al que han dado mucha más coba de la que sin duda se merece.
Menos mal que al final aparece Wong Kar-Wai con una historia llena de sensibilidad que está perfectamente a la altura de sus obras mayores como "Deseando amar" o "Happy Together". Increible el Hongkones: reinventándose a si mismo con un relato que derrocha genialidad en cada uno de sus planos. Mención especial al último encuentro entre Gong Lee y Chang Chen: se trata de una escena memorable. Cruda pero a la vez, envuelta en un halo de belleza capaz de conmover al más insensible de los seres humanos.
Me estoy imaginando la cara de Wong Kar-Wai al ver los cortos de Antonioni y Soderbergh. ¿Qué he hecho yo para merecer ésto?, pensaría. Su estupenda historia pasará desapercibida por culpa de sus dos compañeros de viaje. Una lástima.

8.0
159,823
8
10 de agosto de 2010
10 de agosto de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desarmado. Cuando una película me desarma me rindo de manera incondicional. No me rindió Batman Begins. Tampoco El caballero oscuro. Sí lo ha hecho Origen. Es una película ligeramente tramposa. La trama deja al descubierto varios clichés. Pero jamás en mi vida disfruté tanto en 150 minutos. Origen es, probablemente, una de las películas de entretenimiento más acertadas de los últimos años. Acertada porque no incide en sus defectos, los conoce y los disimula. Acertada porque se vuelve verosímil. Porque ver a tipos en estado de ingravidez no provoca una sonrisa. El mecanismo de la película engancha a cualquier espectador que se deje atrapar. No se requiere, para ello, sacrificar la inteligencia: Nolan es el director más preparado del mundo para captar a cualquier tipo de espectador de manera incondicional. Me ha captado. Me rindo ante el impecable guión de la película. Me rindo ante los guiños borgianos para audiencias escépticas (usted en un sueño jamás recuerda como ha llegado hasta él). Me rindo ante la potente interpretación de DiCaprio que, eso sí, debe tener la sensación de haber hecho dos veces el mismo personaje en un año: éste y el protagonista de Shutter Island.
Es cierto: la película se constituye como un engranaje que pretende provocar en un espectador medio-alto un divertimento sin remordimiento. Pero me niego a denostar la película por ello: se ha elaborado de manera minuciosa para producir un disfrute a la vez que un ejercicio intelectual que anule ese "yo crítico". Y lo consigue. Criticarla por su intencionalidad maniqueista equivale a criticarla de manera intelectual, negar que se ha caído en la red de Origen (y de paso negar el 95% del cine de ciencia ficción realizado. Salvando las distancias, intelectualmente hasta Blade Runner es muy criticable). Es como decir "Ey Cris, no me has pillado. Soy más listo que tú". Lo sencillo y recomendable es dejarse llevar por la historia. Pero eso no tiene nada de malo. Y no creo que sea sencillo encandilar a tanta gente. Y sino que se lo digan a Spielberg y su lamentable última entrega de las aventuras de Indiana Jones. Exige una historia que se entrelace como ésta, con suma maestría, unas escenas de acción verosímiles (en Origen sólo son mínimamente reprochables las que tienen lugar en la parte de la nieve) y un protagonista creíble (vale, estructurado un poco en base a tópicos, pero creíble al fin y al cabo). Una vez se aceptan las reglas de la película, el transcurso de la trama es consecuente. Propone un juego. Si se entra en él no defrauda: Nolan jamás trasgrede sus reglas. Las surca, las agita, las lleva al extremo, pero jamás se descuelga de ellas.
Es cierto: la película se constituye como un engranaje que pretende provocar en un espectador medio-alto un divertimento sin remordimiento. Pero me niego a denostar la película por ello: se ha elaborado de manera minuciosa para producir un disfrute a la vez que un ejercicio intelectual que anule ese "yo crítico". Y lo consigue. Criticarla por su intencionalidad maniqueista equivale a criticarla de manera intelectual, negar que se ha caído en la red de Origen (y de paso negar el 95% del cine de ciencia ficción realizado. Salvando las distancias, intelectualmente hasta Blade Runner es muy criticable). Es como decir "Ey Cris, no me has pillado. Soy más listo que tú". Lo sencillo y recomendable es dejarse llevar por la historia. Pero eso no tiene nada de malo. Y no creo que sea sencillo encandilar a tanta gente. Y sino que se lo digan a Spielberg y su lamentable última entrega de las aventuras de Indiana Jones. Exige una historia que se entrelace como ésta, con suma maestría, unas escenas de acción verosímiles (en Origen sólo son mínimamente reprochables las que tienen lugar en la parte de la nieve) y un protagonista creíble (vale, estructurado un poco en base a tópicos, pero creíble al fin y al cabo). Una vez se aceptan las reglas de la película, el transcurso de la trama es consecuente. Propone un juego. Si se entra en él no defrauda: Nolan jamás trasgrede sus reglas. Las surca, las agita, las lleva al extremo, pero jamás se descuelga de ellas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sí, tiene defectos. Por ejemplo, ¿cómo puede ser que el hijo del empresario más importante de Estados Unidos (que hasta tiene un hardware para un aquellos que se introduzcan en sus sueños) no reciba información de que el avión en el que va a montar pertenece a un compañía recientemente adquirida por su principal enemigo corporativo? También sobra esa especie de justificación moral mediante la cual se quiere hacer ver que el personaje de DiCaprio no sólo quiere volver con sus hijos sino que, además, va a hacer un favor a su país evitando que se produzca un monopolio temible. Leo, me da igual que carezcas dé ética: me creo que tu único fin sea volver a casa.
Los escenarios son maravillosos. Sobre todo el final, diría yo. Y otro apunte: el hecho de que el espectador tenga pánico cada vez que aparece Marion Cotillard (ufff, que mujerona), ya es todo un mérito del director.
Los escenarios son maravillosos. Sobre todo el final, diría yo. Y otro apunte: el hecho de que el espectador tenga pánico cada vez que aparece Marion Cotillard (ufff, que mujerona), ya es todo un mérito del director.
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