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1
27 de febrero de 2022
27 de febrero de 2022
165 de 238 usuarios han encontrado esta crítica útil
He disfrutado mucho de la serie Vikingos, un producto de muy alta calidad que narra eventos transcurridos en el S. X. Es por eso que, ni bien fue estrenada su continuación, ambientada un siglo más tarde, me aboqué con entusiasmo a su visionado.
Ojalá no lo hubiese hecho.
Puedo comprender que, a efectos dramáticos de toda índole, este tipo de productos incluya la alteración de diversos eventos históricos, fechas, personajes, etc. Me parece bien que esto ocurra, y así ha sido toda la vida. La suspensión de la incredulidad es parte del espectáculo.
Pero cuando te quieren hacer engullir que los guerreros vikingos del S XI se ponían a las órdenes de una mujer africana sesentona, que es capaz de, por ejemplo, desarmar a uno de ellos con absoluta facilidad, te das cuenta de que, una vez más, Netflix te ha vendido gato por liebre, e intenta a toda costa meterte en la cabeza su omnipresente ideología de género-LGBT-moderno feminista-etc.
Tengo bastantes años y por suerte he crecido educado en el respeto a todas las personas, a las diferencias, a las etnias, a las capacidades físicas diversas, a las orientaciones sexuales, etc. No necesito que una mega-corporación multimillonaria intente hacerme sentir culpable de cosas que no he hecho y que me pretenda evangelizar y educar en tales asuntos, y mucho menos de forma tan artera, introduciendo ideología de manera alevosa en productos que son vendidos como puramente de entretenimiento. No sé qué es lo que busca Netflix con todo esto, pero puedo asegurar que se trata de una completa falta de respeto hacia sus clientes.
La fotografía, bien. La dirección, normal. La actuación, mala. El guión, chapucero. La ambientación y el vestuario, malos.
Y eso es todo.
Ojalá no lo hubiese hecho.
Puedo comprender que, a efectos dramáticos de toda índole, este tipo de productos incluya la alteración de diversos eventos históricos, fechas, personajes, etc. Me parece bien que esto ocurra, y así ha sido toda la vida. La suspensión de la incredulidad es parte del espectáculo.
Pero cuando te quieren hacer engullir que los guerreros vikingos del S XI se ponían a las órdenes de una mujer africana sesentona, que es capaz de, por ejemplo, desarmar a uno de ellos con absoluta facilidad, te das cuenta de que, una vez más, Netflix te ha vendido gato por liebre, e intenta a toda costa meterte en la cabeza su omnipresente ideología de género-LGBT-moderno feminista-etc.
Tengo bastantes años y por suerte he crecido educado en el respeto a todas las personas, a las diferencias, a las etnias, a las capacidades físicas diversas, a las orientaciones sexuales, etc. No necesito que una mega-corporación multimillonaria intente hacerme sentir culpable de cosas que no he hecho y que me pretenda evangelizar y educar en tales asuntos, y mucho menos de forma tan artera, introduciendo ideología de manera alevosa en productos que son vendidos como puramente de entretenimiento. No sé qué es lo que busca Netflix con todo esto, pero puedo asegurar que se trata de una completa falta de respeto hacia sus clientes.
La fotografía, bien. La dirección, normal. La actuación, mala. El guión, chapucero. La ambientación y el vestuario, malos.
Y eso es todo.

5.4
13,995
3
2 de julio de 2021
2 de julio de 2021
104 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un pastiche claramente "inspirado" en Aliens 2, La cosa, Al filo del mañana y Starship Troopers, en el cual legiones de oficinistas y amas de casa sin entrenamiento militar alguno son enviados al futuro como carne de cañón, en la lucha contra alienígenas invasores que parecen hechos de papel maché.
Pero todo esto no importa, pues el destino de la guerra y de la Humanidad queda en las exclusivas manos de dos personas que se ocupan de todo y que, casualmente , son padre e hija.
Sigo en spoilers con algunas de las alucinantes casualidades y agujeros de guión.
Pero todo esto no importa, pues el destino de la guerra y de la Humanidad queda en las exclusivas manos de dos personas que se ocupan de todo y que, casualmente , son padre e hija.
Sigo en spoilers con algunas de las alucinantes casualidades y agujeros de guión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Resulta que, por algún motivo, el padre es un elemento fundamental en la salvación de la Humanidad. ¡No debe morir! Pero apenas llega al futuro, lo primero que se hace es enviarlo en una imposible misión de rescate.
La hija es la mujer orquesta: diseña la máquina del tiempo, lidera la ofensiva militar, y descubre la toxina que eliminará a los alienígenas. Y por si todo esto fuera poco, nos enteramos de que cuando el padre se accidenta, quien lo recibe en la sala de urgencias es... su hija. ¿Se quedaron sin presupuesto para contratar actores, o qué?
La solución al problema la descubre un alumno de colegio que se interesa en los volcanes: resulta que los alienígenas originales están en Rusia. Con solo enviar un grupo de gente hasta allá para eliminarlos, ¡se resuelve todo este drama! Pero... no se puede gastar dinero de los contribuyentes en un viaje internacional. ¿Es en serio?
En cuanto al tema del viaje en el tiempo y sus implicaciones: bien, gracias. Ocurre que uno puede viajar al futuro y ver allí a su hija, pero a la vez es importante que uno haya muerto antes de ese tiempo porque sino... vaya uno a saber. Ridículo.
En fin, todo es absolutamente chapucero y nada más.
La hija es la mujer orquesta: diseña la máquina del tiempo, lidera la ofensiva militar, y descubre la toxina que eliminará a los alienígenas. Y por si todo esto fuera poco, nos enteramos de que cuando el padre se accidenta, quien lo recibe en la sala de urgencias es... su hija. ¿Se quedaron sin presupuesto para contratar actores, o qué?
La solución al problema la descubre un alumno de colegio que se interesa en los volcanes: resulta que los alienígenas originales están en Rusia. Con solo enviar un grupo de gente hasta allá para eliminarlos, ¡se resuelve todo este drama! Pero... no se puede gastar dinero de los contribuyentes en un viaje internacional. ¿Es en serio?
En cuanto al tema del viaje en el tiempo y sus implicaciones: bien, gracias. Ocurre que uno puede viajar al futuro y ver allí a su hija, pero a la vez es importante que uno haya muerto antes de ese tiempo porque sino... vaya uno a saber. Ridículo.
En fin, todo es absolutamente chapucero y nada más.
6
16 de enero de 2024
16 de enero de 2024
46 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde Corea del Sur, tierra que ha sido cuna de varias obras cinematográficas recientes de mucho interés, nos llega esta serie en 8 capítulos que podríamos calificar de una versión libre -¡muy libre!- del célebre cuento de Navidad de Dickens.
Nuestro Mr. Scrooge es, en este caso, el mucho más agradable Choi Yi-jae (Seo In-guk), un joven de buen corazón quien, luego de sufrir diversos e injustos infortunios, decide quitarse la vida, sin tener en cuenta el sufrimiento que dicha acción acarreará a las dos maravillosas mujeres de su vida, a saber su madre y su novia.
Luego de llevada a cabo su lamentable acción, nuestro protagonista se encuentra cara a cara con, si queremos verlo de este modo, los "fantasmas de la Navidad", personificados aquí simplemente por la Muerte (Park So-dam), quien, enojada por el egoismo de Choi Yi-jae (al cual podríamos comparar con la avaricia de Mr. Scrooge), decide imponerle un castigo ejemplar: deberá reencarnar 12 veces en diversos personajes, y experimentar cada una de sus vidas y, detalle no menor, también de sus muertes. En caso de fallar en evitar aunque sea uno solo de dichos fallecimientos, finalizado dicho castigo el protagonista será enviado irremisiblemente al Infierno, para sufrir por la eternidad.
De más está decir que, en el transcurso de semejante periplo, Choi Yi-jae acabará efectuando un enorme aprendizaje acerca de la vida, y también de las personas.
Es casi imposible encuadrar esta serie dentro de un género determinado. Luego de pasar media hora sometidos a melodramas extremadamente almibarados plagados de infinidad de flores y atardeceres, y acompañados de las bandas sonoras más apelativas y lacrimógenas que imaginar se pueda, pasamos a continuación a vernos expuestos a un cuasi-gore bastante eficaz, empapado de gritos de dolor y de agonía, y de litros y más litros de sangre. Mientras que algún otro capítulo nos traerá acción pura y dura, destacable y de buena calidad aunque en ciertas partes poco realista y con exceso de cgi, con combates y exhibiciones de artes marciales, y persecuciones en motos y autos deportivos que vuelan por la ciudad.
Desde la fantasía hasta el romance, desde la acción hasta lo telenovelesco, desde el almíbar descarado hasta el terror, así es esta extraña serie difícil de catalogar, la cual posee diversas virtudes, aunque también muchos defectos.
Desde mi punto de vista, y dejando de lado los ubicuos excesos en el intento de manipulación de las emociones del espectador, debo decir que el formato casi de videojuego que permea grandes porciones del metraje, las reacciones poco realistas del protagonista a sus encuentros con la Muerte, y la notoria imposibilidad de las diversas tramas, algunas de ellas bastante rebuscadas, que aparecen a lo largo del relato, me impidieron empatizar adecuadamente con la narración o sumergirme en ella. Además, el hecho de que el propio guión asigne un significado tan pedestre a la muerte en sí, de la cual se puede ir y volver casi como quien va a hacer las compras, hizo que en definitiva poco me haya terminado importando quién vive y quién muere.
Aún así, la serie tiene sus méritos, entretiene, posee logradas escenas de acción, y, como solía hacerlo Dickens, nos trae algunas preguntas existenciales que no deben ser menospreciadas. Destacándose también, hay que decirlo, las actuaciones de quienes representan las sucesivas reencarnaciones del protagonista. Incluso los aspectos más telenovelescos tienen algunas virtudes, si bien que, al menos en mi caso, su almibarado exceso me llegó a agobiar.
En última instancia, quizás el punto más alto de este producto, que claramente extiende sus raíces hasta el S.XIX pero que a la vez se halla muy imbuido del mundo actual, sea el hecho de, mal que bien, traer a cuento un conjunto de valores "conservadores" que ciertas producciones posmodernas que prosperan en occidente, pero que aún no parecen haber hecho pie en el país de origen de este producto, han intentado enterrar en el olvido.
En definitiva, tan rara y heterogénea como es esta producción, así es también mi recomendación.
Nuestro Mr. Scrooge es, en este caso, el mucho más agradable Choi Yi-jae (Seo In-guk), un joven de buen corazón quien, luego de sufrir diversos e injustos infortunios, decide quitarse la vida, sin tener en cuenta el sufrimiento que dicha acción acarreará a las dos maravillosas mujeres de su vida, a saber su madre y su novia.
Luego de llevada a cabo su lamentable acción, nuestro protagonista se encuentra cara a cara con, si queremos verlo de este modo, los "fantasmas de la Navidad", personificados aquí simplemente por la Muerte (Park So-dam), quien, enojada por el egoismo de Choi Yi-jae (al cual podríamos comparar con la avaricia de Mr. Scrooge), decide imponerle un castigo ejemplar: deberá reencarnar 12 veces en diversos personajes, y experimentar cada una de sus vidas y, detalle no menor, también de sus muertes. En caso de fallar en evitar aunque sea uno solo de dichos fallecimientos, finalizado dicho castigo el protagonista será enviado irremisiblemente al Infierno, para sufrir por la eternidad.
De más está decir que, en el transcurso de semejante periplo, Choi Yi-jae acabará efectuando un enorme aprendizaje acerca de la vida, y también de las personas.
Es casi imposible encuadrar esta serie dentro de un género determinado. Luego de pasar media hora sometidos a melodramas extremadamente almibarados plagados de infinidad de flores y atardeceres, y acompañados de las bandas sonoras más apelativas y lacrimógenas que imaginar se pueda, pasamos a continuación a vernos expuestos a un cuasi-gore bastante eficaz, empapado de gritos de dolor y de agonía, y de litros y más litros de sangre. Mientras que algún otro capítulo nos traerá acción pura y dura, destacable y de buena calidad aunque en ciertas partes poco realista y con exceso de cgi, con combates y exhibiciones de artes marciales, y persecuciones en motos y autos deportivos que vuelan por la ciudad.
Desde la fantasía hasta el romance, desde la acción hasta lo telenovelesco, desde el almíbar descarado hasta el terror, así es esta extraña serie difícil de catalogar, la cual posee diversas virtudes, aunque también muchos defectos.
Desde mi punto de vista, y dejando de lado los ubicuos excesos en el intento de manipulación de las emociones del espectador, debo decir que el formato casi de videojuego que permea grandes porciones del metraje, las reacciones poco realistas del protagonista a sus encuentros con la Muerte, y la notoria imposibilidad de las diversas tramas, algunas de ellas bastante rebuscadas, que aparecen a lo largo del relato, me impidieron empatizar adecuadamente con la narración o sumergirme en ella. Además, el hecho de que el propio guión asigne un significado tan pedestre a la muerte en sí, de la cual se puede ir y volver casi como quien va a hacer las compras, hizo que en definitiva poco me haya terminado importando quién vive y quién muere.
Aún así, la serie tiene sus méritos, entretiene, posee logradas escenas de acción, y, como solía hacerlo Dickens, nos trae algunas preguntas existenciales que no deben ser menospreciadas. Destacándose también, hay que decirlo, las actuaciones de quienes representan las sucesivas reencarnaciones del protagonista. Incluso los aspectos más telenovelescos tienen algunas virtudes, si bien que, al menos en mi caso, su almibarado exceso me llegó a agobiar.
En última instancia, quizás el punto más alto de este producto, que claramente extiende sus raíces hasta el S.XIX pero que a la vez se halla muy imbuido del mundo actual, sea el hecho de, mal que bien, traer a cuento un conjunto de valores "conservadores" que ciertas producciones posmodernas que prosperan en occidente, pero que aún no parecen haber hecho pie en el país de origen de este producto, han intentado enterrar en el olvido.
En definitiva, tan rara y heterogénea como es esta producción, así es también mi recomendación.
1
17 de enero de 2024
17 de enero de 2024
124 de 219 usuarios han encontrado esta crítica útil
La increíblemente profética letra del eterno e irrepetible tango Cambalache (1934) no solo no pierde actualidad, sino que gana cada vez mayor vigencia en este distópico mundo posmoderno que nos toca vivir.
Y dado que “Todo es igual, nada es mejor. Lo mismo un burro que un gran profesor” es evidentemente el lema que embandera a las huestes que comandan buena parte de la cinematografía actual, resulta entonces que a este panfleto propagandístico ideológico con ínfulas de buen cine se lo puede llamar “True Detective”. Innegablemente, “vivimos revolcaos en un merengue, y en el mismo lodo, todos manoseaos”.
Consideremos las declaraciones de la creadora (guionista y directora, paquete completo) de esta nueva temporada, Issa López, que ha venido a reemplazar (por así decirlo) a Nic Pizzolatto y Cary Fukunaga: “Hace 10 años veíamos en esta historia cómo los hombres se relacionaban con las mujeres, y ahora veremos cómo dos mujeres decididas se vinculan con los hombres, había un interés en profundizar ese diálogo entre la experiencia masculina y la experiencia femenina”.
En vistas de lo que se ha observado en este producto, podemos entonces traducir tales palabras al lenguaje llano de la siguiente manera: “En la primera temporada detecté un predominio de roles masculinos que me ofendió, y por lo tanto me tomaré revancha y os daré una historia exclusivamente de mujeres empoderadas, donde las relaciones lésbicas entre menores de edad sean moneda corriente, donde los hombres no pasen de patéticas criaturas accesorias dispuestas en el paisaje y encasilladas en los usuales estereotipos negativos, y donde el hecho de que True Detective esté asociado en el imaginario popular al cine de suprema calidad sea un dato de interés menor, útil únicamente en el sentido de facilitarme el trasladar mi ideología política y mi modo de vida al conjunto de la sociedad”.
Podría explayarme y discutir las actuaciones, la fotografía o la dirección. Podría hablar de Jodie Foster (¿qué hace acá?). Podría comentar que el profundo y alucinante estudio de personajes ha sido reemplazado por una triste exhibición de clichés, que la densa atmósfera ha desaparecido, que el manejo de los tiempos es inexistente, que no hay expectativa ni misterio, que la desaparición de esos ocho hombres es un mero pretexto sin importancia real, o que la noche ártica me ha dejado helado.
Pero creo que no vale la pena. Pienso que el abismal contraste entre, por dar un ejemplo, el glorioso plano secuencia del cuarto episodio de la primera temporada, y el patético CGI que abre este panfleto, representa y simboliza cabalmente la transición acaecida. Si esto es como interrumpir una sinfonía de Mozart con una publicidad de pasta dental, ¿qué más da? Todo es igual, nada es mejor.
D.E.P. True Detective.
Y dado que “Todo es igual, nada es mejor. Lo mismo un burro que un gran profesor” es evidentemente el lema que embandera a las huestes que comandan buena parte de la cinematografía actual, resulta entonces que a este panfleto propagandístico ideológico con ínfulas de buen cine se lo puede llamar “True Detective”. Innegablemente, “vivimos revolcaos en un merengue, y en el mismo lodo, todos manoseaos”.
Consideremos las declaraciones de la creadora (guionista y directora, paquete completo) de esta nueva temporada, Issa López, que ha venido a reemplazar (por así decirlo) a Nic Pizzolatto y Cary Fukunaga: “Hace 10 años veíamos en esta historia cómo los hombres se relacionaban con las mujeres, y ahora veremos cómo dos mujeres decididas se vinculan con los hombres, había un interés en profundizar ese diálogo entre la experiencia masculina y la experiencia femenina”.
En vistas de lo que se ha observado en este producto, podemos entonces traducir tales palabras al lenguaje llano de la siguiente manera: “En la primera temporada detecté un predominio de roles masculinos que me ofendió, y por lo tanto me tomaré revancha y os daré una historia exclusivamente de mujeres empoderadas, donde las relaciones lésbicas entre menores de edad sean moneda corriente, donde los hombres no pasen de patéticas criaturas accesorias dispuestas en el paisaje y encasilladas en los usuales estereotipos negativos, y donde el hecho de que True Detective esté asociado en el imaginario popular al cine de suprema calidad sea un dato de interés menor, útil únicamente en el sentido de facilitarme el trasladar mi ideología política y mi modo de vida al conjunto de la sociedad”.
Podría explayarme y discutir las actuaciones, la fotografía o la dirección. Podría hablar de Jodie Foster (¿qué hace acá?). Podría comentar que el profundo y alucinante estudio de personajes ha sido reemplazado por una triste exhibición de clichés, que la densa atmósfera ha desaparecido, que el manejo de los tiempos es inexistente, que no hay expectativa ni misterio, que la desaparición de esos ocho hombres es un mero pretexto sin importancia real, o que la noche ártica me ha dejado helado.
Pero creo que no vale la pena. Pienso que el abismal contraste entre, por dar un ejemplo, el glorioso plano secuencia del cuarto episodio de la primera temporada, y el patético CGI que abre este panfleto, representa y simboliza cabalmente la transición acaecida. Si esto es como interrumpir una sinfonía de Mozart con una publicidad de pasta dental, ¿qué más da? Todo es igual, nada es mejor.
D.E.P. True Detective.
7
4 de julio de 2022
4 de julio de 2022
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando observé que la crítica profesional le caía encima acusándola de aburrida y poco intelectual, comprendí que seguramente valdría la pena verla. Y no me he arrepentido.
En esta época color de rosas, donde la principal prioridad de los creadores pareciera ser la de no ofender a exacerbadas y dictatoriales sensibilidades variopintas, un thriller duro y de espíritu ochentoso como éste se siente como una más que bienvenida bocanada de aire fresco.
Desde ya que la historia es escasamente original: el soldado experto en el manejo de armas y el combate cuerpo a cuerpo, la traición, la conspiración, la venganza. Las vueltas de tuerca que se intuyen desde el primer capítulo. Todo esto ya lo hemos visto diversas veces. Y sin embargo, sus buenas escenas de acción compensan, en gran medida, estas falencias.
Siguiendo la estela de diversos clásicos, que van desde Los tres días del cóndor hasta Rambo, desde Comando hasta la saga Bourne, esta descarnada narrativa acompaña al hierático y granítico James Reece (encarnado por un convincente Chris Pratt) en su inexorable camino de venganza y violencia extrema (con destaque para cierta, impactante escena relacionada con las vísceras).
Si bien es cierto que el metraje es excesivo, que la tensión y el interés decaen notoriamente en diversos tramos, y que el argumento, como ya he dicho, es en gran parte remanido, esta serie es un producto de una cierta calidad, con algunas escenas de elevada adrenalina, muy bien filmadas, y que te mantendrán al borde del asiento.
Recomendable para aquellos que deseen hacer un maratón de cine con reminiscencias de un tiempo que (casi) se ha ido.
En esta época color de rosas, donde la principal prioridad de los creadores pareciera ser la de no ofender a exacerbadas y dictatoriales sensibilidades variopintas, un thriller duro y de espíritu ochentoso como éste se siente como una más que bienvenida bocanada de aire fresco.
Desde ya que la historia es escasamente original: el soldado experto en el manejo de armas y el combate cuerpo a cuerpo, la traición, la conspiración, la venganza. Las vueltas de tuerca que se intuyen desde el primer capítulo. Todo esto ya lo hemos visto diversas veces. Y sin embargo, sus buenas escenas de acción compensan, en gran medida, estas falencias.
Siguiendo la estela de diversos clásicos, que van desde Los tres días del cóndor hasta Rambo, desde Comando hasta la saga Bourne, esta descarnada narrativa acompaña al hierático y granítico James Reece (encarnado por un convincente Chris Pratt) en su inexorable camino de venganza y violencia extrema (con destaque para cierta, impactante escena relacionada con las vísceras).
Si bien es cierto que el metraje es excesivo, que la tensión y el interés decaen notoriamente en diversos tramos, y que el argumento, como ya he dicho, es en gran parte remanido, esta serie es un producto de una cierta calidad, con algunas escenas de elevada adrenalina, muy bien filmadas, y que te mantendrán al borde del asiento.
Recomendable para aquellos que deseen hacer un maratón de cine con reminiscencias de un tiempo que (casi) se ha ido.
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