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10
26 de enero de 2015
26 de enero de 2015
46 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que a estas alturas, tras finalizar la cuarta temporada, no es nada exagerado decir que Juego de Tronos sea la serie de más éxito de toda la historia de la TV.
Desde las primeras noticias de la adaptación de las fantásticas novelas de Martin, sus fans (entre los que me incluyo), nos preguntábamos si sería posible captar todo el complejo universo de Canción de Hielo y Fuego en una serie para televisión. Para nuestro tremendo gozo, no se puede negar que temporada a temporada el equipo de HBO se ha superado a si mismo, seguramente por los tremendos beneficios que genera la serie, aumentando en calidad y espectacularidad cada nueva entrega de la saga.
Los que hemos leído los libros sabíamos que era imposible plasmar todo el laberinto de tramas y subtramas, personajes y situaciones que se desarrollan en el papel, sin que el espectador se volviera literalmente loco. Por tanto una de los retos que tenían los creadores de la serie era el seleccionar qué debía aparecer y qué no debía hacerlo, para ajustar el formato de diez capítulos de 55 minutos por temporada. Sinceramente, y aunque como a todo aficionado hay algunas cosas que nos faltan sí o sí, creo que David Benioff y D.B. Weiss, con la ayuda de Martin, han logrado hacerlo.
Ha sido una temporada muy intensa, con grandes actuaciones, un desarrollo brutal de los personajes, batallas épicas de una calidad que hay veces que no vemos ni en el cine, y un final espectacular, que nos deja en ascuas a la espera de la siguiente primavera, en la que retomaremos las aventuras de nuestros personajes favoritos.
Ya desde el primer capítulo podremos ver a nuevos personajes, entre los que destaca Oberyn Martell, el príncipe de Dorne, que se encargará de recordarnos muchos de los acontecimientos que llevaron a la rebelión de Robert y la caída de los Targaryen íntimamente relacionados con la casa de la lanza. ¡Espectacular el capítulo de su pelea con la Montaña!
Por otro lado hay una serie de personajes que evolucionan de manera muy sorprendente: Sansa, dejando de ser la princesita de un cuento de hadas; Arya, impresionante el trabajo de Maisie Williams que llega a su punto culminante con la despedida que le ofrece al Perro. Daenerys que empieza a darse cuenta que es demasiado inocente y (digámoslo, algo tonta) para la política. Jon Snow, que empieza a mostrar sus capacidades y, como no podía ser de otra manera, los grandes personajes de Tyrion y Joffrey, probablemente el más querido y el más odiado de todo Poniente.
A nivel de acción, el capítulo de «Los Vigilantes del Muro», en el que vemos la batalla contra los salvajes es espectacular, dejándote sin aliento. La boda de Joffrey también se quedará en nuestra retina, así como el tremendo discurso de Tyrion ante el estrado, momento que pone la piel de gallina.
Así llegamos in crescendo al último capítulo de la temporada, apoteósico final que nos deja con ganas de que llegue cuanto antes la próxima primavera.
En cuanto a lo que he echado a faltar sin lugar a dudas, y que creo que hubiese sido una inclusión suficientemente sencilla y espectacular, ha sido el personaje de Manosfrías, básico en la trama de Bran en los libros, y que sinceramente no entiendo como no lo han incluido en la serie. También esperaba una mejor recreación de los niños del bosque y el cuervo de tres ojos. Pero bueno, no todo puede ser perfecto.
¡Valar Morghulis!
Rul T.
www.diasdeterror.com
Desde las primeras noticias de la adaptación de las fantásticas novelas de Martin, sus fans (entre los que me incluyo), nos preguntábamos si sería posible captar todo el complejo universo de Canción de Hielo y Fuego en una serie para televisión. Para nuestro tremendo gozo, no se puede negar que temporada a temporada el equipo de HBO se ha superado a si mismo, seguramente por los tremendos beneficios que genera la serie, aumentando en calidad y espectacularidad cada nueva entrega de la saga.
Los que hemos leído los libros sabíamos que era imposible plasmar todo el laberinto de tramas y subtramas, personajes y situaciones que se desarrollan en el papel, sin que el espectador se volviera literalmente loco. Por tanto una de los retos que tenían los creadores de la serie era el seleccionar qué debía aparecer y qué no debía hacerlo, para ajustar el formato de diez capítulos de 55 minutos por temporada. Sinceramente, y aunque como a todo aficionado hay algunas cosas que nos faltan sí o sí, creo que David Benioff y D.B. Weiss, con la ayuda de Martin, han logrado hacerlo.
Ha sido una temporada muy intensa, con grandes actuaciones, un desarrollo brutal de los personajes, batallas épicas de una calidad que hay veces que no vemos ni en el cine, y un final espectacular, que nos deja en ascuas a la espera de la siguiente primavera, en la que retomaremos las aventuras de nuestros personajes favoritos.
Ya desde el primer capítulo podremos ver a nuevos personajes, entre los que destaca Oberyn Martell, el príncipe de Dorne, que se encargará de recordarnos muchos de los acontecimientos que llevaron a la rebelión de Robert y la caída de los Targaryen íntimamente relacionados con la casa de la lanza. ¡Espectacular el capítulo de su pelea con la Montaña!
Por otro lado hay una serie de personajes que evolucionan de manera muy sorprendente: Sansa, dejando de ser la princesita de un cuento de hadas; Arya, impresionante el trabajo de Maisie Williams que llega a su punto culminante con la despedida que le ofrece al Perro. Daenerys que empieza a darse cuenta que es demasiado inocente y (digámoslo, algo tonta) para la política. Jon Snow, que empieza a mostrar sus capacidades y, como no podía ser de otra manera, los grandes personajes de Tyrion y Joffrey, probablemente el más querido y el más odiado de todo Poniente.
A nivel de acción, el capítulo de «Los Vigilantes del Muro», en el que vemos la batalla contra los salvajes es espectacular, dejándote sin aliento. La boda de Joffrey también se quedará en nuestra retina, así como el tremendo discurso de Tyrion ante el estrado, momento que pone la piel de gallina.
Así llegamos in crescendo al último capítulo de la temporada, apoteósico final que nos deja con ganas de que llegue cuanto antes la próxima primavera.
En cuanto a lo que he echado a faltar sin lugar a dudas, y que creo que hubiese sido una inclusión suficientemente sencilla y espectacular, ha sido el personaje de Manosfrías, básico en la trama de Bran en los libros, y que sinceramente no entiendo como no lo han incluido en la serie. También esperaba una mejor recreación de los niños del bosque y el cuervo de tres ojos. Pero bueno, no todo puede ser perfecto.
¡Valar Morghulis!
Rul T.
www.diasdeterror.com
4
18 de diciembre de 2014
18 de diciembre de 2014
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver Camp Dread, me entró la curiosidad por la saga que la originó, pues no recordaba haberla visto en mis tiempos mozos. Por lo que pude leer, Campamento Sangriento se convirtió en una cinta de culto y, aún hoy, tiene multitud de admiradores, así como una web oficial con productos y reediciones de los originales.
El film, inspirado casi hasta el homenaje en Viernes 13, presenta la particularidad de quese desarrolla en un campamento en que hay un enjambre de niños y jóvenes de todas las edades. Además, sus protagonistas son niños. Por tanto no hay en sí un grupo cerrado arquetípico de personajes que serán las víctimas del asesino de turno, aunque sí se ve quien va a morir y por qué.
Que cualquier tiempo pasado fue mejor es una frase que se pierde en cuanto uno ve las pintas con las que nos movíamos en aquellos 80s, verdaderamente difíciles de superar.
A nivel artístico hay que meterse en los condicionantes técnicos de la época, por lo que dificilemente alguien que no la haya vivido va a poder disfrutar de una película tan alejada de los estándares técnicos que la digitalización ha alcanzado. Campamento Sangriento se ve muy, pero que muy cutre.
En cuanto a la cinta en sí, poco hay que decir. Es mala con ganas y lo único que la salva es la excelente actuación de Felissa Rose como Angela, muy por encima del resto del elenco.
La acción es más bien sosilla, un poco debido al hecho de la edad de los protagonistas, lo cual reduce el tema sexual tan presente y característico del género a escaramuzas casi naíf. Lo mismo pasa un poco con la sangre y las muertes, demasiado lights tras la irrupción del torture porn en nuestras pantallas.
Hay que destacar el final de la película, que si bien se intuye en la última parte de la misma, no es del todo evidente y puede dejar a alguno un tanto perplejo. Si Campamento Sangriento se convirtió en una cinta de culto es simplemente por ese final.
La saga continuó, perdiendo fuelle en cada entrega (como suele ocurrir), ya con personajes de edad más acorde al género y aprovechando más sus tópicos, pero no llegaron a causar la admiración que despertó el original.
Rul T
www.diasdeterror.com
El film, inspirado casi hasta el homenaje en Viernes 13, presenta la particularidad de quese desarrolla en un campamento en que hay un enjambre de niños y jóvenes de todas las edades. Además, sus protagonistas son niños. Por tanto no hay en sí un grupo cerrado arquetípico de personajes que serán las víctimas del asesino de turno, aunque sí se ve quien va a morir y por qué.
Que cualquier tiempo pasado fue mejor es una frase que se pierde en cuanto uno ve las pintas con las que nos movíamos en aquellos 80s, verdaderamente difíciles de superar.
A nivel artístico hay que meterse en los condicionantes técnicos de la época, por lo que dificilemente alguien que no la haya vivido va a poder disfrutar de una película tan alejada de los estándares técnicos que la digitalización ha alcanzado. Campamento Sangriento se ve muy, pero que muy cutre.
En cuanto a la cinta en sí, poco hay que decir. Es mala con ganas y lo único que la salva es la excelente actuación de Felissa Rose como Angela, muy por encima del resto del elenco.
La acción es más bien sosilla, un poco debido al hecho de la edad de los protagonistas, lo cual reduce el tema sexual tan presente y característico del género a escaramuzas casi naíf. Lo mismo pasa un poco con la sangre y las muertes, demasiado lights tras la irrupción del torture porn en nuestras pantallas.
Hay que destacar el final de la película, que si bien se intuye en la última parte de la misma, no es del todo evidente y puede dejar a alguno un tanto perplejo. Si Campamento Sangriento se convirtió en una cinta de culto es simplemente por ese final.
La saga continuó, perdiendo fuelle en cada entrega (como suele ocurrir), ya con personajes de edad más acorde al género y aprovechando más sus tópicos, pero no llegaron a causar la admiración que despertó el original.
Rul T
www.diasdeterror.com

5.6
3,657
7
3 de febrero de 2015
3 de febrero de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Remake entre comillas de la película mexicana "Somos lo que hay" (Jorge Michel Grau - 2010) y que no he tenido la oportunidad de ver. No soy muy fan de las adaptaciones americanas de películas que por una u otra razón han tenido éxito, marcadas normalmente por un exceso de mercantilismo que hace que grandes pelis de terror, sobre todo asiáticas, hayan sido transformadas de obras maestras a bodrios infumables. Parece ser que este no es el caso.
Conocida de sobra el motivo de la diferencia de la familia, nos queda por ver si su director, Jim Mickle, es capaz de mantener la tensión de la cinta con el nivel necesario para que nos resulte interesante... y lo consigue.
Rodada con notable calidad, una sobriedad y pulcritud que dota de realismo una historia complicada de justificar, We are..., basa su fuerza en la gran interpretación de sus actores, Bill Sage en el rol de padre, Ambyr Childers en el papel de Iris, la hija mayor y, la que más me gustó, Julia Ganer en el papel de Rose.
Y es que con esta cinta pasa lo que he comentado muchas veces: no es una historia original, no va a aportarnos nada nuevo, pero está muy bien hecha, y por lo tanto el resultado es más que satisfactorio. Pero para eso, todo tiene que tener un nivel adecuado.
A la gran actuación de sus protagonista, hay que unir la exquisita ambientación, capaz de sumergirnos de inmediato en el alma de la familia Parker. Rodada con calidad técnica, vestuario, fotografía y banda sonora conforman un conjunto cercano al horror gótico americano, dotando a la película de ese carácter que tanto falla en los remakes yanquis y que resalza la calidad final del producto.
El desarrollo de la trama se basa en la calidad de su guión, centrando el horror sobre los personajes más que sobra la acción que desarrolla, por lo que no estamos ante una peli de sobresaltos (aunque alguno hay) ni de sangre a raudales. Todo parece contenido en la agobiante atmósfera que se crea en torno a las chicas, que se debaten entre la opresión de la tradición y la necesidad de la evolución, lucha en la que se centra el verdadero terror del film.
Quien busque secuencias de acción, gritos y sangre puede verse decepcionado ante el ritmo pausado, sobre todo durante los primeros veinte minutos, aunque a mí no me resulto para nada aburrida, como he leído por ahí. Es un plato que se tiene que comer al punto, y sinceramente, creo que su director lo consigue.
Por último cabe comentar el rápido desenlace, quizás un poco abrupto aunque no se puede negar que efectista, aunque a alguno pueda parecerle excesivo, pero que hay que tomar como la gota final que hace que el vaso se desborde, ¡y de qué manera!
Rul T.
www.diasdeterror.com
Conocida de sobra el motivo de la diferencia de la familia, nos queda por ver si su director, Jim Mickle, es capaz de mantener la tensión de la cinta con el nivel necesario para que nos resulte interesante... y lo consigue.
Rodada con notable calidad, una sobriedad y pulcritud que dota de realismo una historia complicada de justificar, We are..., basa su fuerza en la gran interpretación de sus actores, Bill Sage en el rol de padre, Ambyr Childers en el papel de Iris, la hija mayor y, la que más me gustó, Julia Ganer en el papel de Rose.
Y es que con esta cinta pasa lo que he comentado muchas veces: no es una historia original, no va a aportarnos nada nuevo, pero está muy bien hecha, y por lo tanto el resultado es más que satisfactorio. Pero para eso, todo tiene que tener un nivel adecuado.
A la gran actuación de sus protagonista, hay que unir la exquisita ambientación, capaz de sumergirnos de inmediato en el alma de la familia Parker. Rodada con calidad técnica, vestuario, fotografía y banda sonora conforman un conjunto cercano al horror gótico americano, dotando a la película de ese carácter que tanto falla en los remakes yanquis y que resalza la calidad final del producto.
El desarrollo de la trama se basa en la calidad de su guión, centrando el horror sobre los personajes más que sobra la acción que desarrolla, por lo que no estamos ante una peli de sobresaltos (aunque alguno hay) ni de sangre a raudales. Todo parece contenido en la agobiante atmósfera que se crea en torno a las chicas, que se debaten entre la opresión de la tradición y la necesidad de la evolución, lucha en la que se centra el verdadero terror del film.
Quien busque secuencias de acción, gritos y sangre puede verse decepcionado ante el ritmo pausado, sobre todo durante los primeros veinte minutos, aunque a mí no me resulto para nada aburrida, como he leído por ahí. Es un plato que se tiene que comer al punto, y sinceramente, creo que su director lo consigue.
Por último cabe comentar el rápido desenlace, quizás un poco abrupto aunque no se puede negar que efectista, aunque a alguno pueda parecerle excesivo, pero que hay que tomar como la gota final que hace que el vaso se desborde, ¡y de qué manera!
Rul T.
www.diasdeterror.com
8
21 de noviembre de 2014
21 de noviembre de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Penny Dreadful toma su nombre de una serie de fascículos de ficción terrorífica que se vendían en Inglaterra en el s. XIX al precio de un penique. El canal Showtimes aprovecha su versatilidad para unir en una misma localización a una cantidad de personajes y monstruos del terror clásico.
El modo de dar cuerpo a esta amalgama, a priori bastante difícil, es uno de los mayores logros de la serie, que en pocos capítulos es capaz de reunir de forma convincente a vampiros, el Dr. Frankenstein y su querido monstruo, Dorian Grey y Van Helsing entre otros. Para ello, Penny Dreadful se basa en dos pilares: la magnífica recreación del Londres victoriano y la contundente interpretación de los actores.
En cuanto a la ambientación es más que destacable el trabajo técnico en los apartados de fotografía, vestuario y maquillaje, dando como resultado una atmósfera gótica y tenebrosa, lujuriosa y recatada a partes iguales, donde los personajes se desenvuelven a sus anchas. Cualquiera de los escenarios es un deleite para la vista, con multitud de detalles cuidados al máximo, recreando con un gran realismo la sociedad del siglo XIX.
Pero donde radica la fuerza de Penny Dreadful es sin duda en la solidez de sus interpretaciones, encabezada por una magnífica Eva Green, que desde su debut en la película The Dreamers de Bernardo Bertolluci en 2003, no ha hecho más que acrecentar su talla de actriz a golpe de interpretación y la innegable energía y sensualidad que despierta en muchos de sus papeles. Vanessa Ives es sin duda el personaje central de la serie, la dama rodeada de misterio, mujer fatal y alma atormentada; un caramelo de rol que la actriz francesa encarna magistralmente.
A su lado se desarrollan el resto de personajes, que no llegan a la altura, pero que cumplen con creces lo que se espera de ellos. El veterano Timothy Dalton encarna a Sir Malcom Murray, aristócrata y explorador con el corazón embriagado por la culpa. Reeve Carney encarna a un seductor y lujurioso Dorian Grey y Josh Hartnett (Halloween H20, The Faculty) en el papel del antihéroe Ethan Chandler. Rory Kinnear, quizás el actor menos conocido, encarna a Caliban, el nuevo monstruo de Frankenstein, que se debate entre la oscuridad y la luz. Ha sido una pena que no desarrollaran el personaje de Sembene, el fiel servidor de Sir Malcom, cuya relación se forjó en sus expediciones por África.
El punto negativo de la serie es sin duda su flojo guión, una historia que no llega a calar del todo en el espectador, en el que algunas escenas de acción (sobretodo con los vampiros) son excesivas y rebajan la credibilidad de lo que nos ofrecen. Los momentos más íntimos son sin duda los mejores, llevados siempre de la mano de Eva Green que hace una interpretación que roza la perfección en los capítulos en que la serie se centra en el interior de su personaje.
Ocho capítulos no dan para mucho y, cuando más preguntas nos quedan por resolver, la temporada se cierra con un apresurado desenlace que no convence en absoluto; no sin antes preparar las bases de los diez capítulos de los que contará la siguiente temporada.
En resumen, una revisión de los clásicos con una ambientación fantástica y una interpretación espléndida, con diálogos cuidados y un guión demasiado flojo que le hace no llegar a la excelencia.
Rul T.
www.diasdeterror.com
El modo de dar cuerpo a esta amalgama, a priori bastante difícil, es uno de los mayores logros de la serie, que en pocos capítulos es capaz de reunir de forma convincente a vampiros, el Dr. Frankenstein y su querido monstruo, Dorian Grey y Van Helsing entre otros. Para ello, Penny Dreadful se basa en dos pilares: la magnífica recreación del Londres victoriano y la contundente interpretación de los actores.
En cuanto a la ambientación es más que destacable el trabajo técnico en los apartados de fotografía, vestuario y maquillaje, dando como resultado una atmósfera gótica y tenebrosa, lujuriosa y recatada a partes iguales, donde los personajes se desenvuelven a sus anchas. Cualquiera de los escenarios es un deleite para la vista, con multitud de detalles cuidados al máximo, recreando con un gran realismo la sociedad del siglo XIX.
Pero donde radica la fuerza de Penny Dreadful es sin duda en la solidez de sus interpretaciones, encabezada por una magnífica Eva Green, que desde su debut en la película The Dreamers de Bernardo Bertolluci en 2003, no ha hecho más que acrecentar su talla de actriz a golpe de interpretación y la innegable energía y sensualidad que despierta en muchos de sus papeles. Vanessa Ives es sin duda el personaje central de la serie, la dama rodeada de misterio, mujer fatal y alma atormentada; un caramelo de rol que la actriz francesa encarna magistralmente.
A su lado se desarrollan el resto de personajes, que no llegan a la altura, pero que cumplen con creces lo que se espera de ellos. El veterano Timothy Dalton encarna a Sir Malcom Murray, aristócrata y explorador con el corazón embriagado por la culpa. Reeve Carney encarna a un seductor y lujurioso Dorian Grey y Josh Hartnett (Halloween H20, The Faculty) en el papel del antihéroe Ethan Chandler. Rory Kinnear, quizás el actor menos conocido, encarna a Caliban, el nuevo monstruo de Frankenstein, que se debate entre la oscuridad y la luz. Ha sido una pena que no desarrollaran el personaje de Sembene, el fiel servidor de Sir Malcom, cuya relación se forjó en sus expediciones por África.
El punto negativo de la serie es sin duda su flojo guión, una historia que no llega a calar del todo en el espectador, en el que algunas escenas de acción (sobretodo con los vampiros) son excesivas y rebajan la credibilidad de lo que nos ofrecen. Los momentos más íntimos son sin duda los mejores, llevados siempre de la mano de Eva Green que hace una interpretación que roza la perfección en los capítulos en que la serie se centra en el interior de su personaje.
Ocho capítulos no dan para mucho y, cuando más preguntas nos quedan por resolver, la temporada se cierra con un apresurado desenlace que no convence en absoluto; no sin antes preparar las bases de los diez capítulos de los que contará la siguiente temporada.
En resumen, una revisión de los clásicos con una ambientación fantástica y una interpretación espléndida, con diálogos cuidados y un guión demasiado flojo que le hace no llegar a la excelencia.
Rul T.
www.diasdeterror.com

5.7
635
7
10 de marzo de 2015
10 de marzo de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenido thriller basado en hechos reales en el que el debutante Simone North nos explica la historia de Rachel Barber, adolescente interpretada por Kate Bell (The Cup, 2011), desaparecida en extrañas circunstancias. La historia narra las pesquisas que llevaron a descubrir a su asesina, Caroline Reid, magníficamente interpretada por Ruth Bradley.
La película cabalga entre el thriller y el drama en una atmósfera sundance preciosista y minimalista, gozando de una hermosa fotografía y una excelente banda sonora, que arrullan el moderado tempo en el que se desarrollan unos hechos que nos explican desde el comienzo, por lo que todo el factor sorpresa se limita a encontrarnos el momento en el que se desencadenarán los macabros acontecimientos.
En los primeros compases nos presentan a los personajes, la bella y perfecta Rachel, modelo de perfección para la sociedad y en especial para sus padres, Guy Pierce y Miranda Otto (nuestra Eowin de El Señor de los Anillos). En contraposición tenemos a Caroline, bala perdida emocionalmente inestable, que busca a cualquier precio el reconocimiento especialmente de su padre, encarnado por otro ilustre actor, el veterano Sam Neill, curtido en mil y una batallas.
Pese a conocer de antemano qué es lo que va a suceder, la cinta no pierde interés ninguno gracias al papelón de Ruth Bradley, que encarna la definición de locura en su papel, dotando de una intensa dosis de credibilidad la puesta en escena. Sin duda, In Her Skin, vale la pena sólo por su actuación. La escena frente al espejo es todo un esperpento que suscita tanta lástima como aversión en el espectador.
El resto de personajes se limitan a cumplir su papel de secundarios para la estructura argumental, aunque la película podría pasar perfectamente sin la mayoría de ellos. Podemos rescatar a Sam Neill por su sobriedad y buen hacer, y único papel que enriquece la trama por su relación con la protagonista.
Una agradable elección que no sorprende pero que invita a pasar un buen rato debido a su buena factura en conjunto. Esperemos que su director ruede de nuevo, pues su debut ha sido prometedor.
Rul T
www.diasdeterror.com
La película cabalga entre el thriller y el drama en una atmósfera sundance preciosista y minimalista, gozando de una hermosa fotografía y una excelente banda sonora, que arrullan el moderado tempo en el que se desarrollan unos hechos que nos explican desde el comienzo, por lo que todo el factor sorpresa se limita a encontrarnos el momento en el que se desencadenarán los macabros acontecimientos.
En los primeros compases nos presentan a los personajes, la bella y perfecta Rachel, modelo de perfección para la sociedad y en especial para sus padres, Guy Pierce y Miranda Otto (nuestra Eowin de El Señor de los Anillos). En contraposición tenemos a Caroline, bala perdida emocionalmente inestable, que busca a cualquier precio el reconocimiento especialmente de su padre, encarnado por otro ilustre actor, el veterano Sam Neill, curtido en mil y una batallas.
Pese a conocer de antemano qué es lo que va a suceder, la cinta no pierde interés ninguno gracias al papelón de Ruth Bradley, que encarna la definición de locura en su papel, dotando de una intensa dosis de credibilidad la puesta en escena. Sin duda, In Her Skin, vale la pena sólo por su actuación. La escena frente al espejo es todo un esperpento que suscita tanta lástima como aversión en el espectador.
El resto de personajes se limitan a cumplir su papel de secundarios para la estructura argumental, aunque la película podría pasar perfectamente sin la mayoría de ellos. Podemos rescatar a Sam Neill por su sobriedad y buen hacer, y único papel que enriquece la trama por su relación con la protagonista.
Una agradable elección que no sorprende pero que invita a pasar un buen rato debido a su buena factura en conjunto. Esperemos que su director ruede de nuevo, pues su debut ha sido prometedor.
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