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8
26 de febrero de 2015
26 de febrero de 2015
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me reí con el primer capítulo. Ya no pido más. Con las series españolas, tiendo a pensar que la tele no es para adultos. Pero esta serie es "algo más para adultos" que otras, porque el humor fino siempre lo es, no importa el tema ni lo fantasiosa que sea. El guión es genial. Por eso nos acordamos. Ni el rigor histórico, ni el presupuesto son lo primero. La interpretación de repente gana, y actores que no me gustaban me gustan. Rodolfo Sancho se registra en la fonda (sic) como Curro Giménez, y nos identificamos con el mal estudiante que todos llevamos dentro cuando le dice a la listilla "Mejor explícaselo tú". Con estos aciertos me olvido de que Sancho es bastante plano y tiene mala voz (hace tiempo me dijeron que en la tele ¡eso no importaba! Sí, sí, pues comparadlo con Filipe Duarte). La pega se la pongo a Cayetana Guillén Cuervo, que no parece tener más que un registro... o la llaman siempre para hacer lo mismo.
Puesto que una serie es un trabajo de equipo (y duro), enhorabuena a todos.
Puesto que una serie es un trabajo de equipo (y duro), enhorabuena a todos.
Serie

5.9
1,223
3
16 de enero de 2015
16 de enero de 2015
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema es qué tipo de serie han querido hacer, qué tipo de entretenimiento nos proponen. Superficial. La historia se convierte en una cosa que no nos importa mucho, con personajes sin verdadero carácter. Por encima de los de problemas de tiempo, de diálogo (muy gordos) y de interpretación, queda una impresión de banalidad. La impresión que me deja esta serie y otras recientes es que la tele no es para adultos. Parece querer captar público… pero será el infantil y juvenil (pensemos en la escenita de artes marciales entre Víctor Ros y sus atacantes en la calle). Y no, el público juvenil tampoco se merece un entretenimiento plano y banal. Tampoco se merece Águila Roja. El drama -si es lo que quieren transmitir- se consigue si se parece a la vida, con su humor y sus fallos. El humor en esta serie no existe, pese a los tibios intentos de Tomás del Estal (Luis Blázquez) y Víctor Ros es peeerfecto. La ambientación del XIX distrae, pero no basta: también se vivía en ese siglo. ¿Por qué Los misterios de Laura es mejor serie? Sobre todo porque te ríes.
Luego vi el documental “La España de Víctor Ros”. Creí que era una broma. Eso sí que no quiero saber lo que costó. Me enseñaron un poco de mierda y una lombriz en una alcantarilla, algunas curiosidades policiales y a toda clase de frikis hablando de sus frikadas morbosas. Si esa fuera la España de Víctor Ros, ahora España sería de otra manera, eso seguro.
Luego vi el documental “La España de Víctor Ros”. Creí que era una broma. Eso sí que no quiero saber lo que costó. Me enseñaron un poco de mierda y una lombriz en una alcantarilla, algunas curiosidades policiales y a toda clase de frikis hablando de sus frikadas morbosas. Si esa fuera la España de Víctor Ros, ahora España sería de otra manera, eso seguro.
1
2 de octubre de 2015
2 de octubre de 2015
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No quiero que parezca que me río del trabajo de la gente, porque no es eso en absoluto. Es más, porque hay tanto, tanto trabajo detrás de una serie de la tele, me indigna que el resultado sea mediocre. Cuando creo que me paso criticando, vuelvo a ver un capítulo. Vi el primero y el cuarto capítulos de "Carlos, rey emperador", y también leí las críticas de filmaffinity.
¿Entonces qué? Pues que esta serie será un producto rentable, y será calificado de exitoso y de buena calidad, porque un tanto por cien de gente lo verá y se venderá a otras teles... Mirad, en mis tiempos el arte era otra cosa y parte de la tele también era arte. Era diferente a lo que se espera, a lo más conservador, vulgar y banal, que es lo que siempre se vende mejor; era sugerente, arriesgado, a veces raro. El sector pasa por una precariedad triste, nadie arriesga un céntimo y se produce tan por lo seguro, que nosotros -la masa de espectadores- toleraría cosas mucho más interesantes pero no las hacen. Nos colocan esto. ¿Hay que dar gracias y callar porque todavía se produce algo? Callarán los actores, directores, técnicos etc. porque al menos trabajan "y que dure, que dure..." pero nosotros no tenemos que callar, tenemos que exigir.
Los actores son "nuestros actores", los mejores. Como son buenos profesionales, José Luis García Pérez saca adelante a Hernán Cortés, Ramón Barea al duque de Alba, Nathalie Poza a Germana de Foix etc. etc. Pero así no pueden trabajar. No hay profundidad en el guión. Además el sobredramatismo, la gravedad permanente, ni es realista ni permite caracterizar a los personajes. Hay fallos narrativos: saltos incoherentes, escenas demasiado cortas (lo que crea el efecto de "personaje que entra en una habitación para salir de ella")... Hay problemas de vestuario, y no por poco fiel o elaborado. Un ejemplo: Carlos es un príncipe flamenco "bien proporcionado, bellísima pierna, buen brazo" (Gaspar Contarini, 1525), pues a Álvaro Cervantes lo visten de tal modo que apenas puede actuar, solo posar. Visto de lejos, parece una gallina. Le quitan lozanía, o gallardía, o algo que acaba en ía - es que me pierden los detalles.
Ni con la serie "Isabel" ni con esta se puede aprender Historia. Una de las razones es que el pueblo está ausente. La Historia se reduce a intrigas palaciegas donde los nobles se pelean por afán de poder. Estos afanes ni siquiera se muestran de modo imparcial. Los de Carlos -el héroe- aparecen como legítimos, y los de sus enemigos como desleales.
Olvidémonos de aprender. Imaginemos que querían hacer un culebrón elegante con fondo histórico, algo bonito para ver después de cenar. No llega. Es aburrido. Faltan emociones, matices, humor. "La historia de Carlos es de por sí menos interesante que el reinado de sus abuelos los Reyes Católicos, y contra eso no se puede hacer nada". Sibila de Delfos, me quedé paralizada. No estoy de acuerdo.
Lo peor: en vez de aprender historia, a lo mejor la desaprendemos.
Lo mejor: desarrolla la paciencia.
¿Entonces qué? Pues que esta serie será un producto rentable, y será calificado de exitoso y de buena calidad, porque un tanto por cien de gente lo verá y se venderá a otras teles... Mirad, en mis tiempos el arte era otra cosa y parte de la tele también era arte. Era diferente a lo que se espera, a lo más conservador, vulgar y banal, que es lo que siempre se vende mejor; era sugerente, arriesgado, a veces raro. El sector pasa por una precariedad triste, nadie arriesga un céntimo y se produce tan por lo seguro, que nosotros -la masa de espectadores- toleraría cosas mucho más interesantes pero no las hacen. Nos colocan esto. ¿Hay que dar gracias y callar porque todavía se produce algo? Callarán los actores, directores, técnicos etc. porque al menos trabajan "y que dure, que dure..." pero nosotros no tenemos que callar, tenemos que exigir.
Los actores son "nuestros actores", los mejores. Como son buenos profesionales, José Luis García Pérez saca adelante a Hernán Cortés, Ramón Barea al duque de Alba, Nathalie Poza a Germana de Foix etc. etc. Pero así no pueden trabajar. No hay profundidad en el guión. Además el sobredramatismo, la gravedad permanente, ni es realista ni permite caracterizar a los personajes. Hay fallos narrativos: saltos incoherentes, escenas demasiado cortas (lo que crea el efecto de "personaje que entra en una habitación para salir de ella")... Hay problemas de vestuario, y no por poco fiel o elaborado. Un ejemplo: Carlos es un príncipe flamenco "bien proporcionado, bellísima pierna, buen brazo" (Gaspar Contarini, 1525), pues a Álvaro Cervantes lo visten de tal modo que apenas puede actuar, solo posar. Visto de lejos, parece una gallina. Le quitan lozanía, o gallardía, o algo que acaba en ía - es que me pierden los detalles.
Ni con la serie "Isabel" ni con esta se puede aprender Historia. Una de las razones es que el pueblo está ausente. La Historia se reduce a intrigas palaciegas donde los nobles se pelean por afán de poder. Estos afanes ni siquiera se muestran de modo imparcial. Los de Carlos -el héroe- aparecen como legítimos, y los de sus enemigos como desleales.
Olvidémonos de aprender. Imaginemos que querían hacer un culebrón elegante con fondo histórico, algo bonito para ver después de cenar. No llega. Es aburrido. Faltan emociones, matices, humor. "La historia de Carlos es de por sí menos interesante que el reinado de sus abuelos los Reyes Católicos, y contra eso no se puede hacer nada". Sibila de Delfos, me quedé paralizada. No estoy de acuerdo.
Lo peor: en vez de aprender historia, a lo mejor la desaprendemos.
Lo mejor: desarrolla la paciencia.
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