En su día Lee Daniels era un director prometedor que parecía llamado a hacer grandes cosas. Tras muchos años y varias películas mediocres y muy aburridas, Lee Daniels ha decidido dar el salto al cine de terror. Cuando ves esta película lo primero que te preguntas es, ¿por qué acepto Glenn Close este papel?. Lo único que me encaja es que la pobre mujer creyó que era otra película dramática de Daniels y que iba a interpretar a un personaje bastante interesante. La cara que se le debió de quedar cuando descubrió que era otra cutre película de posesiones. En serio, alguien debería poner algún límite para este subgénero del cine de terror que cada año arroja varias decenas de películas redundantes, exactamente iguales entre sí pero cada vez un poco peor que la anterior.

En esta película lo que más miedo da son las cejazas del hijo mayor. Francamente inquietantes.

Que una basura infecta como esta tenga un 6'2 en FA mientras películas notables no sobrepasan el 5, da una idea del poco nivel y nulo criterio del 90 % de los miembros de FA.

Tratar de dar empaque a "esto" aludiendo a no se qué curso de Harvard, es entre patético e irrisorio.

Esto no es más que un panfleto diseñado para justificar todas las atrocidades yankis que se producen a diario en todo el mundo y lo hace con el retorcido mensaje de "Mira que malos son los moros, hacen falta hombres como H para frenarlos".

Vomitivo

No sabía gran cosa de la película cuando me metí en la sala, y sólo al cabo de un rato descubrí lo que probablemente ya sabía todo el mundo, que Baby no tiene diálogos.

Al principio, como la protagonista está sola con su bebé, hundida en la miseria de su piso inmundo a lo largo de días en los que sólo importa pincharse en el pie, no se echan en falta las palabras.

Pero luego, cuando interactúa con la camella o con su casera (Charo López), tampoco. En la película pasa lo contrario que en la vida, donde abunda la cháchara insustancial, el hablar mucho para no decir nada.

No se trata de otro pastiche de cine mudo, sino, tal y como explica el director, del resultado de un proceso de depuración.

La conmovedora partitura de Koldo Uriarte tiene un tono retro y unos dejes que incluso me recordaron a Lana del Rey, y la película se abre con uno de esos clásicos –el River Man, de Nick Drake–, con el que te puedes topar en cualquier momento y circunstancia.

Me fascina ella, tan hermosa, tan desconocida, tan ausente. Cómo mira, cómo camina, como se mueve con esa americana mugrienta que todavía lleva con las mangas arremangadas, como si la suciedad del mundo simplemente se le hubiera caído encima.

La ambientación de cuento de hadas, con ese caserón medio en ruinas, se ha armado con un barroquismo que, paradójicamente, respira, y no queda de juguete como en los universos ultradémodés de un Burton o un Jeunet, con aquellas puestas en escena tan asfixiantes como poco creíbles. Aquí, al contrario, la película discurre majestuosa sin que no sólo no se echen de menos las palabras, sino tampoco más trama, ni acontecimientos, ni nada.

Un indiscutible obra maestra que no esta al alcance de cualquiera.

Nunca había escrito una crítica aquí pero me puede la indignación y voy a dar el paso. La indignación no me puede porque la película sea floja, lenta, aburrida e incoherente, eso es algo que asumo cuando veo una película.

Mi indignación se debe a que, en esta ocasión, he visto la película porque aquí hay dos personas que le han hecho dos pedazo críticas alabando sus supuestos valores e incluso hay uno que le ha dado un 7.

Filmaffinity debería plantearse una especie de moderación o supervisión de las votaciones para que no ocurran estas cosas. Esta película es muy mala, de muy baja calidad y nadie con un mínimo de criterio y conocimiento del género de terror puede darle más de un 3.

La película es flojísima, está muy mal hecha, no tiene ningún sentido, el guion ni existe, las interpretaciones son propias del cine porno, los personajes planos y ridículos, los diálogos absurdos y sonrojantes y es incapaz de recordar sus propias normas...