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6.6
1,912
9
28 de enero de 2012
28 de enero de 2012
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que es el resultado de la paranoia universal que embargó a toda una generación que temía que en cualquier momento pudiese desatarse un holocausto nuclear. Sin embargo, no se parece a la mayoría de las que entonces vieron la luz, mucho más centradas en la acción o en la intriga política. Quizá por eso ha envejecido mejor que esos otros filmes. Porque se ocupa de la evolución sentimental de los personajes, sin resultar en ningún momento una obra sensiblera ni cursi.
Nada más que su título es ya suficientemente elusivo, “On the Beach”: sugiere la experiencia de un día soleado, entregado a la molicie, a la despreocupación, al goce del instante, del chapuzón, de los juegos sobre la arena, de las conversaciones triviales, de la luz cegadora que invita a sestear.
Quizá por eso esta película posea tanta fuerza en su desarrollo dramático, porque por más que los personajes intenten obligarse a vivir la vida como si se tratase de un vacacional día de playa, sin otro objeto que el disfrute del momento, no pueden evitar caer en la cuenta de que están abocados a la desesperación más absoluta que cabe imaginar: no ya por la previsible pérdida de la propia vida, sino por la conciencia de saberse los últimos seres humanos sobre la Tierra, y últimos depositarios también de la responsabilidad de la destrucción de la vida en el planeta.
Nada más que su título es ya suficientemente elusivo, “On the Beach”: sugiere la experiencia de un día soleado, entregado a la molicie, a la despreocupación, al goce del instante, del chapuzón, de los juegos sobre la arena, de las conversaciones triviales, de la luz cegadora que invita a sestear.
Quizá por eso esta película posea tanta fuerza en su desarrollo dramático, porque por más que los personajes intenten obligarse a vivir la vida como si se tratase de un vacacional día de playa, sin otro objeto que el disfrute del momento, no pueden evitar caer en la cuenta de que están abocados a la desesperación más absoluta que cabe imaginar: no ya por la previsible pérdida de la propia vida, sino por la conciencia de saberse los últimos seres humanos sobre la Tierra, y últimos depositarios también de la responsabilidad de la destrucción de la vida en el planeta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y así, habrá unos que se aferrarán a una última esperanza de recuperar a lejanos familiares de los que no se tiene noticia (Gregory Peck), mientras que otros, más realistas, se aferran a una botella (Ava Gardner), a la satisfacción de viejos, e infantiles, sueños (Fred Astaire), o al objetivo de acabar sin dolor cuando llegue el momento de la muerte (Anthony Perkins).
Es además una película que no se olvida de los personajes secundarios, de aquellos que tienen una o dos frases, pero que no dejan de vivir sus propios dramas ni de aferrarse a sus postreras ilusiones: ahí quedan los miembros del club privado preocupados porque no les va a quedar tiempo para acabar con todas las existencias de vino de Oporto, así como del camarero que les sirve las copas; o la del jefe militar y su asistente, ya enferma por la radiación, y que encuentra en el veterano y rudo soldado al hombre que nunca se le acercó para decirle que era una mujer hermosa.
Hoy estamos más acostumbrados a ver películas que ofrecen un tratamiento minimalista de un supuesto fin de la humanidad. En la película “On the Beach” encuentran sin duda un precedente de una profundidad y una belleza difícilmente superables.
Es además una película que no se olvida de los personajes secundarios, de aquellos que tienen una o dos frases, pero que no dejan de vivir sus propios dramas ni de aferrarse a sus postreras ilusiones: ahí quedan los miembros del club privado preocupados porque no les va a quedar tiempo para acabar con todas las existencias de vino de Oporto, así como del camarero que les sirve las copas; o la del jefe militar y su asistente, ya enferma por la radiación, y que encuentra en el veterano y rudo soldado al hombre que nunca se le acercó para decirle que era una mujer hermosa.
Hoy estamos más acostumbrados a ver películas que ofrecen un tratamiento minimalista de un supuesto fin de la humanidad. En la película “On the Beach” encuentran sin duda un precedente de una profundidad y una belleza difícilmente superables.
3
14 de septiembre de 2016
14 de septiembre de 2016
21 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues eso, que la película comienza con un planteamiento que promete, pero en cuestión de minutos comienza a desinflarse y a acumular toda una serie de despropósitos que hacen preguntarse cómo es que una estrella (tal vez en horas bajas, porque si no no se explica) de la talla de Glenn Close ha recalado en esta cinta.
Salvo el comienzo, que sí sorprende, el desarrollo dramático de los personajes es de lo más previsible, y la sensación de miedo que esperas ir sintiendo a tenor del arriesgado punto de partida se va transformando poco a poco en una sucesión de bostezos.
Salvo el comienzo, que sí sorprende, el desarrollo dramático de los personajes es de lo más previsible, y la sensación de miedo que esperas ir sintiendo a tenor del arriesgado punto de partida se va transformando poco a poco en una sucesión de bostezos.

5.7
14,135
9
6 de junio de 2019
6 de junio de 2019
18 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una secuencia naturalista al comienzo de la proyección, la misma que podríamos ver en algún documental sobre costumbres animales, se nos muestra de manera sobrecogedora y nos sitúa metafóricamente en el meollo de la trama.
A partir de ahí, todo se vuelve extraño y aterrador. Buena parte de la fuerza del filme radica en su imaginería visual, en el minimalismo reiterativo de la escenografía y en la pulcritud milimétrica del entorno en el que los personajes tratan de aportar sentido a lo que les está sucediendo, aunque sea abriendo un agujero en el suelo. Cualquier cosa con tal de romper la opresiva armonía arquitectónica del entorno. Y después están las interpretaciones desesperadas de sus dos protagonistas, tratando de no perder el control frente a una realidad que están viviendo pero que se niegan a asumir como inevitable.
El horror de la propuesta encuentra su epítome en el grito exigente del niño cuando tiene hambre. Cualquiera que haya tenido hijos sabe hasta qué punto sus llantos y vociferaciones movilizan a los padres, impulsándoles a satisfacer a la mayor brevedad posible las demandas de sus retoños; simplemente porque, a veces, de no acallarlos enseguida, acabarías por arrojarlos por la ventana.
A partir de ahí, todo se vuelve extraño y aterrador. Buena parte de la fuerza del filme radica en su imaginería visual, en el minimalismo reiterativo de la escenografía y en la pulcritud milimétrica del entorno en el que los personajes tratan de aportar sentido a lo que les está sucediendo, aunque sea abriendo un agujero en el suelo. Cualquier cosa con tal de romper la opresiva armonía arquitectónica del entorno. Y después están las interpretaciones desesperadas de sus dos protagonistas, tratando de no perder el control frente a una realidad que están viviendo pero que se niegan a asumir como inevitable.
El horror de la propuesta encuentra su epítome en el grito exigente del niño cuando tiene hambre. Cualquiera que haya tenido hijos sabe hasta qué punto sus llantos y vociferaciones movilizan a los padres, impulsándoles a satisfacer a la mayor brevedad posible las demandas de sus retoños; simplemente porque, a veces, de no acallarlos enseguida, acabarías por arrojarlos por la ventana.

7.3
65,966
3
18 de enero de 2016
18 de enero de 2016
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de otra cosa, quisiera manifestar mi entusiasmo por Tarantino. Me encantan sus películas, incluso las más flojas (hasta ahora) porque siempre encuentro en ellas bastantes cosas que me mantienen deseoso de seguir viendo a ver qué pasa.
Pues bien, incluso en esta, buena parte de la película me la pasé con el mismo interés, hasta que sobrevino el flashback ese en el que... bueno, el quiera saber más, que se vaya a la parte de los spoilers, porque no quiero destripar nada.
Pues bien, incluso en esta, buena parte de la película me la pasé con el mismo interés, hasta que sobrevino el flashback ese en el que... bueno, el quiera saber más, que se vaya a la parte de los spoilers, porque no quiero destripar nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como decía, en el momento en el que se sucede ese flashback en el que se muestran las verdaderas intenciones de los personajes que ya estaban en la cabaña cuando llegaron los cazarrecompensas a mí se me cayeron los palos del sombrajo:
Vamos a ver, los forajidos que esperan en la cabaña la llegada del cazarrecompensas encarnado por Kurt Russell resulta que tienen previsto, pero que muy requetebién previsto, que efectivamente el cazarrecompensas se aloje en la cabaña. Y aquí viene el insalvable fallo de guión: ¿cómo demonios pueden tener previsto eso si resulta que el carruaje en el que marcha el cazarrecompensas hace parada en la cabaña PORQUE LES SORPRENDE UNA VENTISCA?
Y no es que lo deduzca yo, es que uno de los personajes (ahora no recuerdo si el cazarrecompensas o el cochero) lo dice nada más llegar a la cabaña: que no tenían previsto parar allí, pero que han tenido que hacerlo antes de que se les echara encima el grueso de la ventisca.
A partir de ahí, díganme si no que toda la historia se viene abajo.
En fin, parece que Quentin se ha contentado esta vez con releer un par de veces su guión, cuando un guión tiene que ser leído y releído varias docenas de veces y por distintas personas precisamente para pulir este tipo de fallos. Más que nada, porque encima se trata de un fallo que podría haber sido fácilmente salvable con solo decir, por ejemplo, que tenían que llegar a la cabaña tal antes de que les alcanzara lo peor de la tormenta. Pero el caso es que no, que no dicen esto, sino que lo que dicen es que han parado allí casi que por azar.
De verdad que lo siento.
Saludos a todos.
Vamos a ver, los forajidos que esperan en la cabaña la llegada del cazarrecompensas encarnado por Kurt Russell resulta que tienen previsto, pero que muy requetebién previsto, que efectivamente el cazarrecompensas se aloje en la cabaña. Y aquí viene el insalvable fallo de guión: ¿cómo demonios pueden tener previsto eso si resulta que el carruaje en el que marcha el cazarrecompensas hace parada en la cabaña PORQUE LES SORPRENDE UNA VENTISCA?
Y no es que lo deduzca yo, es que uno de los personajes (ahora no recuerdo si el cazarrecompensas o el cochero) lo dice nada más llegar a la cabaña: que no tenían previsto parar allí, pero que han tenido que hacerlo antes de que se les echara encima el grueso de la ventisca.
A partir de ahí, díganme si no que toda la historia se viene abajo.
En fin, parece que Quentin se ha contentado esta vez con releer un par de veces su guión, cuando un guión tiene que ser leído y releído varias docenas de veces y por distintas personas precisamente para pulir este tipo de fallos. Más que nada, porque encima se trata de un fallo que podría haber sido fácilmente salvable con solo decir, por ejemplo, que tenían que llegar a la cabaña tal antes de que les alcanzara lo peor de la tormenta. Pero el caso es que no, que no dicen esto, sino que lo que dicen es que han parado allí casi que por azar.
De verdad que lo siento.
Saludos a todos.
1
29 de septiembre de 2012
29 de septiembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cometí el error de fiarme de la estadística antes de ir a ver esta película a un festival local hace unos días. Hasta antes de valorarla yo mismo, la puntuación que aquí se ofrecía era de cinco estrellitas y pensé que, bueno, si a eso le sumábamos que la habían programado para la inauguración de ese festival muy terrible no podía ser la cosa.
¡Madre del amor hermoso! No sabría ni por dónde empezar a opinar sobre la naturaleza de este engendro. Es todo tan espantoso, tan abrumadoramente ridículo. Ni técnica ni artísticamente la película alcanza el nivel de una serie Z. Habría que añadir unas cuantas letras más al alfabeto para poder buscarle ubicación. La puntúo con una estrellita porque no es posible puntuarla con menos.
¡Madre del amor hermoso! No sabría ni por dónde empezar a opinar sobre la naturaleza de este engendro. Es todo tan espantoso, tan abrumadoramente ridículo. Ni técnica ni artísticamente la película alcanza el nivel de una serie Z. Habría que añadir unas cuantas letras más al alfabeto para poder buscarle ubicación. La puntúo con una estrellita porque no es posible puntuarla con menos.
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