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5.5
10,129
6
7 de septiembre de 2021
7 de septiembre de 2021
28 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más miedo me daba de esta película es que suponía la inmersión de un director comercial que nunca me ha interesado mucho, James Wan, a mi género favorito: el giallo.
A priori, ambos conceptos se hallan en las antípodas estilísticas, por más que tanto el director de Saw y Argento compartan cierta tendencia al sadismo flebotomía mediante. Donde el giallo es todo plano detalle, color, luces, música de sintetizador y elegantes movimientos de cámara, el terror comercial es iluminar poco y mal, ausencia de color, silencio para ser roto con estrépito estruendoso y movimientos bruscos de cámara. En el giallo lo brusco es el montaje, no la cámara. Es decir, son posiblemente géneros audiovisuales opuestos, pese a compartir muchas veces sinopsis. Una paradoja. Si lo más típico del terror es mover la cámara súbitamente para generar confusión y, de paso, que no se vean las carencias, la firma definitiva de un giallo es hacer zoom sobre un plano detalle. La síntesis perfecta de que terror es tapar, y giallo, mostrar.
Dicho esto ¿Ha pasado el examen James Wan? Pues ni sí, ni no... porque "Maligno" no es un giallo. Es terror, con guiños a tópicos del giallo: guantes negros , gabardina y... un puñal improvisado que semeja una daga dorada. Dicha arma, me parece un acierto de diseño por parte de arte, porque intenta condensar con preciosa precisión en un objeto todo un género cinematográfico. Y el objeto en cuestión es un arma blanca, el fetiche por antonomasia del giallo.
Tales detalles, simpáticos para los cinéfilos, no dejan de ser un aderezo en una película de terror al uso, con algunas escenas de acción excesivas y por momentos mal resueltas. Porque Wan no solo no es Argento en estilo, tampoco lo es como cineasta. La película no tiene la elegancia de aquel director, ni de Bava ni mucho menos de Bazzoni, que le podrían dar muchas lecciones al malayo en composición de plano.
El CGI es un pegote, mal hecho. Supongo que meter este tipo de efectos es una exigencia de Warner para amortizar departamentos dedicados a ello, porque ese CGI era completamente innecesario para contar la historia.
Tampoco lo fotografía es la octava maravilla del mundo. Las escenas de las hermanas hablando en el coche, son indistinguibles de ciertos telefilmes canadienses de sobremesa. Una película irregular en este sentido, puesto que algún plano sí que está infinitamente más trabajado... e incluso, en algún fotograma, se llega a alcanzar la belleza.
Otro punto en el debe, es su historia. No la premisa argumental, sino la trama, su desarrollo. Una cosa es que tu guion tome prestamos obvios de "El síndrome de Stendhal" u "Opera", además de tener extraordinariamente presente "Hermanas" de Brian de Palma. Es homenaje, vale, bien. Pero otra, es telegrafiar todo constantemente al espectador. En este aspecto, esa versión dubstep del famoso "Where is my mind" de Pixies puede ser entendida por algunos como la gota que colma el vaso, pero a mí me ha resultado un detalle de lo más cachondo.
Cierto ánimo de chanza tiene el amigo Wan, y desde luego la película es divertida. Eso es un mérito que hay que concederle. Entretener en el cine no es fácil, al contrario de lo que algunos suponen. Y "Maligno" es entretenida, su protagonista tiene fuerza y sus detalles arrebatan. Se agradece en tiempos en que el blockbuster pergeña peñazos como "Endgame" y tantos otros ladrillos de Marvel, o de la propia Warner con Nolan y sus más recientes palíndromos. Al menos, "Maligno" tiene sentido en sus metáforas sobre la locura, el heteropatriarcado o las relaciones humanas. A mí, subjetivamente, me ha gustado bastante. Es sobre todo por lo delirantemente disfrutable que resulta y lo mucho que me gustan algunas cosas, y lo superior que la veo a otras propuestas coetáneas, que no puedo ponerle menos de un 6. La película es cuanto menos interesante, si bien me temo que sus flagrantes "peros" van a ser motivo de escarnio para la mayoría, por encima de sus múltiples virtudes.
Lo mejor: el prólogo en 1993, la interpretación de los actores (en especial Wallis), lo bien que funcionan sus personajes arquetipo y sus alegorías. La cantidad de aberrados que usa Wan. El plano con la protagonista iluminada de rojo, y la sombra saliendo de detrás, precioso y puro giallo. Una banda sonora correcta, juguetona y que cumple con su cometido. Y por supuesto: el arma. Wan firma su mejor película, la única que por momentos es fascinante, y pese a sus fallos, ojalá una así en cartelera todos los meses.
Lo peor: fotografía de película muy menor, a veces puede que adrede para transmitir cotidianidad, pero que sumado a una saturación de CGI poco logrado, deja una sensación insatisfactoria en el cómputo global. La historia es demasiado obvia, y hubiese funcionado mejor racionando más la información.
A priori, ambos conceptos se hallan en las antípodas estilísticas, por más que tanto el director de Saw y Argento compartan cierta tendencia al sadismo flebotomía mediante. Donde el giallo es todo plano detalle, color, luces, música de sintetizador y elegantes movimientos de cámara, el terror comercial es iluminar poco y mal, ausencia de color, silencio para ser roto con estrépito estruendoso y movimientos bruscos de cámara. En el giallo lo brusco es el montaje, no la cámara. Es decir, son posiblemente géneros audiovisuales opuestos, pese a compartir muchas veces sinopsis. Una paradoja. Si lo más típico del terror es mover la cámara súbitamente para generar confusión y, de paso, que no se vean las carencias, la firma definitiva de un giallo es hacer zoom sobre un plano detalle. La síntesis perfecta de que terror es tapar, y giallo, mostrar.
Dicho esto ¿Ha pasado el examen James Wan? Pues ni sí, ni no... porque "Maligno" no es un giallo. Es terror, con guiños a tópicos del giallo: guantes negros , gabardina y... un puñal improvisado que semeja una daga dorada. Dicha arma, me parece un acierto de diseño por parte de arte, porque intenta condensar con preciosa precisión en un objeto todo un género cinematográfico. Y el objeto en cuestión es un arma blanca, el fetiche por antonomasia del giallo.
Tales detalles, simpáticos para los cinéfilos, no dejan de ser un aderezo en una película de terror al uso, con algunas escenas de acción excesivas y por momentos mal resueltas. Porque Wan no solo no es Argento en estilo, tampoco lo es como cineasta. La película no tiene la elegancia de aquel director, ni de Bava ni mucho menos de Bazzoni, que le podrían dar muchas lecciones al malayo en composición de plano.
El CGI es un pegote, mal hecho. Supongo que meter este tipo de efectos es una exigencia de Warner para amortizar departamentos dedicados a ello, porque ese CGI era completamente innecesario para contar la historia.
Tampoco lo fotografía es la octava maravilla del mundo. Las escenas de las hermanas hablando en el coche, son indistinguibles de ciertos telefilmes canadienses de sobremesa. Una película irregular en este sentido, puesto que algún plano sí que está infinitamente más trabajado... e incluso, en algún fotograma, se llega a alcanzar la belleza.
Otro punto en el debe, es su historia. No la premisa argumental, sino la trama, su desarrollo. Una cosa es que tu guion tome prestamos obvios de "El síndrome de Stendhal" u "Opera", además de tener extraordinariamente presente "Hermanas" de Brian de Palma. Es homenaje, vale, bien. Pero otra, es telegrafiar todo constantemente al espectador. En este aspecto, esa versión dubstep del famoso "Where is my mind" de Pixies puede ser entendida por algunos como la gota que colma el vaso, pero a mí me ha resultado un detalle de lo más cachondo.
Cierto ánimo de chanza tiene el amigo Wan, y desde luego la película es divertida. Eso es un mérito que hay que concederle. Entretener en el cine no es fácil, al contrario de lo que algunos suponen. Y "Maligno" es entretenida, su protagonista tiene fuerza y sus detalles arrebatan. Se agradece en tiempos en que el blockbuster pergeña peñazos como "Endgame" y tantos otros ladrillos de Marvel, o de la propia Warner con Nolan y sus más recientes palíndromos. Al menos, "Maligno" tiene sentido en sus metáforas sobre la locura, el heteropatriarcado o las relaciones humanas. A mí, subjetivamente, me ha gustado bastante. Es sobre todo por lo delirantemente disfrutable que resulta y lo mucho que me gustan algunas cosas, y lo superior que la veo a otras propuestas coetáneas, que no puedo ponerle menos de un 6. La película es cuanto menos interesante, si bien me temo que sus flagrantes "peros" van a ser motivo de escarnio para la mayoría, por encima de sus múltiples virtudes.
Lo mejor: el prólogo en 1993, la interpretación de los actores (en especial Wallis), lo bien que funcionan sus personajes arquetipo y sus alegorías. La cantidad de aberrados que usa Wan. El plano con la protagonista iluminada de rojo, y la sombra saliendo de detrás, precioso y puro giallo. Una banda sonora correcta, juguetona y que cumple con su cometido. Y por supuesto: el arma. Wan firma su mejor película, la única que por momentos es fascinante, y pese a sus fallos, ojalá una así en cartelera todos los meses.
Lo peor: fotografía de película muy menor, a veces puede que adrede para transmitir cotidianidad, pero que sumado a una saturación de CGI poco logrado, deja una sensación insatisfactoria en el cómputo global. La historia es demasiado obvia, y hubiese funcionado mejor racionando más la información.
Miniserie

6.2
1,272
7
7 de enero de 2023
7 de enero de 2023
27 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Winding Refn vuelve a casa por navidad. Regresa a Dinamarca, tras muchos años rodando para el infame mercado capitalista que algunos llaman Hollywood. En el caso de Refn, a diferencia de la mayoría de directores europeos en Estados Unidos, retorna con algunas mejoras. Y, paradójicamente, más influido por directores no-estadounidenses: Por ejemplo, con unas gotas de santa sangre psicomágica de Jodorowsky; con cierta mirada pausada que ambiciona semejar a Wong Kar Wai. Pero sobre todo, poseído por la brujería luminosa y post moderna sumergida en color de "Suspiria" e "Inferno". Si en casi todas mis críticas cito a Dario Argento, en el caso de Winding Refn la mención era insoslayable. Winding Refn a partir de "Drive" es el gran culpable de una ola de neogiallo salvaje, que va desde "Climax" de Gaspar Noé hasta la fallida "Last night in soho", pasando por toda clase de arrebatos en videoclips de Foals o Chvrches de clara inspiración giallo.
Winding Refn, como decía, en Estados Unidos, lejos de jugar a ser más americano que los americanos tipo Roland Emmerich, Wolfgang Pertensen, Sollima y ese largo etc, ha hecho el camino inverso. Ahora vive entre el giallo y la segunda ola de Hong Kong. Ahora podría adscribirse al nuevo extremismo francés. NWR es el anti-Cameron. Tal vez esta sea la mayor paradoja: los cines están capitalizados por una película, Avatar Dos, que se aleja mucho del cine mismo; mientras que en Netflix (ese telecinco marca Starbucks) se hospeda, sin hacer mucho ruido, una obra que recuerda al cine que nos hizo soñar a los cinéfilos con las retinas bañadas en haluro de plata.
Cowboy Kobenhavn, que es como yo prefiero llamarla, además se distribuye en seis dosis, como si de una serie se tratase ¿El resultado? Es la primera vez que veo una "serie" del tirón, sin pestañear... Repite jugada NWR, que ya hizo una película de diez horazas para Amazon.
No se puede obviar las influencias de Winding Refn, ni tampoco como hemos llegado hasta aquí. Netflix le tenía ganas al danés: lo demostró haciendo "Nuevo sabor a cereza", la mejor obra de Refn que el propio Refn nunca llegó a filmar. Pero es que encima series como "Stranger Things" o "Locke and key" son productos digamos light pero derivados de NWR: sin la trilogía de neón de este cineasta, no existirían sus excesos cromáticos y musicales.
Bien, hecho este balance, para mí necesario para entender lo que significa este cineasta en la cultura popular y el audiovisual actual, procedo a analizar la serie propiamente dicha.
En primer lugar, la protagonista me parece un gran acierto. Probablemente, el mejor personaje de la ya pentalogía de neón. Hablamos de una ¿santa/bruja? cruce entre el folklore de Kusturica y alguna protagonista ¿indestructible? tipo Bannion en "Suspiria", y como si "Ms45" fuese protagonizada por Jessica Hyde. Eso sí, la firma inconfundible en dirección de actores de NWR sigue intacta: Angela Bundalovic no parpadea (¿Oye pero sus ojos?) al igual que acaeciese con Gosling en "Drive". Siempre pensé que lo de Ryan Gosling en Drive, era correlativo a Carey Mulligan y cierto episodio televisivo llamado precisamente "Blink" (Parpadeo). Pero posteriormente la cosa fue incluso a más en "Solo Dios perdona", y llegué a la conclusión de que lo de que sus protagonistas ni pestañeen es un requerimiento/argucia del director. Es un recurso. Lo lleva tan al extremo que puede parecer autoparodia, pero creo que es perfectamente válido. Confiere al personaje una distinción con respecto al resto del reparto única. Por un lado, parece el personaje que "más ve"; pero por otro, resulta más ausente. Vamos, que en definitiva, es el espectador.
En el caso del papel de Angela Bundalovic, creo que es aún más adecuado que en el de Ryan Gosling. Angela Bundalovic interpreta a una suerte de vidente. El personaje siempre ve más allá que el resto de seres que pueblan esta obra. Tiene visiones, corazonadas, precogniciones. Es un triunfo cómo entre actriz, guion y director dibujan el personaje, que acaba siendo fascinante pese a algunos "peros" que el conjunto de la serie sí que plantea y no siempre resuelve de manera satisfactoria.
También es curiosa la evolución de los capítulos, con uno como el 5 claramente escindido del estilo visual predominante en la serie. El quinto está en una coordenadas entre la fantástica "Utopia" de Marc Munden (influencia innegable) y el videojuego sueco de 2008 "Mirror´s edge". En el sexto, las reminiscencias son obvias a una de las mejores cintas de Romero: "Season of the witch" y su inicio (obra maestra total) en un bosque onírico.
El cromatismo juega con dos colores: el rojo y el azul. El azul es asignado a la paleta de color de la protagonista. El rojo, sin embargo, está omnipresente en los antagonistas por sanguinarios y lascivos (la protagonista es un personaje, por contra, asexuado) Colores como el rosa y el morado aparecen cuando confluyen ambas fuerzas en ¿la psique de la atmósfera?
Finalmente, Refn llega a enmarcar a nuestra protagonista en un neón circular, evocando la imagen de una santa. A los malos, recreando toda iconografía vampírica que se precie, siestas en el ataúd del castillo incluidas.
La serie es abstracta, tanto por momentos desde dirección, como evidentemente desde el punto de vista del guion. Esto, que será vilipendiado, se me antoja explicar que no es malo per se. No, no "indica una falta de ideas". Las ideas están, ya las he comentado. La serie también trata otros temas como la inmigración. No es que los esquive precisamente, sino que el estilo tiende a dejar margen de reflexión al espectador. Muchas veces es preferible a mascar y remarcar al consumidor lo que está viendo. Los diálogos sobreexplicativos pueden ser síntoma claro de una mala película, y Winding ya solo hace películas que como mínimo merecen en nuestro Filmaffinity el calificativo de interasentes e incluso "buenas". Aquí recupera premisas de sus primeras pelis... Pero como ha mejorado este chaval desde entonces.
Winding Refn, como decía, en Estados Unidos, lejos de jugar a ser más americano que los americanos tipo Roland Emmerich, Wolfgang Pertensen, Sollima y ese largo etc, ha hecho el camino inverso. Ahora vive entre el giallo y la segunda ola de Hong Kong. Ahora podría adscribirse al nuevo extremismo francés. NWR es el anti-Cameron. Tal vez esta sea la mayor paradoja: los cines están capitalizados por una película, Avatar Dos, que se aleja mucho del cine mismo; mientras que en Netflix (ese telecinco marca Starbucks) se hospeda, sin hacer mucho ruido, una obra que recuerda al cine que nos hizo soñar a los cinéfilos con las retinas bañadas en haluro de plata.
Cowboy Kobenhavn, que es como yo prefiero llamarla, además se distribuye en seis dosis, como si de una serie se tratase ¿El resultado? Es la primera vez que veo una "serie" del tirón, sin pestañear... Repite jugada NWR, que ya hizo una película de diez horazas para Amazon.
No se puede obviar las influencias de Winding Refn, ni tampoco como hemos llegado hasta aquí. Netflix le tenía ganas al danés: lo demostró haciendo "Nuevo sabor a cereza", la mejor obra de Refn que el propio Refn nunca llegó a filmar. Pero es que encima series como "Stranger Things" o "Locke and key" son productos digamos light pero derivados de NWR: sin la trilogía de neón de este cineasta, no existirían sus excesos cromáticos y musicales.
Bien, hecho este balance, para mí necesario para entender lo que significa este cineasta en la cultura popular y el audiovisual actual, procedo a analizar la serie propiamente dicha.
En primer lugar, la protagonista me parece un gran acierto. Probablemente, el mejor personaje de la ya pentalogía de neón. Hablamos de una ¿santa/bruja? cruce entre el folklore de Kusturica y alguna protagonista ¿indestructible? tipo Bannion en "Suspiria", y como si "Ms45" fuese protagonizada por Jessica Hyde. Eso sí, la firma inconfundible en dirección de actores de NWR sigue intacta: Angela Bundalovic no parpadea (¿Oye pero sus ojos?) al igual que acaeciese con Gosling en "Drive". Siempre pensé que lo de Ryan Gosling en Drive, era correlativo a Carey Mulligan y cierto episodio televisivo llamado precisamente "Blink" (Parpadeo). Pero posteriormente la cosa fue incluso a más en "Solo Dios perdona", y llegué a la conclusión de que lo de que sus protagonistas ni pestañeen es un requerimiento/argucia del director. Es un recurso. Lo lleva tan al extremo que puede parecer autoparodia, pero creo que es perfectamente válido. Confiere al personaje una distinción con respecto al resto del reparto única. Por un lado, parece el personaje que "más ve"; pero por otro, resulta más ausente. Vamos, que en definitiva, es el espectador.
En el caso del papel de Angela Bundalovic, creo que es aún más adecuado que en el de Ryan Gosling. Angela Bundalovic interpreta a una suerte de vidente. El personaje siempre ve más allá que el resto de seres que pueblan esta obra. Tiene visiones, corazonadas, precogniciones. Es un triunfo cómo entre actriz, guion y director dibujan el personaje, que acaba siendo fascinante pese a algunos "peros" que el conjunto de la serie sí que plantea y no siempre resuelve de manera satisfactoria.
También es curiosa la evolución de los capítulos, con uno como el 5 claramente escindido del estilo visual predominante en la serie. El quinto está en una coordenadas entre la fantástica "Utopia" de Marc Munden (influencia innegable) y el videojuego sueco de 2008 "Mirror´s edge". En el sexto, las reminiscencias son obvias a una de las mejores cintas de Romero: "Season of the witch" y su inicio (obra maestra total) en un bosque onírico.
El cromatismo juega con dos colores: el rojo y el azul. El azul es asignado a la paleta de color de la protagonista. El rojo, sin embargo, está omnipresente en los antagonistas por sanguinarios y lascivos (la protagonista es un personaje, por contra, asexuado) Colores como el rosa y el morado aparecen cuando confluyen ambas fuerzas en ¿la psique de la atmósfera?
Finalmente, Refn llega a enmarcar a nuestra protagonista en un neón circular, evocando la imagen de una santa. A los malos, recreando toda iconografía vampírica que se precie, siestas en el ataúd del castillo incluidas.
La serie es abstracta, tanto por momentos desde dirección, como evidentemente desde el punto de vista del guion. Esto, que será vilipendiado, se me antoja explicar que no es malo per se. No, no "indica una falta de ideas". Las ideas están, ya las he comentado. La serie también trata otros temas como la inmigración. No es que los esquive precisamente, sino que el estilo tiende a dejar margen de reflexión al espectador. Muchas veces es preferible a mascar y remarcar al consumidor lo que está viendo. Los diálogos sobreexplicativos pueden ser síntoma claro de una mala película, y Winding ya solo hace películas que como mínimo merecen en nuestro Filmaffinity el calificativo de interasentes e incluso "buenas". Aquí recupera premisas de sus primeras pelis... Pero como ha mejorado este chaval desde entonces.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para el spoiler, a diferencia de con Shyamalan, me abstengo. Preguntad a los daneses, solo ellos tienen la respuesta. Dreyer inventó el trancendentalismo (Y Miu es una moderna Juana de Arco, supongo), y yo de peque nunca me perdía cuando televisaban esa joya infravalorada de Bille August que es "Smilla, misterio en la nieve".
Personalmente en el final se refuerza mi convicción de que la protagonista representa a una niña eterna, una especie de Peter Pan, contra una sociedad de consumo que quiere carne, fertilidad y todo eso. Su fantasía "infantil" se convierte en magia y apisona la prosaica violencia del mundo adulto. Tal vez por ello en el bosque se encuentre con varias niñas mientras que la villana tiene una epifanía con muñecas y modelos en un trastero.
Personalmente en el final se refuerza mi convicción de que la protagonista representa a una niña eterna, una especie de Peter Pan, contra una sociedad de consumo que quiere carne, fertilidad y todo eso. Su fantasía "infantil" se convierte en magia y apisona la prosaica violencia del mundo adulto. Tal vez por ello en el bosque se encuentre con varias niñas mientras que la villana tiene una epifanía con muñecas y modelos en un trastero.
6 de agosto de 2022
6 de agosto de 2022
52 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película tiene un universo paralelo (es como se llamaban cuando yo era niño) en que se intenta rodar todo como si fuese una película de uno de los mejores directores de todos los tiempos: Wong Kar Wai. Es como alguna de Tarantino, digamos, Django. Que solo se salva por el momento metarrefencial al Django de Franco Nero, con el propio Franco Nero (¿Esto es ahora multiverso también o solo un actor haciendo de sí mismo en un cameo?)
"Todo me ha parecido una mierda" (en la dimensión desde la que escribo se llama así) es tan absurda que, por la regla de tres en que es una obra maestra, también podría serlo la quinta de la saga Torrente. Personalmente, no me gusta Torrente.... Su humor, al igual que en esta, es de esperpento y de lo más chabacano. Pero técnicamente es "buena", y más viendo el presupuesto del que disponía... Decís que esta es barata y "meritoria" porque no cuesta los 200 millones de las de Disney, pero en España (o cualquier otro país europeo) este presupuesto de "Todo a la vez no sé qué" sería la megaproducción nacional del siglo. Los que habláis de presupuesto no tenéis ni idea de con qué dinero hizo Mercero "La cabina", Marta Meszaros "Adopción" o Luigi Bazzoni "Huellas de pisadas en la luna" ¿Qué presupuesto tenía Godard en "La chinoise" o en "Made in USA"?
Se habla de montaje... Pues entonces como veais "Scott Pilgrim..." vais a alucinar, de verdad. El éxito de esta "Todo lo que quiso saber sobre el multiverso y jamás le habían contado", se basa en lo mismo que acaece con Tarantino, Sorrentino o Vinterberg: el espectador es tonto (Es lo que piensan ellos de sus espectadores, a mí no me miréis) Y además de poco listo, no ha visto ni a Wong Kar Wai, ni a Fellini, ni a Antonioni ni a Leone, y aún menos una cinta de Clara Law... Y le podemos vender cualquier cosa como "original", distinta" y "con buena fotografía". Vienen de ver Telecinco y a un Youtuber con sobrepeso berreando. Por ende, cualquier cosa les parece inteligente y con unos planos "bonitos". Todo es relativo, ya sabéis: la relatividad. O como la llaman ahora los chavales: el multiverso. No se les puede reprochar no estudiar física... Viendo lo que les cuesta el cine, mejor que ni lo intenten con la cuántica.
Duele corroborar que "Fallen angels", del propio Wong Kar Wai, posee en esta página menos votos y menos nota ¡Cuánta enajenación, por favor! Lo peor no es la valoración, sino el pensar que menos espectadores han disfrutado, esa sí, de una joya del séptimo arte. Por supuesto, en el homenaje que se hace de Wong Kar Wai aquí en este engendro del diablo, queda patente que ni el director es Wong Kar Wai, ni el director de foto es Christopher Doyle o Darius Khondji. Estoy referenciando redundantemente a Wong Kar Wai: vótame positivo, soy casi tan pesado como los "Daniels" y su "obra maestra". Otrosí podría citar a las hermanas Wachowski. O a "Karate a muerte en Bangkok", o incluso el más difícil todavía, que esto es un circo: "Karate a muerte en Torremolinos". De estrenarse hoy esta última, no cabe duda que sería catalogada como un prodigio exquisitamente referencial, autoconsciente y de una postmodernidad pintiparada genial e imponderable. "Un, dos, tres al escondite inglés", del egregio e ínclito Iván Zulueta, o una "Gota de sangre para morir amando" de Eloy de la Iglesia. Eloy de la Iglesia parodió a Kubrick de todas las maneras posibles y lo hizo en su momento, no con 60 añazos de retraso. Esos sí que eran genios, que lo hacían sin internet y con MONTAJE ANALÓGICO, y se reían de Kubrick, Eurovisión y de lo qué querían. Cabe añadir que se consideraban "malas películas" y "exploitation", no actos de alta cultura. Pero eso es porque no venían con el sello de A24, que entonces sí ostentarían todas un 7 en Filmaffinity.
A24, los supuestos abanderados de la ¿originalidad?, se hartan de imitar planos. Venimos de "Men" (bastante mejor película que esta, dicho sea de paso) que copia planos hasta de Jorge Grau y su "No profanar el sueño de los muertos". Pues eso: que dejen de profanar cosas. ¿Qué será lo próximo, remake no confeso de "Los coches que devoraron París"? Ya puestos, yo casi prefiero el de "El perfume de la mujer de negro" de Barillii. No de Ayanta, sino de Francesco. Total, ya lo han hecho unos belgas con la reciente "Inexorable", que no es más que el resultado de ver en bucle "Vicios prohibidos" de Martino y pensar que sería bueno modernizar la idea.
En fin, esta película es como el tren de "El hormiguero"... Solo que la de Motos era mejor.
"Todo me ha parecido una mierda" (en la dimensión desde la que escribo se llama así) es tan absurda que, por la regla de tres en que es una obra maestra, también podría serlo la quinta de la saga Torrente. Personalmente, no me gusta Torrente.... Su humor, al igual que en esta, es de esperpento y de lo más chabacano. Pero técnicamente es "buena", y más viendo el presupuesto del que disponía... Decís que esta es barata y "meritoria" porque no cuesta los 200 millones de las de Disney, pero en España (o cualquier otro país europeo) este presupuesto de "Todo a la vez no sé qué" sería la megaproducción nacional del siglo. Los que habláis de presupuesto no tenéis ni idea de con qué dinero hizo Mercero "La cabina", Marta Meszaros "Adopción" o Luigi Bazzoni "Huellas de pisadas en la luna" ¿Qué presupuesto tenía Godard en "La chinoise" o en "Made in USA"?
Se habla de montaje... Pues entonces como veais "Scott Pilgrim..." vais a alucinar, de verdad. El éxito de esta "Todo lo que quiso saber sobre el multiverso y jamás le habían contado", se basa en lo mismo que acaece con Tarantino, Sorrentino o Vinterberg: el espectador es tonto (Es lo que piensan ellos de sus espectadores, a mí no me miréis) Y además de poco listo, no ha visto ni a Wong Kar Wai, ni a Fellini, ni a Antonioni ni a Leone, y aún menos una cinta de Clara Law... Y le podemos vender cualquier cosa como "original", distinta" y "con buena fotografía". Vienen de ver Telecinco y a un Youtuber con sobrepeso berreando. Por ende, cualquier cosa les parece inteligente y con unos planos "bonitos". Todo es relativo, ya sabéis: la relatividad. O como la llaman ahora los chavales: el multiverso. No se les puede reprochar no estudiar física... Viendo lo que les cuesta el cine, mejor que ni lo intenten con la cuántica.
Duele corroborar que "Fallen angels", del propio Wong Kar Wai, posee en esta página menos votos y menos nota ¡Cuánta enajenación, por favor! Lo peor no es la valoración, sino el pensar que menos espectadores han disfrutado, esa sí, de una joya del séptimo arte. Por supuesto, en el homenaje que se hace de Wong Kar Wai aquí en este engendro del diablo, queda patente que ni el director es Wong Kar Wai, ni el director de foto es Christopher Doyle o Darius Khondji. Estoy referenciando redundantemente a Wong Kar Wai: vótame positivo, soy casi tan pesado como los "Daniels" y su "obra maestra". Otrosí podría citar a las hermanas Wachowski. O a "Karate a muerte en Bangkok", o incluso el más difícil todavía, que esto es un circo: "Karate a muerte en Torremolinos". De estrenarse hoy esta última, no cabe duda que sería catalogada como un prodigio exquisitamente referencial, autoconsciente y de una postmodernidad pintiparada genial e imponderable. "Un, dos, tres al escondite inglés", del egregio e ínclito Iván Zulueta, o una "Gota de sangre para morir amando" de Eloy de la Iglesia. Eloy de la Iglesia parodió a Kubrick de todas las maneras posibles y lo hizo en su momento, no con 60 añazos de retraso. Esos sí que eran genios, que lo hacían sin internet y con MONTAJE ANALÓGICO, y se reían de Kubrick, Eurovisión y de lo qué querían. Cabe añadir que se consideraban "malas películas" y "exploitation", no actos de alta cultura. Pero eso es porque no venían con el sello de A24, que entonces sí ostentarían todas un 7 en Filmaffinity.
A24, los supuestos abanderados de la ¿originalidad?, se hartan de imitar planos. Venimos de "Men" (bastante mejor película que esta, dicho sea de paso) que copia planos hasta de Jorge Grau y su "No profanar el sueño de los muertos". Pues eso: que dejen de profanar cosas. ¿Qué será lo próximo, remake no confeso de "Los coches que devoraron París"? Ya puestos, yo casi prefiero el de "El perfume de la mujer de negro" de Barillii. No de Ayanta, sino de Francesco. Total, ya lo han hecho unos belgas con la reciente "Inexorable", que no es más que el resultado de ver en bucle "Vicios prohibidos" de Martino y pensar que sería bueno modernizar la idea.
En fin, esta película es como el tren de "El hormiguero"... Solo que la de Motos era mejor.
6
14 de agosto de 2022
14 de agosto de 2022
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notas tan bajas para películas tan loables en su estilo, solo se explican con sujetos como el que escribe la anterior crítica, que confunde género (en cine, fantástico) con el género sexual. Y suelta todo un batiburrillo de llamar "wokes" a todo dios, cuando la película si nos ponemos quisquillosos, de tener algún defecto es precisamente parecer ser inusitadamente indulgente con la violencia machista. En cualquier caso, adapta de manera muy libre una novela de 1666, escrita por Margaret Cavendish, y que tiene el honor de ser uno de los relatos de algo parecido a la ciencia ficción más antiguos de los que queda constancia.
A lo que ibamos, y que los menos listos vuelvan al Sálvame o a ver comer doritos a un youtuber sobrealimentado. Carlson Young ha hecho la película que quería hacer, una película que transita entre los videoclips del grupo de su pareja (Foster the people) y el neogiallo tan de moda en los últimos años. El resultado es una estética sumamente interesante, tan capaz de recrear algunos de los aciertos atmosféricos de Dario Argento en sus obras más abigarradas (Suspiria, Inferno, Opera) como de tener ese rollo hipster Coachella. Por momentos, la película puede llevar a algunos a pensar en Jodorowsky (una cinta deslavazada y surrealista por momentos) Gilliam o incluso en Burton o Joel Schumacher (excesos crómaticos como "Línea mortal" o la injustamente denostada "Batman y Robin", que ya eran en su día una suerte de postgiallo americanizado que por aquel entonces no se apreció)
El neogiallo es todo un fenómeno. Pese a que siempre hubo aprendices tácitos del género (el citado Schumacher, los hermanos Scott en "The hunger" o la saga Alien, Wong Kar Wai, Gaspar Noe) la referencia no llegaría a ser reverencial y confesa hasta que en Bégica Helene Catet y Bruno Forzani recuperasen sus esencias, cambiando a los Goblin por el duo francés Justice, en cintas como "El extraño color de las lágrimas de tu cuerpo". A partir de ahí, los hermanos Onetti en el cono sur, Yann Gonzalez (hermano del lider de M83) harían neogiallos que funcionarían muy bien para los feligreses del género en festivales, pero que lo tendrían difícil con un público mainstream que no captaría los ecos de sus múltiples guiños a botellas de Justerini & Brooks, música de sintetizadores y sangre de colores irreales como el rosa.
No es casualidad que hayamos mentado a Foster the people, m83 o términos como festival o mainstream de manera colateral. La relación del mundo del videoclip actual con el giallo es sorprendente, sirviendo siempre de ejemplos flagrantes el de "Exits" de Foals (dirigido por Albert Moya) "Good girls" de Chvrches o lo acaecido con la pieza que Bayona realizó para "Disconnected" de Keane. Es normal que si a algunos caían rendidos ante las virtudes de Leone en el western almeriense, el tiempo acabaría por poner en su merecido lugar el talento imponderable de genios como Bava, Argento, Aldo Lado o Bazzoni. Y cada vez en cines más comerciales la tendencia se filtra más y más, con la trilogía de neón de Winding Refn, clara deudora de las enajenaciones de Argento, Alex de la Iglesia con Veneciafrenia, Wang con Maligno o Edgar Wright con Last night in Soho.
No es un accidente por ende que, en una película arrebatada toda ella por los ambientes saturados de color de "Suspiria", Udo Kier sea parte del reparto. Udo Kier era el psiquiatra joven, el psiquiatra escéptico de la "Suspiria" del 77.
Como "buena" película onírica, la relación con el padre tiene tintes freudianos. La percepción de uno mismo, kafkianos. Un personaje con un marcado solipsismo desde la escritura de guion. En este aspecto me gusta y sorprende la actuación de Young, convincente y carismática. Por supuesto, habrá espectadores que la encuentren sobreactuada, pero es que Carson Young no solo ha entendido el giallo desde la puesta en escena. Carson Young ha comprendido el encanto del acting de Cristina Marsillach en "Opera", Mirella D´Angelo en "Tenebre" o Katja Anton en "Dellamorte Dellamore". Interpretaciones desaforadas en las que abrir mucho los ojos.
En definitiva, Carson Young se meterá en el bolsillo a los que amamos el género que homenajea y todos los buenos detalles que genera como directora en la creación de imagénes. Por otra parte, no me cabe duda de que sembrará la discordia y el rechazo para quienes se introduzcan en esta fiesta sin saber dónde se meten. Mención especial para Isom Innis.
A lo que ibamos, y que los menos listos vuelvan al Sálvame o a ver comer doritos a un youtuber sobrealimentado. Carlson Young ha hecho la película que quería hacer, una película que transita entre los videoclips del grupo de su pareja (Foster the people) y el neogiallo tan de moda en los últimos años. El resultado es una estética sumamente interesante, tan capaz de recrear algunos de los aciertos atmosféricos de Dario Argento en sus obras más abigarradas (Suspiria, Inferno, Opera) como de tener ese rollo hipster Coachella. Por momentos, la película puede llevar a algunos a pensar en Jodorowsky (una cinta deslavazada y surrealista por momentos) Gilliam o incluso en Burton o Joel Schumacher (excesos crómaticos como "Línea mortal" o la injustamente denostada "Batman y Robin", que ya eran en su día una suerte de postgiallo americanizado que por aquel entonces no se apreció)
El neogiallo es todo un fenómeno. Pese a que siempre hubo aprendices tácitos del género (el citado Schumacher, los hermanos Scott en "The hunger" o la saga Alien, Wong Kar Wai, Gaspar Noe) la referencia no llegaría a ser reverencial y confesa hasta que en Bégica Helene Catet y Bruno Forzani recuperasen sus esencias, cambiando a los Goblin por el duo francés Justice, en cintas como "El extraño color de las lágrimas de tu cuerpo". A partir de ahí, los hermanos Onetti en el cono sur, Yann Gonzalez (hermano del lider de M83) harían neogiallos que funcionarían muy bien para los feligreses del género en festivales, pero que lo tendrían difícil con un público mainstream que no captaría los ecos de sus múltiples guiños a botellas de Justerini & Brooks, música de sintetizadores y sangre de colores irreales como el rosa.
No es casualidad que hayamos mentado a Foster the people, m83 o términos como festival o mainstream de manera colateral. La relación del mundo del videoclip actual con el giallo es sorprendente, sirviendo siempre de ejemplos flagrantes el de "Exits" de Foals (dirigido por Albert Moya) "Good girls" de Chvrches o lo acaecido con la pieza que Bayona realizó para "Disconnected" de Keane. Es normal que si a algunos caían rendidos ante las virtudes de Leone en el western almeriense, el tiempo acabaría por poner en su merecido lugar el talento imponderable de genios como Bava, Argento, Aldo Lado o Bazzoni. Y cada vez en cines más comerciales la tendencia se filtra más y más, con la trilogía de neón de Winding Refn, clara deudora de las enajenaciones de Argento, Alex de la Iglesia con Veneciafrenia, Wang con Maligno o Edgar Wright con Last night in Soho.
No es un accidente por ende que, en una película arrebatada toda ella por los ambientes saturados de color de "Suspiria", Udo Kier sea parte del reparto. Udo Kier era el psiquiatra joven, el psiquiatra escéptico de la "Suspiria" del 77.
Como "buena" película onírica, la relación con el padre tiene tintes freudianos. La percepción de uno mismo, kafkianos. Un personaje con un marcado solipsismo desde la escritura de guion. En este aspecto me gusta y sorprende la actuación de Young, convincente y carismática. Por supuesto, habrá espectadores que la encuentren sobreactuada, pero es que Carson Young no solo ha entendido el giallo desde la puesta en escena. Carson Young ha comprendido el encanto del acting de Cristina Marsillach en "Opera", Mirella D´Angelo en "Tenebre" o Katja Anton en "Dellamorte Dellamore". Interpretaciones desaforadas en las que abrir mucho los ojos.
En definitiva, Carson Young se meterá en el bolsillo a los que amamos el género que homenajea y todos los buenos detalles que genera como directora en la creación de imagénes. Por otra parte, no me cabe duda de que sembrará la discordia y el rechazo para quienes se introduzcan en esta fiesta sin saber dónde se meten. Mención especial para Isom Innis.
17 de marzo de 2021
17 de marzo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Argento padre es uno de los directores más fascinantes de la historia del cine. Si es usted profano en el cine del genio romano... probablemente habrá oído cosas: sangre, casquería y morbo sexual limítrofe a lo pornográfico: Serie b, incluso z, de la Italia de los 70. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Argento es el cineasta más elegante e hipnótico que podrás encontrar. Un visionario precursor de la segunda ola de Hong Kong desde el profundo giallo. Un gemelo del mejor Brian de Palma ("Hermanas" e "Impacto"). Padre, además de la sufrida Asia, de otros muchos vástagos: Lynch, Winding Refn o Jessica Hausner en "Little Joe". Ese es Argento para los que amamos el cine: ni terror, ni gore, ni destape... yo te hablo de poesía.
En esta película, perfecta opera prima, el cristal se remarca desde el inicio, hasta desembocar en los escaparates de una galería de arte inquietante y, lo diré otra vez, fascinante. Esta es de esas cintas de Argento en que todo es fascinante. Juego de cristaleras entre gente que se ve, pero no se escucha. Reflejos distorsionados. Todo en Argento es un reflejo distorsionado del mundo real, todo pasa por el filtro sutilmente surrealista de sus planos extraños, siendo su mirada la arquitecta de una realidad paralela: todo su cine está aquí, sin estar aquí. Es Schrödinger. Quizá por eso los gatos pueblan abundantes en su mundo y los muertos, no lo están. Es física cuántica y es un espejismo. Su filmografía es uno de los mundos de fantasía más recónditos que ha creado el séptimo arte. Alguien dijo una vez que el giallo es un estado de la mente.
La escena de la persecución por parte del sujeto de amarillo (cristal + color = Shyamalan, por cierto) es entre onírica y cómica. La de la chica en la escalera, una tenebrosa lección sombría de planos y simetría. Precioso el plano de Dalmas hablando en una cabina telefónica. Y por supuesto, esa cámara que viaja desde estar sobre el protagonista hasta volar por las azoteas, y dar paso brusco a un plano de unos guantes negros. El sorprendente y carismático personaje de Eva Renzi, Monica Ranieri, brutal, con una actriz muy bella dejando una sobreactuación para la historia.
Paren la película de vez en cuando: obtendran una foto. O incluso un cuadro. Porque Argento se mueve lisérgico, pero se frena pictorico. Congelen fotogramas, y tal vez comprendan porque Argento es un maestro... no del terror, del cine.
Argento es el cineasta más elegante e hipnótico que podrás encontrar. Un visionario precursor de la segunda ola de Hong Kong desde el profundo giallo. Un gemelo del mejor Brian de Palma ("Hermanas" e "Impacto"). Padre, además de la sufrida Asia, de otros muchos vástagos: Lynch, Winding Refn o Jessica Hausner en "Little Joe". Ese es Argento para los que amamos el cine: ni terror, ni gore, ni destape... yo te hablo de poesía.
En esta película, perfecta opera prima, el cristal se remarca desde el inicio, hasta desembocar en los escaparates de una galería de arte inquietante y, lo diré otra vez, fascinante. Esta es de esas cintas de Argento en que todo es fascinante. Juego de cristaleras entre gente que se ve, pero no se escucha. Reflejos distorsionados. Todo en Argento es un reflejo distorsionado del mundo real, todo pasa por el filtro sutilmente surrealista de sus planos extraños, siendo su mirada la arquitecta de una realidad paralela: todo su cine está aquí, sin estar aquí. Es Schrödinger. Quizá por eso los gatos pueblan abundantes en su mundo y los muertos, no lo están. Es física cuántica y es un espejismo. Su filmografía es uno de los mundos de fantasía más recónditos que ha creado el séptimo arte. Alguien dijo una vez que el giallo es un estado de la mente.
La escena de la persecución por parte del sujeto de amarillo (cristal + color = Shyamalan, por cierto) es entre onírica y cómica. La de la chica en la escalera, una tenebrosa lección sombría de planos y simetría. Precioso el plano de Dalmas hablando en una cabina telefónica. Y por supuesto, esa cámara que viaja desde estar sobre el protagonista hasta volar por las azoteas, y dar paso brusco a un plano de unos guantes negros. El sorprendente y carismático personaje de Eva Renzi, Monica Ranieri, brutal, con una actriz muy bella dejando una sobreactuación para la historia.
Paren la película de vez en cuando: obtendran una foto. O incluso un cuadro. Porque Argento se mueve lisérgico, pero se frena pictorico. Congelen fotogramas, y tal vez comprendan porque Argento es un maestro... no del terror, del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final los protagonistas en el avión, monja incluida, ascienden al cielo en una alegoría perfecta tras haber caído en el infierno de los Rainiri... Tantas cosas tiene el cine de Argento que es imposible de conmesurar en esta sección. Visionen esta, y además les invito a echarle un ojo a "Suspiria" y "Opera"... Dejensen fascinar por un cine en que todo puede pasar, como bien demuestran "4 moscas sobre terciopelo gris" o la inclasificable "Tenebre".
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