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Críticas ordenadas por utilidad
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4.7
13,211
5
26 de octubre de 2008
26 de octubre de 2008
42 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué he otorgado 5 puntos -aprobado, al fin y al cabo- a este película?. Por su escenario espectacular, nada menos que el USS Missouri, y porque te entretiene y te hace reir. Nada más. Y es que uno no puede evitar soltar la carcajada al comprobar, una y otra vez -en todas las películas de él que he visto pasa lo mismo- cómo el Seagal JAMAS, repito JAMAS recibe ni siquiera un arañazo. Lo suyo es poner cara de póker, soltar frasecitas lapidarias y repartir estopa con las palmas de las manos como si estuviera cortando troncos: zas, zas y zas, y a tomar por saco.
Estamos ante el mayor fantasmón de la historia del cine. Los demás, sí cobran. Y a veces, de lo lindo. ¿Quien no recuerda la de palizas que los malos han propinado a Stallone y Van Damme, sobre todo el último, sometido a somantas que debe de encajar con regusto masoquista antes de levantarse, renqueante y ensagrentado, dispuesto a fulminar a su castigador con un certero y letal golpe?. Joder, si hasta Clint Eastwood (La Jungla humana, spaguettis de Leone) y Arnold (Depredador) se dejaron apalear, dando verosimilitud a sus personajes?. Pero no. Mr. Seagal, con su pinta de macarrita-chuloputas de coletita y habilidades jiu-jitsu SOLO reparte candela. ¿Exigencias del astro al guión de turno?. Menudo elemento, el pseudo-actor. Ah, y se me olvidaba, también resulta gracioso ver a Tommy Lee Jones haciendo de rockero-terrorista.
Estamos ante el mayor fantasmón de la historia del cine. Los demás, sí cobran. Y a veces, de lo lindo. ¿Quien no recuerda la de palizas que los malos han propinado a Stallone y Van Damme, sobre todo el último, sometido a somantas que debe de encajar con regusto masoquista antes de levantarse, renqueante y ensagrentado, dispuesto a fulminar a su castigador con un certero y letal golpe?. Joder, si hasta Clint Eastwood (La Jungla humana, spaguettis de Leone) y Arnold (Depredador) se dejaron apalear, dando verosimilitud a sus personajes?. Pero no. Mr. Seagal, con su pinta de macarrita-chuloputas de coletita y habilidades jiu-jitsu SOLO reparte candela. ¿Exigencias del astro al guión de turno?. Menudo elemento, el pseudo-actor. Ah, y se me olvidaba, también resulta gracioso ver a Tommy Lee Jones haciendo de rockero-terrorista.

8.4
57,864
10
20 de diciembre de 2008
20 de diciembre de 2008
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
A diferencia de la Segunda, que, aunque suene escalofriante, fue una guerra muy sensata -el monstruo maléfico del nazismo debía ser destruido, sin concesiones ni condiciones, y esto lo sabían muy bien estadistas como Churchill-, su antecesora, la Gran Guerra, fue su némesis moral: la guerra más insensata, absurda y patética de la historia, donde millones de combatientes fueron arrojados al infierno de las trincheras, los asaltos frontales y el gas mostaza para regatearse unos pocos kilómetros de terreno (al menos en el frente occidental) en nombre de un criminal batiburrillo de consignas nacionalistas, revanchistas, imperialistas y colonialistas.
No fue un conflicto de ideologías. Fue una contienda cínica y materialista, desatada por políticos débiles e irresponsables, monarcas mediocres y ambiciosos, estados mayores belicosos, empresarios de armamento sedientos de lucro y una prensa agitadora. Y cuando estalló, fue, también en las antípodas de la Segunda, una guerra muy, muy popular: todos querían alistarse en un alegre picnic bélico que acabaría en pocas semanas, una vez dada la merecida lección al francés rencoroso, al alemán agresivo, al inglés arrogante, al austríaco reaccionario, al italiano irredento o al ruso traicionero. Quienes elevaron las banderas de la sensatez y el pacifismo fueron una minoría. En París, el socialista Jaurés fue asesinado por oponerse a lo que se avecinaba en vísperas del inicio de las hostilidades.
Ignoro si en los horrores de Verdún, Somme o Passchendaele hubo coroneles Dax que intentaron rebelarse contra aquel enloquecido sinsentido. Sirva esta obra maestra de Kubrick como homenaje a los 10 millones de caídos militares en la Gran Guerra, la mayoría de los cuales, seguramente, murieron sin convicciones ideológicas claras, sin sentimientos de odio hacia el enemigo (no fueron raros los casos de confraternización durante las treguas) y sin ansias de venganza, pensando únicamente en que aquello terminara cuanto antes y en regresar a sus hogares. Están muriendo los últimos veteranos de la Gran Guerra. Ya sólo quedan una decena, todos centenarios, en Australia, EEUU y el Reino Unido.
No fue un conflicto de ideologías. Fue una contienda cínica y materialista, desatada por políticos débiles e irresponsables, monarcas mediocres y ambiciosos, estados mayores belicosos, empresarios de armamento sedientos de lucro y una prensa agitadora. Y cuando estalló, fue, también en las antípodas de la Segunda, una guerra muy, muy popular: todos querían alistarse en un alegre picnic bélico que acabaría en pocas semanas, una vez dada la merecida lección al francés rencoroso, al alemán agresivo, al inglés arrogante, al austríaco reaccionario, al italiano irredento o al ruso traicionero. Quienes elevaron las banderas de la sensatez y el pacifismo fueron una minoría. En París, el socialista Jaurés fue asesinado por oponerse a lo que se avecinaba en vísperas del inicio de las hostilidades.
Ignoro si en los horrores de Verdún, Somme o Passchendaele hubo coroneles Dax que intentaron rebelarse contra aquel enloquecido sinsentido. Sirva esta obra maestra de Kubrick como homenaje a los 10 millones de caídos militares en la Gran Guerra, la mayoría de los cuales, seguramente, murieron sin convicciones ideológicas claras, sin sentimientos de odio hacia el enemigo (no fueron raros los casos de confraternización durante las treguas) y sin ansias de venganza, pensando únicamente en que aquello terminara cuanto antes y en regresar a sus hogares. Están muriendo los últimos veteranos de la Gran Guerra. Ya sólo quedan una decena, todos centenarios, en Australia, EEUU y el Reino Unido.

4.7
1,109
2
2 de noviembre de 2008
2 de noviembre de 2008
25 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que yo sepa, esta es la única película que afronta -o pretendía afrontar- el tema de las abducciones alienígenas desde una perspectiva seria, austera, sin distracciones verbeneras y ciñéndose a los aspectos ufológicos y psicológicos o parapsicológicos de esta fenomenología. El formato de telefilme, quizá adecuado para el asunto a contar, es predecible.
Los primeros minutos del metraje prometen resultados en aquella dirección, pero rápidamente la trama naufraga en una sinsorga de abducciones de pacotilla, resueltas con mínima convicción y peor técnica, los titubeos balbuceantes del protagonista (un inadecuado Walken, en una de las peores actuaciones de su carrera), las furtivas apariciones de un grotesco muñeco que pretende pasar por una criatura viva procedente de Dios sabe dónde y, para coronar el desaguisado, un final irritantemente ridículo y rapidillo, que supuestamente da una explicación racional a la historia.
Conclusión: muy pobre, muy floja y muy decepcionante.
Los primeros minutos del metraje prometen resultados en aquella dirección, pero rápidamente la trama naufraga en una sinsorga de abducciones de pacotilla, resueltas con mínima convicción y peor técnica, los titubeos balbuceantes del protagonista (un inadecuado Walken, en una de las peores actuaciones de su carrera), las furtivas apariciones de un grotesco muñeco que pretende pasar por una criatura viva procedente de Dios sabe dónde y, para coronar el desaguisado, un final irritantemente ridículo y rapidillo, que supuestamente da una explicación racional a la historia.
Conclusión: muy pobre, muy floja y muy decepcionante.

6.4
12,019
7
30 de octubre de 2008
30 de octubre de 2008
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un 7 doy a esta película, lo que no es indicio de que sienta deseos de correr a verla de nuevo. No le deja a uno el cuerpo muy a tono esta convincente adaptación del clásico de Orwell. Bienvenidos al terrorífico superestado de Oceanía, monstruo totalitario, híbrido de estalinismo y nazismo, con su omnipresente pero ausente dictador, el enigmático Gran Hermano, su guerra perpetua con las potencias rivales de Eurasia y Estasia, y su escalofriante doctrina esotérica, sólo conocida por el Circulo Interior del partido, de la explotación sádica e inmisericorde de una masa de esclavos por una élite de dirigentes. La penúltima escena, con un pétreo y espectral Richard Burton torturando con electroshocks y aterrorizando con una rata rabiosa y hambrienta al "crimental" Winston Smith/John Hurt (acertada elección de este actor, por su aspecto frágil y vulnerable), a duras penas es soportable. Muy duro y lacerante filme. Casi tanto como la novela.

6.6
8,330
8
26 de octubre de 2008
26 de octubre de 2008
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que esta película ha envejecido muy dignamente, a diferencia de todas las demás sobre la temática de los años 50 y 60, convertidas en pasatiempos kitsch no exentos de ridiculez. Saturados como estamos de los más estomagantes, ensordecedores y multicolores FX, puro artificio informático, presenciar cómo se las apañaron hace más de medio siglo Byron Haskin y compañía para recrear las máquinas de guerra de los invasores marcianos es todo un deleite. Construyeron tres modelos en cobre !. Y sí, creo que siguen teniendo un poder de convicción impresionante, con su aspecto decididamente siniestro, su avanzar pausado e inexorable y su implacable orgía de destrucción a golpe de ráfagas de rayos, el frontal, ígneo, y los laterales, verdes y desintegradores, tanto más espectaculares al ir acompañados de un contundente efecto de sonido. El remake de Spielberg, aun siendo muy interesante, no eclipsa a este ilustre precedente.
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