La cuarta película de Indiana Jones, nos trae a un Harrison Ford viejo pero en forma, y a un Spielberg viejo y exhausto...

Lo cierto es que hace ya tiempo que Spielberg chochea, pero ahora ha llegado al punto álgido con la cuarta entrega de Jonsy. El film empieza con el ritmo excelente que caracteriza a la saga, dialogos entrañables, expresiones y poses familiares... Hasta que se llega un poco más de la mitad y el argumento que se esperaba e intuía interesante (... para ser una de Spielberg) se tuerce hasta el punto de considerarse ridículo y sentir verguenza ajena.

Una película que deja un amargo sabor de boca al acabar por estúpida, que decepciona el sentimiento que la mayoría tenemos al entrar en la sala para rememorar momentos pasados junto al señor Ford cualquier tarde de domingo. Todo estropeado.

Si usted pretende ver Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal siendo fan de la trilogía, le recomiendo que no lo haga, dejará de serlo. Si usted pretende verla, pero la película no le atrae por ningún motivo en especial, invierta sus euros en cerveza.

No suelen verse películas de argumento tan profundo y que responda a inquietudes íntimas. Waking Life nos cuenta la historia de un joven inmerso en la filosofía y la metafísica del mundo y de los sueños. A través de sus conocidos recibirá visiones, modelos u opiniones sobre la vida que asimilará, y poco a poco se dejará llevar por su mente...

Waking Life es una delicia que debe degustarse con atención. Trata temas serios, desde un punto de vista que no es para tontos y sin embargo no resulta pedante en absoluto. Es una película donde lo importante no es la historia, ni el protagonista ni el mundo que describe... lo importante es el alma del espectador.