Creo que han equivocado el género de la película puesto que lo único que cuenta es el horror de una situación bélica a partir de una disculpa temática. Podría haber sido una historia ambientada en Chechenia. Porque dónde quedan las preguntas que se hacen al principio y que hacen al espectador especular..., en simple adorno para justificar un escenario bélico que quieren convencernos sería más horripilante que cualquier situación actual de guerra e incluso anterior. ¿Todo por la pérdida de la inocencia? No lo precisa, las noticias nos dicen a diario que la humanidad se comporta en situaciones de guerra o seudo guerra de esa manera y precisamente, al fecharlo en futuro no hace sino perder fuerza, aunque sea un futuro próximo. Además, es tan desolador el panorama, sin apenas contrapunto, que francamente mueve en bastantes ocasiones a la hilaridad (apoyado por un diálogo inconsistente). No resulta serio porque carece de planteamiento científico razonable, aspecto que toda obra de ciencia ficción debe respetar para ser creíble y que además va perdiéndose, si lo hay, a lo largo de la película. Los personajes parecen ir en una dirección y luego son flojos en acciones y conversaciones. Lo más destacado es la escena en que intentan arrancar el coche y el colmo de lo inadecuado el final cortante que le da el título. ¿Quizás hay una segunda parte?

Hasta que los personajes, que eran tan inteligentes, hábiles y bien preparados comenzaron a ser torpes e incluso estúpidos. A medida que se ve la película hay un crescendo maravilloso, gracias a un guión espléndido, difícil tanto en la temática como en los personajes. Donde todo está calculado al milímetro... pero, desilusiona que de repente, quizás para terminar la película que posiblemente se hacía muy larga, los personajes cometen errores que si se piensan son increíbles.

La película parece dirigida principalmente a las adolescentes dado el reclamo de la joven actriz, dónde está y lo que le sucede. En este sentido es muy posible que tanto las seguidoras a ultranza de la moda como las que no la siguen acaben convencidas de que el despertar al mundo moderno adulto es y debe ser a través de las tallas anorexicas. Ya que hay un crescendo unificado de obtención de éxito y merma de talla (a la par que mejora en el sentido estético personal). Sin embargo, las personas que tenemos más edad, es más probable que nos identififiquemos con la estupenda imagen de Meryl Streep (de la que no se sabe nunca qué talla tiene) que además hace una interpretación endiabladamente buena.

Aunque no se trata de un tema globalmente novedoso: hacer pequeño al protagonista y convivir entre insectos (sobre todo hormigas). Ni tan siquiera se presenta un dibujado diferente... La atracción fundamental radica en cómo nos vemos dentro de ese mundo, gracias al efecto 3D. Supongo que si no se ve con las gafas la impresión será poco sorprendente y entonces yo no recomendaría esta película. Personalmente esperaba aburrirme y sin embargo disfruté mucho, claro, que iba con refuerzo infantil y además me gustan los efectos.

Tanto los personajes que parecen caracoles sin caracola, como el conjunto de ranitas han sido mis predilectos. Quien no ha sentido ganas de gritar con el coro de esos caracoles desconchados y de reír con el conjunto de ranitas ninja. Al igual que ocurría en La Edad de Hielo con la ardilla y su bellota y en Madagascar con los pingüinos, lo secundario roba protagonismo por un lado y por otro realza la película.
La caricaturización de los ratones, a mi entender, es correcta, pero inmejorable en los demás. Tanto por su modelado como por su personalidad.
Asimismo, el barco y el cable de conexión, como elementos inanimados destacan más que como meros complementos encajando perfectamente en la historia y dándole un vigor en ocasiones inesperado. Divertidos artilugios que se unen al resto de objetos para realzar este ambiente.