No entiendo como se puede hacer algo tan mal con tan buena materia prima. No entiendo por qué tanto odio y desprecio hacia un espectador que paga un dineral por ver el peor bodrio salido no ya de nuestro cine (del cual se sorprenden que se muera, y a mí me sorprende que siga vivo), sino de la industria de cualquier país.

Qué decir de la película que no se haya dicho ya. Lenta, a saltos, incomprensible incluso para los que adoramos los libros, los actores son patéticos y la dirección... Bueno, sencillamente Díaz Yanes se tendría que dedicar a vender palomitas en los cines. ¿Y no tiene nada bueno la película? Sencillamente no, absolutamente nada. Y aquellos que dicen que refleja el libro... bueno, a parte de un capitán imbécil, un Íñigo estrella y con las hormonas locas (¿galeras?), una Angélica que da pena... y de Blanca Portillo mejor no hablar (rídicula podría ser un buen adjetivo...).

A partir de ayer, tengo claro que jamás volveré a ver una película de cine español. No sabemos hacer las cosas. Patético.