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5.9
12,967
4
17 de enero de 2025
17 de enero de 2025
22 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer mundo espiando la historia y la cultura latina para regurgitarla en forma de capacitismo europeo hecho película.
Una película de la que no deberíamos estar hablando siquiera. No es el primer film que evidencia la falta de interés que tienen Europa y EEUU por corregir los estereotipos y clichés latinoamericanos representados en el cine, y con seguridad tampoco es la última. Pero bueno, los espectadores somos, nuevamente, víctimas de las críticas espectaculares que recibe un film medio pelo que intenta encarar temas complejos sin éxito.
Vamos entonces a hablar de esta “Emilia Perez” que es, al final del día, una película random.
La trama es bastante floja. Si bien intenta impactar por las problemáticas que aborda, el guion hace agua por todos lados, con una construcción de personajes que deja mucho que desear y termina perjudicando lo poco que uno puede rescatar. En paralelo, falla con lo único que un musical tiene la obligación de cumplir: aporte a la trama y canciones relativamente memorables. Más de la mitad de las canciones aparecen de forma aleatoria y sin contribuir a la historia, y parecen más bien relleno que trata de justificar el género.
La estética es impactante, aunque ficticia, porque es un México montado en el extranjero, y lo que funciona lo hace sólo por la belleza natural de la cultura mexicana. Esto impide darle realmente mérito a la producción, en parte también por los numerosos errores de contexto que evidencian la falta de investigación.
La elección del reparto es una vergüenza. Actores que ni siquiera son mexicanos, o que evidencian tal incomodidad intentando hablar el español con lunfardo mexicano (bastante burdo, por cierto), que a veces se hace difícil de ver. Tema aparte Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón, que son quienes mantienen en pie las dos horas de film. Adriana Paz está muy bien, aunque la existencia de su personaje no aporte realmente a la trama. Selena Gómez y sus diálogos cautelosos y lo suficientemente cortos para intentar disimular su cero español son de lo más incómodo de la película.
Por si hace falta, el tema transgénero y el de narcotráfico están mal manejados de una manera imposible de resumir.
Otra película europea que retrata una Latinoamérica que sólo le cierra a quienes no son latinoamericanos.
Una película de la que no deberíamos estar hablando siquiera. No es el primer film que evidencia la falta de interés que tienen Europa y EEUU por corregir los estereotipos y clichés latinoamericanos representados en el cine, y con seguridad tampoco es la última. Pero bueno, los espectadores somos, nuevamente, víctimas de las críticas espectaculares que recibe un film medio pelo que intenta encarar temas complejos sin éxito.
Vamos entonces a hablar de esta “Emilia Perez” que es, al final del día, una película random.
La trama es bastante floja. Si bien intenta impactar por las problemáticas que aborda, el guion hace agua por todos lados, con una construcción de personajes que deja mucho que desear y termina perjudicando lo poco que uno puede rescatar. En paralelo, falla con lo único que un musical tiene la obligación de cumplir: aporte a la trama y canciones relativamente memorables. Más de la mitad de las canciones aparecen de forma aleatoria y sin contribuir a la historia, y parecen más bien relleno que trata de justificar el género.
La estética es impactante, aunque ficticia, porque es un México montado en el extranjero, y lo que funciona lo hace sólo por la belleza natural de la cultura mexicana. Esto impide darle realmente mérito a la producción, en parte también por los numerosos errores de contexto que evidencian la falta de investigación.
La elección del reparto es una vergüenza. Actores que ni siquiera son mexicanos, o que evidencian tal incomodidad intentando hablar el español con lunfardo mexicano (bastante burdo, por cierto), que a veces se hace difícil de ver. Tema aparte Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón, que son quienes mantienen en pie las dos horas de film. Adriana Paz está muy bien, aunque la existencia de su personaje no aporte realmente a la trama. Selena Gómez y sus diálogos cautelosos y lo suficientemente cortos para intentar disimular su cero español son de lo más incómodo de la película.
Por si hace falta, el tema transgénero y el de narcotráfico están mal manejados de una manera imposible de resumir.
Otra película europea que retrata una Latinoamérica que sólo le cierra a quienes no son latinoamericanos.

6.8
17,390
5
23 de enero de 2025
23 de enero de 2025
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El vampiro es uno de los personajes más antiguos que puedan encontrarse en el folklore de distintas culturas del mundo. Si bien no siempre se le llamó así, temas desconocidos y temidos como la inmortalidad, las enfermedades y los crímenes humanos hicieron necesario ensayar explicaciones que, con el correr de los años, fueron construyendo aspectos que hoy se nuclean en lo que conocemos como un ser no vivo, no muerto, que se alimenta de sangre. La info sobre su apariencia, su origen, los métodos para destruirlo, para evitarlo, y todo lo que lo caracteriza es tanta y tan variada, que siempre hay nuevas historias que contar. Entonces, cuando sale una película nueva de vampiros, los límites para construir el personaje son pocos, y todos somos muy receptivos a lo que podemos llegar a encontrar.
Ahora bien, cuando la nueva película de vampiros se llama Nosferatu, y dice estar basada en la película de Murnau, y en el libro de Bram Stoker, las limitaciones aumentan y uno se pone más quisquilloso.
Vamos a estar de acuerdo en esto: Nosferatu de Murnau es una de las mejores películas de la historia, y Drácula de Bram Stoker es la guía madre de todas las historias posteriores sobre vampiros. Entonces, lo único que esperaba es que, si la nueva historia es una especie de remake, y tiene la audacia de llamarse igual, el director intentara aunque sea lograr un espíritu similar a las historias que la inspiran, y no una película que de Nosferatu sólo tiene el nombre.
Honestamente, no soy fan de Eggers ni mucho menos, pero me esperaba otra cosa. En primer lugar, esperaba a un Orlok absolutamente protagonista, y no un puñado de escenas de él donde ni siquiera se lo puede ver bien. Su forma de hablar es exasperante, y las características físicas son una enorme decepción. Para qué elegir a Bill Skarsgård si va a estar tan cubierto de prótesis que resulta irreconocible. En este aspecto, es una lástima que, de las pocas referencias al libro de Stoker que aparecen en la película, Eggers no haya considerado incluir la fantástica personalidad del conde, su dualidad característica, que es lo que termina convirtiéndolo en uno de los villanos más importantes de la historia. En su lugar, vemos a un demonio random con voz gutural y agónica, que muestra su naturaleza tan rápido que le quita a uno la posibilidad de experimentar esa bipolaridad.
Al mismo tiempo, vemos a una Lily-Rose Depp con una actuación teatral que desentona con el resto del reparto. No es culpa suya: el guion le exige un nivel de histeria altísimo desde el momento uno, aunque nada que esté pasando lo justifique, lo que necesariamente obliga a una exageración en la performance. Un Nicholas Hult con prótesis en la cara a la que aún no le encuentro explicación, y un Willem Dafoe totalmente desperdiciado en un papel que le queda chico. Simon McBurney, por el contrario, es quien nos lleva a ese Nosferatu de 1922, con un desempeño que realmente honra al Knock de Alexander Granach.
Aunque creo que lo más decepcionante es el hecho de que técnicamente el film cumple en todo sentido. La música está bien, y la fotografía es una belleza. Los planos son sumamente cuidados, y el diseño de producción impecable. Realmente se nota un esfuerzo por hacer de esta una película estéticamente bonita. Si bien hubiera querido ver algo de expresionismo alemán que tanto caracterizó a la Nosferatu original, la elección del gótico de Eggers es más que válida.
Ojalá esta fuera otra historia, o, lo que es mejor, ojalá se hubiera puesto ese mismo esfuerzo que se aprecia en la técnica en captar la esencia de un personaje tan importante para la historia del cine (y de la literatura) que, 103 años después, aún incomoda, aún inquieta, sin sonido y en B&N.
Ahora bien, cuando la nueva película de vampiros se llama Nosferatu, y dice estar basada en la película de Murnau, y en el libro de Bram Stoker, las limitaciones aumentan y uno se pone más quisquilloso.
Vamos a estar de acuerdo en esto: Nosferatu de Murnau es una de las mejores películas de la historia, y Drácula de Bram Stoker es la guía madre de todas las historias posteriores sobre vampiros. Entonces, lo único que esperaba es que, si la nueva historia es una especie de remake, y tiene la audacia de llamarse igual, el director intentara aunque sea lograr un espíritu similar a las historias que la inspiran, y no una película que de Nosferatu sólo tiene el nombre.
Honestamente, no soy fan de Eggers ni mucho menos, pero me esperaba otra cosa. En primer lugar, esperaba a un Orlok absolutamente protagonista, y no un puñado de escenas de él donde ni siquiera se lo puede ver bien. Su forma de hablar es exasperante, y las características físicas son una enorme decepción. Para qué elegir a Bill Skarsgård si va a estar tan cubierto de prótesis que resulta irreconocible. En este aspecto, es una lástima que, de las pocas referencias al libro de Stoker que aparecen en la película, Eggers no haya considerado incluir la fantástica personalidad del conde, su dualidad característica, que es lo que termina convirtiéndolo en uno de los villanos más importantes de la historia. En su lugar, vemos a un demonio random con voz gutural y agónica, que muestra su naturaleza tan rápido que le quita a uno la posibilidad de experimentar esa bipolaridad.
Al mismo tiempo, vemos a una Lily-Rose Depp con una actuación teatral que desentona con el resto del reparto. No es culpa suya: el guion le exige un nivel de histeria altísimo desde el momento uno, aunque nada que esté pasando lo justifique, lo que necesariamente obliga a una exageración en la performance. Un Nicholas Hult con prótesis en la cara a la que aún no le encuentro explicación, y un Willem Dafoe totalmente desperdiciado en un papel que le queda chico. Simon McBurney, por el contrario, es quien nos lleva a ese Nosferatu de 1922, con un desempeño que realmente honra al Knock de Alexander Granach.
Aunque creo que lo más decepcionante es el hecho de que técnicamente el film cumple en todo sentido. La música está bien, y la fotografía es una belleza. Los planos son sumamente cuidados, y el diseño de producción impecable. Realmente se nota un esfuerzo por hacer de esta una película estéticamente bonita. Si bien hubiera querido ver algo de expresionismo alemán que tanto caracterizó a la Nosferatu original, la elección del gótico de Eggers es más que válida.
Ojalá esta fuera otra historia, o, lo que es mejor, ojalá se hubiera puesto ese mismo esfuerzo que se aprecia en la técnica en captar la esencia de un personaje tan importante para la historia del cine (y de la literatura) que, 103 años después, aún incomoda, aún inquieta, sin sonido y en B&N.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No le perdono la imagen de Ellen 2.0 que quiere mostrar. Una complicidad entre ella y Nosferatu que nos obliga indefectiblemente a compartir culpas entre ellos. De ninguna manera.
Y del otro lado, un Thomas totalmente pasmado que no tiene idea de qué hacer durante TODA la película. Muy indignante.
Está bien que en Drácula Stoker le pone bigotes al conde, pero son bigotes grises y largos. GRISES Y LARGOS! Por qué este Nosferatu tenía que tener ESE BIGOTE?
Y del otro lado, un Thomas totalmente pasmado que no tiene idea de qué hacer durante TODA la película. Muy indignante.
Está bien que en Drácula Stoker le pone bigotes al conde, pero son bigotes grises y largos. GRISES Y LARGOS! Por qué este Nosferatu tenía que tener ESE BIGOTE?

7.0
17,408
9
22 de enero de 2025
22 de enero de 2025
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Berger, y especialmente Peter Straughan, no decepcionan dando clase sobre cómo se hace un buen guion adaptado. Cónclave es una interpretación impecable del bestseller del mismo nombre escrito por Robert Harris, en el 2016. Novela tan controversial como su autor y escrita con una precisión y detalle que impresiona, principalmente porque el tema que aborda suele manejarse con tal hermetismo, que se deduce una profunda investigación sobre el tema. En el film, Berger logra una adaptación inmejorable, donde todo lo que no puede incluir en el guion, maravillosamente escrito por Straughan, lo dice a partir de los recursos visuales.
La película tiene como trama central la elección de un nuevo Papa, mientras que en simultáneo se desarrollan tramas aparentemente secundarias como la corrupción de la Iglesia Católica, la intromisión de la política partidaria y el significado de la fe. Nuestro protagonista es el decano Lawrence, designado para organizar el cónclave, quien va a verse obligado a enfrentarse a sí mismo y a su relación con la Iglesia para tomar determinadas decisiones clave para el bienestar de la institución. La historia abre debates sobre el significado de la fe, pero también va más allá al plantear el papel de Dios y su participación en la vida humana. Si bien mi ateísmo no me deja opinar en este sentido, creo que la película se toma muy enserio la conversación y lo hace con mucho respeto.
El trabajo de reparto es excelente. Los actores logran transmitir exactamente lo que uno espera de cada personaje de la novela. Se destaca Ralph Fiennes como el decano Lawrence (Lomeli en el libro), por cómo se adueña de su papel al construir el personaje, y su interpretación al transitar los conflictos relacionados a su fe y a la corrupción institucional a lo largo de la película. Además, siempre es bueno ver a Isabella Rossellini en el papel que sea, y Stanley Tucci hace un gran trabajo como Bellini, sorprendiendo siempre con la versatilidad que maneja.
La ambientación está 10 puntos. El objetivo parece ser transmitir la claustrofobia que significa permanecer en encierro durante el cónclave por más de una semana, y es un gran mérito de Berger lograr un ambiente asfixiante en espacios arquitectónicos como la Casa Santa Marta o la Capilla Sixtina, espacios amplios y con techos altísimos, ventanales y demás. La fotografía es espectacular.
En cónclave, Berger vuelve a contar con el compositor Volker Bertelmann así como en “Sin novedad en el frente” para la banda sonora, y el resultado es el mismo. La música cumple en todo momento y colabora con la ambientación.
Es un film que remite al viejo cine, que pone el foco en un buen director, un guion poderoso y un reparto acorde, y recuerda que así también puede mantenernos al borde del asiento, durante dos horas, sin poder dejar de mirar.
La película tiene como trama central la elección de un nuevo Papa, mientras que en simultáneo se desarrollan tramas aparentemente secundarias como la corrupción de la Iglesia Católica, la intromisión de la política partidaria y el significado de la fe. Nuestro protagonista es el decano Lawrence, designado para organizar el cónclave, quien va a verse obligado a enfrentarse a sí mismo y a su relación con la Iglesia para tomar determinadas decisiones clave para el bienestar de la institución. La historia abre debates sobre el significado de la fe, pero también va más allá al plantear el papel de Dios y su participación en la vida humana. Si bien mi ateísmo no me deja opinar en este sentido, creo que la película se toma muy enserio la conversación y lo hace con mucho respeto.
El trabajo de reparto es excelente. Los actores logran transmitir exactamente lo que uno espera de cada personaje de la novela. Se destaca Ralph Fiennes como el decano Lawrence (Lomeli en el libro), por cómo se adueña de su papel al construir el personaje, y su interpretación al transitar los conflictos relacionados a su fe y a la corrupción institucional a lo largo de la película. Además, siempre es bueno ver a Isabella Rossellini en el papel que sea, y Stanley Tucci hace un gran trabajo como Bellini, sorprendiendo siempre con la versatilidad que maneja.
La ambientación está 10 puntos. El objetivo parece ser transmitir la claustrofobia que significa permanecer en encierro durante el cónclave por más de una semana, y es un gran mérito de Berger lograr un ambiente asfixiante en espacios arquitectónicos como la Casa Santa Marta o la Capilla Sixtina, espacios amplios y con techos altísimos, ventanales y demás. La fotografía es espectacular.
En cónclave, Berger vuelve a contar con el compositor Volker Bertelmann así como en “Sin novedad en el frente” para la banda sonora, y el resultado es el mismo. La música cumple en todo momento y colabora con la ambientación.
Es un film que remite al viejo cine, que pone el foco en un buen director, un guion poderoso y un reparto acorde, y recuerda que así también puede mantenernos al borde del asiento, durante dos horas, sin poder dejar de mirar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final no me encanta. Creo que el autor prefirió encontrar un final súper impactante que nadie se esperaba, aunque medio fantasma, a uno más acorde a lo que veníamos leyendo que quizás no sorprendiera tanto. De cualquier manera, el ensañamiento de algunos hacia Berger es una boludez, teniendo en cuenta que es un guion adaptado y el final del libro y el de la peli son exactamente iguales. Importante recordar eso, y que transgénero e intersexual NO son lo mismo.

6.3
8,758
6
9 de enero de 2025
9 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que la alta valoración del thriller “Heretic” está apoyada mayoritariamente en el guion espectacular de la primera parte del film, que te distrae de la última parte de la película. Una conversación muy cuidada sobre la religión, en términos históricos, institucionales y espirituales que se desarrolla con una naturalidad muy bien planteada, y llevada a cabo por el trío de protagonistas de una forma muy convincente. No es que se diga algo que no se ha dicho antes, sino que lo que se dice está dicho de una forma distinta. Para ser justos, en toda la película se intenta mantener ese ritmo filosófico que acompañe las acciones de cada acto, y a veces lo logra.
El problema es que ese guion deja las expectativas demasiado altas para lo que nos espera pasada la hora de metraje, cuando las cosas empiezan a ensuciarse. Es que la primera parte se ve tan calculada que hace que uno no se espere un final con tantos clichés del cine de terror vainilla. Si bien es algo que se puede perdonar, porque no es más inverosímil que otras películas a la que estemos acostumbrados, sí es una lástima que el final no haya sido tan planeado como lo que se viene viendo, y termina siendo por lo menos predecible y común.
Se agradece la casi ausencia de jumpscares, necesariamente hace que el suspenso y la tensión se sostengan durante bastante tiempo, y es lo que genera el ambiente tan agobiante durante toda la película.
Mención aparte a los escenarios, tan bien cuidados y a veces bizarros por lo confortables, con aires casi teatrales que acompañan cada situación, y definitivamente colaboran con ese ambiente asfixiante.
Aunque la sorpresa termina siendo Hugh Grant y su Mr. Reed, el vecino creepy. Con una amabilidad que incomoda, es como si hubiese adaptado sus personajes de siempre a una versión retorcida que encaja perfectamente con el papel. Las dos coprotagonistas, Sophie Tatcher y Chloe East, completan un trío que funciona y donde cada quien tiene algo que aportar.
Es una película para ver sin muchas expectativas de un final increíble, pero que entretiene y tiene cosas para dar.
El problema es que ese guion deja las expectativas demasiado altas para lo que nos espera pasada la hora de metraje, cuando las cosas empiezan a ensuciarse. Es que la primera parte se ve tan calculada que hace que uno no se espere un final con tantos clichés del cine de terror vainilla. Si bien es algo que se puede perdonar, porque no es más inverosímil que otras películas a la que estemos acostumbrados, sí es una lástima que el final no haya sido tan planeado como lo que se viene viendo, y termina siendo por lo menos predecible y común.
Se agradece la casi ausencia de jumpscares, necesariamente hace que el suspenso y la tensión se sostengan durante bastante tiempo, y es lo que genera el ambiente tan agobiante durante toda la película.
Mención aparte a los escenarios, tan bien cuidados y a veces bizarros por lo confortables, con aires casi teatrales que acompañan cada situación, y definitivamente colaboran con ese ambiente asfixiante.
Aunque la sorpresa termina siendo Hugh Grant y su Mr. Reed, el vecino creepy. Con una amabilidad que incomoda, es como si hubiese adaptado sus personajes de siempre a una versión retorcida que encaja perfectamente con el papel. Las dos coprotagonistas, Sophie Tatcher y Chloe East, completan un trío que funciona y donde cada quien tiene algo que aportar.
Es una película para ver sin muchas expectativas de un final increíble, pero que entretiene y tiene cosas para dar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena final con la mariposa está muy precioso, fue inesperado y funciona bien.

6.5
33,124
6
9 de enero de 2025
9 de enero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sustancia te obliga a analizarla en dos partes: la primera, interesante, que se deja ver, y la segunda, un bodrio de serie b del tipo que alquilabas en el videoclub del barrio.
En la primera parte se nota un esfuerzo por hacer de la película algo bonito y cuidado. La fotografía es buena, y los close up con slow motion le dan info visual a la trama que cae bien. El uso de colores está calculado, tanto en los espacios como en las luces y el vestuario. El horror corporal me pareció 10 puntos, muy bien logrado, genera incomodidad permanente y con el punto justo para no caer en el ridículo. Sí hay quizás un abuso en la repetición de planos, muchas agujas y líquido corporal. El trabajo de maquillaje y peluquería es excelente. La trama está ordenada, en el sentido de que se entiende rápidamente cómo es la cuestión. La historia avanza a buen ritmo, plantea reglas claras fáciles de seguir.
La segunda parte se da en el momento en que la película traiciona sus propias reglas para someter al espectador a situaciones sin sentido que dejan sin peso todo lo visto anteriormente. La historia inicial deja de importar para pasar a un surrealismo ubicado de forma aleatoria, aparentemente con el fin de mostrarse como un film arriesgado y desestructurado, aunque fracasa. Lo grotesco empieza a incomodar más por lo burdo que por lo morboso, con un gore berreta digno de película de bajo presupuesto que no intenta siquiera servir de resolución a la historia, sino más bien impresionar por el recurso, algo que tampoco logra. El final cuesta verlo sin vergüenza.
Sobre el reparto, Demi Moore está fantástica, en un papel arriesgado y diferente a lo que uno está acostumbrado. Margaret Qualley está bien, aunque me hubiera gustado algo más de desarrollo para ella. Dennis Quaid cae inevitablemente en la sobreactuación, al representar un personaje tan estereotipado, pero supongo que cumple con lo que se esperaba de él.
En conclusión, creo que es una película a la que le sobra por lo menos media hora de metraje, que intenta ser disruptiva y original, pero no cumple ninguna. Su esfuerzo por impresionar traiciona un comienzo bien hecho y cae en el ensañamiento contra sus protagonistas sin un final que lo justifique. Aun así, merece la pena verla, tanto por la calidad visual como también por ciertas escenas muy bien logradas.
En la primera parte se nota un esfuerzo por hacer de la película algo bonito y cuidado. La fotografía es buena, y los close up con slow motion le dan info visual a la trama que cae bien. El uso de colores está calculado, tanto en los espacios como en las luces y el vestuario. El horror corporal me pareció 10 puntos, muy bien logrado, genera incomodidad permanente y con el punto justo para no caer en el ridículo. Sí hay quizás un abuso en la repetición de planos, muchas agujas y líquido corporal. El trabajo de maquillaje y peluquería es excelente. La trama está ordenada, en el sentido de que se entiende rápidamente cómo es la cuestión. La historia avanza a buen ritmo, plantea reglas claras fáciles de seguir.
La segunda parte se da en el momento en que la película traiciona sus propias reglas para someter al espectador a situaciones sin sentido que dejan sin peso todo lo visto anteriormente. La historia inicial deja de importar para pasar a un surrealismo ubicado de forma aleatoria, aparentemente con el fin de mostrarse como un film arriesgado y desestructurado, aunque fracasa. Lo grotesco empieza a incomodar más por lo burdo que por lo morboso, con un gore berreta digno de película de bajo presupuesto que no intenta siquiera servir de resolución a la historia, sino más bien impresionar por el recurso, algo que tampoco logra. El final cuesta verlo sin vergüenza.
Sobre el reparto, Demi Moore está fantástica, en un papel arriesgado y diferente a lo que uno está acostumbrado. Margaret Qualley está bien, aunque me hubiera gustado algo más de desarrollo para ella. Dennis Quaid cae inevitablemente en la sobreactuación, al representar un personaje tan estereotipado, pero supongo que cumple con lo que se esperaba de él.
En conclusión, creo que es una película a la que le sobra por lo menos media hora de metraje, que intenta ser disruptiva y original, pero no cumple ninguna. Su esfuerzo por impresionar traiciona un comienzo bien hecho y cae en el ensañamiento contra sus protagonistas sin un final que lo justifique. Aun así, merece la pena verla, tanto por la calidad visual como también por ciertas escenas muy bien logradas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena del monstruo Elisasue arreglándose para el evento es una postal. Muy bonita y triste y desagradable a la vez. Una de las escenas que justifica fumarse 2:20hs de film.
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