Parece mentira que 500 años después los protestantes sigan echando basura sobre la Iglesia Católica, en este caso sobre el Vaticano, y en su ceremonia más importante: la elección de un nuevo papa. Disfrazada de una intriga detectivesca, su objetivo aparente es entretener, pero, su objetivo verdadero es hacernos creer que el catolicismo es una fe de palabras huecas y vacías, y que sus dirigentes son pecadores corruptos o ceros a la izquierda. Todos los cardenales que intervienen aparecen como intrigantes, extremistas o con algo escandaloso que ocultar, y que, sin embargo, acaba desvelándose. Se desarrolla, muy lentamente, una serie de actos cada uno más inverosímil y efectista, para intentar convencernos de que el Vaticano está podrido por el ansia de poder. El cardenal italiano, que aparece fumando puros en la Capilla Sixtina, es presentado como un descerebrado extremista radical con opiniones del siglo xvi. El cardenal africano es presentado como un ser infantil con un pasado políticamente incorrecto. El cardenal mexicano, que parece el único que se acerca a la santidad, resulta que oculta un turbio secreto. Los cardenales norteamericanos, no obstante ser anglosajones y, por lo tanto, para los que han hecho la película, son superiores al resto, son presentados como inteligentes y perspicaces, aún así, resultan ser todos ellos, como no, como católicos, corruptos. No nos dejemos engañar con una trama escabrosa, ésta película solo pretende llamar la atención por el escándalo, ganar dinero y hacer leyenda negra de la Iglesia Católica. Que Dios los perdone.

Motivo 1: es una historia de supervivencia de una mujer, en este caso de una joven india.
Motivo 2: aun siendo una película norteamericana, los nativos norteamericanos aparecen en esta película como seres humanos normales, no como salvajes a los que hay que exterminar. Solo hay unas pocas películas que los indios tengan sentimientos y se recojan sus costumbres, una de ella es "Pequeño gran hombre", otra es ésta.
Motivo 3: aun más extraño, es que los anglosajones, no se sabe si norteamericanos o ingleses, son los malos de la película. Y aun más raro, los españoles, en este caso un monje misionero y sus acólitos, son los buenos de la película
Por estos motivos, esta película, además de que está muy bien contada la historia, es excepcional y un verdadero documento histórico