Es una repetición prácticamente calcada de la primera peli: robot (fallidamente) gracioso que transporta la información decisiva de la guerra es encontrado por prota mesiánico crecido en el culo del mundo, el cual después conoce a su Robin, un menda con un pasado poco honroso al que le cuesta encontrar el valor. Hay un bichejo (pretendidamente) entrañable que hace las veces del Oráculo; hay reencuentro antagónico entre padre e hijo, y hay incluso Estrella de la Muerte que provoca sus Hiroshimas planetarios y viene atacada en su talón de Aquiles (en la Primera Orden obviamente no creen en la "historia magistra vitae"). Sólo falta un Obi-Wan... ¡¡pero es que toda la peli es un continuo preguntarse dónde coño se ha metido!!

Hay tambien algún elemento extraído de los primeros episodios, como el conflicto interno de un chaval que no sabe si ha visto la luz o si es un hijo de la gran puta. Movidas que en sí son muy guais, pero que esta vez vienen presentadas como en cualquiera de las docenas (¿exagero?) de bodrios de superheroes de los últimos años. Nada de aquel aroma espiritual o de existencialismo jipillo de las viejas pelis, y diría que ni siquiera la espectacularidad de las nuevas.

Pero nada de eso sería tan importante si se hubiera respetado la única característica fundamental de la saga, la única cosa que a mi verdaderamente me apasiona de la trilogía original, y es la presencia de un MAL TODOPODEROSO, encarnado en un personaje frío, duro, despiadado e implacable, que supera en fuerza, inteligencia, voluntad y medios a cualquiera de los buenos, y que realmente parece imbatible (recordemos lo improbable y cogida por los pelos que aparece la destrucción de la -primera- Estrella de la Muerte).

Para terminar con la única cosa positiva, debo decir que después de ver esta peli los primeros episodios me parecen mucho mejores.