Una nueva versión del clásico del expresionismo alemán de los años 20 basado en la novela Drácula de Bram Stoker, aunque el guion de la película original fue alterado para no pagar derechos de autor.

Drácula junto con Frankenstein y el hombre lobo forman la trilogía del cine de terror para los aficionados de mas de sesenta años, que hemos visto una gran cantidad de películas basadas en este personaje. No puedo dejar de recordar las versiones de la productora británica Hammer y el Drácula de Bram Stoker dirigido por Ford Coppola.

Me pregunto si se puede hacer una versión de la historia que aporte algo nuevo al espectador. He visto esta película teniendo en la memoria las interpretaciones de Cristopher Lee en los films de la Hammer, Klaus Kinski en la versión de Herzog y Gary Oldman en la de Ford Coppola. En esta última película se muestra al vampiro como un personaje de ultratumba romántico que al final es redimido por un amor que va más allá de la leyes del tiempo. En la película de Eggers Orlok es un monstruo total y el vampirismo es presentado con un significado sexual clarísimo sin coartadas románticas.

Esta película tiene un argumento fuera de lo común, es un musical sobre el narcotráfico y la violencia criminal en México, sobre la condición trans y es a la vez un melodrama sentimental. Son temas que no parecen que se puedan tratar en un film musical, pero creo que el resultado ha sido satisfactorio.

Al principio no veía claro de que iba la historia pero una vez que entré en el juego que propone el argumento disfruté de ella.

Los números musicales son muy espectaculares y están muy relacionados con el argumento, los actores son muy buenos, sobre todo la actriz española Karla Sofía Gascón que nos da muchas sorpresas con su personaje.

Una película especial que sorprende.