Desde el 1981 el cine bélico ha aprendido a temer las oscuras aguas del Canal de la Mancha. Wolfgang Petersen torpedeó con rabia un estilo que amenazaba con volverse repetitivo y monótono. Das Boot, se presenta como una película de la IIGM más, sin embargo, hechas las presentaciones de rigor, los siguientes minutos transforman la sala de cine, o el comedor, en una asfixiante lata de sardinas. El espectador se sumerge en el submarino alemán, y en su lucha desesperada, no por cumplir órdenes, sino por sobrevivir. Sin grandes inversiones en efectos, decorados o fotografía, aunque es cierto, que esta última es simplemente magnífica, tan solo superada por los propios actores y por su banda sonora. Ninguna BSO de una película de la segunda guerra mundial, alcanza tanta compenetración con la trama, mezclándose con cada una de las palabras, cada uno de los enfoques, ante lo cual el espectador no puede sino pensar que la claustrofobia tiene voz, y su nombre es Klaus Doldinger.

Tras ver este film, solo cabe decir, yo estuve allí.

Una prueba más de como para ser una película de éxito en Los ángeles sólo se necesita un actor reconocido, y unos efectos especiales potentes. A parte de estos dos ingredientes, en Hancock no encontramos nada más. Es cierto, la primera mitad de la película, es "salvable". Una película de corte veraniego, para disfrutar de palomitas y aire acondicionado, pero a partir de la mitad, y sobretodo en el desenlace, simplemente se convierte en aborrecible. Ni guión, ni una secuencia lógica de hechos, y mucho menos ese entretenimiento que a primera vista puede prometer. Nada. Los escasos toques de humor, se entrecruzan con situaciones y diálogos absurdos, que acaban con todo atisbo de sonrisa. El príncipe de Bel air, ya hace tiempo que dejó de ser un príncipe, aunque con el dinero de "películas" como ésta, viva todavía en Bel air.. Pues eso, ya queda menos para el Caballero Oscuro.