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Críticas ordenadas por utilidad
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3
13 de mayo de 2014
13 de mayo de 2014
105 de 182 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo tengo claro: Incendios -por qué llamarla Incendies si está doblada al español- es un filme teatrero y peliculero, lo cual pone una gran distancia entre el espectador racionalista que efectúa análisis objetivos y esta historia tan truculenta e inverosímil. No me ha impresionado ni lo más mínimo porque, desde el momento en que el notario les lee las últimas disposiciones de la madre, el despropósito se adueña del guión. Nadie puede tragarse una historia así, a menos que esté predispuesto a dar por bueno semejante dislate.
Ahora me tengo que pasar al "spoiler" para continuar. Si al lector de estas líneas le interesa una crítica distinta de la que parece que es la tónica general de las que he leído hasta el momento, yo le explico en qué consiste mi divergencia.
Ahora me tengo que pasar al "spoiler" para continuar. Si al lector de estas líneas le interesa una crítica distinta de la que parece que es la tónica general de las que he leído hasta el momento, yo le explico en qué consiste mi divergencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para empezar, la propuesta testamentaria de la madre es de lo más estrafalario y hasta friki. Eso de decirles a los hijos -residentes en Canadá- que se conviertan en detectives y que se vayan a Líbano a hablar con un abuelete que les hará tirar del hilo de la madeja, es infumable. Cualquiera llegaría a la conclusión de que la pobre progenitora fallecida había perdido definitivamente la cabeza antes de testar.
Bueno, toda la película está poblada de surrealismos absurdos y de episodios mal contados y explicados. Por ejemplo, cuando decide cargarse al líder de la facción cristiana autora de la masacre del autobús. De acuerdo, una cosa es desearlo y otra bastante distinta es poder llevarlo a cabo. Pero nada, en Incendios esas son minucias al alcance de cualquier pardilla. De pronto la vemos entrando y saliendo de la casa de este personaje y soplándole los correspondientes balazos. Eso equivale a convertirse en una ejecutora suicida, porque en esos lares lo que le espera es la muerte, aunque peor que la muerte. Pero no, ella se deja coger y luego va a una cárcel, como si en el Líbano de esos años se siguiera el mismo proceso que harían en Suecia. Y allí la tenemos, en la cárcel, sin saber el espectador qué pretenden de ella.
Después viene un fulano y la viola unas cuantas veces. Y este tipo no es otro que su hijo, pero ninguno de los dos lo sabe. Pero lo más increíble no es esto, sino por qué ese mastuerzo anda por allí importunando las siestas de los reclusos. Pues hay que contarlo. Resulta que después de haber sido parido por su madre, lo llevaron a un orfanato cristiano pero, en una incursión de los enemigos de éstos, los palestinos y sus aliados musulmanes se llevaron a todos los niños y los educaron como ellos quería que fuesen; es decir, odiando a los del bando cristiano. Y así fue cómo el mastuerzo se hizo un sanguinario francotirador de la causa musulmano-palestina.
Pues bien, tras caer prisionero de los cristianos, se olvida repentinamente de todo el odio que les tiene y se convierte en visitador de cárceles para repartir hostias y violar a mujeres devotas del islam. Y así fue cómo preñó a la madre.
No sigo contando esta historia tan delirante y tan poco sustanciosa para cualquier espectador con suficiente cordura y algo de aprecio por el rigor. Más asumibles eran los dramones radiofónicos de los años 60.
Bueno, toda la película está poblada de surrealismos absurdos y de episodios mal contados y explicados. Por ejemplo, cuando decide cargarse al líder de la facción cristiana autora de la masacre del autobús. De acuerdo, una cosa es desearlo y otra bastante distinta es poder llevarlo a cabo. Pero nada, en Incendios esas son minucias al alcance de cualquier pardilla. De pronto la vemos entrando y saliendo de la casa de este personaje y soplándole los correspondientes balazos. Eso equivale a convertirse en una ejecutora suicida, porque en esos lares lo que le espera es la muerte, aunque peor que la muerte. Pero no, ella se deja coger y luego va a una cárcel, como si en el Líbano de esos años se siguiera el mismo proceso que harían en Suecia. Y allí la tenemos, en la cárcel, sin saber el espectador qué pretenden de ella.
Después viene un fulano y la viola unas cuantas veces. Y este tipo no es otro que su hijo, pero ninguno de los dos lo sabe. Pero lo más increíble no es esto, sino por qué ese mastuerzo anda por allí importunando las siestas de los reclusos. Pues hay que contarlo. Resulta que después de haber sido parido por su madre, lo llevaron a un orfanato cristiano pero, en una incursión de los enemigos de éstos, los palestinos y sus aliados musulmanes se llevaron a todos los niños y los educaron como ellos quería que fuesen; es decir, odiando a los del bando cristiano. Y así fue cómo el mastuerzo se hizo un sanguinario francotirador de la causa musulmano-palestina.
Pues bien, tras caer prisionero de los cristianos, se olvida repentinamente de todo el odio que les tiene y se convierte en visitador de cárceles para repartir hostias y violar a mujeres devotas del islam. Y así fue cómo preñó a la madre.
No sigo contando esta historia tan delirante y tan poco sustanciosa para cualquier espectador con suficiente cordura y algo de aprecio por el rigor. Más asumibles eran los dramones radiofónicos de los años 60.

6.0
11,748
1
16 de noviembre de 2018
16 de noviembre de 2018
62 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una película empieza con una mentira o con una falsedad histórica, resulta muy difícil enmendarla. A Spielberg se le secó la boca de explicarlo una y otra vez, ya que los tonto-buenistas no cesaban de recriminarle que no apareciese un negro en toda la película de "Salvar al soldado Ryan". El director del film siempre respondió así: "Yo no soy el responsable de que en la Segunda Guerra Mundial el ejército americano descartase a los negros como fuerza combatiente. Es decir, no los querían como soldados en el frente. Sí hubo negros, pero en tareas de retaguardia o de infraestructuras (cavar letrinas y enterrar muertos). Pero en el desembarco de Normandía yo no podía caer en la evidente falsedad de colocar a soldados negros, porque nunca los hubo".
Bueno, pues en este disparate -cansino y que se hace muy largo- de "Overlord", el director Julius Avery se pasa por el arco del triunfo cualquier mínima apariencia de rigor y pone a un negro como miembro de la fuerza de asalto paracaidista.
No se sabe si el Avery este es uno de esos tonto-buenistas que se empeñan en poner negros en las películas de vikingos o, simplemente, o es otro de esos incultos y zopencos que se topan con un guionista ídem y confunden la guerra mundial con la del Vietnam.
No me gusta ese intento de tomar el pelo. No recomiendo a la gente que vaya a ver esta película.
Bueno, pues en este disparate -cansino y que se hace muy largo- de "Overlord", el director Julius Avery se pasa por el arco del triunfo cualquier mínima apariencia de rigor y pone a un negro como miembro de la fuerza de asalto paracaidista.
No se sabe si el Avery este es uno de esos tonto-buenistas que se empeñan en poner negros en las películas de vikingos o, simplemente, o es otro de esos incultos y zopencos que se topan con un guionista ídem y confunden la guerra mundial con la del Vietnam.
No me gusta ese intento de tomar el pelo. No recomiendo a la gente que vaya a ver esta película.

7.0
4,380
9
19 de julio de 2013
19 de julio de 2013
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salto de la carcajada a la perplejidad por las tres críticas que he leído acerca de la homosexualidad de los dos protagonistas. Es asombroso el ridículo en el que caen algunos homosexuales cuando se empeñan en clasificar como de su misma condición a todos los que no lo son, pero que mantienen vínculos de camaradería, compañerismo, amistad o comparten un mismo destino laboral. No entiendo, por otra parte, ese contumacia tan evidente de los "homo" de querer ver en los heterosexuales rasgos ocultos de lo que a ellos les afecta o son.
En concreto, tildar de locazas a Clay (H. Fonda) y a Tom (A. Quinn) es de lo más delirante que he leído. Quienes así lo han expresado debían de estar muy ocupados en otros menesteres cuando vieron la película; mejor dicho, cuando la miraron pero no la entendieron. Dónde, en qué parte del diálogo, en qué fragmento del guión se da a entender que ambos beben los aires del otro. Por favor, me parece que éste no es lugar más adecuado para hacer el ridículo.
Es obvio que los personajes de Clay y Tom se necesitan...para mantenerse con vida en el trabajo que desempeñan (mercenarios, comisarios, limpiadores de escorias...). Los dos lo saben y se coordinan para llevar a cabo los compromisos contraídos con quienes los contratan. Pero a estos dos machotes lo que les van, sin la menor sombra de duda, son las mujeres, y más si son rubias. ¿Creen acaso que Tom Morgan viaja de pueblo en pueblo con el retrato de Dorothy Malone, con la que tuvo una turbulenta relación, para desintoxicarse de la homosexualidad? Y que el otro viril personaje, Clay Blaisdel, ¿es acaso un personaje extraído de uno de esos barrios de "ambiente"?
Anthony Quinn, sin ir más lejos, tanto en 1959 o en cualquier otra fecha posterior jamás habría aceptado participar en una película donde se diera a entender que era un pistolero sin salir del armario. ¡Cuánta absurdez!
Por último, doy esa alta calificación a la película aunque sólo sea por el excelente trabajo de fotografía de MacDonall, sobre todo en la siempre admirable escena del duelo entre los dos camaradas. Extraordinaria iluminación. De las interpretaciones, casi todas las críticas han coincidido: un insuperable Anthony Quinn y un majestuoso Henry Fonda que con sus papeles son capaces de hacer menos perceptibles algunos -pocos- puntos flacos del guión. Desde mi punto de vista, una de las mejores películas del cine del oeste.
En concreto, tildar de locazas a Clay (H. Fonda) y a Tom (A. Quinn) es de lo más delirante que he leído. Quienes así lo han expresado debían de estar muy ocupados en otros menesteres cuando vieron la película; mejor dicho, cuando la miraron pero no la entendieron. Dónde, en qué parte del diálogo, en qué fragmento del guión se da a entender que ambos beben los aires del otro. Por favor, me parece que éste no es lugar más adecuado para hacer el ridículo.
Es obvio que los personajes de Clay y Tom se necesitan...para mantenerse con vida en el trabajo que desempeñan (mercenarios, comisarios, limpiadores de escorias...). Los dos lo saben y se coordinan para llevar a cabo los compromisos contraídos con quienes los contratan. Pero a estos dos machotes lo que les van, sin la menor sombra de duda, son las mujeres, y más si son rubias. ¿Creen acaso que Tom Morgan viaja de pueblo en pueblo con el retrato de Dorothy Malone, con la que tuvo una turbulenta relación, para desintoxicarse de la homosexualidad? Y que el otro viril personaje, Clay Blaisdel, ¿es acaso un personaje extraído de uno de esos barrios de "ambiente"?
Anthony Quinn, sin ir más lejos, tanto en 1959 o en cualquier otra fecha posterior jamás habría aceptado participar en una película donde se diera a entender que era un pistolero sin salir del armario. ¡Cuánta absurdez!
Por último, doy esa alta calificación a la película aunque sólo sea por el excelente trabajo de fotografía de MacDonall, sobre todo en la siempre admirable escena del duelo entre los dos camaradas. Extraordinaria iluminación. De las interpretaciones, casi todas las críticas han coincidido: un insuperable Anthony Quinn y un majestuoso Henry Fonda que con sus papeles son capaces de hacer menos perceptibles algunos -pocos- puntos flacos del guión. Desde mi punto de vista, una de las mejores películas del cine del oeste.
1
12 de septiembre de 2020
12 de septiembre de 2020
47 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basta ver el primer capítulo para una valoración muy certera de lo que es "La valla", otra mala serie española. Falla en todo, en el guión, la dirección y la producción. Para encontrar algo potable y de contenido dramático en el historial de series de esta nación hay que rebuscar bastante y retroceder no pocos años en el tiempo.
"La valla", a pesar de su tono presuntamente grave y futurista, puede producir en el espectador más de una carcajada. Lo digo por esa vertiente de tebeo facilón y trillado de presentarnos a los malos con el típico perfil de unos nazis. Se han lucido los guionistas. Aquí los malvados no son más que unos émulos de esos malotes nazis de las películas cutres de los años 70 y 80 del pasado siglo. Por rizar el rizo, en el primer capítulo sólo falta algún actor similar a Malcon MacDowell -el de "La naranja mecánica"- para que ponga muecas y miradas de psicópata, porque del resto ya está bien servida la serie: negros uniformes de las SS y el símbolo del régimen dictatorial, una especie de remedo de la esvástica. ¡Qué brillante originalidad, señores!
En cuanto a los actores principales, las dos Molina -la familia que peor envejece del cine español- , insípidas y siempre desganadas, y un Unax Ugalde que hace lo que puede con tan pobre guión.
Un primer capítulo que en nada anima a continuar perdiendo el tiempo con los restantes. Desde luego, yo no los veré.
"La valla", a pesar de su tono presuntamente grave y futurista, puede producir en el espectador más de una carcajada. Lo digo por esa vertiente de tebeo facilón y trillado de presentarnos a los malos con el típico perfil de unos nazis. Se han lucido los guionistas. Aquí los malvados no son más que unos émulos de esos malotes nazis de las películas cutres de los años 70 y 80 del pasado siglo. Por rizar el rizo, en el primer capítulo sólo falta algún actor similar a Malcon MacDowell -el de "La naranja mecánica"- para que ponga muecas y miradas de psicópata, porque del resto ya está bien servida la serie: negros uniformes de las SS y el símbolo del régimen dictatorial, una especie de remedo de la esvástica. ¡Qué brillante originalidad, señores!
En cuanto a los actores principales, las dos Molina -la familia que peor envejece del cine español- , insípidas y siempre desganadas, y un Unax Ugalde que hace lo que puede con tan pobre guión.
Un primer capítulo que en nada anima a continuar perdiendo el tiempo con los restantes. Desde luego, yo no los veré.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entre las majaderías que se puede ver en el primer capítulo figuran esos minutos en el autobús donde viajan Unax Ugalde, su hermano y la niña. En ese esperpéntico pasaje también van dos soldados recorriendo continuamente el pasillo del vehículo y cuya única misión parece ser la de ir amenazando injustificadamente a todo quisque con sus escopetas del calibre 12. ¿Pero qué pintan allí semejantes mamarrachos? Un absurdo tras otro.

6.1
9,818
5
16 de enero de 2014
16 de enero de 2014
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le he dado un 6 la película, pero a medida que voy recordando cosas de ella, estoy tentado en dejar la nota en 5. Sobre todo porque:
-Me cuesta muchísimo creer que esa pareja que parece estar a dos velas, es decir, sin un mugriento chavo en el bolsillo y que va pegando sablazos al padre de Bradley Cooper, decida emplear sus prácticamente inexistentes recursos en darse una vueltecita por París. ¿Y la pasta?
-Ejerciendo de turistas con ciertas posibilidades económicas, se dejan caer por una tienda de anticuario y allí se topan con la famosa cartera vieja. Lo más inverosímil de todo es que nadie ha reparado hasta entonces que en su interior está nada más y nada menos que el original de una novela inédita. ¿Pero puede haber algún alma cándida que se trague que el peso y el volumen de una novela de unas 250 hojas -hoy en día, menos sería simplemente una novelita corta- pase desapercibida para todos los que han tenido contacto con esa cartera? ¿Quién puede admitir semejante fantasía?
-¿Es tan fácil para un viejo con piernas achacosas esperar horas y horas frente al edificio donde vive Bradley Cooper?
-Por cierto, ¿todo ese esfuerzo sólo para darle en las narices con "oye, que el libro era mío" y rechazar altivamente una compensación económica?
En varios de los comentarios que he leído, aparte de resaltar que el papel de Oliva Wilde es de una simple calientabraguetas, se asevera que su lugar en la película es perfectamente prescindible. Yo no lo creo así porque sirve para tirar del hilo de la madeja que esconde Dennis Quaid, en el supuesto caso de que en realidad sea Bradley Cooper, pero de mayor, y lógicamente habiéndose cambiado de nombre para ocultar esa vergüenza de juventud.
Respecto al reparto, a quien yo considero del todo prescindible es al personaje que encarna Zoe Zaldana. ¿Por qué está ahí? ¿Para dar la nota de "color"? ¿Para cubrir la estúpida cuota de actores que no son de raza blanca y que por imperativo legal han de aparecer en toda película americana? Qué cosa más ridícula y absurda.
Y llegamos ya al título de esta crítica. De las muchas que he leído en esta sección sobre la película, sólo en una su autor confiesa tener alguna duda sobre si Dennis Quaid es en realidad Bradley Cooper con unos cuantos años de más. ¿Soy el único junto con este otro firmante que tiene la misma duda? La verdad es que saqué esa conclusión cuando vi el filme, pero como nadie -salvo la excepción mencionada- alude a ese pasado de Dennis Quaid, me entra alguna duda sobre si estaré equivocado o no; después de todo, tanto la ropa, los coches, los ordenadores y mucho más no son distintos de los que aparecen en el tramo de la historia que corresponde a Quaid.
¿Alguien quiere pronunciarse sobre esto? Gracias por anticipado.
Por cierto, voy a tratar de cambiar mi puntuación del principio por un 5, dejando la película en una calificación de "pasable" y nada más. Es lo justo.
-Me cuesta muchísimo creer que esa pareja que parece estar a dos velas, es decir, sin un mugriento chavo en el bolsillo y que va pegando sablazos al padre de Bradley Cooper, decida emplear sus prácticamente inexistentes recursos en darse una vueltecita por París. ¿Y la pasta?
-Ejerciendo de turistas con ciertas posibilidades económicas, se dejan caer por una tienda de anticuario y allí se topan con la famosa cartera vieja. Lo más inverosímil de todo es que nadie ha reparado hasta entonces que en su interior está nada más y nada menos que el original de una novela inédita. ¿Pero puede haber algún alma cándida que se trague que el peso y el volumen de una novela de unas 250 hojas -hoy en día, menos sería simplemente una novelita corta- pase desapercibida para todos los que han tenido contacto con esa cartera? ¿Quién puede admitir semejante fantasía?
-¿Es tan fácil para un viejo con piernas achacosas esperar horas y horas frente al edificio donde vive Bradley Cooper?
-Por cierto, ¿todo ese esfuerzo sólo para darle en las narices con "oye, que el libro era mío" y rechazar altivamente una compensación económica?
En varios de los comentarios que he leído, aparte de resaltar que el papel de Oliva Wilde es de una simple calientabraguetas, se asevera que su lugar en la película es perfectamente prescindible. Yo no lo creo así porque sirve para tirar del hilo de la madeja que esconde Dennis Quaid, en el supuesto caso de que en realidad sea Bradley Cooper, pero de mayor, y lógicamente habiéndose cambiado de nombre para ocultar esa vergüenza de juventud.
Respecto al reparto, a quien yo considero del todo prescindible es al personaje que encarna Zoe Zaldana. ¿Por qué está ahí? ¿Para dar la nota de "color"? ¿Para cubrir la estúpida cuota de actores que no son de raza blanca y que por imperativo legal han de aparecer en toda película americana? Qué cosa más ridícula y absurda.
Y llegamos ya al título de esta crítica. De las muchas que he leído en esta sección sobre la película, sólo en una su autor confiesa tener alguna duda sobre si Dennis Quaid es en realidad Bradley Cooper con unos cuantos años de más. ¿Soy el único junto con este otro firmante que tiene la misma duda? La verdad es que saqué esa conclusión cuando vi el filme, pero como nadie -salvo la excepción mencionada- alude a ese pasado de Dennis Quaid, me entra alguna duda sobre si estaré equivocado o no; después de todo, tanto la ropa, los coches, los ordenadores y mucho más no son distintos de los que aparecen en el tramo de la historia que corresponde a Quaid.
¿Alguien quiere pronunciarse sobre esto? Gracias por anticipado.
Por cierto, voy a tratar de cambiar mi puntuación del principio por un 5, dejando la película en una calificación de "pasable" y nada más. Es lo justo.
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