You must be a loged user to know your affinity with Pedro López
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
Mediometraje

7.3
3,472
8
19 de enero de 2023
19 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero de los dos largometrajes que dirige, produce y escribe Jean Vigo, "Zéro de conduite" (1933) narra las diversas peripecias de unos alumnos en un internado, severo y rígido en sus formas. Oda a la juventud, ese momento de la vida donde la imaginación y la curiosidad campan a sus anchas, expresada en tres niños que ansían conseguir un "cero en conducta" por el estricto profesor, para así el domingo tener por obligación quedarse en el internado castigados y poner colofón a ese anhelo de libertad.
Un filme con una energía arrolladora, que se queda impregnada en ti una vez terminado el mismo, y con un sentido del montaje y la puesta en escena que por momentos parece que fue un niño también el que rodó la película . Y es que no es menos, pues el realizador pretende con su peculiar dirección, hacernos ver esos días como si de los ojos de un niño se tratase, intercalando por momentos escenas subjetivas, con otras oníricas (esas caricaturas que se mueven en el cuaderno cuando las miras, o el peculiar despacho del director).
Son los profesores, y nosotros como adultos, los que hacen un juicio moral sobre ellos, sobre esa juventud, adjuntándoles valores que les son desconocidos y que preferimos no perder el tiempo en explicarlos. No necesitando de leyes, sino de tiempo; no poniendo límites a esa energía arrolladora, sino encauzándola. Siendo nosotros los que no estamos hechos para su mundo y no al revés.
Pues sí, con esa edad, cualquier herramienta puede ser un juego, cualquier castigo es una aventura más, y cualquier momento es el adecuado para empezar una batalla, deteniéndose a leer solo para rebelarse contra aquello que está escrito.
Un filme con una energía arrolladora, que se queda impregnada en ti una vez terminado el mismo, y con un sentido del montaje y la puesta en escena que por momentos parece que fue un niño también el que rodó la película . Y es que no es menos, pues el realizador pretende con su peculiar dirección, hacernos ver esos días como si de los ojos de un niño se tratase, intercalando por momentos escenas subjetivas, con otras oníricas (esas caricaturas que se mueven en el cuaderno cuando las miras, o el peculiar despacho del director).
Son los profesores, y nosotros como adultos, los que hacen un juicio moral sobre ellos, sobre esa juventud, adjuntándoles valores que les son desconocidos y que preferimos no perder el tiempo en explicarlos. No necesitando de leyes, sino de tiempo; no poniendo límites a esa energía arrolladora, sino encauzándola. Siendo nosotros los que no estamos hechos para su mundo y no al revés.
Pues sí, con esa edad, cualquier herramienta puede ser un juego, cualquier castigo es una aventura más, y cualquier momento es el adecuado para empezar una batalla, deteniéndose a leer solo para rebelarse contra aquello que está escrito.

7.5
3,787
9
12 de enero de 2023
12 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra del peculiar cineasta francés Robert Bresson, "Al azar, Baltasar" (1966) es un largometraje cuyo papel protagonista recae sobre un burro que le da título al filme, un filme quizás más conocido por la célebre frase que le dedicó Jean-Luc Gogard que por el visionado del mismo: "Es en verdad, el mundo en una hora y media".
Nuestro protagonista, Balthazar, crece en una pequeña comarca francesa en la que va viendo crecer a Marie, a quién las circunstancias hacen que sus vidas se crucen y separen varias veces, mientras va cambiando de dueño y ejerciendo diferentes trabajos, a cada cual más duro y humillante.
Como en toda su filmografía a partir de "Diario de un cura rural" (1951), Robert Bresson va desarrollando y puliendo con cada largometraje ese "ascetismo" cinematográfico que le caracteriza: "modelos" desprovistos de sentimientos y dramatización; música diegética; sobriedad y minimalismo máximo en la fotografía, enseñándonos sólo lo que él considera necesario que sepamos... entre otras muchas. Sin mencionar el mejor uso del Fuera de campo que haya presenciado en el cine, haciendo que por momentos veamos dos películas al mismo tiempo y que seamos nosotros con nuestra imaginación quiénes las desarrollemos.
No es casualidad que la película nos muestre más planos de los objetos y las manos que de los rostros de los propios actores -cuya expresión es errática-, pues son estos primeros los que les caracterizan. Primerísimos primer plano de la mirada de Baltazhar, que mira resignadamente el mundo que le rodea, y mediante la cual observamos también nosotros. Un uso del diálogo y de sonidos tan escaso que potencia el efecto de estos cuando entran en escena.
En definitiva, realizando lo que es para mí el cine más honesto, aportando significado solo mediante el lenguaje cinematográfico, separando esta bella arte de todas las demás. No desvalorizando con esto las producciones de los otros cineastas, sino elevando a este realizador como uno de los mejores que ha concebido la historia.
Nuestro protagonista, Balthazar, crece en una pequeña comarca francesa en la que va viendo crecer a Marie, a quién las circunstancias hacen que sus vidas se crucen y separen varias veces, mientras va cambiando de dueño y ejerciendo diferentes trabajos, a cada cual más duro y humillante.
Como en toda su filmografía a partir de "Diario de un cura rural" (1951), Robert Bresson va desarrollando y puliendo con cada largometraje ese "ascetismo" cinematográfico que le caracteriza: "modelos" desprovistos de sentimientos y dramatización; música diegética; sobriedad y minimalismo máximo en la fotografía, enseñándonos sólo lo que él considera necesario que sepamos... entre otras muchas. Sin mencionar el mejor uso del Fuera de campo que haya presenciado en el cine, haciendo que por momentos veamos dos películas al mismo tiempo y que seamos nosotros con nuestra imaginación quiénes las desarrollemos.
No es casualidad que la película nos muestre más planos de los objetos y las manos que de los rostros de los propios actores -cuya expresión es errática-, pues son estos primeros los que les caracterizan. Primerísimos primer plano de la mirada de Baltazhar, que mira resignadamente el mundo que le rodea, y mediante la cual observamos también nosotros. Un uso del diálogo y de sonidos tan escaso que potencia el efecto de estos cuando entran en escena.
En definitiva, realizando lo que es para mí el cine más honesto, aportando significado solo mediante el lenguaje cinematográfico, separando esta bella arte de todas las demás. No desvalorizando con esto las producciones de los otros cineastas, sino elevando a este realizador como uno de los mejores que ha concebido la historia.
9
6 de enero de 2023
6 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra incondicional del cine español, primera película que dirige solo Luis García Berlanga y que marcará un punto de inflexión para las posteriores producciones del país.
Largometraje con una crítica socioeconómica satírica y mordaz. Un pequeño pueblo castellano ficticio se enfrenta a la inminente llegada de los americanos ("los indios", "los yankis") en una ruta que atraviesa los pueblos mas desfavorecidos de la España franquista de los años 50, momento en que la dictadura comienza a abrirse al mundo, con la promesa de colmar de regalos a sus habitantes. Toda esta parafernalia cómica sirve para poner en entredicho la realidad española de esos años: pobreza e ignorancia.
Un inicio deslumbrante con una habilidad del montaje y la voz en off soberbia, canciones y gags que quedaran para el recuerdo, y una película que atrevió a ser la primera a enfrentarse a la dictadura de la época y que sentó las bases para que realizadores posteriores se atrevieran a mostrar la realidad española bajo la censura.
Algunas veces, las mejores obras nacen cuando más límites se les imponen.
Largometraje con una crítica socioeconómica satírica y mordaz. Un pequeño pueblo castellano ficticio se enfrenta a la inminente llegada de los americanos ("los indios", "los yankis") en una ruta que atraviesa los pueblos mas desfavorecidos de la España franquista de los años 50, momento en que la dictadura comienza a abrirse al mundo, con la promesa de colmar de regalos a sus habitantes. Toda esta parafernalia cómica sirve para poner en entredicho la realidad española de esos años: pobreza e ignorancia.
Un inicio deslumbrante con una habilidad del montaje y la voz en off soberbia, canciones y gags que quedaran para el recuerdo, y una película que atrevió a ser la primera a enfrentarse a la dictadura de la época y que sentó las bases para que realizadores posteriores se atrevieran a mostrar la realidad española bajo la censura.
Algunas veces, las mejores obras nacen cuando más límites se les imponen.

8.2
79,656
9
3 de febrero de 2024
3 de febrero de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He decidido revisitar este título debido a que recientemente terminé de leer el libro "Le cinéma selon Hitchcock" del cual François Truffaut no se considera escritor sino, más bien, provocador.
Nada nuevo puedo añadir de esta obra tan estudiada y analizada, como el conjunto de la filmografía de su director. Pero siento la necesidad de poner por escrito lo que siento cada vez que la veo.
Un fotógrafo (James Stewart) que sufrió un accidente (explicado en un inicio perfecto donde solo con el paneo de la cámara somos capaces de adivinar el contexto en que se basa dicha película) queda inválido en una silla de ruedas y decide pasar sus días "espiando" la vida de sus vecinos a través de su ventana con la ayuda de una cámara.
No contento el director británico con deleitarnos con un manejo de la puesta en escena y un punto de vista subjetivo perfectamente logrados (toda la acción, desarrollada en una habitación, es observada desde la mirada "voyeur" de nuestro héroe) que, además, consigue hacer un pequeño retrato psicológico de la sociedad a través de cada uno de los apartamentos del bloque de pisos que compone el set.
Y es que, en mi opinión, esta película habla de nuestro papel como espectadores, como los "voyeurs" que somos, que sea a través de una ventana o a través de la pantalla de nuestra televisión, atraídos por el "morbo" inventamos nuestras propias historias. Pero es que además, como diría Alfred Hitchcock, el asesinato y su trama es solo el "MacGuffin", pues la película realmente trata del amor y de los miedos de consolidar una relación que en este caso sufre nuestro protagonista con respecto a la que será su futura prometida (Grace Kelly, encarnando la pura imagen de la sensualidad en este papel).
¿Cómo se puede explicar sino que nuestro protagonista no aparte la mirada de su la ventana, que simboliza su "huida" (mental, porque físicamente se encuentra atado a una silla de ruedas) en vez de dirigir la vista a una de las actrices más bellas de la historia de Hollywood? Y es en la escena en la que oímos a un solitario músico componer una partitura en la que nuestro héroe se da cuenta de que está enamorado de esta joven modista, pues, ahora sí, deja de mirar al exterior para clavar su vista en ella; y es esta misma composición la que, más tarde, salvará la vida de una vecina a punto de suicidarse a la vez que condena a nuestra heroína.
Nada nuevo puedo añadir de esta obra tan estudiada y analizada, como el conjunto de la filmografía de su director. Pero siento la necesidad de poner por escrito lo que siento cada vez que la veo.
Un fotógrafo (James Stewart) que sufrió un accidente (explicado en un inicio perfecto donde solo con el paneo de la cámara somos capaces de adivinar el contexto en que se basa dicha película) queda inválido en una silla de ruedas y decide pasar sus días "espiando" la vida de sus vecinos a través de su ventana con la ayuda de una cámara.
No contento el director británico con deleitarnos con un manejo de la puesta en escena y un punto de vista subjetivo perfectamente logrados (toda la acción, desarrollada en una habitación, es observada desde la mirada "voyeur" de nuestro héroe) que, además, consigue hacer un pequeño retrato psicológico de la sociedad a través de cada uno de los apartamentos del bloque de pisos que compone el set.
Y es que, en mi opinión, esta película habla de nuestro papel como espectadores, como los "voyeurs" que somos, que sea a través de una ventana o a través de la pantalla de nuestra televisión, atraídos por el "morbo" inventamos nuestras propias historias. Pero es que además, como diría Alfred Hitchcock, el asesinato y su trama es solo el "MacGuffin", pues la película realmente trata del amor y de los miedos de consolidar una relación que en este caso sufre nuestro protagonista con respecto a la que será su futura prometida (Grace Kelly, encarnando la pura imagen de la sensualidad en este papel).
¿Cómo se puede explicar sino que nuestro protagonista no aparte la mirada de su la ventana, que simboliza su "huida" (mental, porque físicamente se encuentra atado a una silla de ruedas) en vez de dirigir la vista a una de las actrices más bellas de la historia de Hollywood? Y es en la escena en la que oímos a un solitario músico componer una partitura en la que nuestro héroe se da cuenta de que está enamorado de esta joven modista, pues, ahora sí, deja de mirar al exterior para clavar su vista en ella; y es esta misma composición la que, más tarde, salvará la vida de una vecina a punto de suicidarse a la vez que condena a nuestra heroína.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el forcejeo final que termina con la caída de nuestro mirón preferido, bien merecida por entrometerse en la vida de los demás como si fuera una especie de Dios, la única persona que sale ganando es el personaje de Grace Kelly: consiguiendo una victoria moral, al insertarse el anillo de casada de la víctima y haciendo que sea testigo el que ahora pasa a ser su prometido, y una victoria física pues la cámara inteligentemente enfoca en un mismo movimiento las dos piernas ahora escayoladas de James Stewart, para terminar en las dos piernas "desnudas" de Grace Kelly, estando el primero ahora sometido al yugo del segundo. Puro cine.
Más sobre Pedro López
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here