Es una historia mágica, que además de llenarnos de emociones también nos acerca a los orígenes del séptimo arte.
La gran ambientación y efectos visuales son dignos de mostrar esta gran época que vivió el cine, además de la fascinante historia que desarrolla.
Esta película nos brinda un recorrido por lo que significa el amar algo, sea un simple autómata o un arte, pero nos da a entender el sentido de esto y lo que implicaría si se dejara a un lado.
Tal vez lo más duro y significativo de la película es ver cómo un hombre lo ha perdido todo una vez que se ha perdido a sí mismo, que ha perdido sus sueños e ilusiones e intenta olvidar el camino hacia ellas. Cómo aleja su felicidad mientras la extraña con rabia y la destrucción propia que todo esto conlleva.
Además de lo anterior, nos da todo un viaje por lo que es realizar cine y todo lo que implica, un arte de sueños y realidades que invaden de sentimientos de todo tipo a quien lo disfruta, y estos sentimientos sólo son posibles por la pasión de quien lo realiza. Nos deja ver al cine como una total experiencia desde que se produce hasta que se consume y no sólo como un producto esperando a ser reemplazado. Un arte que se sueña, se vive y se siente para que alguien más pueda soñar, vivir y sentir. Un canje que le da fortuna a la existencia.
Quizás no es la película más emocionante en su argumento, pero brinda un gran homenaje y transmite un gran mensaje que cualquier cinéfilo encontraría la manera de disfrutar.