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Críticas ordenadas por utilidad
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7.2
16,284
4
27 de diciembre de 2011
27 de diciembre de 2011
64 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película nos cuenta la venganza del novio de una chica asesinada, que es agente secreto, contra el asesino en serie que la ha matado.
La película tiene sus altibajos e incongruencias, pero resulta bastante potable, con algunas escenas con fuerza y tensión, hasta el primer encuentro entre vengador y criminal.
A partir de ahí, todo lo demás es insostenible.
La película tiene sus altibajos e incongruencias, pero resulta bastante potable, con algunas escenas con fuerza y tensión, hasta el primer encuentro entre vengador y criminal.
A partir de ahí, todo lo demás es insostenible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La policía coreana tiene mucha suerte: ya sabe quiénes son los sospechosos de ser asesinos en serie: sólo cuatro. Por qué no los detiene o vigila, es un misterio inexplicado.
Una vez el agente secreto pilla al que es...¿Qué hacer? ¿Qué hacer con un asesino del que se quiere vengar? Si uno es moral, lo entrega a la policía; si el "ojo por ojo" es más fuerte que el deber, remata su venganza matándolo; si tiene cómplices peores, lo suelta muy vigilado para llegar hasta los más malos; si el que castiga tiene rasgos psicópatas y está dentro de una peli gore, lo retiene y le tortura hasta cansarse y llegar, como mínimo, a la hora y media de metraje, para que el personal piense que ha amortizado su entrada.
Aquí se ha optado por una solución sorprendente: ¿cómo vengarse del tipo que ha matado a tu novia y a tu hijo nonato, y que encima es un asesino en serie? Pues dejándole libre, que vaya asesinando a gusto y solaz por esa Corea del Sur, eso sí, con una pildorita estomacal para arrimarse de vez en cuando y arrearle unos guantazos. ¡Oh, cruel venganza, oh acción "magistral y salvaje" según el crítico de la entradilla!
¿Alguien se imagina la de palos que habría recibido este argumento caso de ser la película, yo qué sé, belga o española? ¿Y si hubiera sido americana? ¡Señor productor, señor productor, tengo una idea brillante: un ranger de Texas atrapa al asesino en serie que ha torturado y matado a su novia y dejado un reguero abundante de sangre, pero lo castiga soltándolo para que vaya disfrutando y matando por la interestatal 66, entre hamburguesa y hamburguesa, aunque se le arrima de vez en cuando, lo golpea con saña y, para salvar su alma, le recita Salmos de admonición y penitencia!
En fin, un sinsentido de película que debería haber finalizado en la escena del invernadero para ser creíble, y que posee, sin embargo, algunas escenas impactantes y bien rodadas. Otras, por contra, son terriblemente absurdas: como la actuación de la policía incapaz de crear un cordón de seguridad cuando busca el cadáver de la novia; o al final, cuando llega el malo con el coche para entregarse: la policía lo espera, pero en vez de apostarse en diferentes sitios, los muchachos de ese "gang del chicharrón" que acompaña siempre al jefe a un palmo de distancia y que tropiezan con él cuando se para de golpe, lo esperan todos desde el mismo lugar y salen desde la misma puerta.
Pues eso, otra tontería sangrienta y gore sobrevalorada por venir de lugares exóticos. Y uno ya sabe que eso es un gran “plus” para la crítica actual. Otro "mal du siècle"
Una vez el agente secreto pilla al que es...¿Qué hacer? ¿Qué hacer con un asesino del que se quiere vengar? Si uno es moral, lo entrega a la policía; si el "ojo por ojo" es más fuerte que el deber, remata su venganza matándolo; si tiene cómplices peores, lo suelta muy vigilado para llegar hasta los más malos; si el que castiga tiene rasgos psicópatas y está dentro de una peli gore, lo retiene y le tortura hasta cansarse y llegar, como mínimo, a la hora y media de metraje, para que el personal piense que ha amortizado su entrada.
Aquí se ha optado por una solución sorprendente: ¿cómo vengarse del tipo que ha matado a tu novia y a tu hijo nonato, y que encima es un asesino en serie? Pues dejándole libre, que vaya asesinando a gusto y solaz por esa Corea del Sur, eso sí, con una pildorita estomacal para arrimarse de vez en cuando y arrearle unos guantazos. ¡Oh, cruel venganza, oh acción "magistral y salvaje" según el crítico de la entradilla!
¿Alguien se imagina la de palos que habría recibido este argumento caso de ser la película, yo qué sé, belga o española? ¿Y si hubiera sido americana? ¡Señor productor, señor productor, tengo una idea brillante: un ranger de Texas atrapa al asesino en serie que ha torturado y matado a su novia y dejado un reguero abundante de sangre, pero lo castiga soltándolo para que vaya disfrutando y matando por la interestatal 66, entre hamburguesa y hamburguesa, aunque se le arrima de vez en cuando, lo golpea con saña y, para salvar su alma, le recita Salmos de admonición y penitencia!
En fin, un sinsentido de película que debería haber finalizado en la escena del invernadero para ser creíble, y que posee, sin embargo, algunas escenas impactantes y bien rodadas. Otras, por contra, son terriblemente absurdas: como la actuación de la policía incapaz de crear un cordón de seguridad cuando busca el cadáver de la novia; o al final, cuando llega el malo con el coche para entregarse: la policía lo espera, pero en vez de apostarse en diferentes sitios, los muchachos de ese "gang del chicharrón" que acompaña siempre al jefe a un palmo de distancia y que tropiezan con él cuando se para de golpe, lo esperan todos desde el mismo lugar y salen desde la misma puerta.
Pues eso, otra tontería sangrienta y gore sobrevalorada por venir de lugares exóticos. Y uno ya sabe que eso es un gran “plus” para la crítica actual. Otro "mal du siècle"

7.4
37,682
3
8 de marzo de 2011
8 de marzo de 2011
36 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Esta peli es muy bonita porque nos enseña muchas cosas. Nos dice que los hombres muy antiguos iban caminando por sabanas muy muy anchas, hasta que llegaron al mar, y como no podían pasar, se unieron con otros amiguitos para hacer casitas y ciudades. Cuando fueron muchos y no cabían, hicieron barquitos y descubrieron América y luego la Luna y los planetas. Todo esto nos lo enseña la peli, y también está en el libro de Sociales que la seño nos hace leer en clase".
Esto no es que sea una parodia, sino que contiene, en esencia, la revelaciones históricas de la película. Sin embargo, tamaña simplicidad es capaz de trastornar a varios profesores universitarios más que talluditos. "Es que tiene respuestas para todo", afirma una profesora abrumada por tales descubrimientos.
Estos profesores, expertos en varias materias, preguntan cuestiones sin interés que avergonzarían a cualquier joven estudiante.
La película es una mezcla de varios ingredientes, a saber:
- Un librito para niños que quizá podría titularse "Historia del mundo en 20 ilustraciones".
- Un par de artículos de la prestigiosa revista de pensamiento intelectual "Más allá".
- Cuatro respuestas mal entendidas de cualquier entrevista dominical con algún miembro del "Jesus Seminar".
No hay nada más. La película hubiera podido ser incluso interesante; hubiera podido ser incluso divertida. Pero no es nada de eso, tras la sorpresa inicial, se adentra en el aburrimiento, y nos transporta firmemente hacia la incredulidad y el bochorno.
Sobre la crítica religiosa que encontramos en el guión, en el spoiler.
Esto no es que sea una parodia, sino que contiene, en esencia, la revelaciones históricas de la película. Sin embargo, tamaña simplicidad es capaz de trastornar a varios profesores universitarios más que talluditos. "Es que tiene respuestas para todo", afirma una profesora abrumada por tales descubrimientos.
Estos profesores, expertos en varias materias, preguntan cuestiones sin interés que avergonzarían a cualquier joven estudiante.
La película es una mezcla de varios ingredientes, a saber:
- Un librito para niños que quizá podría titularse "Historia del mundo en 20 ilustraciones".
- Un par de artículos de la prestigiosa revista de pensamiento intelectual "Más allá".
- Cuatro respuestas mal entendidas de cualquier entrevista dominical con algún miembro del "Jesus Seminar".
No hay nada más. La película hubiera podido ser incluso interesante; hubiera podido ser incluso divertida. Pero no es nada de eso, tras la sorpresa inicial, se adentra en el aburrimiento, y nos transporta firmemente hacia la incredulidad y el bochorno.
Sobre la crítica religiosa que encontramos en el guión, en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por supuesto, les damos caña a los judíos, que eso es algo muy bien recibido por casi todo el mundo: no se basan más que en mitos.
Del cristianismo, qué decir: falsarios hasta en su fundador. Curiosamente, viniendo de un país con mayoría protestante, evitan la autocrítica y se centran en el papado. Qué originales.
Caña a los judíos y caña al Papa.
Eso lo aliñamos con un poquito de altermundismo: el budismo sí que era bueno. En qué, no nos lo aclara el guionista, pero da a entender que si algo bueno hay en el cristianismo, es porque lo copió del budismo.
Al final, el prota demuestra que es Jesús porque conoce el nombre del perrito del señor mayor, que dice ser psiquiatra, quien acto seguido se muere del susto. Alucinante.
No seré yo el que defienda a las religiones, pero después de tamaña concatenación de simplezas, después de tal cúmulo de lugares comunes, apetece hacerse fraile comboniano descalzo, por lo menos.
Y para acabar, la cobardía del guionista o del director. Mucha crítica a la sinrazón, a la invención y a la intransigencia, pero ni una palabra de la religión que hoy más sinrazón e intransigencia contiene. Ni una palabra del Islam o de Mahoma. Que John estuvo en todos los fregados antiguos pero a esos no los conoció. Qué casualidad.
Nada, que somos muy valientes con los que no se defienden, ¿verdad?, pero con estos callamos como muertos, no sea que nos lancen una fatwa y nos juguemos el cuello para los restos.
Del cristianismo, qué decir: falsarios hasta en su fundador. Curiosamente, viniendo de un país con mayoría protestante, evitan la autocrítica y se centran en el papado. Qué originales.
Caña a los judíos y caña al Papa.
Eso lo aliñamos con un poquito de altermundismo: el budismo sí que era bueno. En qué, no nos lo aclara el guionista, pero da a entender que si algo bueno hay en el cristianismo, es porque lo copió del budismo.
Al final, el prota demuestra que es Jesús porque conoce el nombre del perrito del señor mayor, que dice ser psiquiatra, quien acto seguido se muere del susto. Alucinante.
No seré yo el que defienda a las religiones, pero después de tamaña concatenación de simplezas, después de tal cúmulo de lugares comunes, apetece hacerse fraile comboniano descalzo, por lo menos.
Y para acabar, la cobardía del guionista o del director. Mucha crítica a la sinrazón, a la invención y a la intransigencia, pero ni una palabra de la religión que hoy más sinrazón e intransigencia contiene. Ni una palabra del Islam o de Mahoma. Que John estuvo en todos los fregados antiguos pero a esos no los conoció. Qué casualidad.
Nada, que somos muy valientes con los que no se defienden, ¿verdad?, pero con estos callamos como muertos, no sea que nos lancen una fatwa y nos juguemos el cuello para los restos.

6.4
46,617
3
20 de marzo de 2018
20 de marzo de 2018
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la segunda mitad de los años setenta del siglo pasado se generalizó un tipo de cine bastante absurdo denominado de "destape". Consistía en forzar el guión para que, cada dos por tres, se paseara una "vedette" reconvertida a actriz por delante de la pantalla enseñando las tetas y acaso también las nalgas. Cuando a alguna de estas actrices se le preguntaba si estaba dispuesta a desnudarse en una película, contestaba siempre: "si lo exige el guión".
Todos sabían que el guión no exigía nada, que todo era un pamplina y que toda la película era una excusa para ver desnudos. Ya está. No le daba nadie más vueltas. ¿Película? ¿Qué película? Ah, la que sale enseñando las tetas tal o cual.
La diferencia entre el cine de verdad y el cine porque sí radica precisamente en que en el cine auténtico las cosas ocurren porque están motivadas (los amores, los odios, las risas, los aburrimientos, los deseos); en el cine porque sí, sucede lo que el guionista desea, y coloca tal o cual escena o imagen para quedar bien o para conseguir un resultado que previamente pretendía, aunque los hechos de la trama en aboluto llevaran a él.
En mi opinión, del Toro se sitúa justamente en el cine porque sí, en el cine donde no importa argumentar, donde los personajes no existen, son meras caricaturas al servicio del titiritero que las mueve. ¿Como una peli de superhéroes? No, peor. Las películas de superhéroes, o infantiles, o de "sal gruesa", comienzan por no tomarse en serio, por saber que todo es una broma y que vamos a pasarlo bien sin dar más vueltas al asunto. Del Toro pretende crear una película adulta, consciente, definitva. Pero lo hace con un guión prefabricado, copiado y casi calcado de mil sitios, donde todos actúan al servicio de lo que él considera que debe de ser el objetivo final. Las acciones, por tanto, nunca se fundamentan. ¿Para qué, si soy yo quien manda? Soy del Toro: necesito un amor extraño, unos personajes que representen a minorías, unos malos que sean muy malos y unos buenos que sean muy buenos, simbolismo nivel ESO, un par de culos y algo de sangre. ¡Ah! Y encanto, necesito mucho encanto, sobre todo al principio. ¿Cómo lo consigo? Pues poniéndolo en el guión, menuda broma: érase una vez un pesonaje con mucho encanto, al que hay que querer porque yo lo digo y...etc.
Todos sabían que el guión no exigía nada, que todo era un pamplina y que toda la película era una excusa para ver desnudos. Ya está. No le daba nadie más vueltas. ¿Película? ¿Qué película? Ah, la que sale enseñando las tetas tal o cual.
La diferencia entre el cine de verdad y el cine porque sí radica precisamente en que en el cine auténtico las cosas ocurren porque están motivadas (los amores, los odios, las risas, los aburrimientos, los deseos); en el cine porque sí, sucede lo que el guionista desea, y coloca tal o cual escena o imagen para quedar bien o para conseguir un resultado que previamente pretendía, aunque los hechos de la trama en aboluto llevaran a él.
En mi opinión, del Toro se sitúa justamente en el cine porque sí, en el cine donde no importa argumentar, donde los personajes no existen, son meras caricaturas al servicio del titiritero que las mueve. ¿Como una peli de superhéroes? No, peor. Las películas de superhéroes, o infantiles, o de "sal gruesa", comienzan por no tomarse en serio, por saber que todo es una broma y que vamos a pasarlo bien sin dar más vueltas al asunto. Del Toro pretende crear una película adulta, consciente, definitva. Pero lo hace con un guión prefabricado, copiado y casi calcado de mil sitios, donde todos actúan al servicio de lo que él considera que debe de ser el objetivo final. Las acciones, por tanto, nunca se fundamentan. ¿Para qué, si soy yo quien manda? Soy del Toro: necesito un amor extraño, unos personajes que representen a minorías, unos malos que sean muy malos y unos buenos que sean muy buenos, simbolismo nivel ESO, un par de culos y algo de sangre. ¡Ah! Y encanto, necesito mucho encanto, sobre todo al principio. ¿Cómo lo consigo? Pues poniéndolo en el guión, menuda broma: érase una vez un pesonaje con mucho encanto, al que hay que querer porque yo lo digo y...etc.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una chica puede llamarse Bella y enamorarse de Bestia, porque sabe que tras ese aspecto se esconden unos sentimientos, una inteligencia, un ser humano. Y puede sentir amor. Es comprensible. En la película, tras el anfibio, no vemos ni sentimiento ni inteligencia ni rasgo alguno de humanidad. Sentir deseo sexual por un animal es simple bestialismo. A los brutos les da igual qué hay detrás de su pareja reproductiva, el sexo es simple punción biológica que satisface por necesidad.
Pero para del Toro, la prota tiene que enamorarse del Pescadilla porque es necesario que lo haga, porque tienen que retozar juntos, porque se debe denunciar la crueldad de los países con los seres diferentes, porque si lo interracial está bien, lo interespecial ya ni te digo, porque el director es mexicano y se siente menospreciado por los yankis y por mil chorradas más que agota escribir. ¿Qué motivo tiene la protagonista para enamorarse del Pescadilla? ¡Que se ha comido la cabeza de un gato, amigos! ¡De un bocado! ¿Cómo sabe la prota que no se la va a comer después del restregón carnal, como una mantis macho?
El malo es cruel porque tiene que ser malo, el pintor es gay porque alguien tiene que serlo (asunto de cuota), como no sabe cómo hacer malos a los rusos los convierte en mafioso italoamericanos, siempre comiendo, la amiga, en vez de vomitar cuando le dice que se ha acostado con un anfibio, le pregunta cómo tiene la pilila: tiene que ser asertiva porque es amiga y es negra.
Los aburdos del guión se pueden ver en muchos otros comentarios:
Personal de limpieza campando a sus anchas por lugares ultrasecretos.
Base de importancia capital en la carrera lunar que no tiene un soldado que la custodie.
Rusos imbéciles a los que habría bastado con captar a cualquier trabajador de la limpieza para averiguar qué pasaba en ese complejo en nada parecido al área 51.
Anfibio superimportante al que no se le hace ni una radiografía, ni un análisis de sangre. Le dan porrazos y arreando.
Tener que esperar a que se llene un canal para soltar al Pescadilla en vez de hacerlo en la playa más cercana.
Malo supermalo que se dedica a torturar, a criar a su familia, a vigilar él solo todos los monitores, a ligar con la chica muda.
Vale, en serio, da igual. Ya basta. Endulzamos la peli con amor interespecista con un poco de antiracismo y un vecino que sufre mucho por ser calvo. O quizá por ser gay, no sé. O por ambas cosas, que eso no se aclara. Ponemos un baile en blanco y negro y algo de claqué para ganarnos aún mas a Hollywood, y unas gotitas de gore en tanta melaza para que no nos tilden de blanditos
Del Toro llega al punto álgido de su crítica social cuando el camarero rechaza que un señor de más de sesenta años intente toquetearle, más teniendo en cuenta que el camarero no le ha dado ningún motivo para su acercamiento sexual. Eso sí, luego actúa como un loco racista con una pareja de color: así se demuestra, desde su maestría, que rechazar el avance de rijosos ancianos homosexuales por ser heterosexual, es propio de racistas contumaces e hideputas. Con ello nos ganamos también al colectivo gay.
No queda ya colectivo, sensibilidad minoritaria u opción sexual en Hollywood que puedan criticarnos, piensa del Toro: he ganado. Y acierta.
En fin, socorro. ¿Mejor película? ¿En serio? O tempora, o mores.
Pero para del Toro, la prota tiene que enamorarse del Pescadilla porque es necesario que lo haga, porque tienen que retozar juntos, porque se debe denunciar la crueldad de los países con los seres diferentes, porque si lo interracial está bien, lo interespecial ya ni te digo, porque el director es mexicano y se siente menospreciado por los yankis y por mil chorradas más que agota escribir. ¿Qué motivo tiene la protagonista para enamorarse del Pescadilla? ¡Que se ha comido la cabeza de un gato, amigos! ¡De un bocado! ¿Cómo sabe la prota que no se la va a comer después del restregón carnal, como una mantis macho?
El malo es cruel porque tiene que ser malo, el pintor es gay porque alguien tiene que serlo (asunto de cuota), como no sabe cómo hacer malos a los rusos los convierte en mafioso italoamericanos, siempre comiendo, la amiga, en vez de vomitar cuando le dice que se ha acostado con un anfibio, le pregunta cómo tiene la pilila: tiene que ser asertiva porque es amiga y es negra.
Los aburdos del guión se pueden ver en muchos otros comentarios:
Personal de limpieza campando a sus anchas por lugares ultrasecretos.
Base de importancia capital en la carrera lunar que no tiene un soldado que la custodie.
Rusos imbéciles a los que habría bastado con captar a cualquier trabajador de la limpieza para averiguar qué pasaba en ese complejo en nada parecido al área 51.
Anfibio superimportante al que no se le hace ni una radiografía, ni un análisis de sangre. Le dan porrazos y arreando.
Tener que esperar a que se llene un canal para soltar al Pescadilla en vez de hacerlo en la playa más cercana.
Malo supermalo que se dedica a torturar, a criar a su familia, a vigilar él solo todos los monitores, a ligar con la chica muda.
Vale, en serio, da igual. Ya basta. Endulzamos la peli con amor interespecista con un poco de antiracismo y un vecino que sufre mucho por ser calvo. O quizá por ser gay, no sé. O por ambas cosas, que eso no se aclara. Ponemos un baile en blanco y negro y algo de claqué para ganarnos aún mas a Hollywood, y unas gotitas de gore en tanta melaza para que no nos tilden de blanditos
Del Toro llega al punto álgido de su crítica social cuando el camarero rechaza que un señor de más de sesenta años intente toquetearle, más teniendo en cuenta que el camarero no le ha dado ningún motivo para su acercamiento sexual. Eso sí, luego actúa como un loco racista con una pareja de color: así se demuestra, desde su maestría, que rechazar el avance de rijosos ancianos homosexuales por ser heterosexual, es propio de racistas contumaces e hideputas. Con ello nos ganamos también al colectivo gay.
No queda ya colectivo, sensibilidad minoritaria u opción sexual en Hollywood que puedan criticarnos, piensa del Toro: he ganado. Y acierta.
En fin, socorro. ¿Mejor película? ¿En serio? O tempora, o mores.

5.3
18,112
2
15 de julio de 2022
15 de julio de 2022
28 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la época del Hollywood dorado, los ejecutivos de las distintas productoras se jugaban su carrera en cada proyecto. Era necesario, por tanto, que hubiera una conexión total entre lo que el público quería y lo que se le ofrecía. Entretenimiento y calidad se conjugaban para conseguir unos fines claros: ganar dinero, contentar al público y acceder a los premios académicos que les daban prestigio.
Hoy en día, por contra, todo esto ha cambiado: los ejecutivos de las grandes compañías son ideólogos que pretenden imponer sus gustos a los demás, a esa masa amorfa a la que consideran retrógrada si no se adapta a las cánones que esas élites de universidades privadas y carísimas consideran correctos. Sí, es verdad, a veces el público se resiste al cambio acelerado; por eso les es tan necesario deconstruir primero todo el universo de mitos e ilusiones con los que esa masa caduca y antigua de la que formo parte embellece la realidad; así, destruidos todos los asideros individuales, el universo mental será reconstruido por estos déspotas ilustrados que, siguiendo el camino de aquellos pelucones empolvados del siglo XVIII, afirman eso de "todo para el pueblo, pero sin el pueblo".
Y todo es así por la carencia absoluta de presión que tienen estos ejecutivos por conseguir beneficios. Las productoras de cine ya no son negocios independientes, sino que forman parte de consorcios mundiales, que igual integran intereses de la industria armamentística, de la extracción de petróleo, de extrañas fundaciones filantrópicas y también de esto raro de las películas. Todo está integrado en empresas de gestión e inversión, que pueden permitirse pérdidas en alguna de las partes de sus negocios, siempre que eso les sirva para imponer su negocio global, sus puntos de vista y principios que les permitan venderse como auténticos filántropos de la humanidad.
Eso ya es Disney: una división ideológica cuyo fin es destrozar los viejos mitos para imponer los nuevos. Y esos nuevos mitos no deben ser arquetípicos y antiguos, sino convenientes. Por ello, Thor debe deconstruirse, debe ser atomizado para regenerar cada partícula y construir un Thor nuevo y admisible. Destrozado el personaje, el más solemne del universo Marvel, queda solo material maleable que ya puede ser cualquier cosa. Sin gracia, sin cine, sin guion, sin nada. La pendiente cinematográfica en la que se embarcó Disney empeora en cada película. Como alguno ha comentado, la parodia del género es ya el fin del género. Quizá, como en el meme, igual queda alguno en Disney que se pregunta: ¿Y estáis seguros de que todo esto sirve para que más gente vea la película? Película, ¿Qué película?, le contestarán. Como si les importara.
Hoy en día, por contra, todo esto ha cambiado: los ejecutivos de las grandes compañías son ideólogos que pretenden imponer sus gustos a los demás, a esa masa amorfa a la que consideran retrógrada si no se adapta a las cánones que esas élites de universidades privadas y carísimas consideran correctos. Sí, es verdad, a veces el público se resiste al cambio acelerado; por eso les es tan necesario deconstruir primero todo el universo de mitos e ilusiones con los que esa masa caduca y antigua de la que formo parte embellece la realidad; así, destruidos todos los asideros individuales, el universo mental será reconstruido por estos déspotas ilustrados que, siguiendo el camino de aquellos pelucones empolvados del siglo XVIII, afirman eso de "todo para el pueblo, pero sin el pueblo".
Y todo es así por la carencia absoluta de presión que tienen estos ejecutivos por conseguir beneficios. Las productoras de cine ya no son negocios independientes, sino que forman parte de consorcios mundiales, que igual integran intereses de la industria armamentística, de la extracción de petróleo, de extrañas fundaciones filantrópicas y también de esto raro de las películas. Todo está integrado en empresas de gestión e inversión, que pueden permitirse pérdidas en alguna de las partes de sus negocios, siempre que eso les sirva para imponer su negocio global, sus puntos de vista y principios que les permitan venderse como auténticos filántropos de la humanidad.
Eso ya es Disney: una división ideológica cuyo fin es destrozar los viejos mitos para imponer los nuevos. Y esos nuevos mitos no deben ser arquetípicos y antiguos, sino convenientes. Por ello, Thor debe deconstruirse, debe ser atomizado para regenerar cada partícula y construir un Thor nuevo y admisible. Destrozado el personaje, el más solemne del universo Marvel, queda solo material maleable que ya puede ser cualquier cosa. Sin gracia, sin cine, sin guion, sin nada. La pendiente cinematográfica en la que se embarcó Disney empeora en cada película. Como alguno ha comentado, la parodia del género es ya el fin del género. Quizá, como en el meme, igual queda alguno en Disney que se pregunta: ¿Y estáis seguros de que todo esto sirve para que más gente vea la película? Película, ¿Qué película?, le contestarán. Como si les importara.

7.2
73,522
6
22 de enero de 2015
22 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresión dispar la que me provoca esta película, con un comienzo promisorio, pero co una una sensación final de apresuramiento.
Comencemos por lo bueno: los actores protagonistas (excelente Javier Gutiérrez), la acertada ambientación y las marismas bellísimas. Hay escenas de persecución angustiosamente rodadas y los planos cenitales embelesan.
Por contra, algunos secundarios flojean bastante. Sorprende también la variedad de acentos en un ambiente supuestamente cerrado. Nerea Barros hubiera sido casi más creíble como hija adolescente que como madre.
Comencemos por lo bueno: los actores protagonistas (excelente Javier Gutiérrez), la acertada ambientación y las marismas bellísimas. Hay escenas de persecución angustiosamente rodadas y los planos cenitales embelesan.
Por contra, algunos secundarios flojean bastante. Sorprende también la variedad de acentos en un ambiente supuestamente cerrado. Nerea Barros hubiera sido casi más creíble como hija adolescente que como madre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero esta película, queramos o no, tiene asesinatos, crímenes horrendos. Cuando sustentas una historia alrededor de un misterio, hay que desvelarlo al final. Eso se puede hacer de muchas formas: señalando al culpable, haciendo ver que hay más de uno aunque no todos resulten inculpados, o incluso dándolo por insoluble (recordemos Zodiac); o evidenciando que se ha optado por un final abierto; o mostrándolo como irresoluble por conveniencia social. Pero aquí se filma y se ve. Se filma con estilo incluso, pero se ve muy poco, un plano, bajo la lluvia y con capucha, y arreando. Y luego, de la trama criminal que enhebra toda la película, no se explica nada.
Quizá le interesaba al director crear una película sobre las marismas, o sobre la pobreza en las zonas rurales y la implantación del sindicalismo agrario. O quizá contarnos cosas sobre esa época de la transición donde muchos tenían mucho que esconder. Hubiera sido plausible y loable, aunque hubiera resultado otra película. Porque cuando hay un misterio es mejor explicarlo, centrarse en él, ya que ha sustanciado toda la película. Es lícito querer saber quién ha sido el asesino, por qué lo ha hecho y si uno es morboso, también cómo lo ha realizado. Aquí nos dejan entrever el cómo, pero nos dicen muy poco del por qué o del quién(es). Mejor sería no haberlo metido en la trama, contar el día a día de aquellas gentes y sus ansias de emigración, y acabar tal y como se habría comenzado, con un largo plano alejándose del pueblo, todo muy nouvelle vague (versión agro).
Y como al final la trama no se desentraña correctamente, se especula. He leído con gusto elucubraciones que casi parecen sacadas de aquellos cine-fórums sobre "2001, odisea del espacio". El monolito y Javier Gutiérrez, "that's the new question" .
La película me deja la sensación de que el director se entretiene en lo circunstancial: en los paisajes, en las tomas aéreas o matutinas, en las sub-tramas innecesarias (innecesarias no porque no tengan interés, sino porque o no se concluyen o no explica el director en qué ayudan a la trama principal), en filmar magníficas persecuciones en coche, en enseñarnos el ambiente bugui-bugui de las discotecas de la época, en que ser policía en las pelis te lleva casi siempre al alcoholismo, en que hay que hacerse chequeos periódicos de salud, en que uno de los policías le dice a su mujer que no la ha llamado porque no hay teléfonos o en contarnos el horrible pasado del otro (¿¿pero importa o no ese pasado en la trama del crimen??); ahora bien, cuando llega al final, al núcleo del núcleo, el director pasa volando, con aceleración y prisa, por lo sustancial.
Quizá le interesaba al director crear una película sobre las marismas, o sobre la pobreza en las zonas rurales y la implantación del sindicalismo agrario. O quizá contarnos cosas sobre esa época de la transición donde muchos tenían mucho que esconder. Hubiera sido plausible y loable, aunque hubiera resultado otra película. Porque cuando hay un misterio es mejor explicarlo, centrarse en él, ya que ha sustanciado toda la película. Es lícito querer saber quién ha sido el asesino, por qué lo ha hecho y si uno es morboso, también cómo lo ha realizado. Aquí nos dejan entrever el cómo, pero nos dicen muy poco del por qué o del quién(es). Mejor sería no haberlo metido en la trama, contar el día a día de aquellas gentes y sus ansias de emigración, y acabar tal y como se habría comenzado, con un largo plano alejándose del pueblo, todo muy nouvelle vague (versión agro).
Y como al final la trama no se desentraña correctamente, se especula. He leído con gusto elucubraciones que casi parecen sacadas de aquellos cine-fórums sobre "2001, odisea del espacio". El monolito y Javier Gutiérrez, "that's the new question" .
La película me deja la sensación de que el director se entretiene en lo circunstancial: en los paisajes, en las tomas aéreas o matutinas, en las sub-tramas innecesarias (innecesarias no porque no tengan interés, sino porque o no se concluyen o no explica el director en qué ayudan a la trama principal), en filmar magníficas persecuciones en coche, en enseñarnos el ambiente bugui-bugui de las discotecas de la época, en que ser policía en las pelis te lleva casi siempre al alcoholismo, en que hay que hacerse chequeos periódicos de salud, en que uno de los policías le dice a su mujer que no la ha llamado porque no hay teléfonos o en contarnos el horrible pasado del otro (¿¿pero importa o no ese pasado en la trama del crimen??); ahora bien, cuando llega al final, al núcleo del núcleo, el director pasa volando, con aceleración y prisa, por lo sustancial.
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