Todos, uno más que otros, tenemos nuestras adicciones (un pequeño tic, un cigarrillo tras la comida o la cena, una determinada marca de whisky o de cerveza, un poco de chocolate,...), pero algunas de ellas resultan nocivas, las menos peligrosas y muy pocas mortales. De una de estas últimas adicciones habla esta película, con la particularidad de que la adicción en cuestión, por lo general, causa la muerte a víctimas inocentísimas y no al propia adicto y claro eso a la mayoría de la gente no le gusta...
La tensión de la película se puede cortar con un cuchillo, la trama es sencillísima, pero no por ello menos bella, y la estructura y el desarrollo tan natural, que no parece pasar el tiempo mientras la ves. Recomendable 100%.

P.D.: Para todos aquellos que no seais españoles, afortunadamente, no tiene nada que ver con ese cine rancio con toques folclóricos de esa época.

Sí señores, raro, raro, el film en cuestión. La historia machacadísima, como suele pasar en la mayoría de los western, un tirano descubre algo de riqueza y quiere echar de sus tierras a unos pobres campesinos. Los personajes habituales, el malo malísimo gordo y rico que contrata a un pistolero pistolerísimo para acabar con el escaso valor de la gente. Pero he aquí que el bueno rompe algunos esquemas predeterminados a su papel, eso más la fotografía, el pulso y la tensión que imprime a la película el director basta para que nos resulte extraño y en cierto modo novedoso este western (si no hubiera sido por eso, y por lo bien llevado del escasísimo presupuesto le habría dado un 6).

Cortita, 79 minutos no dan para mucho, pero la película tampoco lo exige al tratarse de una historia sencilla y conocida, no siendo así su trama, que esconde sorpresas en algunos recovecos como bien corresponde al género.
Un guión más que correcto, que no deja cabos sin atar (algo fácil dada su sencillez) y una estupenda interpretación del protagonista (Dick Powell), bien secundada por el resto del reparto.
Sin necesidad de muchos recursos, una buena película.

Te agarra, te atrapa, te sumerge... y no te deja respirar ni un solo instante hasta llegar a una de las escenas más impresionantes de toda la historia del cine. Se la recomiendo a todo el mundo.

Y este no es un buen guión sino uno de los mejores de la historia del cine, así que el resultado es el óptimo. Tras el éxito de "Amor a quemarropa" cuyo guión era suyo (le modificaron el final), le permitieron dirigir "Reservoir dogs", y, aunque con poco presupuesto, logró otro peliculón, de ahí que para "Pulp Fiction" gozó de un margen de maniobra a todos los niveles que le permitió hacer una de las joyas del cine de todos los tiempos. Ante este guión, reparto, dirección y banda sonora, solo le puedo dar las gracias a Don Quentin. Genial!