Adentrarse en el universo de Isabel Coixet, es siempre un trabajo delicado y deliciosamente sutil, en esta espléndida película la atmósfera, monótona y sinsentido de la primera parte, se hace necesaria para crear un "tempo" de vida, de la vida de unos personajes olvidados, perdidos, aislados en el tiempo. La monotonía se hace necesaria y consigue empatizar al espectador, todo ello, en la primera parte de la película. Y cuando ya te has abandonado a su suerte, cuando ya no esperas nada, de repente, todo empieza a cobrar movimiento, aunque preceda a la tempestad.

Me refiero a una sublime actuación de Tim Robbins, en la que para mí puede considerarse una de las más bellas historias de amor contadas. Pero del amor soñado, del generoso...Con una Sarah Polley espléndida, y un plantel de secundarios de lujo. La banda sonora magnífica. Y en fin... que decir, que en cada película Coixet logra sorprendernos gratamente, configurándose para mí como la más delicada contadora de historias del panorama actual. Ya era hora de poder disfrutar de la enorme sensibilidad de una mujer tan exquisita como esta. Gracias Coixet.

Como amante de la música, fui a ver la película sin demasiadas pretensiones, a la luz de las otras del género, que a excepción de AMADEUS siempre se me han antojado repetitivas y planas. Aun así, la idea de pasar 2 horas viajando en el tiempo y explorar la coyuntura histórica de un genio, me pareció justificación suficiente para darle una oportunidad.

El resultado para mí fue asombroso, poco a poco la pelicula coge fuerza, y la vida del genio acaba confundiéndose con su creación, con su música, por una vez, el genio es más humano, y más grande todavía si cabe. Ed Harris hace un papel asombroso, carismático, lunático y tremendamente tierno a la vez. Pero no hay que dejar atras la interpretación de su compañera, quién sin ningún aspaviento, se hace con el timón de la sutileza y la profundidad psicológica de quien encuentra al único compañero de alma, que quizás le acompañe y le guíe en toda su vida. Una película imprescindible para almas sensibles, que en ciertos momentos, (el concierto de la Novena) logra acercarnos a algo más trascendente. Por un momentos, nos colamos en el alma del mismo Beethoven, o quizá nos acercamos a algo todavía Mayor..?