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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
9 de junio de 2019
47 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una desgarradora realidad que aún no hemos superado. Hoy, a 2019. Sí, hablo de racismo. Netflix se ha atrevido con esta nueva y acertada producción, que narra el caso de los Central Park Five en abril de 1989 desde una minuciosa y esclarecedora perspectiva. Nunca había escuchado sobre el caso antes de ver esta miniserie, pero sin duda verla me era necesario; me ha recordado la clase de sociedad en la que vivo.

La serie comienza presentando a los personajes que, de una forma u otra, se vieron involucrados en esa fatídica noche que cambió sus vidas. Sin nada que ver con el siniestro, los cinco jóvenes son acusados de violar y apalear brutalmente a una mujer blanca de 28 años que pasaba corriendo por el parque.

De esta forma la serie se centra en el proceso jurídico que, injustamente, llevó a unos niños de 15 años del parque a la cárcel y en cómo, después de todas las falsas acusaciones y humillaciones que vivieron en sus años de confinamiento, fueron liberados a un mundo que les era desconocido, donde la gente les odiaba y les trataba como animales.

Pensar que fue un hecho real te pone los pelos de punta, porque la serie está tan bien hecha que sufres con los personajes. Había momentos en los que quería estar ahí y gritarles de todo a los policías y jueces que llevaban el caso. Trataban como verdaderos monstruos a unos niños a los que se les quebraba la voz al pensar en las atrocidades de las que les acusaban. Trataban como monstruos a niños que tan sólo eran víctimas; víctimas en una sociedad que los repudia por su color de piel.

Me parece importante destacar la grabación de Trump que se ve en la serie, expresamente sacada de la hemeroteca para la ocasión. ¿Nadie lo ve? En la cinta, Trump apela a la pena de muerte contra unos jóvenes injustamente acusados por su color de piel. “Blanco y en botella” dicen.

Hay un momento en la investigación en el que la acusación pierde toda evidencia contra los jóvenes, se dan cuenta de que no tienen nada contra ellos, incluso hay pruebas fehacientes que demuestran quién es el verdadero culpable. Pero no dicen nada, siguen adelante contra ellos porque, alegan, es demasiado tarde. Es demasiado tarde para no herir su orgullo.

Cosas como esta, presentes en todo momento durante la grabación, me hacían sentir desesperadamente impotente. Pero, pensándolo bien, una producción de este calibre no tendría valor si no hiciera esto, ¿no?
13 de junio de 2023
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nuevo proyecto de Zerocalcare no deja indiferente. Con una apuesta atrevida por la trama, la miniserie compone una crítica social constante. El autor ya demostraba ambición en su previo trabajo, “Cortar por la línea de puntos”, y regresa de nuevo a la pantalla con esos míticos personajes tan pintorescos y cercanos al mismo tiempo.

Tiene un ritmo incansable, personajes frescos e historias desgarradoras, todo lo que una buena serie necesita. La música, la animación, el humor, todo está medido al detalle en dosis perfectas de drama y comedia.

En definitiva, el talento del creador reside en su facilidad para ordenar todos los pensamientos caóticos que se nos pasan por la cabeza y darle forma a una historia que resulta conmovedora a la vez que controvertida.
22 de octubre de 2024
29 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la larga ovación que Almodóvar recibió en la Mostra de Venecia, resulta desalentador comprobar que su primera inmersión internacional en la gran pantalla sea “La habitación de al lado”, un largometraje que ofrece personajes planos y diálogos redundantes que el director intenta salvar adornando las conversaciones con la premisa de un alegato social. Tales esfuerzos son en vano y, con todo, quizá sea esta fallida pretensión humanitaria el único retazo que quede del Almodóvar que vimos en “Volver” o en “Todo sobre mi madre” pues, no sin cierto empeño, se puede llegar a vislumbrar el fantasma de su obra: dramas femeninos adornados de tintes sociales y humanistas.

Y sin ningún empeño se puede entrever que el Almodóvar de “La habitación de al lado” dista de ser el cineasta de referencia al que nos tenía acostumbrados. El guion resultante de su último film es un producto acartonado que flaquea a pesar de (o quizá debido a) la pretensión humanista de su mensaje; un mensaje que, pese a ser el pilar fundamental de la trama, Almodóvar apenas logra explotar. Ni siquiera el extenso currículum de sus musas anglófonas, Swinton y Moore, puede levantar el peso de una soporífera película que se desmorona por minutos.

Si cabe elogiar alguna forma de dirección en “La habitación de al lado”, no es la del Almodóvar que firma la producción, sino la de un director de fotografía, Eduard Grau, que consigue que su magistral uso del color y su composición de planos sean lo más “almodovariano” del filme. Grau personifica el claro caso del alumno que supera a su maestro; un maestro que, quizá, se ha perdido en la suntuosa (e inverosímil) espectacularización de los interiores costeados por una corresponsal de guerra neoyorquina, la protagonista. No obstante, la hazaña de Grau (un hito reseñable en una renqueante producción), no es suficiente para evitar que el público desee cerrar de una vez la puerta de la habitación de al lado.

En resumen, dejando de lado la fotografía, la primera incursión internacional del manchego tiene poco de qué presumir.


Lo mejor: las ópticas de Eduard Grau.
Lo peor: cuesta encontrar vestigios del cine “almodovariano”.
5 de julio de 2018
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo puedo tener palabras buenas para esta increíble adaptación que Netflix nos ha traído este 2017. Basada en la novela de Jay Asher, esta serie destapa con valentía polémicos temas que hoy sufre la adolescencia: presión social, inseguridad, suicidio, machismo, identidad sexual… Pero no se queda sólo en la adolescencia, describe además la sociedad de su alrededor y su respuesta a la decisión de Hannah: el colegio únicamente se preocupa por cuidar su imagen, cada testigo sigue intentando guardar su secreto ante el tribunal, hay gente que ve el suicidio de Hannah como una forma de llamar la atención y también se trata cómo, desgraciadamente, la justicia no siempre actúa como tal.

Ya no es sólo el valor que los productores han tenido exponiendo estos temas lo que destaca a esta serie, sino la franca realidad en la que se representa. De hecho, me atrevería a decir que es lo más atractivo de la serie. Poder analizar esta situación desde fuera y con tanto detalle, ha hecho que numerosos espectadores puedan sentirse identificados con algunas historias y, de algún modo, ayudarles a normalizar sus problemas.

También debo destacar la cronología de los acontecimientos. En un principio me costaba imaginar cómo podrían filmar la serie y, finalmente, me ha sorprendido gratamente. Lo que, en un principio parecía misión imposible, ha conseguido engancharnos en las historias de distintos personajes (aparte de Hannah), dándoles voz y opiniones diferentes, que han dado espacio suficiente para la libre reflexión del espectador.
8 de septiembre de 2018
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una tierna serie sobre la búsqueda de la aceptación en la sociedad, la importancia del sentirse querido y una pequeña mirada en el curioso mundo interior de las personas autistas, haciendo partícipe al espectador de las emociones y los pensamientos del protagonista en todo momento.

Netflix ha acertado con esta nueva producción, una fiel representación del entorno de un adolescente con autismo, su lucha por encajar y querer ser como los demás, el esfuerzo de su familia por intentar hacer realidad su mundo y a la vez protegerlo del dolor y el rechazo.

La serie también lidia con temas, más allá del autismo, que presentan una parte importante en el día a día: la toma de decisiones al acabar la adolescencia, la independencia, la fuerza y necesidad de una familia unida, el comienzo de una relación amorosa, la amistad en el instituto...

Tiene pinceladas de humor muy bien calculadas y presenta la dosis justa de esos blandos momentos familiares que dan luz y vida a la serie. Tengo que destacar la escena de Sam en el autobús, ahí se me partió el corazón.

Una de esas series que te atrapa en el sofá, además tiene la duración justa para poder hacer un maratón propiamente dicho. La segunda temporada promete más complejidad aún en el camino de Sam a su independencia y podremos disfrutar más del resto de personajes.

Cariñosa, honesta, real y cercana. La recomiendo.
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