Jim Jarmusch le regresa la gloria al genero western, uno de los mas cinematograficos por exelencia, abandonando las grandes tomas y extras por los primeros planos y el blanco y negro con una historia que comienza como cualquier reyerta en el viejo oeste y se transforma en un magico viaje hacia la eternidad....brillante.

Cada un buen tiempo surgen pelìculas como esta que mas que narrar una historia definen un periodo de existencia y lo queman a fuego, una vision frenètica y arriesgada que al final es un fiel lienzo de los disparatados tiempos que vivimos, ya una obra maestra.

Despuès de sorprender al mundo entero con Amelie, Jeunet vuelve al ataque con una historia de amor ambientada en la 1 guerra...sin dejar que el horror de esta le prive de sus armas habituales el ingenio, personajes inolvidables y una dosis de humor negro, que en general crean un cuadro hermoso y cautivador. Una obra plagada de esteticismo que te atrapa desde sus primeros segundos.

No por nada se la considera una de las mejores películas de terror, un bombardeo de símbolos y violencia; un escalofriante recorrido hacia la iluminación plagado de psicodelia, muerte y misticismo; que mas se puede decir, una obra maestra.

Horripilante y claustrofobico, lo absurdo de la rutina se mezcla con un mundo de pesadillas donde mientras mas opresivas e inentendibles las imágenes, mas precioso y terriblemente inexplicable es el cuadro final. A lo largo de la película casi se siente la misma necesidad de escapar a la pesadilla junto a John Nance cuya interpretación es simplemente magistral.