La mayor parte de las pelis de miedo se borran de tu mente tan pronto como vuelves a la vida real, por ejemplo basta con salir del cine. Sólo unas pocas se mantienen en tu subconsciente incluso semanas o años después. Todos sabemos que el género de terror está muy de capa caída e incluso se tiende a hacer de éste un subgénero adolescente cada vez más mainstream y encefaloplánico. El terror oriental empezó por la puerta grande, pero al cabo de poco más de dos años estaba muerto, tanto como sus requesuperrepetitivos personajes, escenas y guiones orient-extreme. Sin embargo, me sorprende que desde los USA hoy en día se lleve uno sorpresas con productos tan inquietantes como esta que nos ocupa.
Bien, el guión simple como pocos, el escenario idem de lienzo, muy pocos efectos especiales (¡aleluya hermano! ¡los malos son actores y no animaciones en 3D!), los personajes no están sublimes, ni lo necesitan si son simples víctimas, e incluso alguno es una asidua hollywoodiense (la Liv Tyler) lo cual le pudiera quitar ese punto de anonimato y espontaneidad que en este tipo de films suele agradecerse. Pero lo dicho, y aunque no haya un final esclarecedor ni las piezas encajen (ni siquiera hay piezas), esas situaciones recreadas en la pantalla, reconozco que en algunos momentos me inquietaron y a mi novia no la dejaron dormir esa noche. Quizás en Europa nos pille un poco lejano este tipo de escenarios: casas de esas dimensiones donde se pueden esconder extraños y tu no te enteras ni al cabo de una semana, densidad de población bajísima y aislamiento incluso para los que se consideran a si mismos como solitarios o parajes y casas en medio de la naturaleza aún viviendo en el centro de una ciudad. Pero si has vivido en los States entonces las ''piezas'' sí que te van a encajar, e incluso te va a parecer todo tan real como coger el metro todos los días... Extraños que llaman a tu casa para no sabes muy bien que, quizás ofrecerte algo, pedirte la sal, preguntarte por no se quién, o investigar sobre tu vida privada, horarios, si has puesto recientemente algún ladrillo más en la obra que estás haciendo, etc.
En fin, te puedes quedar sólo con los sustos o puedes hacer un ejercicio de abstracción y empatizar, metiéndote en el pellejo de los protagonistas (como yo hice cuando la vi y en general hago con este tipo de películas), incluso, aunque oigas a los vecinos de al lado escuchando la tele como si estuvieran conviviendo contigo en el salón de tu casa, o al de arriba roncando como si compartiera tu cama.