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Críticas ordenadas por utilidad
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6.2
18,849
7
29 de octubre de 2023
29 de octubre de 2023
203 de 235 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que tienen tramas hiper elaboradas con mogollón de puntos de giro que no te dejan aburrirte. Otras en las que no pasa absolutamente nada, a las que yo llamo "cine contemplativo", que consisten en sumergirte en las imágenes y admirarlas como se admira un cuadro. Y, entre medias, está "The Killer".
La película te introduce inmediatamente en los pensamientos del protagonista. Es una película que se narra desde el interior, desde un punto de vista privilegiado en cierto sentido, pero no omnisciente. Esto quiere decir que la información externa, habitualmente valiosa en cualquier película, como a dónde se dirigen el personaje, por qué, qué motivación tiene, o incluso cómo se llama... queda todo apartado. Con cada reflexión del protagonista, cada pequeña acción rutinaria, en cada momento te vas metiendo más y más en su mente de asesino despiadado. Y eso es lo que tiene más valor en la película, mucho más que los hechos que acontecen.
Aún así suceden muchísimas cosas en la película. Desde el primer punto de giro es un no parar, una huida hacia adelante implacable, a través de la cuál conocemos realmente cómo funciona la mente de una persona que, aunque es extremadamente racional, no está demasiado cuerda. El guion no es especialmente sorprendente, pero en este caso es lo de menos. Lo que importa es su ambientación, su contexto, sus reflexiones, su oficio, sus detalles, su 'mood', que es absolutamente hipnótico y fascinante. Es como escuchar la confesión off the record de un sicario internacional. Me quedaría viendo la película 14 horas más. Absolutamente todo, la dirección, el arte, el montaje, el diseño de producción, todo es fabuloso. Y el guion, metódico y con buen sentido del ritmo.
Es cierto que tiene un par de defectos que restan al resultado, pero no dejéis de verla por ello.
Y recordad siempre: "Stick to your plan. Trust no one. Stick to the plan. Anticipate. Stick to the plan. Don't improvise".
Los defectos, en la zona de spoilers:
La película te introduce inmediatamente en los pensamientos del protagonista. Es una película que se narra desde el interior, desde un punto de vista privilegiado en cierto sentido, pero no omnisciente. Esto quiere decir que la información externa, habitualmente valiosa en cualquier película, como a dónde se dirigen el personaje, por qué, qué motivación tiene, o incluso cómo se llama... queda todo apartado. Con cada reflexión del protagonista, cada pequeña acción rutinaria, en cada momento te vas metiendo más y más en su mente de asesino despiadado. Y eso es lo que tiene más valor en la película, mucho más que los hechos que acontecen.
Aún así suceden muchísimas cosas en la película. Desde el primer punto de giro es un no parar, una huida hacia adelante implacable, a través de la cuál conocemos realmente cómo funciona la mente de una persona que, aunque es extremadamente racional, no está demasiado cuerda. El guion no es especialmente sorprendente, pero en este caso es lo de menos. Lo que importa es su ambientación, su contexto, sus reflexiones, su oficio, sus detalles, su 'mood', que es absolutamente hipnótico y fascinante. Es como escuchar la confesión off the record de un sicario internacional. Me quedaría viendo la película 14 horas más. Absolutamente todo, la dirección, el arte, el montaje, el diseño de producción, todo es fabuloso. Y el guion, metódico y con buen sentido del ritmo.
Es cierto que tiene un par de defectos que restan al resultado, pero no dejéis de verla por ello.
Y recordad siempre: "Stick to your plan. Trust no one. Stick to the plan. Anticipate. Stick to the plan. Don't improvise".
Los defectos, en la zona de spoilers:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final.
El final, como sabéis si ya la habéis visto, es anticlimático y me dejó muy frío. No entendí por qué no se carga al cliente. ¿No se supone que no quería dejar cabos sueltos, que no tenía empatía y que no confiaba en nadie? Si se lo hubiese cargado y hubiese salido del edificio sin más, su problema se habría resuelto para siempre. Todas las personas que vieron su cara sabiendo a qué se dedicaba murieron... menos el cliente. O sea se carga hasta al pobre taxista que ni pincha ni corta. No tiene empatía con nadie... y a este pavo le deja vivo. No sé. Luego pensé que tal vez era porque el edificio de lujo donde vive el rico hay cámaras de seguridad, pero en realidad eso tampoco le importa mucho, porque pasa por muchas cámaras de seguridad cerca de los lugares donde comete asesinatos e incluso se deja ver en un restaurante repleto de gente minutos antes de acabar con una de sus víctimas. Así que no entiendo muy bien por qué lo hizo.
Por otra parte... ¿cómo que no habla español? Esto de que en una película todo el mundo hable inglés independientemente de su nacionalidad y del país en el que se encuentren es muy americano, pero un sicario que tiene una guarida en Santo Domingo en la que vive con su novia dominicana hablaría español perfectamente. En lugar de eso, todos los dominicanos hablan inglés, tócate las narices.
Y por último... no me encaja del todo que tenga novia y se preocupe por ella. Aunque, bueno, esta clase de psicópatas siempre sorprenden con ciertas facetas de su vida que parecen poco plausibles.
Me da un poco de lástima, si no fuese por estas dos cosas la película podría colocarse entre las mejores de Fincher, de la década y del siglo. ¡En fin! De todas formas la disfruté mucho.
Stick to the plan.
El final, como sabéis si ya la habéis visto, es anticlimático y me dejó muy frío. No entendí por qué no se carga al cliente. ¿No se supone que no quería dejar cabos sueltos, que no tenía empatía y que no confiaba en nadie? Si se lo hubiese cargado y hubiese salido del edificio sin más, su problema se habría resuelto para siempre. Todas las personas que vieron su cara sabiendo a qué se dedicaba murieron... menos el cliente. O sea se carga hasta al pobre taxista que ni pincha ni corta. No tiene empatía con nadie... y a este pavo le deja vivo. No sé. Luego pensé que tal vez era porque el edificio de lujo donde vive el rico hay cámaras de seguridad, pero en realidad eso tampoco le importa mucho, porque pasa por muchas cámaras de seguridad cerca de los lugares donde comete asesinatos e incluso se deja ver en un restaurante repleto de gente minutos antes de acabar con una de sus víctimas. Así que no entiendo muy bien por qué lo hizo.
Por otra parte... ¿cómo que no habla español? Esto de que en una película todo el mundo hable inglés independientemente de su nacionalidad y del país en el que se encuentren es muy americano, pero un sicario que tiene una guarida en Santo Domingo en la que vive con su novia dominicana hablaría español perfectamente. En lugar de eso, todos los dominicanos hablan inglés, tócate las narices.
Y por último... no me encaja del todo que tenga novia y se preocupe por ella. Aunque, bueno, esta clase de psicópatas siempre sorprenden con ciertas facetas de su vida que parecen poco plausibles.
Me da un poco de lástima, si no fuese por estas dos cosas la película podría colocarse entre las mejores de Fincher, de la década y del siglo. ¡En fin! De todas formas la disfruté mucho.
Stick to the plan.

5.1
9,323
5
2 de abril de 2019
2 de abril de 2019
106 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si quieres ver una película de terror, ve a ver Pet Sematary. Los directores Dennis Widmyer y Kevin Kölsch logran construir escenas que harán que más de uno esconda la cara detrás del cojín.
A pesar de tan elogiable virtud, la película no alcanza el anhelado nivel de trascendencia al que debería aspirar una película que habla sobre la muerte y la pérdida. Un arranque terriblemente flojo (curiosamente el primer capítulo es el mejor de la novela de nuestro amigo Stephen) nos pone sobre aviso de lo que vendrá a continuación: un drama de telefilm de por la tarde con una opresiva atmósfera in crescendo desde el primer plano. Da lo que promete. Cumple. Pero no se atreve a ir más lejos.
La habilidad de los directores para crear secuencias de auténtica pesadilla es inversamente proporcional a su habilidad para retratar a los personajes. Estos no tienen fuerza, ni magnetismo, ni nada de nada. Todo el esfuerzo está orientado a crear una película de miedo. Porque es de Stephen King, maestro del terror.
Pero os diré algo que quizás os escandalice. Stephen King no escribe terror. Escribe drama. Sus mejores novelas y relatos no tienen ni un ápice de terror. Hablo de las magistrales "Cadena perpetua" (The Shawshank Redemption), "Cuenta conmigo" (Stand by Me) o "La milla verde" (The Green Mile), todas llevadas a la gran pantalla con maestría. Aún digo más. Obras tan conocidas como "Carrie", "It", o "Pet Sematary" tampoco son novelas de terror (por mucho que digan los adolescentes más impresionables).
En el apartado de spoilers comento la adaptación revelando detalles de la trama.
A pesar de tan elogiable virtud, la película no alcanza el anhelado nivel de trascendencia al que debería aspirar una película que habla sobre la muerte y la pérdida. Un arranque terriblemente flojo (curiosamente el primer capítulo es el mejor de la novela de nuestro amigo Stephen) nos pone sobre aviso de lo que vendrá a continuación: un drama de telefilm de por la tarde con una opresiva atmósfera in crescendo desde el primer plano. Da lo que promete. Cumple. Pero no se atreve a ir más lejos.
La habilidad de los directores para crear secuencias de auténtica pesadilla es inversamente proporcional a su habilidad para retratar a los personajes. Estos no tienen fuerza, ni magnetismo, ni nada de nada. Todo el esfuerzo está orientado a crear una película de miedo. Porque es de Stephen King, maestro del terror.
Pero os diré algo que quizás os escandalice. Stephen King no escribe terror. Escribe drama. Sus mejores novelas y relatos no tienen ni un ápice de terror. Hablo de las magistrales "Cadena perpetua" (The Shawshank Redemption), "Cuenta conmigo" (Stand by Me) o "La milla verde" (The Green Mile), todas llevadas a la gran pantalla con maestría. Aún digo más. Obras tan conocidas como "Carrie", "It", o "Pet Sematary" tampoco son novelas de terror (por mucho que digan los adolescentes más impresionables).
En el apartado de spoilers comento la adaptación revelando detalles de la trama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sospecho que los productores pensaron que para vender la película era necesario acentuar la faceta de terror que todos asociamos a Stephen King, aunque para ello tuviesen que modificar, recortar, apartar, sustituir o reducir la trama, los personajes y todos los matices de la historia. Todo tiene que dar miedo. Pasa un camión, susto. Aparece el vecino, susto. Hay una urgencia médica, doble susto.
Pero remontémonos al principio. El libro comenzaba con la feliz familia llegando a su nuevo hogar. A Louis se le han perdido las llaves y conocen al vecino, Jud, que guarda en su casa una copia de la llave de la entrada.
La película rompe con la novela desde el principio: Empieza con la escena final. La casa de Jud ardiendo, el jardín con rastros de sangre y nadie a la vista. Por lo tanto toda la película es un flashback.
Los personajes, su evolución, su personalidad, sus relaciones... todo cambia, o más bien se desinfla. Jud pasa de mantener una estrecha relación con Louis, quien le considera casi como su padre, a ser solo el vecino. Sus narraciones (metadiégesis) desaparecen, al igual que Norma, que ha sido eliminada en la adaptación. Rachel, la esposa, pierde en el paso a la gran pantalla todo su carácter, sus enfados, su temor absoluto a la muerte... para ser una esposa con pesadillas sobre su hermana (por cierto, estas son las mejores escenas de terror de la película). Gage ni si quiera tiene presencia, y su muerte ha sido sustituida por la de Ellie. Los compañeros de trabajo de Jud desaparecen, igual que sus suegros, con los que tan mal se lleva en la novela. Todos los detalles que puedan arrojar luz sobre nuestro protagonista han sido cercenados.
Louis Creed, un médico escéptico que ve la muerte como algo natural, que sufre una tremenda crisis en su matrimonio porque su mujer no acepta la muerte ni quiere hablar de ello, que tiene una hija que se coge berrinches porque descubre que su gato morirá antes que ella, un vecino al que aprecia incluso cuando es incapaz de tener afecto por nadie, un suegro que le odia y no duda en echarle la culpa de todos los problemas por los que pasa su familia... Un protagonista, en fin, con unas relaciones y una historia rica y llena de matices. Un protagonista que llega al final de la historia siendo una persona completamente distinta. Nada de esto sale en la película. Todo ha sido eliminado para añadir numerosas escenas de terror fruto de la imaginación del guionista.
La novela era tan reiterativa en su dramatismo que logró aburrirme. Pero reconozco sus méritos. Stephen King crea mundos endemoniadamente ricos en detalles. Crea personajes auténticos. Y creo que toda adaptación de su obra, por muy terrorífica que pretenda ser, debería respetar eso.
Pero remontémonos al principio. El libro comenzaba con la feliz familia llegando a su nuevo hogar. A Louis se le han perdido las llaves y conocen al vecino, Jud, que guarda en su casa una copia de la llave de la entrada.
La película rompe con la novela desde el principio: Empieza con la escena final. La casa de Jud ardiendo, el jardín con rastros de sangre y nadie a la vista. Por lo tanto toda la película es un flashback.
Los personajes, su evolución, su personalidad, sus relaciones... todo cambia, o más bien se desinfla. Jud pasa de mantener una estrecha relación con Louis, quien le considera casi como su padre, a ser solo el vecino. Sus narraciones (metadiégesis) desaparecen, al igual que Norma, que ha sido eliminada en la adaptación. Rachel, la esposa, pierde en el paso a la gran pantalla todo su carácter, sus enfados, su temor absoluto a la muerte... para ser una esposa con pesadillas sobre su hermana (por cierto, estas son las mejores escenas de terror de la película). Gage ni si quiera tiene presencia, y su muerte ha sido sustituida por la de Ellie. Los compañeros de trabajo de Jud desaparecen, igual que sus suegros, con los que tan mal se lleva en la novela. Todos los detalles que puedan arrojar luz sobre nuestro protagonista han sido cercenados.
Louis Creed, un médico escéptico que ve la muerte como algo natural, que sufre una tremenda crisis en su matrimonio porque su mujer no acepta la muerte ni quiere hablar de ello, que tiene una hija que se coge berrinches porque descubre que su gato morirá antes que ella, un vecino al que aprecia incluso cuando es incapaz de tener afecto por nadie, un suegro que le odia y no duda en echarle la culpa de todos los problemas por los que pasa su familia... Un protagonista, en fin, con unas relaciones y una historia rica y llena de matices. Un protagonista que llega al final de la historia siendo una persona completamente distinta. Nada de esto sale en la película. Todo ha sido eliminado para añadir numerosas escenas de terror fruto de la imaginación del guionista.
La novela era tan reiterativa en su dramatismo que logró aburrirme. Pero reconozco sus méritos. Stephen King crea mundos endemoniadamente ricos en detalles. Crea personajes auténticos. Y creo que toda adaptación de su obra, por muy terrorífica que pretenda ser, debería respetar eso.
8
2 de marzo de 2024
2 de marzo de 2024
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos periodistas de AP van a Mariupol en cuanto estalla la guerra, junto a muchos otros colegas de profesión, porque saben que será uno de los primeros objetivos de Rusia y quieren documentarlo. Cuando el ejército ruso llega a las puertas de la ciudad, todos los periodistas se marchan a la vista de que en cuestión días o incluso horas la ciudad quedará completamente cercada por el enemigo. Mstyslav Chernov decide quedarse.
Todo lo que registra su cámara es desolador. El miedo, las bombas explotando cada vez más cerca, los jets de combate rusos sobrevolando sus cabezas como jinetes de la muerte, la impotencia de los médicos al perder decenas de vidas en sus manos, el corte de suministros, los saqueos, el caos.
Es sin duda uno de los mejores documentales que he visto. Desde luego el mejor relativo a la guerra. Es la guerra desde el punto de vista de los civiles, gente que no sabe qué hacer mientras un ejército rodea la ciudad, mientras les llueven bombas por todas partes, mientras sus casas son destruidas y sus seres queridos asesinados. Que hace apenas unos días vivían bien, tenían de todo, Internet, móviles, coche, casa, Netflix... y unos días después, no les queda nada.
Me ha sorprendido la cercanía del punto de vista con aquello que cuenta. No hay gráficos ni imágenes de archivo ni resúmenes a gran escala. Es un periodista con su cámara, al pie del cañón. Grabando y jugándose la vida para documentar todo. Tiene suerte de seguir vivo. Mucha suerte. De hecho, algunos de los lugares que le sirvieron de refugio aparecen más tarde frente a su cámara reducidos a escombros. Entre ellos el hospital, que al comienzo pensaban que sería un lugar seguro. Muchas de las imágenes del documental han dado la vuelta al mundo en telediarios de todas partes cuando comenzó la invasión. Me parece increíble que todo eso lo registrase una sola persona.
Si no le pongo un 10 no es porque no se lo merezca, sino porque me resulta frívolo. No puedo darle un 10 a una película tan dura que narra hechos tan desoladores que están ocurriendo ahora mismo. Me gustaría que nada de esto hubiera pasado y esta película no existiese. Pero ha pasado. La película tenía que existir. Y más nos vale no olvidarnos de todo lo que muestra.
Todo lo que registra su cámara es desolador. El miedo, las bombas explotando cada vez más cerca, los jets de combate rusos sobrevolando sus cabezas como jinetes de la muerte, la impotencia de los médicos al perder decenas de vidas en sus manos, el corte de suministros, los saqueos, el caos.
Es sin duda uno de los mejores documentales que he visto. Desde luego el mejor relativo a la guerra. Es la guerra desde el punto de vista de los civiles, gente que no sabe qué hacer mientras un ejército rodea la ciudad, mientras les llueven bombas por todas partes, mientras sus casas son destruidas y sus seres queridos asesinados. Que hace apenas unos días vivían bien, tenían de todo, Internet, móviles, coche, casa, Netflix... y unos días después, no les queda nada.
Me ha sorprendido la cercanía del punto de vista con aquello que cuenta. No hay gráficos ni imágenes de archivo ni resúmenes a gran escala. Es un periodista con su cámara, al pie del cañón. Grabando y jugándose la vida para documentar todo. Tiene suerte de seguir vivo. Mucha suerte. De hecho, algunos de los lugares que le sirvieron de refugio aparecen más tarde frente a su cámara reducidos a escombros. Entre ellos el hospital, que al comienzo pensaban que sería un lugar seguro. Muchas de las imágenes del documental han dado la vuelta al mundo en telediarios de todas partes cuando comenzó la invasión. Me parece increíble que todo eso lo registrase una sola persona.
Si no le pongo un 10 no es porque no se lo merezca, sino porque me resulta frívolo. No puedo darle un 10 a una película tan dura que narra hechos tan desoladores que están ocurriendo ahora mismo. Me gustaría que nada de esto hubiera pasado y esta película no existiese. Pero ha pasado. La película tenía que existir. Y más nos vale no olvidarnos de todo lo que muestra.
15 de agosto de 2019
15 de agosto de 2019
35 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
"No sé si levantarme a por la sal o llorar sobre la sopa".
Ajo.
Siempre se me cae el alma a los pies cuando una película hace aguas en su primera secuencia. Ella me mira desde el suelo y le susurro enfadado "¡vuelve aquí, desgraciada!". Pero ya no hay nada que hacer. Soy un desalmado, leéis sobre aviso.
Vamos al grano. Esta película no habla de nada. Sí, bueno, podríamos argüir que hay una metáfora de fondo sobre cómo las mentiras se vuelven verdades por el mero hecho de repetirlas. Pero creo que más bien ese es el tema del proceso de creación de esta película, en la que todos los que han participado se han tenido que convencer forzosamente de que estaban haciendo algo bien. En la película, en cambio, ese tema hace la función de una suerte de explicación final de lo que está pasando. Pero no hay tema. Nos falta un ingrediente.
Los personajes están construidos en base a clichés, no tienen un background, no tienen una historia más allá de lo que se ve en pantalla. Su mundo no existe, solo están ahí porque son necesarios para la historia que se cuenta. Son unidimensionales y no cambian (al menos no de forma coherente respecto a lo que viven durante la película). Nos faltan dos ingredientes.
No tenemos tema ni personajes, pero sí argumento. Un libro en el que las historias se escriben solas y predicen el inminente final de un personaje. Y las historias que cuenta están relativamente bien.
Ahora juntamos los ingredientes y tenemos... un argumento con varias marionetas y una explicación que lo une todo.
A alguien le pareció suficiente para producir la película.
Me sorprendió mucho la torpeza con la que está dirigida, y es que el director André Øvredal no es nuevo en el género del terror. Ni en el cine, vaya. Desde planos que no encajan (el lanzamiento de bolsa ardiente), hasta el 'jumpscare' con música a un millón de decibelios de volumen como único recurso (¡único!) para resolver las escenas de terror, pasando por la sucesión de primeros planos y planos detalle motivados por nada.
Pero no todo es negativo. Podemos sacar un mensaje bonito y esperanzador de esta película. Y es que, si a pesar de todos estos tropezones la película ha funcionado, también yo puedo llegar a ser director de cine.
Ajo.
Siempre se me cae el alma a los pies cuando una película hace aguas en su primera secuencia. Ella me mira desde el suelo y le susurro enfadado "¡vuelve aquí, desgraciada!". Pero ya no hay nada que hacer. Soy un desalmado, leéis sobre aviso.
Vamos al grano. Esta película no habla de nada. Sí, bueno, podríamos argüir que hay una metáfora de fondo sobre cómo las mentiras se vuelven verdades por el mero hecho de repetirlas. Pero creo que más bien ese es el tema del proceso de creación de esta película, en la que todos los que han participado se han tenido que convencer forzosamente de que estaban haciendo algo bien. En la película, en cambio, ese tema hace la función de una suerte de explicación final de lo que está pasando. Pero no hay tema. Nos falta un ingrediente.
Los personajes están construidos en base a clichés, no tienen un background, no tienen una historia más allá de lo que se ve en pantalla. Su mundo no existe, solo están ahí porque son necesarios para la historia que se cuenta. Son unidimensionales y no cambian (al menos no de forma coherente respecto a lo que viven durante la película). Nos faltan dos ingredientes.
No tenemos tema ni personajes, pero sí argumento. Un libro en el que las historias se escriben solas y predicen el inminente final de un personaje. Y las historias que cuenta están relativamente bien.
Ahora juntamos los ingredientes y tenemos... un argumento con varias marionetas y una explicación que lo une todo.
A alguien le pareció suficiente para producir la película.
Me sorprendió mucho la torpeza con la que está dirigida, y es que el director André Øvredal no es nuevo en el género del terror. Ni en el cine, vaya. Desde planos que no encajan (el lanzamiento de bolsa ardiente), hasta el 'jumpscare' con música a un millón de decibelios de volumen como único recurso (¡único!) para resolver las escenas de terror, pasando por la sucesión de primeros planos y planos detalle motivados por nada.
Pero no todo es negativo. Podemos sacar un mensaje bonito y esperanzador de esta película. Y es que, si a pesar de todos estos tropezones la película ha funcionado, también yo puedo llegar a ser director de cine.
Documental

7.1
460
6
13 de julio de 2022
13 de julio de 2022
35 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había pensado en titular esta crítica "Muy necesaria", expresión desgastada por las feministas, pero no, aunque me hacía gracia, esta película no es necesaria.
Empecemos por las pegas:
Esto no es un documental, tal como se anuncia. De hecho está más cerca de ser una pieza de propaganda política que otra cosa. Hay alguna entrevistas interesantes, pero no profundiza demasiado en ninguna. Matt Walsh empieza la película sabiendo qué respuestas quiere conseguir de sus entrevistados, y las consigue. No hay espacio para descubrir nada. Además hace gala de un sesgo terriblemente conservador, de un conservadurismo mucho más polarizado y ridículo de lo que estamos acostumbrados a ver en España (el inicio y el final de la película dan vergüenza ajena) y en ocasiones es muy irrespetuoso (pienso por ejemplo en la entrevista al profesor universitario en la que le hace una pregunta pero sus respuestas están montadas con fundidos encadenados para hacer parecer que lo que dice es aburridísimo y no merece la pena escucharlo).
Pero incluso teniendo en cuenta esto, el visionado es impactante. Estamos presenciando en directo cómo funciona la disonancia cognitiva como resultado de la manipulación social. La gente, desde profesionales de la salud, sociólogos, políticos y personas de a pie, son incapaces de responder a la pregunta "¿Qué es una mujer?" no porque no sepan, sino porque está mal visto decir que una mujer es una persona del sexo femenino. De ahí que se refugien en un relativismo absoluto para no ser funados. Y mientras responden puedes ver el miedo en sus ojos. El hecho de que sea una obra tachada de transfóbica solo por el título o por el tráiler y que esté mal visto verla, solo insufla expectación.
También me interesa mucho ver el intercambio de ideas tan opuestas, incluso no estando de acuerdo con ninguno de los dos bandos. Pero aquí el documental falla, precisamente por ser propaganda. Matt no busca la verdad (como asegura en muchas ocasiones en la película) sino dejar en ridículo a sus adversarios. Y tampoco es que esté él muy cerca de la verdad.
Me parece una obra interesante, no desde el punto de vista documental ni desde el punto de vista artístico, sino exclusivamente como testimonio (aunque muy sesgado) de cómo la izquierda occidental se está convirtiendo en un sistema de ideas dogmático, controlador y coercitivo.
Y ahora, para que me funen bien funado, voy a dar mi opinión sobre el tema en cuestión en la sección de spoilers. Pasa, será divertido.
Empecemos por las pegas:
Esto no es un documental, tal como se anuncia. De hecho está más cerca de ser una pieza de propaganda política que otra cosa. Hay alguna entrevistas interesantes, pero no profundiza demasiado en ninguna. Matt Walsh empieza la película sabiendo qué respuestas quiere conseguir de sus entrevistados, y las consigue. No hay espacio para descubrir nada. Además hace gala de un sesgo terriblemente conservador, de un conservadurismo mucho más polarizado y ridículo de lo que estamos acostumbrados a ver en España (el inicio y el final de la película dan vergüenza ajena) y en ocasiones es muy irrespetuoso (pienso por ejemplo en la entrevista al profesor universitario en la que le hace una pregunta pero sus respuestas están montadas con fundidos encadenados para hacer parecer que lo que dice es aburridísimo y no merece la pena escucharlo).
Pero incluso teniendo en cuenta esto, el visionado es impactante. Estamos presenciando en directo cómo funciona la disonancia cognitiva como resultado de la manipulación social. La gente, desde profesionales de la salud, sociólogos, políticos y personas de a pie, son incapaces de responder a la pregunta "¿Qué es una mujer?" no porque no sepan, sino porque está mal visto decir que una mujer es una persona del sexo femenino. De ahí que se refugien en un relativismo absoluto para no ser funados. Y mientras responden puedes ver el miedo en sus ojos. El hecho de que sea una obra tachada de transfóbica solo por el título o por el tráiler y que esté mal visto verla, solo insufla expectación.
También me interesa mucho ver el intercambio de ideas tan opuestas, incluso no estando de acuerdo con ninguno de los dos bandos. Pero aquí el documental falla, precisamente por ser propaganda. Matt no busca la verdad (como asegura en muchas ocasiones en la película) sino dejar en ridículo a sus adversarios. Y tampoco es que esté él muy cerca de la verdad.
Me parece una obra interesante, no desde el punto de vista documental ni desde el punto de vista artístico, sino exclusivamente como testimonio (aunque muy sesgado) de cómo la izquierda occidental se está convirtiendo en un sistema de ideas dogmático, controlador y coercitivo.
Y ahora, para que me funen bien funado, voy a dar mi opinión sobre el tema en cuestión en la sección de spoilers. Pasa, será divertido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay que hacer aquí una aclaración fundamental. Cualquiera que haya tenido aunque sea una clase de sociología en la universidad sabe que sexo y género no son lo mismo. El sexo se define por ciertas características biológicas, y solo hay dos en los humanos, hombre y mujer (las personas intersexuales existen, sí, pero no son un tercer sexo). El género es el conjunto de características sociales y culturales que se asocian a cada uno de los sexos: por ejemplo que jugar al fútbol y vestir de azul sea de chicos, y que llevar vestidos y el pelo largo sea de chicas.
Según esta definición, las personas no tienen género, solo sexo. Aún así soy consciente de que el género también se utiliza como categoría de características sociales. Por lo que, según esto, ser hombre es un género, ser mujer también, ser trans también, y te puedes inventar todos los que quieras mientras haya las suficientes diferencias socioculturales. Por eso esta definición me parece menos interesante y en realidad contraproducente. Crear más categorías crea más estereotipos y, en realidad, más rigidez, pues en cuanto una persona cambie de forma de ser, dejará de ser un del género X para ser del género Y. Perderemos ese objetivo de que un hombre y una mujer pueden ser de cualquier manera, por mucho que haya tendencias mayoritarias.
Desde siempre el género ha sido una forma de control social. Uno no era un verdadero hombre si no cumplía ciertos estereotipos y lo mismo para las mujeres. Y quien se salía de su rol social era castigado, marginado, vilipendiado y rechazado. Es precisamente la rigidez de los estereotipos de género lo que nos queremos quitar de encima. Un chico puede llevar el pelo largo y una chica puede jugar al fútbol. Incluso el feminismo ha querido históricamente deshacerse de estos prejuicios de género. Una mujer es mujer porque nace mujer, no porque adopte un rol determinado en la sociedad.
Pero ahora llega la teoría queer y una mujer es mujer por sus características de género. Un chico se pone extensiones, bubis, maquillaje y vestidos rosas, amarillos o pastel, te pide que le llames en femenino y que digas que es una mujer, una mujer real, y tienes que aceptar, como hace 80 años, que una mujer de verdad es aquella persona que se adapta al género femenino; o los gender fluid, que cuando visten falda y se ponen maquillaje son mujeres, pero cuando visten pantalón y vaquero, son hombres. Si lo pensáis bien, es muy retrógrado. Yo me considero de izquierdas, pero no puedo con esto, aquí hay más contradicciones que en la Biblia. Por una parte te dicen que la ropa no tiene género, pero luego, hala, me pongo falda y soy mujer. ¿En qué quedamos? Ahora mismo la teoría queer es imparable, como demuestra esta película, la han adoptado todos los agente políticos de la izquierda occidental. Veremos hasta dónde llega. Igual Rusia nos tira una bomba nuclear y se acaba la discusión.
Y ya para acabar la reflexión me voy a volver a meter con Matt Walsh. Y es que la derecha conservadora de EEUU tampoco necesita a nadie para ridiculizarse a sí misma. Empieza la película reflexionando sobre qué es ser hombre y mujer y ponen imágenes de niños y niñas ultra estereotipados, como si eso fuese ser hombre y mujer. ¡No, Matt, eso también es construcción de género, pedazo de ameba con patas! Y el final... le pregunta a su esposa "¿qué es una mujer?" y ella, que está en la cocina haciendo la comida (¡toma ya! Es que como es una mujer... a la cocina, su hábitat) responde "una persona adulta del sexo femenino... que necesita ayuda para abrir un tarro". Os lo juro, dice eso, no me lo estoy inventando. ¿Os lo podéis creer? Hay que joderse.
En cualquier caso, la sociedad se está polarizando. Creo firmemente que los debates respetuosos entre puntos de vista distintos u opuestos son muy constructivos. Pero claro, estamos en la era de Internet, pudiendo no relacionarte con gente que no piensa igual que tú, ¿pa qué? Mejor ser intolerante con las ideas de los demás.
Según esta definición, las personas no tienen género, solo sexo. Aún así soy consciente de que el género también se utiliza como categoría de características sociales. Por lo que, según esto, ser hombre es un género, ser mujer también, ser trans también, y te puedes inventar todos los que quieras mientras haya las suficientes diferencias socioculturales. Por eso esta definición me parece menos interesante y en realidad contraproducente. Crear más categorías crea más estereotipos y, en realidad, más rigidez, pues en cuanto una persona cambie de forma de ser, dejará de ser un del género X para ser del género Y. Perderemos ese objetivo de que un hombre y una mujer pueden ser de cualquier manera, por mucho que haya tendencias mayoritarias.
Desde siempre el género ha sido una forma de control social. Uno no era un verdadero hombre si no cumplía ciertos estereotipos y lo mismo para las mujeres. Y quien se salía de su rol social era castigado, marginado, vilipendiado y rechazado. Es precisamente la rigidez de los estereotipos de género lo que nos queremos quitar de encima. Un chico puede llevar el pelo largo y una chica puede jugar al fútbol. Incluso el feminismo ha querido históricamente deshacerse de estos prejuicios de género. Una mujer es mujer porque nace mujer, no porque adopte un rol determinado en la sociedad.
Pero ahora llega la teoría queer y una mujer es mujer por sus características de género. Un chico se pone extensiones, bubis, maquillaje y vestidos rosas, amarillos o pastel, te pide que le llames en femenino y que digas que es una mujer, una mujer real, y tienes que aceptar, como hace 80 años, que una mujer de verdad es aquella persona que se adapta al género femenino; o los gender fluid, que cuando visten falda y se ponen maquillaje son mujeres, pero cuando visten pantalón y vaquero, son hombres. Si lo pensáis bien, es muy retrógrado. Yo me considero de izquierdas, pero no puedo con esto, aquí hay más contradicciones que en la Biblia. Por una parte te dicen que la ropa no tiene género, pero luego, hala, me pongo falda y soy mujer. ¿En qué quedamos? Ahora mismo la teoría queer es imparable, como demuestra esta película, la han adoptado todos los agente políticos de la izquierda occidental. Veremos hasta dónde llega. Igual Rusia nos tira una bomba nuclear y se acaba la discusión.
Y ya para acabar la reflexión me voy a volver a meter con Matt Walsh. Y es que la derecha conservadora de EEUU tampoco necesita a nadie para ridiculizarse a sí misma. Empieza la película reflexionando sobre qué es ser hombre y mujer y ponen imágenes de niños y niñas ultra estereotipados, como si eso fuese ser hombre y mujer. ¡No, Matt, eso también es construcción de género, pedazo de ameba con patas! Y el final... le pregunta a su esposa "¿qué es una mujer?" y ella, que está en la cocina haciendo la comida (¡toma ya! Es que como es una mujer... a la cocina, su hábitat) responde "una persona adulta del sexo femenino... que necesita ayuda para abrir un tarro". Os lo juro, dice eso, no me lo estoy inventando. ¿Os lo podéis creer? Hay que joderse.
En cualquier caso, la sociedad se está polarizando. Creo firmemente que los debates respetuosos entre puntos de vista distintos u opuestos son muy constructivos. Pero claro, estamos en la era de Internet, pudiendo no relacionarte con gente que no piensa igual que tú, ¿pa qué? Mejor ser intolerante con las ideas de los demás.
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