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7
23 de abril de 2025
23 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso lo de esta serie, sus inicios fueron un desastre, pero a lo largo de las tres temporadas hasta ahora emitidas, ha mostrado una mejoría muy clara.
En sus inicios, esta serie anticipó muchos de los defectos que muchos vimos y sufrimos poco después en otra serie de Amazon Prime, “Los anillos de poder”.
Por ejemplo, ambas series adaptan famosísimas sagas literarias de fantasía medieval y ambas series se pasan los libros originales por el forro. A modo de ejemplo, en el caso de la serie objeto de esta crítica, uno recuerda con desazón el último episodio de su primera temporada, episodio que no merece otro calificativo que el de “atroz”. Un auténtico despropósito que pocos lectores de las novelas de Robert Jordan llegaron a entender.
Por poner otro ejemplo, ambas series hacen gala de ese perfil woke-progre que tanto gusta a las plataformas de streaming. En descargo de esta serie, diré que las novelas que adapta se prestan a ello, ya que tienen un sesgo feminista bastante marcado, por lo cual, resulta comprensible que la adaptación televisiva respete ese punto feminista. Lo que no resulta tan comprensible es que, en un pueblo perdido en medio de las montañas, con apenas unos centenares de habitantes, encuentres más diversidad étnico-racial que en todo Londres y su área metropolitana. En esa misma línea, no deja de llamar la atención la elección del reparto, porque anda que poner a la oscarizada y fantástica Sophie Okonedo a interpretar a Sijuan Sanche (que en los libros se describe como una mujer de piel pálida, ojos azules y muy alta) tiene su guasa, es como poner a un actor sueco, rubio y con ojos azules a interpretar el personaje del presidente Barack Obama en una película biográfica. Resumiendo, las plataformas y productoras, a la hora de elegir al elenco de actores y actrices para las series de acción y/o aventuras, únicamente parecen moverse por la "necesidad" de cubrir cupos raciales, lo cual resulta absurdo, especialmente, cuando se adapta una obra literaria o se narra un acontecimiento histórico.
Asimismo, durante la primera temporada, la serie adolecía de serios problemas con el ritmo, resultando por momentos tan lenta que no merecía otro calificativo que el de “tostón insufrible”, mientras que en otros momentos iba demasiado rápida.
Para rematar la faena, las interpretaciones de los actores más jóvenes, durante la primera temporada, resultaron sumamente insulsas, generando más tedio que empatía o interés hacia los personajes. En esa temporada solo se salvaron las actuaciones de las veteranas Rosamund Pike y Sophie Okonedo, y la del actor que menciono en la sección con spoilers.
Sin embargo, esta serie ha mostrado una progresión más que notable. Así una de las principales diferencias respecto a la serie de “Los anillos de poder”, es que en “La rueda del tiempo”, los guionistas han hecho un muy buen trabajo, y, a lo largo de la segunda (y sobre todo de la tercera) temporada, han conseguido enderezar el rumbo y construir una trama que, si bien está lejos de respetar el contenido original de los libros, funciona perfectamente como serie televisiva de fantasía y, sin duda, gustará a los fans del género.
Durante las dos últimas temporadas, los problemas de ritmo de la primera temporada prácticamente han desaparecido, y los actores jóvenes han mejorado notablemente sus actuaciones (con mención especial a Madeleine Madden en la segunda temporada y Josha Stradowski en la tercera).
La única pega que se le puede poner a la tercera temporada (pega que, de hecho, es extensible a las tres temporadas) es que esta serie necesita un elevadísimo presupuesto que, por desgracia, no tiene, lo cual se nota en algunos efectos CGI o en la falta de extras en algunas batallas. El resultado global (en el apartado visual) no es malo, pero sí mejorable. Y es una pena que la increíble progresión de los guiones e interpretaciones no se haya visto acompañada con un aumento de inversión en los apartados técnicos de la serie.
Es curioso, porque realmente, la serie cambia continuamente los eventos que suceden en los libros (tanto de lugar como de momento), pero estos cambios quedan muy bien cuando los ves en la televisión, de modo que, aunque uno preferiría ver una adaptación más fiel a los libros, lo cierto es que esta última temporada de la serie ha sido muy “disfrutable”. Por decirlo así, la serie televisiva es un giro de la "rueda del tiempo” diferente al que se describe en las novelas, pero igualmente adictivo.
La conclusión es que, mientras que a la primera temporada no le doy más de un cuatro, a la última no le puedo dar menos de un ocho. La media de la serie rondará el siete. La mala noticia es que el estropicio de la primera temporada fue de tal calibre que poquitos espectadores hemos llegado a ver la tercera temporada, de modo que, muy a nuestro pesar, todavía no se ha confirmado la cuarta temporada. Crucemos los dedos.
En sus inicios, esta serie anticipó muchos de los defectos que muchos vimos y sufrimos poco después en otra serie de Amazon Prime, “Los anillos de poder”.
Por ejemplo, ambas series adaptan famosísimas sagas literarias de fantasía medieval y ambas series se pasan los libros originales por el forro. A modo de ejemplo, en el caso de la serie objeto de esta crítica, uno recuerda con desazón el último episodio de su primera temporada, episodio que no merece otro calificativo que el de “atroz”. Un auténtico despropósito que pocos lectores de las novelas de Robert Jordan llegaron a entender.
Por poner otro ejemplo, ambas series hacen gala de ese perfil woke-progre que tanto gusta a las plataformas de streaming. En descargo de esta serie, diré que las novelas que adapta se prestan a ello, ya que tienen un sesgo feminista bastante marcado, por lo cual, resulta comprensible que la adaptación televisiva respete ese punto feminista. Lo que no resulta tan comprensible es que, en un pueblo perdido en medio de las montañas, con apenas unos centenares de habitantes, encuentres más diversidad étnico-racial que en todo Londres y su área metropolitana. En esa misma línea, no deja de llamar la atención la elección del reparto, porque anda que poner a la oscarizada y fantástica Sophie Okonedo a interpretar a Sijuan Sanche (que en los libros se describe como una mujer de piel pálida, ojos azules y muy alta) tiene su guasa, es como poner a un actor sueco, rubio y con ojos azules a interpretar el personaje del presidente Barack Obama en una película biográfica. Resumiendo, las plataformas y productoras, a la hora de elegir al elenco de actores y actrices para las series de acción y/o aventuras, únicamente parecen moverse por la "necesidad" de cubrir cupos raciales, lo cual resulta absurdo, especialmente, cuando se adapta una obra literaria o se narra un acontecimiento histórico.
Asimismo, durante la primera temporada, la serie adolecía de serios problemas con el ritmo, resultando por momentos tan lenta que no merecía otro calificativo que el de “tostón insufrible”, mientras que en otros momentos iba demasiado rápida.
Para rematar la faena, las interpretaciones de los actores más jóvenes, durante la primera temporada, resultaron sumamente insulsas, generando más tedio que empatía o interés hacia los personajes. En esa temporada solo se salvaron las actuaciones de las veteranas Rosamund Pike y Sophie Okonedo, y la del actor que menciono en la sección con spoilers.
Sin embargo, esta serie ha mostrado una progresión más que notable. Así una de las principales diferencias respecto a la serie de “Los anillos de poder”, es que en “La rueda del tiempo”, los guionistas han hecho un muy buen trabajo, y, a lo largo de la segunda (y sobre todo de la tercera) temporada, han conseguido enderezar el rumbo y construir una trama que, si bien está lejos de respetar el contenido original de los libros, funciona perfectamente como serie televisiva de fantasía y, sin duda, gustará a los fans del género.
Durante las dos últimas temporadas, los problemas de ritmo de la primera temporada prácticamente han desaparecido, y los actores jóvenes han mejorado notablemente sus actuaciones (con mención especial a Madeleine Madden en la segunda temporada y Josha Stradowski en la tercera).
La única pega que se le puede poner a la tercera temporada (pega que, de hecho, es extensible a las tres temporadas) es que esta serie necesita un elevadísimo presupuesto que, por desgracia, no tiene, lo cual se nota en algunos efectos CGI o en la falta de extras en algunas batallas. El resultado global (en el apartado visual) no es malo, pero sí mejorable. Y es una pena que la increíble progresión de los guiones e interpretaciones no se haya visto acompañada con un aumento de inversión en los apartados técnicos de la serie.
Es curioso, porque realmente, la serie cambia continuamente los eventos que suceden en los libros (tanto de lugar como de momento), pero estos cambios quedan muy bien cuando los ves en la televisión, de modo que, aunque uno preferiría ver una adaptación más fiel a los libros, lo cierto es que esta última temporada de la serie ha sido muy “disfrutable”. Por decirlo así, la serie televisiva es un giro de la "rueda del tiempo” diferente al que se describe en las novelas, pero igualmente adictivo.
La conclusión es que, mientras que a la primera temporada no le doy más de un cuatro, a la última no le puedo dar menos de un ocho. La media de la serie rondará el siete. La mala noticia es que el estropicio de la primera temporada fue de tal calibre que poquitos espectadores hemos llegado a ver la tercera temporada, de modo que, muy a nuestro pesar, todavía no se ha confirmado la cuarta temporada. Crucemos los dedos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Meto este comentario en el apartado de spoiler, porque es digno de mención y considero más apropiado meterlo aquí. En esta serie han destacado especialmente las interpretaciones efectuadas por dos actores españoles que han brillado con luz propia (interpretando a dos personajes mentalmente desequilibrados).
Alvaro Morte, como Logain, protagoniza el único episodio “salvable” de la primera temporada (el cuarto), y la verdad es que borda el papel de “encauzador” (mago) masculino totalmente desquiciado. Todavía mejor es el papel de Laia Costa interpretando a la zumbadísima y malvadísima Moghedien durante la tercera temporada (de hecho, el personaje fue presentado al final de la segunda temporada, en una escena genial que ya anticipaba lo que íbamos a ver en la tercera), simplemente espectacular.
Alvaro Morte, como Logain, protagoniza el único episodio “salvable” de la primera temporada (el cuarto), y la verdad es que borda el papel de “encauzador” (mago) masculino totalmente desquiciado. Todavía mejor es el papel de Laia Costa interpretando a la zumbadísima y malvadísima Moghedien durante la tercera temporada (de hecho, el personaje fue presentado al final de la segunda temporada, en una escena genial que ya anticipaba lo que íbamos a ver en la tercera), simplemente espectacular.
12 de abril de 2025
12 de abril de 2025
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los fans de Tolkien, después de años de espera, hemos podido asistir estas navidades al estreno de un nuevo film ambientado en la Tierra Media... Y la experiencia no ha podido ser más decepcionante.
Para empezar, se trata de una historia que debería contarse en formato “Live.action”. El usar un formato de dibujos animados echa para atrás a muchos de los fans del universo creado por Tolkien (que, mayoritariamente, son personas por encima de los 30 años de edad). Para colmo de males, la calidad de los gráficos deja mucho que desear, de hecho, no soporta una comparación con series de animación como Arcane (serie que, gráfica y argumentalmente, da mil vueltas a la película objeto de esta crítica).
En este film intentan contar una historia que realmente sucedió en la “Tercera Edad” de la Tierra Media, y a grandes trazos, la historia se cuenta con bastante fidelidad... Si no fuese por afán que tienen las plataformas y las distintas productoras de impregnar sus obras con ese toque woke que resulta cansino, muy cansino. En esta ocasión, cambian al protagonista / héroe (masculino) de los libros, con el único fin de que todos los “méritos” se los lleve una mujer (mujer que, si bien aparece en los libros, tiene un papel testimonial, hasta el punto que Tolkien no le puso nombre). En la película, la protagonista, por supuesto, es una princesa guerrera y empoderada, mientras que la mayor parte de los personajes masculinos o son malos o son tontos, o todo a la vez.
Vaya por delante, que no tengo ningún problema con que haya filmes y series protagonizados por heroínas, faltaría más. Pero si quieren contar una historia en la que se ponga de manifiesto que las mujeres también pueden ser guerreras, hay personajes históricos (como Juana de Arco, María PIta o Anne Bony), superheroínas del mundo de los cómic (por ejemplo, a mí me encantó la Supergirl de la última película de Flash) e incluso personajes de Tolkien (como Luthien o Eowyn) que podrían protagonizar la película. Lo que no es de recibo, es cambiar el protagonista de un “evento canónico o histórico” con el ÚNICO fin para darle un toque feminista a la película.
Al final, ha pasado lo que tenía que pasar, entre la dudosa calidad gráfica de la película y el toque femi-woke que le han dado, el fracaso de taquilla ha sido tremendo.
Para empezar, se trata de una historia que debería contarse en formato “Live.action”. El usar un formato de dibujos animados echa para atrás a muchos de los fans del universo creado por Tolkien (que, mayoritariamente, son personas por encima de los 30 años de edad). Para colmo de males, la calidad de los gráficos deja mucho que desear, de hecho, no soporta una comparación con series de animación como Arcane (serie que, gráfica y argumentalmente, da mil vueltas a la película objeto de esta crítica).
En este film intentan contar una historia que realmente sucedió en la “Tercera Edad” de la Tierra Media, y a grandes trazos, la historia se cuenta con bastante fidelidad... Si no fuese por afán que tienen las plataformas y las distintas productoras de impregnar sus obras con ese toque woke que resulta cansino, muy cansino. En esta ocasión, cambian al protagonista / héroe (masculino) de los libros, con el único fin de que todos los “méritos” se los lleve una mujer (mujer que, si bien aparece en los libros, tiene un papel testimonial, hasta el punto que Tolkien no le puso nombre). En la película, la protagonista, por supuesto, es una princesa guerrera y empoderada, mientras que la mayor parte de los personajes masculinos o son malos o son tontos, o todo a la vez.
Vaya por delante, que no tengo ningún problema con que haya filmes y series protagonizados por heroínas, faltaría más. Pero si quieren contar una historia en la que se ponga de manifiesto que las mujeres también pueden ser guerreras, hay personajes históricos (como Juana de Arco, María PIta o Anne Bony), superheroínas del mundo de los cómic (por ejemplo, a mí me encantó la Supergirl de la última película de Flash) e incluso personajes de Tolkien (como Luthien o Eowyn) que podrían protagonizar la película. Lo que no es de recibo, es cambiar el protagonista de un “evento canónico o histórico” con el ÚNICO fin para darle un toque feminista a la película.
Al final, ha pasado lo que tenía que pasar, entre la dudosa calidad gráfica de la película y el toque femi-woke que le han dado, el fracaso de taquilla ha sido tremendo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ha sido divertido ver como la defensa de Cuernavilla (fortificación donde tienen lugar buena parte de los eventos que narra la película) es dirigida por la niñera de la princesa guerrera que protagoniza la película... Los generales de Rohan (masculinos), por lo visto, son lerdos y cobardes.
8
3 de mayo de 2025
3 de mayo de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Todavía recuerdo la sorpresa que me llevé cuando, navegando en la web de Max (tengo la costumbre de ver las películas y series de las plataformas haciendo uso del navegador web –ya que así me quitó los anuncios de Netflix y Prime-), descubrí la miniatura de esta serie, con la foto de Noah Wyle volviendo a hacer de médico. Este actor protagonizó una de las series más famosas del 90 (que se mantuvo en antena hasta bien entrado el nuevo milenio), “ER” / “Urgencias”, ambientada en el servicio de urgencias de un hospital en Chicago. Yo tengo un muy bien recuerdo de esa serie, así que, una vez estuvieron todos los capítulos disponibles, me animé a ver, en modo maratón, la nueva serie de Max: The Pitt.
Esta serie tiene muchas cosas a elogiar (de hecho, no me extrañaría que se acabe llevando unas cuantas nominaciones a los Emmy), pero sigue cayendo en los mismos errores que la serie “ER” y que otros dramas hospitalarios que hemos podido ver durante los últimos años.
Empecemos por las virtudes:
La serie tiene un formato similar a otra mítica serie, 24, ya que se emite “en tiempo real” (cada capítulo narra una hora de un mismo día en el servicio de urgencias). Con ello, se consigue dar a la serie un ritmo tan frenético como adictivo, con múltiples tramas contadas de forma de simultánea en cada capítulo, de modo que, al acabar una presentan otra. No se da un minuto de descanso al espectador.
Es destacable el fantástico guion de la serie, y no lo digo solo por el ritmo que lleva, sino especialmente por cómo se ha cuidado el desarrollo de los personajes, muy bien presentados en el primer episodio, y dándoles un trasfondo y un arco narrativo a cada uno de ellos en los episodios posteriores (cosa meritoria, dado que el formato “en tiempo real” no ayuda en este sentido). A lo cual, hay que añadir que, si bien está claro que la estrella del show es Noah Wyle, los actores que lo acompañan bordan sus interpretaciones, hasta el punto que es uno de los repartos corales más equilibrados y mejor compensados que he visto desde hace tiempo. Si juntamos las dos cosas, un cuidado desarrollo de los personajes con unas muy buenas interpretaciones, al final, lo que se consigue es que el espectador empatice rápido con los personajes y se enganche a la serie.
En cuanto a la dirección, se agradece que, a pesar de que la situación es idónea para ello, no se haya abusado de los rápidos movimientos de cámara que tanto gustan a determinados directores, y tanto marean a los espectadores. Además, uno valora que la serie esté planteada como una obra de teatro, todo discurre en un mismo escenario (la sala de urgencias) y de ahí, apenas sale. La realidad es que el show fluye como debe, los actores (muchos de ellos jóvenes y desconocidos) están fantásticamente dirigidos y el montaje es más que correcto. Como no puede ser de otra manera al narrar la actividad de un servicio de urgencias hospitalarias, la serie tiene un “gore” y muestra algo de sangre y vísceras, pero nada que vaya a echar para atrás al espectador.
Aunque el trasfondo de la serie es claramente dramático, también tiene pequeños toques de comedia, como un personaje que es continuamente regado por fluidos diversos (corporales o no), el hecho de ver perros y ratas correteando por el servicio de urgencias de un hospital, o el juego de palabras para referirse a la sala de urgencias como el hoyo o la fosa (Pit, en Inglés), puro humor negro.
En conclusión, la dirección, el guion, el reparto y las interpretaciones son brillantes y juntos dan un producto redondo... Pero no sobresaliente, más detalles en la zona spoiler.
Esta serie tiene muchas cosas a elogiar (de hecho, no me extrañaría que se acabe llevando unas cuantas nominaciones a los Emmy), pero sigue cayendo en los mismos errores que la serie “ER” y que otros dramas hospitalarios que hemos podido ver durante los últimos años.
Empecemos por las virtudes:
La serie tiene un formato similar a otra mítica serie, 24, ya que se emite “en tiempo real” (cada capítulo narra una hora de un mismo día en el servicio de urgencias). Con ello, se consigue dar a la serie un ritmo tan frenético como adictivo, con múltiples tramas contadas de forma de simultánea en cada capítulo, de modo que, al acabar una presentan otra. No se da un minuto de descanso al espectador.
Es destacable el fantástico guion de la serie, y no lo digo solo por el ritmo que lleva, sino especialmente por cómo se ha cuidado el desarrollo de los personajes, muy bien presentados en el primer episodio, y dándoles un trasfondo y un arco narrativo a cada uno de ellos en los episodios posteriores (cosa meritoria, dado que el formato “en tiempo real” no ayuda en este sentido). A lo cual, hay que añadir que, si bien está claro que la estrella del show es Noah Wyle, los actores que lo acompañan bordan sus interpretaciones, hasta el punto que es uno de los repartos corales más equilibrados y mejor compensados que he visto desde hace tiempo. Si juntamos las dos cosas, un cuidado desarrollo de los personajes con unas muy buenas interpretaciones, al final, lo que se consigue es que el espectador empatice rápido con los personajes y se enganche a la serie.
En cuanto a la dirección, se agradece que, a pesar de que la situación es idónea para ello, no se haya abusado de los rápidos movimientos de cámara que tanto gustan a determinados directores, y tanto marean a los espectadores. Además, uno valora que la serie esté planteada como una obra de teatro, todo discurre en un mismo escenario (la sala de urgencias) y de ahí, apenas sale. La realidad es que el show fluye como debe, los actores (muchos de ellos jóvenes y desconocidos) están fantásticamente dirigidos y el montaje es más que correcto. Como no puede ser de otra manera al narrar la actividad de un servicio de urgencias hospitalarias, la serie tiene un “gore” y muestra algo de sangre y vísceras, pero nada que vaya a echar para atrás al espectador.
Aunque el trasfondo de la serie es claramente dramático, también tiene pequeños toques de comedia, como un personaje que es continuamente regado por fluidos diversos (corporales o no), el hecho de ver perros y ratas correteando por el servicio de urgencias de un hospital, o el juego de palabras para referirse a la sala de urgencias como el hoyo o la fosa (Pit, en Inglés), puro humor negro.
En conclusión, la dirección, el guion, el reparto y las interpretaciones son brillantes y juntos dan un producto redondo... Pero no sobresaliente, más detalles en la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Quizás, el mayor problema de la serie es su manifiesta falta de realismo. Es cierto que éste es un problema que arrastran todos los dramas hospitalarios que hemos visto durante los últimos treinta años, pero no deja de ser llamativo ver como las productoras tropiezan una y otra vez en la misma piedra.
Como suele pasar en este tipo de series, para dar realismo a las tramas, los guionistas están asesorados por especialistas en medicina de urgencias, lo cual implica que, desde un punto de vista “académico”, los procedimientos clínicos que se muestran en la serie sean correctos... Eso sí, el resultado puede resultar abrumador para unos espectadores que se ven bombardeados por un aluvión de términos médicos que puede confundir a aquellos que no estén versados en la materia. De hecho, lo de los dos capítulos posteriores al tiroteo es tan exagerado que alcanza la categoría de despropósito, incluso los que tenemos conocimientos en medicina acabamos perdidos ante semejante “espectáculo”.
A pesar de que, como se ha dicho en el párrafo anterior, se nota que los guionistas contaban con asesores debidamente formados en materia de medicina de urgencias, lo que se muestra no resulta creíble. Cualquiera que conozca como funciona un servicio de urgencias, sabrá que hay un aspecto de la serie que llama especialmente la atención: El papel de los “novatos”.
En la serie se nos presenta a tres “novatos”, dos estudiantes de tercer y cuarto año de medicina y una recién graduada que inicia su residencia. Para los tres, es su primer día en el servicio de urgencias (recordad que la serie es “en tiempo real”, de modo que los quince episodios muestran un día en la vida de los personajes). La primera escena en la que aparecen los “novatos”, curiosamente, es realista, ya que la doctora que los guía (una residente), pide permiso al paciente antes de dejarlos pasar al box y presenciar como lo explora y lo atiende. A partir de ahí, todo es un despropósito. A los quince minutos tienes a un estudiante de tercer año de carrera realizando, sin la supervisión de un residente o de un adjunto, la anamnesis (entrevista) y la primera exploración a un paciente recién llegado, y al cabo de una hora, lo tienes llevando a cabo una RCP (reanimación cardio pulmonar) a ese mismo paciente. Esta situación se repite continuamente, con los dos estudiantes y la residente novata asumiendo desde el primer instante unas responsabilidades que, desde luego, no les corresponden. Esto, puede sacar de la serie a todo aquel que sepa como funciona la sala de urgencias de un hospital.
También llama la atención los altísimos conocimientos de medicina que tienen los estudiantes (de tercer y cuarto año) y la residente novata, que te hacen unos diferenciales (enumeración de enfermedades que pueden provocar un síntoma) realmente increíbles para su formación. Si este es el nivel de los estudiantes en Estados Unidos, habrá que felicitar a las universidades americanas (desde luego, en España, semejantes alardes de conocimientos por parte de estudiantes, no se ven a menudo).
Dicho lo cual, éste es el único defecto serio que se puede achacar a la serie, que no es realista. Una vez asumes que es un producto de ficción y aceptas que hay cosas que te van a resultar incomprensibles, la verdad es que muy, pero que muy, “disfrutable”. De hecho, es de lo mejor que he visto el último año. Además, ha renovado para una segunda temporada. Ya estoy contando los días para verla.
PD: Un aviso, la serie puede quitar vocaciones. Si tienes un chaval o chavala que quiera estudiar medicina, mejor que no la vea (no sea que, tal como dice una de las “novatas” en el último episodio, se le quiten las ganas de ejercer la medicina tras ver como es un día en un servicio de urgencias).
Como suele pasar en este tipo de series, para dar realismo a las tramas, los guionistas están asesorados por especialistas en medicina de urgencias, lo cual implica que, desde un punto de vista “académico”, los procedimientos clínicos que se muestran en la serie sean correctos... Eso sí, el resultado puede resultar abrumador para unos espectadores que se ven bombardeados por un aluvión de términos médicos que puede confundir a aquellos que no estén versados en la materia. De hecho, lo de los dos capítulos posteriores al tiroteo es tan exagerado que alcanza la categoría de despropósito, incluso los que tenemos conocimientos en medicina acabamos perdidos ante semejante “espectáculo”.
A pesar de que, como se ha dicho en el párrafo anterior, se nota que los guionistas contaban con asesores debidamente formados en materia de medicina de urgencias, lo que se muestra no resulta creíble. Cualquiera que conozca como funciona un servicio de urgencias, sabrá que hay un aspecto de la serie que llama especialmente la atención: El papel de los “novatos”.
En la serie se nos presenta a tres “novatos”, dos estudiantes de tercer y cuarto año de medicina y una recién graduada que inicia su residencia. Para los tres, es su primer día en el servicio de urgencias (recordad que la serie es “en tiempo real”, de modo que los quince episodios muestran un día en la vida de los personajes). La primera escena en la que aparecen los “novatos”, curiosamente, es realista, ya que la doctora que los guía (una residente), pide permiso al paciente antes de dejarlos pasar al box y presenciar como lo explora y lo atiende. A partir de ahí, todo es un despropósito. A los quince minutos tienes a un estudiante de tercer año de carrera realizando, sin la supervisión de un residente o de un adjunto, la anamnesis (entrevista) y la primera exploración a un paciente recién llegado, y al cabo de una hora, lo tienes llevando a cabo una RCP (reanimación cardio pulmonar) a ese mismo paciente. Esta situación se repite continuamente, con los dos estudiantes y la residente novata asumiendo desde el primer instante unas responsabilidades que, desde luego, no les corresponden. Esto, puede sacar de la serie a todo aquel que sepa como funciona la sala de urgencias de un hospital.
También llama la atención los altísimos conocimientos de medicina que tienen los estudiantes (de tercer y cuarto año) y la residente novata, que te hacen unos diferenciales (enumeración de enfermedades que pueden provocar un síntoma) realmente increíbles para su formación. Si este es el nivel de los estudiantes en Estados Unidos, habrá que felicitar a las universidades americanas (desde luego, en España, semejantes alardes de conocimientos por parte de estudiantes, no se ven a menudo).
Dicho lo cual, éste es el único defecto serio que se puede achacar a la serie, que no es realista. Una vez asumes que es un producto de ficción y aceptas que hay cosas que te van a resultar incomprensibles, la verdad es que muy, pero que muy, “disfrutable”. De hecho, es de lo mejor que he visto el último año. Además, ha renovado para una segunda temporada. Ya estoy contando los días para verla.
PD: Un aviso, la serie puede quitar vocaciones. Si tienes un chaval o chavala que quiera estudiar medicina, mejor que no la vea (no sea que, tal como dice una de las “novatas” en el último episodio, se le quiten las ganas de ejercer la medicina tras ver como es un día en un servicio de urgencias).
3
11 de abril de 2025
11 de abril de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
He aquí una serie que, pudiendo ser una maravilla (porque otra cosa no, pero dinero hay para ello), se queda en algo vulgar, lleno de clichés.
Lo peor de la serie, sin ningún género de dudas, son los guiones. No es solo que cada capítulo tenga demasiadas tramas abiertas de manera simultánea, es que, además, la mayor parte de estas tramas son aburridas y "leeeeentas". Por otro lado, la serie tiene multitud inconsistencias de guion que yo tildaría de graves, por ejemplo, en un capítulo apuñalan a un personaje al que dejan agonizando en medio de la batalla, y en el capítulo siguiente está como si nada. El tema día-noche no lo controlan, de repente es de día y acto seguido es de noche, y luego otra vez de día.
La dirección y la post-producción tampoco destacan por su virtuosismo. Con errores de bulto que te pueden sacar de la serie mientras la estás viendo (ver detalles en la zona spoiler)
Cabe destacar que la serie quiere alejarse del canon de Tolkien, pero, paradójicamente, intenta que no nos olvidemos de que estamos en la Tierra Media. Para ello, mete personajes que no pintan nada en la época en la que está ambientada la historia: Gandalf, los hobbits, el balrog de Moria, los tumularios, los ents en Pelargir (¿?), Tom Bombadil en el desierto del Rhun (¿?¿?)...
Lo de alejarse del canon es absurdo ya que la historia de la segunda edad es genial, y aquí se la cargan de mala manera. Una cosa es que tengan que meter tramas de relleno porque el material sobre el que tienen derechos es escaso, pero aquí no rellenan, lo que hacen es pisotear la historia original. Nada de lo que aparece en la primera temporada es canónico (absolutamente nada). En la segunda temporada tratan la forja de los anillos (en perfecto desorden, por cierto), inventándose buena parte de la trama. El resultado no resiste una comparación con la historia escrita por Tolkien. ¿¿¿Tan difícil era ceñirse al original???, ¿¿en serio los showrunners se creen que pueden mejorar la obra de tolkien??
Finalmente, tenemos el tema woke, tan habitual en las series de las distintas plataformas y en las películas de aventuras de Hollywood. Convierten a Galadriel en la princesa guerrera (“General de los ejércitos del norte”) tan empoderada como lerda. Si preguntas a los guionistas por qué han cambiado de semejante manera al personaje, te dirán que son muy progres, feministas, bla, bla, bla. De todos modos, podría haber sido peor (o mejor, según se mire), podrían haber puesto para inerpretarla a una actriz de raza pigmea u oriental y que el personaje se sintiese hombre y fuese al registro civil de Gil Galad para cambiarse de sexo. El afán por mostrar una integración cultural y racial plena en todos los escenarios, llama la atención y no para bien, es como si en una película de vikingos, el jefe del clan vikingo fuese un actor de raza maorí, y los residentes en un pequeño poblado perdido entre los fiordos noruegos, fuesen una fantástica y multicultural mezcla de ciudadanos de raza oriental, negra y blancos con rasgos latinos.
La insistencia de meter la agenda woke en todos los lados provoca cada vez más rechazo en la audiencia (últimamente, ha habido casos que ponen de manifiesto dicho rechazo, como la pelicula de Blancanieves, La película de "La guerra de los Rohirrim" o la serie "The Acolyte", todas ellas han fracasado, en parte, por tener un claro e innecesario tinte feminista). El problema no es que los espectadores seamos racistas, machistas, homófobos y/o trumpistas, sino que, descaradamente, las plataformas pretenden vendernos una ideología cuando lo único que queremos es ver es un producto de entretenimiento.
¿Cosas buenas de la serie?. Algunas interpretaciones están bastante conseguidas como la de Charlie Vickers. Así mismo, hay algunas escenas que recuerdan a los libros (como algunas conversaciones entre Annatar y Celebrimbor, de lo poco salvable de la serie). Finalmente, destaca la fotografía y todo el apartado técnico, con resultados bastante dignos.
Lo peor de la serie, sin ningún género de dudas, son los guiones. No es solo que cada capítulo tenga demasiadas tramas abiertas de manera simultánea, es que, además, la mayor parte de estas tramas son aburridas y "leeeeentas". Por otro lado, la serie tiene multitud inconsistencias de guion que yo tildaría de graves, por ejemplo, en un capítulo apuñalan a un personaje al que dejan agonizando en medio de la batalla, y en el capítulo siguiente está como si nada. El tema día-noche no lo controlan, de repente es de día y acto seguido es de noche, y luego otra vez de día.
La dirección y la post-producción tampoco destacan por su virtuosismo. Con errores de bulto que te pueden sacar de la serie mientras la estás viendo (ver detalles en la zona spoiler)
Cabe destacar que la serie quiere alejarse del canon de Tolkien, pero, paradójicamente, intenta que no nos olvidemos de que estamos en la Tierra Media. Para ello, mete personajes que no pintan nada en la época en la que está ambientada la historia: Gandalf, los hobbits, el balrog de Moria, los tumularios, los ents en Pelargir (¿?), Tom Bombadil en el desierto del Rhun (¿?¿?)...
Lo de alejarse del canon es absurdo ya que la historia de la segunda edad es genial, y aquí se la cargan de mala manera. Una cosa es que tengan que meter tramas de relleno porque el material sobre el que tienen derechos es escaso, pero aquí no rellenan, lo que hacen es pisotear la historia original. Nada de lo que aparece en la primera temporada es canónico (absolutamente nada). En la segunda temporada tratan la forja de los anillos (en perfecto desorden, por cierto), inventándose buena parte de la trama. El resultado no resiste una comparación con la historia escrita por Tolkien. ¿¿¿Tan difícil era ceñirse al original???, ¿¿en serio los showrunners se creen que pueden mejorar la obra de tolkien??
Finalmente, tenemos el tema woke, tan habitual en las series de las distintas plataformas y en las películas de aventuras de Hollywood. Convierten a Galadriel en la princesa guerrera (“General de los ejércitos del norte”) tan empoderada como lerda. Si preguntas a los guionistas por qué han cambiado de semejante manera al personaje, te dirán que son muy progres, feministas, bla, bla, bla. De todos modos, podría haber sido peor (o mejor, según se mire), podrían haber puesto para inerpretarla a una actriz de raza pigmea u oriental y que el personaje se sintiese hombre y fuese al registro civil de Gil Galad para cambiarse de sexo. El afán por mostrar una integración cultural y racial plena en todos los escenarios, llama la atención y no para bien, es como si en una película de vikingos, el jefe del clan vikingo fuese un actor de raza maorí, y los residentes en un pequeño poblado perdido entre los fiordos noruegos, fuesen una fantástica y multicultural mezcla de ciudadanos de raza oriental, negra y blancos con rasgos latinos.
La insistencia de meter la agenda woke en todos los lados provoca cada vez más rechazo en la audiencia (últimamente, ha habido casos que ponen de manifiesto dicho rechazo, como la pelicula de Blancanieves, La película de "La guerra de los Rohirrim" o la serie "The Acolyte", todas ellas han fracasado, en parte, por tener un claro e innecesario tinte feminista). El problema no es que los espectadores seamos racistas, machistas, homófobos y/o trumpistas, sino que, descaradamente, las plataformas pretenden vendernos una ideología cuando lo único que queremos es ver es un producto de entretenimiento.
¿Cosas buenas de la serie?. Algunas interpretaciones están bastante conseguidas como la de Charlie Vickers. Así mismo, hay algunas escenas que recuerdan a los libros (como algunas conversaciones entre Annatar y Celebrimbor, de lo poco salvable de la serie). Finalmente, destaca la fotografía y todo el apartado técnico, con resultados bastante dignos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la última temperada, hubo una batalla que está pésimamente rodada, con mención especial para la carga de caballería de los elfos (hay que fijarse en las posturas de los orcos mientras que ven como un porrón de elfos cabalgan contra ellos, y resulta inolvidable, a la par que ridículo, ver como se detiene en seco dicha carga).
Finalmente, la serie ha tenido detalles especialmente cutres, como el tristemente famoso Powerpoint de la primera temporada (que da lugar al nombre de "Mordor").
Finalmente, la serie ha tenido detalles especialmente cutres, como el tristemente famoso Powerpoint de la primera temporada (que da lugar al nombre de "Mordor").

4.1
1,079
7
17 de abril de 2025
17 de abril de 2025
1 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno se sienta para ver una película, más o menos sabe lo que le espera (al menos en mi caso, es así). Resultaría injusto decir que una película me ha parecido mala, si, al final, me ha presentado lo que esperaba y he pasado un buen rato. Por eso, G20 merece la nota que le doy.
Ciertamente, esta película no va a arrasar en la próxima ceremonia de los Óscar ni en la de los Globos de Oro, pero te da lo que promete: Un refrito de la Jungla de Cristal, con un toque de patrioterismo barato, mucha acción y un punto de comedia involuntaria que, sin duda, hará las delicias de los espectadores.
Ya de por sí, resulta gracioso que pongan como heroína de la película a la presidenta de los Estados Unidos. Lo sé, no es la primera vez que el anfitrión del Air Force One adopta este rol, pero, aun así, siempre resulta divertido verlo, por lo absurdo que es (los políticos, en general, no se caracterizan por su valentía innata). Además, uno siempre se pregunta que diría la gente en España si se rodase una película española en la que el presidente de turno es el gran héroe.
La película tiene unas interpretaciones correctas, destacando tanto la actriz protagonista (Viola Davis, actriz que, todo sea dicho, me encanta), como el actor que interpreta al villano de turno (Anthony Starr). Las escenas de pelea están bien coreografiadas y, como se ha dicho, la película entretiene teniendo buen ritmo, pero no sorprende para nada. Por ello, se merece un aprobado (en torno a un 6)
Ahora bien, le doy un notable porque el toque woke que desprende, es tan obvio y tan grosero que resulta divertido. Vaya por delante que a mí el tufillo woke-progre que predomina en buena parte de los filmes y series actuales de acción y/o aventuras me resulta cansino, llegando a parecerme muy molesto cuando la película o serie adapta un libro, o un hecho histórico. Pero, en este caso, la historia es inventada y hay que reconocer que Amazon se ha superado a sí misma en este apartado (apartado woke-progre) de una manera tan ostentosa que no puedo sino aplaudir. Los detalles los comento en la zona spoiler.
Ciertamente, esta película no va a arrasar en la próxima ceremonia de los Óscar ni en la de los Globos de Oro, pero te da lo que promete: Un refrito de la Jungla de Cristal, con un toque de patrioterismo barato, mucha acción y un punto de comedia involuntaria que, sin duda, hará las delicias de los espectadores.
Ya de por sí, resulta gracioso que pongan como heroína de la película a la presidenta de los Estados Unidos. Lo sé, no es la primera vez que el anfitrión del Air Force One adopta este rol, pero, aun así, siempre resulta divertido verlo, por lo absurdo que es (los políticos, en general, no se caracterizan por su valentía innata). Además, uno siempre se pregunta que diría la gente en España si se rodase una película española en la que el presidente de turno es el gran héroe.
La película tiene unas interpretaciones correctas, destacando tanto la actriz protagonista (Viola Davis, actriz que, todo sea dicho, me encanta), como el actor que interpreta al villano de turno (Anthony Starr). Las escenas de pelea están bien coreografiadas y, como se ha dicho, la película entretiene teniendo buen ritmo, pero no sorprende para nada. Por ello, se merece un aprobado (en torno a un 6)
Ahora bien, le doy un notable porque el toque woke que desprende, es tan obvio y tan grosero que resulta divertido. Vaya por delante que a mí el tufillo woke-progre que predomina en buena parte de los filmes y series actuales de acción y/o aventuras me resulta cansino, llegando a parecerme muy molesto cuando la película o serie adapta un libro, o un hecho histórico. Pero, en este caso, la historia es inventada y hay que reconocer que Amazon se ha superado a sí misma en este apartado (apartado woke-progre) de una manera tan ostentosa que no puedo sino aplaudir. Los detalles los comento en la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la zona spoiler meto dos detalles sin importancia ( a fin de cuentas “spoilear” esta película es difícil, ya que su final es bastante previsible), pero que son, hasta cierto punto, reveladores. Y al final, dejo un lamento, porque el resultado podría haber sido todavía mejor.
La gran protagonista de la película es la presidenta de Estados Unidos, que es mujer, afroamericana (nada que ver con Kamala Harris, no seáis malpensados), experta en artes marciales y heroína de guerra. Habrá quien lamente que una protagonista tan moderna y afín al pensamiento progre actual como la descrita, tenga una familia tan "tradicional" (papá, mamá, la hija y el hijo), pero en descargo de la película diré que, mientras la protagonista se reúne con la gente importante para salvar a los países pobres de la hambruna e implementar la Agenda 2030, el marido (que tiene perfectamente asumida esa nueva masculinidad tan de moda actualmente) se queda cuidando a los niños, como debe ser.
Por otro lado, en un momento dado, el único miembro competente del servicio secreto (interpretado por un actor latino), rescata a la presidenta y a tres personajes más, la esposa del presidente coreano, la presidenta del FMI (caucásica pero empoderada) y al primer ministro británico (que, para más señas, es caucásico y de mediana edad). Adivina, adivinanza, de los cuatro personajes rescatados, uno de ellos es especialmente cobarde y un perfecto lerdo, ¿quién podrá ser?. Venga, como es complicado, os voy a dar una pista, es del mismo género, raza y edad que todos los malos de la película que acaban muertos (y hay unos cuantos, porque "la presi" es una auténtica guerrera).
Con relación a mi lamento, el jefe de los malos es interpretado por Anthony Starr, actor que interpreta a Patriota en la fantástica serie The Boys, emitida también por Amazon Prime. El actor es más que competente y no tengo nada que objetar a su actuación. En la mencionada serie, el actor Anthony Starr interpreta a un personaje malo malísimo, caucásico, de mediana edad y ególatra, que, dada su maldad y su desvergüenza, no comparte los principios de la Agenda 2030 ni simpatiza con la ideología defendida por la "progresía" occidental. Tiene gracia que hayan elegido a este mismo actor como malvado antagonista de nuestra presidenta guerrera (que, insisto, no se llama Kamala, aunque lo parezca). Pero habría sido todavía más gracioso si esta joya del cine moderno se hubiese estrenado durante la campaña electoral americana... Una pena que se estrenase en abril de 2025, cuando, quizás, podría haberse estrenado en noviembre de 2024.
La gran protagonista de la película es la presidenta de Estados Unidos, que es mujer, afroamericana (nada que ver con Kamala Harris, no seáis malpensados), experta en artes marciales y heroína de guerra. Habrá quien lamente que una protagonista tan moderna y afín al pensamiento progre actual como la descrita, tenga una familia tan "tradicional" (papá, mamá, la hija y el hijo), pero en descargo de la película diré que, mientras la protagonista se reúne con la gente importante para salvar a los países pobres de la hambruna e implementar la Agenda 2030, el marido (que tiene perfectamente asumida esa nueva masculinidad tan de moda actualmente) se queda cuidando a los niños, como debe ser.
Por otro lado, en un momento dado, el único miembro competente del servicio secreto (interpretado por un actor latino), rescata a la presidenta y a tres personajes más, la esposa del presidente coreano, la presidenta del FMI (caucásica pero empoderada) y al primer ministro británico (que, para más señas, es caucásico y de mediana edad). Adivina, adivinanza, de los cuatro personajes rescatados, uno de ellos es especialmente cobarde y un perfecto lerdo, ¿quién podrá ser?. Venga, como es complicado, os voy a dar una pista, es del mismo género, raza y edad que todos los malos de la película que acaban muertos (y hay unos cuantos, porque "la presi" es una auténtica guerrera).
Con relación a mi lamento, el jefe de los malos es interpretado por Anthony Starr, actor que interpreta a Patriota en la fantástica serie The Boys, emitida también por Amazon Prime. El actor es más que competente y no tengo nada que objetar a su actuación. En la mencionada serie, el actor Anthony Starr interpreta a un personaje malo malísimo, caucásico, de mediana edad y ególatra, que, dada su maldad y su desvergüenza, no comparte los principios de la Agenda 2030 ni simpatiza con la ideología defendida por la "progresía" occidental. Tiene gracia que hayan elegido a este mismo actor como malvado antagonista de nuestra presidenta guerrera (que, insisto, no se llama Kamala, aunque lo parezca). Pero habría sido todavía más gracioso si esta joya del cine moderno se hubiese estrenado durante la campaña electoral americana... Una pena que se estrenase en abril de 2025, cuando, quizás, podría haberse estrenado en noviembre de 2024.
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