Que enorme indecencia calificar a este descarnada narración de la pobreza y la miseria en un país del Oriente Medio como pornografía emocional. Así es como algunos delicados espíritus, nacidos en la opulenta Europa, tildaban a esta película en Cannes. La miseria y la pobreza que no presenciamos porque hemos tenido la suerte de nacer en sociedades ricas, tachada de pornografía. Mejor ocultarla, no sea que tengamos que ir luego al sicólogo. para superar el trauma. Cafarnaúm, a pesar de su dureza, es una hermosa película que trata de un tema real. Aquí el cine de nuevo copia, con negra estética, la realidad. Esta película, además, es artísticamente estupenda. Los actores, empezando por el niño, están todos al nivel que demanda el drama. La extraordinaria dirección, de Nadine Labaki, y la adecuada música, hacen que parezca un documental. Este drama nos recuerda que hay millones de personas en el mundo que son actores obligados de las "pornografías emocionales" que son sus vidas.