Cabe resaltar que la directora ha dejado muy en claro que absolutamente todos los ritos filmados, así como el pueblo de la película, no existen, que han sido inventados en su totalidad, por lo que el mérito es doble, la magia del Tiempo Santo, donde todo es permitido ya que Dios ha muerto, es palpable, es casi chocante, y el personaje de Madeinusa es tan perturbador que difícilmente puede ser comparado con otro de la historia cinematográfica peruana. Una grata sorpresa.

No se cuál de los 4 es más fantasticamente antipático, pero si hay que escoger a alguno, sería la antorcha humana, con un poco de ayuda podríamos lograr que se consumiera hasta convertirse en cenizas.

Lo mejor de la pelicula no son los chistes super groseros, ni las actuaciones exageradas, menos la música espantosa, sino la forma como la homosexualidad es manejada, ya no en clave reinvindicatoria ni de dramatismo gratuito, al contrario, es reflejada de forma desfachatada y llena de humor. Me encanta Lypsinka en el papel de ama de casa, es formidable!