Por momentos ésto es lo que parece ésta película, que basa en la clásica trama de redención (ésta que llega muy al final y mostrada por los pelos), donde un policía abusa de forma cada vez más extrema de todo, poder, drogas, sexo, apuestas, hasta meterse en un agujero de difícil salida. Planos de una duración tendenciosamente larga que se sostienen por la fuerza y presencia de Harvey, que no de la complejidad del guión, el cual no nos sorprende demasiado. Para su momento, debió ser una película fuertemente impactante, aunque no consiguió que ello perdurara.

Película pretenciosa que me interesó por ser un tema en el que me sentía altamente identificado en el momento de verla, con la cual, tras su visionado, quedé con la sensación de que no se habla de nada, en realidad, pese a las intenciones aparentes. Tener una gran actriz como Isabelle no basta si tanto la dirección como el guión no hacen una apuesta sólida y certera sobre una declaración concreta con la cual viajar a un lugar emocional específico.

El personaje principal femenino es tan terriblemente plano y predecible que pueden dar ganas de parar la película nada más comenzarla.

Pretende tener un tipo de humor al que no llega. Sigue un aparente modelo de películas norteamericanas con un tufillo cutre de aquí que lo deja a medio camino de muchas cosas.

En un momento da un giro para aparentemente sorprender y empatizar con el personaje masculino que no cuela por ningún lado.

Película totalmente olvidable y prescindible.

Una supuesta profundización en la oscuridad humana que se queda en la grautidad del uso de una violencia desmesurada con orígenes freudianos en un mundo sin ética lleno de relaciones promiscuas también plenas de violencia, la sexual incluída. Una historia para ser olvidada desde el mismo momento no de ser visionada la película, sino de ser escrito la versión última del guión.

Película prescindible, no hay por dónde agarrarla, ni por el acercamiento pseudofreudiano, ni por la supuesta transgresividad de lo que sucede, ni por la aparente poética del paso a la adultez. No pierdan ni un minuto a menos que quieran sufrir en balde