You must be a loged user to know your affinity with MikiFilms
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

7.3
32,370
9
15 de diciembre de 2018
15 de diciembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“LOS REYES CAEN, LOS REINOS CONTINÚAN”
Así de claro nos lo impone Sorogoyen, bueno, más bien la red organizada y mafiosa que existe en la política española. Este hecho no sorprende a nadie, ya lo has oido antes y más veces de las que te gustaría por simple reiteración de los medios, que no son más que el megáfono de lo que ocurre o de lo que se llegue a conocer.
Rodrigo Sorogoyen coge esta reiteración y te expone un caso de un político ficticio pero con tintes de personas, por desgracia, con nombres y apellidos de la política española. Como a imaginábamos Sorogoyen, no defrauda (Que Dios nos perdone, 2016) nos dejó claro a qué ha venido a esta industria y es para no dejarte indiferente.
El 7 de Septiembre de 2018 llegó a Toronto una película visualmente bruta, extrema. Grandes angulares que hacen al protagonista inicialmente minúsculo. Esto cambia radicalmente cuando le seguimos, pegado a su teléfono. Así el director nos da un presagio de la completa película, sabrás quien es Manuel López-Vidal (Antonio de la Torre), qué hace, qué piensa, qué dice y de igual importancia, a quien. Este presagio continua con planos muy cerrados de conversaciones de viejos casposos para algunos, gente valiente y luchadora para otros, estilo ya visto en España gracias a (Smoking Room, 2002).
Estas técnicas se ven amparadas por un ambiente tenso por definición a través de una banda sonora que es en su totalidad techno ambiental-minimal de la mano de Olivier Arson. Si tomamos todas las pistas creadas por Arson y sacamos de su contexto cinematográfico no pierde ninguna calidad, de hecho, cualquier documentado de este género sabrá la alta calidad de estos tracks perfectamente conectados en un subhilo narrativo podrían ser escuchados tanto en una discoteca de música electrónica de renombre como un escondrijo suburbano.
Sin un selecto reparto como el que tiene la cinta no veríamos la sugestión que libera su resultado final. Antonio de la Torre borda un papel que, por momentos, hace dudar si se ha llegado a dedicar a la política. Ya vimos en actores reencarnando a políticos que hacen dudar si son la propia persona en la que se transforma como fue el caso de Pedro Casablanc en (B. 2015).
Manuel (Antonio de la Torre) es un presidente autonómico pero puede ascender a nivel nacional. Como buen hombre codicioso, pretende hacerlo. Al salir a la luz un caso de corrupción queda manchado el compañero y amigo de Manuel. El protagonista trata de encubrirlo pero acaba al juicio de la opinión pública, el partido trata de apartarlo de la organización a lo que él trata de contraatacar de cualquier forma, a cualquier precio. Para él, lo ha perdido todo. Quienes supuestamente le querían y respaldaban mostraron su verdadero aprecio, inexistente cuando la cúpula del partido decide quien es relevante o no. Manuel trata de vengarse haciendo a compañeros suyos las mismas perrerías que le han hecho a él y que tan mal trago le han hecho pasar. Dudarás si merece todo lo que le ocurre o la caza de brujas contra él es exagerada justificando así sus actos o parte de ellos.
Bárbara Lennie, la Ana Pastor de esta ficción, demuestra su talento como periodista de actualidad aunque no necesite mucho tiempo, sus intervenciones son útiles para ver distintas perspectivas, no (tan) casposas, de los contratiempos de nuestro protagonista y compañía. Ella hace de estandarte de la oposición real, los no-políticos, que también se evaden de su moral inicial por ansias de poder.
Hay que destacar a Josep Maria Pou y Ana Wagener. Ambos nutren toda esta historia de personajes, que vienen y van, quedando grabados por sus grandes actuaciones.
EL REINO, una historia de copas de Yamazakis de 12 años y cortados.
Por esto mismo tenemos temas que no se han tratado o se han mostrado muy por encima. “Mojarse o no mojarse”. Esta película se “moja” aunque sin pecar de exagerada o desorbitada. Yo no me creo que entre tanta cena y barco lo más fuerte que tomen sea un Yamazaki de 12 años, el whisky de los entendidos, licor de alta calidad y mayor precio. También se nutren de cafeína, a cualquier hora. No observamos estupefacientes ni ninguna sustancia ilegal, aquí Sorogoyen, no se ha pasado de la raya.
Thriller político es la etiqueta en la que encaja perfectamente pero deberíamos destacar la justicia tomada por uno mismo, la venganza, la moralidad y una categoría que añadiría, necesaria. Sin este tipo de películas que tras acabar y tener que levantarte de la butaca te ha creado indignación, por haber cogido la reiteración de lo infecto que está el sistema político pero a través de otra estructura que no habías visto antes.
Así de claro nos lo impone Sorogoyen, bueno, más bien la red organizada y mafiosa que existe en la política española. Este hecho no sorprende a nadie, ya lo has oido antes y más veces de las que te gustaría por simple reiteración de los medios, que no son más que el megáfono de lo que ocurre o de lo que se llegue a conocer.
Rodrigo Sorogoyen coge esta reiteración y te expone un caso de un político ficticio pero con tintes de personas, por desgracia, con nombres y apellidos de la política española. Como a imaginábamos Sorogoyen, no defrauda (Que Dios nos perdone, 2016) nos dejó claro a qué ha venido a esta industria y es para no dejarte indiferente.
El 7 de Septiembre de 2018 llegó a Toronto una película visualmente bruta, extrema. Grandes angulares que hacen al protagonista inicialmente minúsculo. Esto cambia radicalmente cuando le seguimos, pegado a su teléfono. Así el director nos da un presagio de la completa película, sabrás quien es Manuel López-Vidal (Antonio de la Torre), qué hace, qué piensa, qué dice y de igual importancia, a quien. Este presagio continua con planos muy cerrados de conversaciones de viejos casposos para algunos, gente valiente y luchadora para otros, estilo ya visto en España gracias a (Smoking Room, 2002).
Estas técnicas se ven amparadas por un ambiente tenso por definición a través de una banda sonora que es en su totalidad techno ambiental-minimal de la mano de Olivier Arson. Si tomamos todas las pistas creadas por Arson y sacamos de su contexto cinematográfico no pierde ninguna calidad, de hecho, cualquier documentado de este género sabrá la alta calidad de estos tracks perfectamente conectados en un subhilo narrativo podrían ser escuchados tanto en una discoteca de música electrónica de renombre como un escondrijo suburbano.
Sin un selecto reparto como el que tiene la cinta no veríamos la sugestión que libera su resultado final. Antonio de la Torre borda un papel que, por momentos, hace dudar si se ha llegado a dedicar a la política. Ya vimos en actores reencarnando a políticos que hacen dudar si son la propia persona en la que se transforma como fue el caso de Pedro Casablanc en (B. 2015).
Manuel (Antonio de la Torre) es un presidente autonómico pero puede ascender a nivel nacional. Como buen hombre codicioso, pretende hacerlo. Al salir a la luz un caso de corrupción queda manchado el compañero y amigo de Manuel. El protagonista trata de encubrirlo pero acaba al juicio de la opinión pública, el partido trata de apartarlo de la organización a lo que él trata de contraatacar de cualquier forma, a cualquier precio. Para él, lo ha perdido todo. Quienes supuestamente le querían y respaldaban mostraron su verdadero aprecio, inexistente cuando la cúpula del partido decide quien es relevante o no. Manuel trata de vengarse haciendo a compañeros suyos las mismas perrerías que le han hecho a él y que tan mal trago le han hecho pasar. Dudarás si merece todo lo que le ocurre o la caza de brujas contra él es exagerada justificando así sus actos o parte de ellos.
Bárbara Lennie, la Ana Pastor de esta ficción, demuestra su talento como periodista de actualidad aunque no necesite mucho tiempo, sus intervenciones son útiles para ver distintas perspectivas, no (tan) casposas, de los contratiempos de nuestro protagonista y compañía. Ella hace de estandarte de la oposición real, los no-políticos, que también se evaden de su moral inicial por ansias de poder.
Hay que destacar a Josep Maria Pou y Ana Wagener. Ambos nutren toda esta historia de personajes, que vienen y van, quedando grabados por sus grandes actuaciones.
EL REINO, una historia de copas de Yamazakis de 12 años y cortados.
Por esto mismo tenemos temas que no se han tratado o se han mostrado muy por encima. “Mojarse o no mojarse”. Esta película se “moja” aunque sin pecar de exagerada o desorbitada. Yo no me creo que entre tanta cena y barco lo más fuerte que tomen sea un Yamazaki de 12 años, el whisky de los entendidos, licor de alta calidad y mayor precio. También se nutren de cafeína, a cualquier hora. No observamos estupefacientes ni ninguna sustancia ilegal, aquí Sorogoyen, no se ha pasado de la raya.
Thriller político es la etiqueta en la que encaja perfectamente pero deberíamos destacar la justicia tomada por uno mismo, la venganza, la moralidad y una categoría que añadiría, necesaria. Sin este tipo de películas que tras acabar y tener que levantarte de la butaca te ha creado indignación, por haber cogido la reiteración de lo infecto que está el sistema político pero a través de otra estructura que no habías visto antes.
Más sobre MikiFilms
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here