El cine de palomitas de los ochenta tocó todos los "palos" del género cinéfilo: extraterrestres con cara de científico (ET/Einstein) o simples mordedores (Critters);héroes juveniles a lomos de bicicleta, buscadores de tesoros, la época de los descubrimientos, los traumas y las aventuras (Cuenta conmigo), la rebeldía del adolescente ( El club de los cinco), las movidas del instituto (desde Grease a No puedes comprar mi amor, pasando por los viajes temporales del primer Regreso al futuro ) y de universidad; el mundo de los negocios (Wall Street); ese cine de aventuras (Tras el corazón verde y la insuperable Indiana Jones y el Templo Maldito); la decadencia de las relaciones de pareja ( Sexo, mentiras y cintas de video); los tratos con el Diablo ( desde el demonio comedor de huevos/almas en el Corazón del Ángel, al divertimento demoniaco de El chico de oro); además de obras maestras (como Amadeus, y la segunda de la saga Corleone , entre tantas). Lo que no cabe duda es que los ochenta fueron la época dorada del cine de palomitas, no en vano los títulos del párrafo anterior y todos aquellos que por motivo de espacio y tiempo no se citan, siguen teniendo una audiencia insólita aún en la segunda década del nuevo milenio. ¿Por qué? Sencillamente por sus guiones magníficos. Porque se contaban historias. Algo que parece que se olvida en la mayoría de los guiones actuales. Abrams retoma la historia y hunde sus raíces en estas magnificas leyendas del cine. La historia que transcurre a lo largo de Super 8 nos deja el regusto de películas ya vistas ( desde ET hasta Cuenta conmigo en la relación entre los protagonistas) de ese cine mágico ochentero.Los toques de cámara Super 8, la fascinación del primer beso, la búsqueda del tesoro-amistad y la intriga no es más que un refrito de todo lo visto, pero que deseamos volver a ver. Por eso funciona en taquilla. Porque siempre echaremos de menos esos maravillosos años ochenta.