Incrustado en la butaca, me quedé al terminar de ver ésta obra maestra, en la que los actores están en estado de gracia, inclusive Bruce Willis un actor que no da más de sí pero al que le tengo un gran aprecio y que pasará a los anales de la historia del cine como un actor entrañable y popular. El pobre de Bruce no tiene nada que hacer frente a un Brad Pitt descomunal y con gran futuro. De Madeleine Stowe, me arrodillo ante una gran actriz.

La película habla de la venganza y sus consecuencias, que es la locura y un círculo vicioso de violencia si límites ni fin.
Con éste argumento pueden hacerse grandes dramas. Lo tenía fácil el director, pero falló en muchos aspectos, para mí uno de esos fallos es su estética, mezclando una decoración entre lo clásico y lo moderno, ¿quizás intentaba decirnos que el tema de la película (la venganza) no varía a lo largo del tiempo?. No sé, pero el aspecto estético chilla un pelín y desconcierta.
Lo que no entiendo es la crítica de algunos que la tachan de repugnante, sí hay que reconocer que tiene ciertas escenas crueles, pero no son explícitas ni excesivas. Más repugnante son ciertos sucesos muy reales y crueles que ocurren por todo el mundo en nombre de la venganza y nadie se rasga las vestiduras.

Toda historia consta de un planteamiento, un nudo y un desenlace. Pues bien, ésta película carece de esos tres pilares que debe tener toda historia que trate de ser entendible y entretenida.
Si cumple a rajatabla, con una cosa, es pretenciosa en límites insospechados, con esos diálogos seudo-científicos y trascendentales que no los entiende ni un matemático o científico con dos dedos de frente.

A esta película la maltrataron en los oscars, sobretodo a su actriz, a la que se merecía el oscar a la mejor actriz (pero claro ese año tocaba hacerle la pelota de modo muy hipócrita a una comunidad racial).
El tiempo pondrá en su justo lugar a ésta gran película.
Por cierto no sé si fue al año siguiente o al otro, premiaron a Chicago, también un musical, pero que no me gustó nada, nada, de nada.

Eres grande, David Lynch, pero te temo. Como temía cuando fuí a ver ésta pelicula, ya que lo que hace éste maestro me puede gustar o no. Pero al terminar la película seguía incrustado en la butaca anodado (señal de que me gustó mucho). Me desconcertó y no deje de pensar en Mullholand Drive durante días, tratando de descifrar su mensaje oculto entre lo surrealista y lo onírico. Su mensaje es una fina y cruda crítica al mundo de Hollywood.