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8.2
94,574
10
17 de noviembre de 2019
17 de noviembre de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo extravagante de la película no es tanto la pésima visión que expone de la ludópata sociedad americana como la reinterpretación que hace de la idiosincrasia del poder.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El mensaje es breve, pero contundente. El protagonista, nuestro querido Tony Montana, un cubano caído en desgracia por el régimen de Fidel Castro, es el ejemplo paradigmático de la vida del narco que se acaba inmolando con la sobredosis de poder. Y creo que es en esta película donde mejor se refleja la idea de que el poder, en cualquiera de sus formas, es inestable, traicionero y, sobre todo, voluble en la mente del individuo que no comprenda la naturaleza de sus límites.
Tony se percató (indirectamente) del exceso, y cuando quiso revertir la situación ya era tarde; su vida se sentó en el asiento de un Ferrari sin frenos que marchaba irremediable y exorablemente contra un muro hecho de billetes ensangrentados.
En fin, que todo lo comentado se resume con dos frases:
The world is yours.
The world, chico… and everything in it.
Tony se percató (indirectamente) del exceso, y cuando quiso revertir la situación ya era tarde; su vida se sentó en el asiento de un Ferrari sin frenos que marchaba irremediable y exorablemente contra un muro hecho de billetes ensangrentados.
En fin, que todo lo comentado se resume con dos frases:
The world is yours.
The world, chico… and everything in it.

7.6
90,740
10
23 de octubre de 2020
23 de octubre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podría analizar esta película si no dijera que es una de mis favoritas. Y es curioso, porque antes de verla por primera vez estaba tan seguro de que no me decepcionaría, pues iba con la certeza de que era una adaptación perfecta y que por ende su construcción narrativa estaría a la altura del libro, que no sopesé la idea de que Ford Coppola añadiera el matiz ideológico de nuestra época para engatusar el corazón de aquellos que le veían un lado erótico al romanticismo.
Eso me desconcertó, haciendo que mi status como acérrimo seguidor de Drácula se tambaleara. Pero luego comprendí que su reinterpretación social era necesaria, ya que así los personajes serían más creíbles y no estarían tan coaccionados por la mentalidad del siglo XIX.
Superado ese estigma, me encontré con una película desbordante tanto en forma como en contenido, con actuaciones que llenan de sentimientos a unos personajes que en el libro se limitaban a mirar a la cámara y a sonreír. En esta película, todos los personajes tienen motivos para seguir sus convicciones, independientemente de que éstas contradigan lo plasmado por la ideología victoriana. Es una reinterpretación valiente, ambiciosa, que no tiene reparos en atacar las estructuras morales del estado.
De ahí que la valore tanto, porque de una forma u otra la idea de que el estado tiene el monopolio del comportamiento social o las reglas para hacer que la conducta humana sea lo más homogénea posible es duramente criticada a través de la condición marginal de Drácula.
Exacto, nuestro querido conde es la excepción que modifica la regla. Un ser solitario y tenebroso confinado en un castillo durante varios siglos solo puede interpretarse como un ser incomprendido atrapado en su casa por no ser aceptado por la sociedad.
Esa siempre ha sido la interpretación sociocultural clásica de Drácula, pero… si nos atenemos a la capacidad de metamorfosis que le permite convertirse en los animales más repudiados por el ser humano, nos daremos cuenta de que esa diversidad en cuanto a transformaciones puede verse también como una metáfora de la polimatía. Esta idea no la he meditado tanto como las demás, pero a veces me da la sensación de que no valoramos a las personas polifacéticas o el estado no se preocupa en darles la voz que merecen. Pero eso, que es una idea pasajera poco reflexionada. Abro debate y espero opiniones. Por otro lado, este análisis carecería de sentido si no mencionara la licencia más superlativamente artística y emotiva que se ha visto jamás (no sé si existe o uso bien el término “superlativamente”).
Eso me desconcertó, haciendo que mi status como acérrimo seguidor de Drácula se tambaleara. Pero luego comprendí que su reinterpretación social era necesaria, ya que así los personajes serían más creíbles y no estarían tan coaccionados por la mentalidad del siglo XIX.
Superado ese estigma, me encontré con una película desbordante tanto en forma como en contenido, con actuaciones que llenan de sentimientos a unos personajes que en el libro se limitaban a mirar a la cámara y a sonreír. En esta película, todos los personajes tienen motivos para seguir sus convicciones, independientemente de que éstas contradigan lo plasmado por la ideología victoriana. Es una reinterpretación valiente, ambiciosa, que no tiene reparos en atacar las estructuras morales del estado.
De ahí que la valore tanto, porque de una forma u otra la idea de que el estado tiene el monopolio del comportamiento social o las reglas para hacer que la conducta humana sea lo más homogénea posible es duramente criticada a través de la condición marginal de Drácula.
Exacto, nuestro querido conde es la excepción que modifica la regla. Un ser solitario y tenebroso confinado en un castillo durante varios siglos solo puede interpretarse como un ser incomprendido atrapado en su casa por no ser aceptado por la sociedad.
Esa siempre ha sido la interpretación sociocultural clásica de Drácula, pero… si nos atenemos a la capacidad de metamorfosis que le permite convertirse en los animales más repudiados por el ser humano, nos daremos cuenta de que esa diversidad en cuanto a transformaciones puede verse también como una metáfora de la polimatía. Esta idea no la he meditado tanto como las demás, pero a veces me da la sensación de que no valoramos a las personas polifacéticas o el estado no se preocupa en darles la voz que merecen. Pero eso, que es una idea pasajera poco reflexionada. Abro debate y espero opiniones. Por otro lado, este análisis carecería de sentido si no mencionara la licencia más superlativamente artística y emotiva que se ha visto jamás (no sé si existe o uso bien el término “superlativamente”).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Estoy hablando de la relación romántica entre Mina Harker y Drácula. Sinceramente, el argumento de que dos almas luchen contra el tiempo para reencontrarse en un futuro me es indiferente. Pero si una de esas almas la cambias por un estoico Drácula… pues entonces no dudaré y compraré la idea sin pensarlo. Y quiero recalcar que no es sólo el hecho de que Drácula cruzara océanos de tiempo para reencontrarse con Elizabetha, es también cómo está construida la subtrama y cómo la evolución de la relación a lo largo de la película demuestra que Drácula, contra todo pronóstico, conserva valores y seduce a la dama a través de vías legales. Sin duda esta manera de enfocarlo me parece perfecta, porque aquí Coppola mata dos pájaros de un tiro. Por un lado, desmonta el mito de que los “monstruos” de la sociedad no tienen raciocinio y actúan impulsados por sus deseos más primitivos (cuando digo “monstruos” me refiero a personas desplazadas por su complexión facial o física, no a criminales) y, por otro lado, se carga ese argumento que ronda por ahí y que me pone muy nervioso que dice que las relaciones son eternas y que no hay nada tan férreo como el amor.
Sí, puede ser que Drácula se creyera también esa mentira y que persiguiera a Mina pensando que en ella podría encontrar ese letargo sentimental que tanto anhelaba. Pero seamos sinceros, al final lo que mata 4 siglos de existencia y una sed de sangre infinita es el haber consumado su amor con Mina. Sin duda, el Drácula de la película firma su sentencia de muerte cuando prioriza el amor a Mina y se olvida de su propia supervivencia. Y vaya, creo que no había mejor forma de ser realistas y tajantes con el hecho de que el amor puede convertirse en un arma de doble filo si nos aferramos demasiado a él.
Así que eso, que Drácula no es un villano, solo un loco que perdió la cordura y el apoyo del cristianismo cuando murió Elizabetha. Luego, cuando en el siglo XIX Jonathan visita el castillo y deja que Drácula vea una foto de Mina, este último se pondrá como Shinji en Evangelion y organizará un ambicioso viaje a Londres para reconquistar el corazón de su amada, que ahora reposa reencarnada en Mina Harker. En definitiva, creo que esta película esconde más simbolismo del que pensamos, y que sus personajes son complejos tanto en psicología
Como en filosofía. Y la verdad es que podría escribir 20 párrafos más, porque la película da para eso. Pero no es menester de este servidor aburrir al lector, sino de describir a grosso modo los rasgos simbólicos más relevantes de la película. Y que el estilo neogótico never die.
Pero eso, quedaos con lo esencial, que Drácula era un héroe romántico inocente que solo quiso jubilarse en Londres para retomar un amor que la muerte le arrebató siglos atrás. Y si alguien piensa que Drácula manipuló a Mina, que recuerde la siguiente frase:
“Te amo demasiado para condenarte”. Gracias por su atención y buen día.
Sí, puede ser que Drácula se creyera también esa mentira y que persiguiera a Mina pensando que en ella podría encontrar ese letargo sentimental que tanto anhelaba. Pero seamos sinceros, al final lo que mata 4 siglos de existencia y una sed de sangre infinita es el haber consumado su amor con Mina. Sin duda, el Drácula de la película firma su sentencia de muerte cuando prioriza el amor a Mina y se olvida de su propia supervivencia. Y vaya, creo que no había mejor forma de ser realistas y tajantes con el hecho de que el amor puede convertirse en un arma de doble filo si nos aferramos demasiado a él.
Así que eso, que Drácula no es un villano, solo un loco que perdió la cordura y el apoyo del cristianismo cuando murió Elizabetha. Luego, cuando en el siglo XIX Jonathan visita el castillo y deja que Drácula vea una foto de Mina, este último se pondrá como Shinji en Evangelion y organizará un ambicioso viaje a Londres para reconquistar el corazón de su amada, que ahora reposa reencarnada en Mina Harker. En definitiva, creo que esta película esconde más simbolismo del que pensamos, y que sus personajes son complejos tanto en psicología
Como en filosofía. Y la verdad es que podría escribir 20 párrafos más, porque la película da para eso. Pero no es menester de este servidor aburrir al lector, sino de describir a grosso modo los rasgos simbólicos más relevantes de la película. Y que el estilo neogótico never die.
Pero eso, quedaos con lo esencial, que Drácula era un héroe romántico inocente que solo quiso jubilarse en Londres para retomar un amor que la muerte le arrebató siglos atrás. Y si alguien piensa que Drácula manipuló a Mina, que recuerde la siguiente frase:
“Te amo demasiado para condenarte”. Gracias por su atención y buen día.
9
31 de agosto de 2020
31 de agosto de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver esta película he sentido una premonición, como si de pronto un Hermes venido del mismísimo monte olimpo me hubiera dicho lo que va a pasar en un futuro o, sin ir mas lejos, lo que ya está pasando en el presente. Las emociones se reinventan con el paso del tiempo porque tanto la naturaleza como la sociedad que está inserta en esta sufren variaciones promovidas por el humano.
¿Quién le iba a decir a un informático en los años 60 que en un futuro cercano sus discípulos iban a crear un software que cambiaría no solo las reglas del mercado, sino también las del humano?
¿Es posible que una persona que haya vivido en un mundo socialmente digitalizado durante la mayor parte de su vida considere que antes de su concepción por la sociedad existía una donde el trato cotidiano con el ordenador era algo secundario?
Esas dos preguntas nos llevan a una tercera, ¿desde cuándo la relación que mantenemos con las máquinas se ha desviado a una relación de dependencia total? No solo con el ordenador, sino con cualquier aparato lo suficientemente inteligente como para hacernos pasar el rato y mantenernos ocupados hasta creer que eso es lo único que hay en el mundo.
Y finalmente, tras esa última pregunta, llega la verdadera cuestión, ¿tiene una relación romántica con un sistema operativo cabida en la actualidad? En primera instancia pensaríamos que no, porque hoy en día no se ha creado ninguna IA que pueda imitar tanto las interacciones humanas como sus emociones (la siri del iphone sería lo máximo, pero está muy limitado por unos códigos que no le permiten trascender socialmente), pero cuando en un futuro se cree una máquina capaz de imitarnos a todos los niveles, ¿no existiría la posibilidad de que cayéramos en un romance confuso donde nuestras emociones llegarían a un máxime en cuanto a adaptabilidad?
El ser humano ha demostrado que puede crear emociones y adaptarlas a cualquier situación. Solo tenemos que reflexionar sobre el concepto “amor” para darnos cuenta de que no hay nada más relativo que eso, pues a fin de cuentas el amor es una amalgama de recuerdos y momentos interconectados que se proyectan en la mente cuando recordamos a alguien… o a algo. Así pues, podemos definir el amor como un sentimiento abstracto e inmaterial, como un pensamiento efímero que surge tras habernos deleitado con un momento donde demostramos que queremos a alguien… o a algo.
Llegados a este punto, solo resta mencionar la esencia de la película para encontrar una similitud plasmada en una historia ficticia.
¿Quién le iba a decir a un informático en los años 60 que en un futuro cercano sus discípulos iban a crear un software que cambiaría no solo las reglas del mercado, sino también las del humano?
¿Es posible que una persona que haya vivido en un mundo socialmente digitalizado durante la mayor parte de su vida considere que antes de su concepción por la sociedad existía una donde el trato cotidiano con el ordenador era algo secundario?
Esas dos preguntas nos llevan a una tercera, ¿desde cuándo la relación que mantenemos con las máquinas se ha desviado a una relación de dependencia total? No solo con el ordenador, sino con cualquier aparato lo suficientemente inteligente como para hacernos pasar el rato y mantenernos ocupados hasta creer que eso es lo único que hay en el mundo.
Y finalmente, tras esa última pregunta, llega la verdadera cuestión, ¿tiene una relación romántica con un sistema operativo cabida en la actualidad? En primera instancia pensaríamos que no, porque hoy en día no se ha creado ninguna IA que pueda imitar tanto las interacciones humanas como sus emociones (la siri del iphone sería lo máximo, pero está muy limitado por unos códigos que no le permiten trascender socialmente), pero cuando en un futuro se cree una máquina capaz de imitarnos a todos los niveles, ¿no existiría la posibilidad de que cayéramos en un romance confuso donde nuestras emociones llegarían a un máxime en cuanto a adaptabilidad?
El ser humano ha demostrado que puede crear emociones y adaptarlas a cualquier situación. Solo tenemos que reflexionar sobre el concepto “amor” para darnos cuenta de que no hay nada más relativo que eso, pues a fin de cuentas el amor es una amalgama de recuerdos y momentos interconectados que se proyectan en la mente cuando recordamos a alguien… o a algo. Así pues, podemos definir el amor como un sentimiento abstracto e inmaterial, como un pensamiento efímero que surge tras habernos deleitado con un momento donde demostramos que queremos a alguien… o a algo.
Llegados a este punto, solo resta mencionar la esencia de la película para encontrar una similitud plasmada en una historia ficticia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Theodore es un hombre solitario que ha dejado atrás un matrimonio y que lucha por salir de la soledad en la que se mueve desde que se divorció. Para pasar el tiempo juega a videojuegos y habla con chicas a través de una página erótica. Su vida hasta ese momento es un hastío, y solo encuentra felicidad en su trabajo, que consiste en escribir cartas y mandárselas a personas que lo hayan solicitado. Sin embargo, un día ve en las noticias que ha salido un IA (es una especie de móvil con cámara y con un diseño futurista) que tiene la habilidad de organizar tus tareas y de darte conversación cuando lo necesites…
No es por hacer spoiler, pero Theodore encontrará en ese IA, de nombre Samantha, la compañía que no le podrían dar ni 5 humanos juntos. De ese modo ambos se enamorarán y crearán la relación que anticipé anteriormente.
Y saliendo de la película y volviendo a la realidad, al presente inmediato, ¿acaso no se están dando este tipo de relaciones, sin ser necesariamente un sistema operativo la pareja? El ejemplo lo encontramos en las famosas parejas a distancia, un tipo de relación que ha surgido gracias a internet y que une a dos personas que están lejos. La diferencia entre la relación a distancia y la relación con un robot es que más pronto que tarde acabaríamos conociendo a esa persona con la que charlamos a través de internet. Pero… ¿y si por alguna razón no viéramos a esa persona nunca, es decir, si esa relación acabara antes de que nos encontremos en la vida real? En ese caso se darían las condiciones necesarias para decir que hemos mantenido una relación con un móvil a través de mensajes de textos. Con una máquina. Porque como ya dije antes, el amor reside en momentos efímeros, y cuando encapsulamos un momento en la retina, en este no tiene por que aparecer un ser humano, sino algo que nos haya regalado un sentimiento de felicidad sin parangón.
De ese modo, argumentamos que el amor es la máxima expresión de esa felicidad efímera que está relacionada con los recuerdos.
De ese modo, argumentamos que las maquinas pueden suplir a los humanos en las relaciones sentimentales.
Solo se tiene que dar una sucesión de momentos donde seamos felices para que un futuro esos recuerdos se conviertan en un amor que nos lleve a una relación.
De ese modo, la premonición se cumplirá y nuestra felicidad-amor residirá en el recuerdo y no en el cuerpo.
No es por hacer spoiler, pero Theodore encontrará en ese IA, de nombre Samantha, la compañía que no le podrían dar ni 5 humanos juntos. De ese modo ambos se enamorarán y crearán la relación que anticipé anteriormente.
Y saliendo de la película y volviendo a la realidad, al presente inmediato, ¿acaso no se están dando este tipo de relaciones, sin ser necesariamente un sistema operativo la pareja? El ejemplo lo encontramos en las famosas parejas a distancia, un tipo de relación que ha surgido gracias a internet y que une a dos personas que están lejos. La diferencia entre la relación a distancia y la relación con un robot es que más pronto que tarde acabaríamos conociendo a esa persona con la que charlamos a través de internet. Pero… ¿y si por alguna razón no viéramos a esa persona nunca, es decir, si esa relación acabara antes de que nos encontremos en la vida real? En ese caso se darían las condiciones necesarias para decir que hemos mantenido una relación con un móvil a través de mensajes de textos. Con una máquina. Porque como ya dije antes, el amor reside en momentos efímeros, y cuando encapsulamos un momento en la retina, en este no tiene por que aparecer un ser humano, sino algo que nos haya regalado un sentimiento de felicidad sin parangón.
De ese modo, argumentamos que el amor es la máxima expresión de esa felicidad efímera que está relacionada con los recuerdos.
De ese modo, argumentamos que las maquinas pueden suplir a los humanos en las relaciones sentimentales.
Solo se tiene que dar una sucesión de momentos donde seamos felices para que un futuro esos recuerdos se conviertan en un amor que nos lleve a una relación.
De ese modo, la premonición se cumplirá y nuestra felicidad-amor residirá en el recuerdo y no en el cuerpo.
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