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Críticas ordenadas por utilidad
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7.6
12,506
9
2 de noviembre de 2024
2 de noviembre de 2024
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas infantiles son quizá el único refugio del cine actual donde se pueden contar historias sobre los temas más profundos de nuestro mundo de una forma sencilla. Más aún; quizá son el único reducto donde mostrar una seria esperanza en la humanidad, ya que no hay miedo a parecer infantiles por ello.
¿Y qué es hablar de la esperanza? Desde luego, no es confiar en que la tecnología solucionará todos nuestros problemas. Ese es el mensaje que intenta transmitir nuestra cultura mainstream, pero de una forma fallida, ya que nuestro cerebelo sabe que llegamos tarde, que algo huele a falso en esa idea.
¿Y qué nos queda entonces? Una de las opciones es la escogida por varias películas, incluida Robot Salvaje: confiar en que la humanidad sepa trascenderse, abrazando una visión de sí misma a otro nivel al que actualmente vive.
Esa visión puede tener expresiones espirituales o religiosas, más aún si se trata de una película norteamericana como esta. No es casualidad que el protagonista se llame 'Roz', algo que en inglés tiene una gran similaridad con 'God'. Un ser que aparece en la tierra y que es la bondad personificada, que sólo trata de ayudar pese a los múltiples golpes que recibe, que en ningún momento piensa en responder. Un ser que crea una casa común para todos los animales del bosque, y que trata de que abandonen la guerra perpetua en la que viven. Un ser maternal con la misión de acompañar a otros seres en su desarrollo, y de salvar a todos y cada uno de ellos en el peligro.
Me atrevo a sugerir que los animales no representan otra cosa que las naciones de la tierra. Creo observar un cierto aspecto ruso en el oso que se presenta como un ser constantemente agresivo, y un cierto aspecto chino en el castor que no para de trabajar en una hazaña imposible como derribar el árbol más grande del bosque. Pero quizá sean sólo ideas locas mías.
Lo que está claro es que, si se busca crear una obra épica, es una buena estrategia de guión el hacer que la historia resuene a historias profundas ya conocidas por el público, y los evangelios son tan válidos como cualquier otra, escondiéndola eso sí en un juego de pañuelos y cortinas. No se trata de 'colar' un mensaje religioso como quien hace publicidad subliminal para incrustar las propias ideas en otras mentes (o quizá sí), sino de buscar un relato épico y profundo entre lo disponible culturalmente, y replicarlo para que resuene en nuestro interior.
Robot Salvaje es hermoso cuento con una hermosa moraleja. Habla, como se ha mencionado en otros lugares, del amor maternal, de la empatía, de la aceptación del diferente, de la unión de la comunidad, de la paz.
Pero, esta es mi opinión, es una película sobre la esperanza.
No puedo terminar sin decir que la escena del primer vuelo es una de las más bellas que he visto en el cine en los últimos años. ¿Escenificada para la lágrima fácil? Es posible, y lo hace estupendamente.
¿Y qué es hablar de la esperanza? Desde luego, no es confiar en que la tecnología solucionará todos nuestros problemas. Ese es el mensaje que intenta transmitir nuestra cultura mainstream, pero de una forma fallida, ya que nuestro cerebelo sabe que llegamos tarde, que algo huele a falso en esa idea.
¿Y qué nos queda entonces? Una de las opciones es la escogida por varias películas, incluida Robot Salvaje: confiar en que la humanidad sepa trascenderse, abrazando una visión de sí misma a otro nivel al que actualmente vive.
Esa visión puede tener expresiones espirituales o religiosas, más aún si se trata de una película norteamericana como esta. No es casualidad que el protagonista se llame 'Roz', algo que en inglés tiene una gran similaridad con 'God'. Un ser que aparece en la tierra y que es la bondad personificada, que sólo trata de ayudar pese a los múltiples golpes que recibe, que en ningún momento piensa en responder. Un ser que crea una casa común para todos los animales del bosque, y que trata de que abandonen la guerra perpetua en la que viven. Un ser maternal con la misión de acompañar a otros seres en su desarrollo, y de salvar a todos y cada uno de ellos en el peligro.
Me atrevo a sugerir que los animales no representan otra cosa que las naciones de la tierra. Creo observar un cierto aspecto ruso en el oso que se presenta como un ser constantemente agresivo, y un cierto aspecto chino en el castor que no para de trabajar en una hazaña imposible como derribar el árbol más grande del bosque. Pero quizá sean sólo ideas locas mías.
Lo que está claro es que, si se busca crear una obra épica, es una buena estrategia de guión el hacer que la historia resuene a historias profundas ya conocidas por el público, y los evangelios son tan válidos como cualquier otra, escondiéndola eso sí en un juego de pañuelos y cortinas. No se trata de 'colar' un mensaje religioso como quien hace publicidad subliminal para incrustar las propias ideas en otras mentes (o quizá sí), sino de buscar un relato épico y profundo entre lo disponible culturalmente, y replicarlo para que resuene en nuestro interior.
Robot Salvaje es hermoso cuento con una hermosa moraleja. Habla, como se ha mencionado en otros lugares, del amor maternal, de la empatía, de la aceptación del diferente, de la unión de la comunidad, de la paz.
Pero, esta es mi opinión, es una película sobre la esperanza.
No puedo terminar sin decir que la escena del primer vuelo es una de las más bellas que he visto en el cine en los últimos años. ¿Escenificada para la lágrima fácil? Es posible, y lo hace estupendamente.
9
14 de abril de 2025
14 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que trata (lo consiga o no) de abrir nuevos lenguajes cinematográficos no debería ser destruida por la crítica como Here lo ha sido. Siempre hay que aplaudir a los que lo intentan.
Es cierto que varios elementos han jugado en su contra. Sus evidentes concesiones a la comercialidad; la elección de los actores principales que hacen inevitable la comparación con Forrest Gump; las propias constricciones al formato elegido; y sobre todo, la gran herejía cometida por esta película: la utilización de IA para el rejuvenecimiento de los actores.
Es un hecho que Hollywood está enormemente preocupada por las posibilidades que brinda la IA a la hora de recrear e incluso sustituir a actores, una batalla tecnológica y legal que no ha hecho más que empezar. Es cierto que esta manipulación de la imagen con IA no es la primera vez que se ve en pantalla; la última película de Indiana Jones nos sorprendió con una larga escena de un joven Harrison Ford. Pero en esta ocasión se trataba de una película que podía optar a las máximas categorías de los Oscar, y eso no podía ocurrir con la bendición del gremio. Era necesario destruirla.
He leído algunas críticas tratando de razonar que una historia cinematográfica no se puede mantener durante dos horas desde un único punto de vista. Quizá quien haga esa crítica no haya pasado jamás por un teatro. Las referencias a este arte son bastante evidentes en algunos tramos de la película, pero Here intenta mostrar lo que el cine puede aportar más allá del teatro, con combinaciones de planos en una misma escena, un montaje frenético, una coralidad extensa.
Otras críticas inciden en el exceso de tecnología que se intuye en la película. Quien haga esa crítica no habrá podido disfrutar de películas como 'Up' o 'Coco', que pese a ser de consumo infantil se consideran obras maestras, y están hechas por ordenador de principio a fin. El sello de Zemeckis es el uso de la tecnología para contar historias de una forma sorprendente, tan sorprendente que algunas personas parecen confundir lo novedoso con lo fallido.
Ha habido quienes han criticado la película porque algunas de las historias parecían carecer de interés frente a la narración central, protagonizada por Hanks y Wright. Estas personas quizá se sorprendan al saber que películas corales como Vidas cruzadas, Babel o Crash construyen una narrativa diferente donde la historia no es un hilo sino una red. Narrativa en la que el mensaje está más allá de las historias individuales. En el caso de Zemeckis, la película pretende hablar de la historia de su país, Estados Unidos, pero sin separarse demasiado de la idea de hablar de la humanidad.
He podido leer críticas que desdeñaban la vulgaridad de las historias contadas, vidas que no mostraban nada que no se hubiese contado antes en el cine. Quizá esas personas lean algún día a Chejov, o a autores de la escuela realista, que buscan zambullirse en la cotidianeidad de la vida de la gente normal, en sus anhelos y sus miserias. Autores que, más que contar historias con principio y final, pretenden hacer un retrato fiel de la sociedad en la que viven.
Hasta ahora he hecho un repaso de algunas críticas que he leído. Quizá yo tampoco haya sido justo, comparando a esta película con lo mejor del del cine, la literatura y el teatro. Al fin y al cabo, puede que efectivamente esta película no haya llegado al nivel que sugería su potencial. Pero creo que muchas de las críticas que ha recibido son injustas precisamente porque sus autores convierten en defecto aquello que la película propone como un divertimiento: ver la realidad desde un único punto de vista. Hay quien, efectivamente, sólo aplaude o critica lo que ve desde su ventana, sin asomarse a otras.
Ahora voy a explicar desde qué ventana he visto yo Here. Mi punto de vista.
Mi madre, con más de 90 años, sufrió un ictus y ha perdido la memoria y la capacidad de relacionarse. Ha criado a seis hijos en una casa, en la que yo nací, y en la que ella lleva viviendo desde más o menos la fecha en que Japón bombardeó Pearl Harbour.
Mi infancia fue un bullir de ruido y movimiento, una mezcla de niños con estudiantes universitarios en un espacio pequeño. Mi padre falleció cuando yo tenía 15 años, y tengo la memoria de la casa asociada a mi padre guardando su abrigo al llegar, o arreglando sillas de madera y esparto en el salón.
La casa de mi madre es mucho más que una casa.
Toda una vida guardada en un pequeño espacio. Qué menos que rendirle homenaje en el cine a esa idea. ¿No?
Aún digo más. Vi la película en mi casa (en Prime Video). Era de noche, mi mujer y mis hijos estaban acostados. Al terminar, me quedé viendo los títulos mientras sonaba la preciosa banda sonora de Alan Silvestri. Después apagué la tele, y en silencio recorrí con la mirada los rincones del salón. Un salón lleno de libros, de juguetes, de fotografías, de todo tipo de objetos que llenan de vida ese limitado espacio. Todo ello me pareció un pequeño teatro, un escenario de una larga historia, mi vida, que algún día, cuando tenga la edad de mi madre, recordaré como algo lleno de acción y vitalidad, y a la vez lejano, extraño, como algo que pertenece a otros.
Me gustan las películas que me deja algo dentro que reverbera durante días.
Me gusta Here.
Es cierto que varios elementos han jugado en su contra. Sus evidentes concesiones a la comercialidad; la elección de los actores principales que hacen inevitable la comparación con Forrest Gump; las propias constricciones al formato elegido; y sobre todo, la gran herejía cometida por esta película: la utilización de IA para el rejuvenecimiento de los actores.
Es un hecho que Hollywood está enormemente preocupada por las posibilidades que brinda la IA a la hora de recrear e incluso sustituir a actores, una batalla tecnológica y legal que no ha hecho más que empezar. Es cierto que esta manipulación de la imagen con IA no es la primera vez que se ve en pantalla; la última película de Indiana Jones nos sorprendió con una larga escena de un joven Harrison Ford. Pero en esta ocasión se trataba de una película que podía optar a las máximas categorías de los Oscar, y eso no podía ocurrir con la bendición del gremio. Era necesario destruirla.
He leído algunas críticas tratando de razonar que una historia cinematográfica no se puede mantener durante dos horas desde un único punto de vista. Quizá quien haga esa crítica no haya pasado jamás por un teatro. Las referencias a este arte son bastante evidentes en algunos tramos de la película, pero Here intenta mostrar lo que el cine puede aportar más allá del teatro, con combinaciones de planos en una misma escena, un montaje frenético, una coralidad extensa.
Otras críticas inciden en el exceso de tecnología que se intuye en la película. Quien haga esa crítica no habrá podido disfrutar de películas como 'Up' o 'Coco', que pese a ser de consumo infantil se consideran obras maestras, y están hechas por ordenador de principio a fin. El sello de Zemeckis es el uso de la tecnología para contar historias de una forma sorprendente, tan sorprendente que algunas personas parecen confundir lo novedoso con lo fallido.
Ha habido quienes han criticado la película porque algunas de las historias parecían carecer de interés frente a la narración central, protagonizada por Hanks y Wright. Estas personas quizá se sorprendan al saber que películas corales como Vidas cruzadas, Babel o Crash construyen una narrativa diferente donde la historia no es un hilo sino una red. Narrativa en la que el mensaje está más allá de las historias individuales. En el caso de Zemeckis, la película pretende hablar de la historia de su país, Estados Unidos, pero sin separarse demasiado de la idea de hablar de la humanidad.
He podido leer críticas que desdeñaban la vulgaridad de las historias contadas, vidas que no mostraban nada que no se hubiese contado antes en el cine. Quizá esas personas lean algún día a Chejov, o a autores de la escuela realista, que buscan zambullirse en la cotidianeidad de la vida de la gente normal, en sus anhelos y sus miserias. Autores que, más que contar historias con principio y final, pretenden hacer un retrato fiel de la sociedad en la que viven.
Hasta ahora he hecho un repaso de algunas críticas que he leído. Quizá yo tampoco haya sido justo, comparando a esta película con lo mejor del del cine, la literatura y el teatro. Al fin y al cabo, puede que efectivamente esta película no haya llegado al nivel que sugería su potencial. Pero creo que muchas de las críticas que ha recibido son injustas precisamente porque sus autores convierten en defecto aquello que la película propone como un divertimiento: ver la realidad desde un único punto de vista. Hay quien, efectivamente, sólo aplaude o critica lo que ve desde su ventana, sin asomarse a otras.
Ahora voy a explicar desde qué ventana he visto yo Here. Mi punto de vista.
Mi madre, con más de 90 años, sufrió un ictus y ha perdido la memoria y la capacidad de relacionarse. Ha criado a seis hijos en una casa, en la que yo nací, y en la que ella lleva viviendo desde más o menos la fecha en que Japón bombardeó Pearl Harbour.
Mi infancia fue un bullir de ruido y movimiento, una mezcla de niños con estudiantes universitarios en un espacio pequeño. Mi padre falleció cuando yo tenía 15 años, y tengo la memoria de la casa asociada a mi padre guardando su abrigo al llegar, o arreglando sillas de madera y esparto en el salón.
La casa de mi madre es mucho más que una casa.
Toda una vida guardada en un pequeño espacio. Qué menos que rendirle homenaje en el cine a esa idea. ¿No?
Aún digo más. Vi la película en mi casa (en Prime Video). Era de noche, mi mujer y mis hijos estaban acostados. Al terminar, me quedé viendo los títulos mientras sonaba la preciosa banda sonora de Alan Silvestri. Después apagué la tele, y en silencio recorrí con la mirada los rincones del salón. Un salón lleno de libros, de juguetes, de fotografías, de todo tipo de objetos que llenan de vida ese limitado espacio. Todo ello me pareció un pequeño teatro, un escenario de una larga historia, mi vida, que algún día, cuando tenga la edad de mi madre, recordaré como algo lleno de acción y vitalidad, y a la vez lejano, extraño, como algo que pertenece a otros.
Me gustan las películas que me deja algo dentro que reverbera durante días.
Me gusta Here.
9
23 de enero de 2023
23 de enero de 2023
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué ha visto la gente en esta serie, pero es un pésimo western.
Como todo el mundo sabe, un buen western debe contener elementos como indios, vaqueros, pistolas, flechas, carromatos, etc. y sin embargo en esta serie no hemos podido contemplar ninguno de estos elementos. Los escenarios son un total desacierto: se observan construcciones de ladrillo y hormigón en lugar de la madera habitual en las localizaciones del Oeste americano. Ni siquiera una mísera escena se desarrolla en un Saloon. Los personajes son un desastre aún mayor: en su afán por simular las reglas del western, los guionistas ubican desde el primer capítulo a un indio... ¡de la India! No se puede estar maś desacertado.
He leído en otras críticas a personas mencionando la posibilidad de que esta serie en realidad no sea un western. Esta idea obviamente es absurda; en el segundo capítulo puede contemplarse a una persona subida en un caballo, y además la serie se desarrolla en Estados Unidos, así que cualquier persona con sentido de la lógica se dará cuenta de que esta serie es un western y por tanto debe tener todos los elementos anteriormente mencionados.
El no va más del despropósito es cuando observamos que, en el primer capítulo, aparece ni más ni menos que un avión comercial. ¡Un avión comercial en un western! ¿En qué estaban pensando los guionistas? ¿Es que quieren demostrarnos algo? Seguramente siguen esa tendencia actual de querer mostrar, de forma pedante, lo inteligentes que son, y situar un elemento de alta tecnología como es un avión en mitad de un western. Parecen querer insultar a quienes no sabemos mucho de tecnología y no hemos montado nunca en un avión. Por lo visto hoy en día hay que ser Einstein para disfrutar de una serie. Pues no, señoras y señores, se puede disfrutar de una serie sin necesidad de ser más listo que nadie.
Debo decir en este punto que el western es mi género favorito, ya que en sí mismo el western contiene todos los componentes que se le adjudican al buen cine: acción, personajes, guión, escenarios, emoción, etc. No hay ninguna necesidad de interesarse por otros géneros para disfrutar de buen cine.
Dicho todo esto, le he puesto una alta nota a esta serie por una sola razón, por un ingrediente fundamental que posee: la utilización de un determinado género cinematográfico (puede que sea un western pero que cada persona le adjudique el suyo) para ir más allá y mostrar una representación de lo que es el ser humano en su desnudez.
Esta es una serie que parece una cosa pero es otra, como riéndose un poco del espectador y de las reglas del cine. Y si hay algo que aprecio más que nada en cualquier contenido cultural es el sentido de la ironía.
Como todo el mundo sabe, un buen western debe contener elementos como indios, vaqueros, pistolas, flechas, carromatos, etc. y sin embargo en esta serie no hemos podido contemplar ninguno de estos elementos. Los escenarios son un total desacierto: se observan construcciones de ladrillo y hormigón en lugar de la madera habitual en las localizaciones del Oeste americano. Ni siquiera una mísera escena se desarrolla en un Saloon. Los personajes son un desastre aún mayor: en su afán por simular las reglas del western, los guionistas ubican desde el primer capítulo a un indio... ¡de la India! No se puede estar maś desacertado.
He leído en otras críticas a personas mencionando la posibilidad de que esta serie en realidad no sea un western. Esta idea obviamente es absurda; en el segundo capítulo puede contemplarse a una persona subida en un caballo, y además la serie se desarrolla en Estados Unidos, así que cualquier persona con sentido de la lógica se dará cuenta de que esta serie es un western y por tanto debe tener todos los elementos anteriormente mencionados.
El no va más del despropósito es cuando observamos que, en el primer capítulo, aparece ni más ni menos que un avión comercial. ¡Un avión comercial en un western! ¿En qué estaban pensando los guionistas? ¿Es que quieren demostrarnos algo? Seguramente siguen esa tendencia actual de querer mostrar, de forma pedante, lo inteligentes que son, y situar un elemento de alta tecnología como es un avión en mitad de un western. Parecen querer insultar a quienes no sabemos mucho de tecnología y no hemos montado nunca en un avión. Por lo visto hoy en día hay que ser Einstein para disfrutar de una serie. Pues no, señoras y señores, se puede disfrutar de una serie sin necesidad de ser más listo que nadie.
Debo decir en este punto que el western es mi género favorito, ya que en sí mismo el western contiene todos los componentes que se le adjudican al buen cine: acción, personajes, guión, escenarios, emoción, etc. No hay ninguna necesidad de interesarse por otros géneros para disfrutar de buen cine.
Dicho todo esto, le he puesto una alta nota a esta serie por una sola razón, por un ingrediente fundamental que posee: la utilización de un determinado género cinematográfico (puede que sea un western pero que cada persona le adjudique el suyo) para ir más allá y mostrar una representación de lo que es el ser humano en su desnudez.
Esta es una serie que parece una cosa pero es otra, como riéndose un poco del espectador y de las reglas del cine. Y si hay algo que aprecio más que nada en cualquier contenido cultural es el sentido de la ironía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Ironic mode OFF -
Es imposible hacer la crítica de una película o una serie sin la participación de las expectativas que tenemos previamente. Sin darnos cuenta, estamos constantemente 'reescribiendo el guión' según estamos viendo pasar las escenas, e imaginando lo que quisiéramos ver o pensamos que deberíamos ver.
Una crítica debería hacer un esfuerzo, en mi opinión, por entender la propuesta de quienes han creado la serie, y partir de ahí para el resto.
He leído con pesar varias críticas que llamaban 'pedante' a esta serie, por mezclar el género post-apocalíptico con el teatro de Shakespeare. Esas críticas pasan por alto el hecho de que la mezcla de géneros es uno de los pilares fundamentales de la creatividad; y ese tipo de mezclas es algo que no es nada fácil de hacer, y que esta serie resuelve con mucha solvencia, con un resultado muy potente.
Y sobre todo, mostrando una imagen de la humanidad diferente del 'sálvese quien pueda' al que nos tienen acostumbrados las películas post-apocalípticas (y que se parece sospechosamente al capitalismo salvaje). Si para ello hay que hacerse un poco cultureta y ver una serie sobre Shakespeare, quizá merezca la pena.
Es imposible hacer la crítica de una película o una serie sin la participación de las expectativas que tenemos previamente. Sin darnos cuenta, estamos constantemente 'reescribiendo el guión' según estamos viendo pasar las escenas, e imaginando lo que quisiéramos ver o pensamos que deberíamos ver.
Una crítica debería hacer un esfuerzo, en mi opinión, por entender la propuesta de quienes han creado la serie, y partir de ahí para el resto.
He leído con pesar varias críticas que llamaban 'pedante' a esta serie, por mezclar el género post-apocalíptico con el teatro de Shakespeare. Esas críticas pasan por alto el hecho de que la mezcla de géneros es uno de los pilares fundamentales de la creatividad; y ese tipo de mezclas es algo que no es nada fácil de hacer, y que esta serie resuelve con mucha solvencia, con un resultado muy potente.
Y sobre todo, mostrando una imagen de la humanidad diferente del 'sálvese quien pueda' al que nos tienen acostumbrados las películas post-apocalípticas (y que se parece sospechosamente al capitalismo salvaje). Si para ello hay que hacerse un poco cultureta y ver una serie sobre Shakespeare, quizá merezca la pena.
8
7 de diciembre de 2023
7 de diciembre de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es un ejemplo de película / serie en la que las valoraciones que la gente hace se dividen en dos: quienes han leído antes la novela y quienes no. El primer grupo tiene unas determinadas expectativas sobre la serie que se ven decepcionadas.
Quienes no hemos leído la novela de Doerr (que debe ser estupenda) en cambio nos encontramos con una serie muy bien ambientada, bien interpretada (con algunas excepciones), con un guión fluido y entretenido, con momentos que provocan emoción, y sobre todo algo que personalmente aprecio mucho: que sea capaz de sugerir ideas y sentimientos profundos sobre la vida humana, escondidas en la trama de la historia. Al fin y al cabo, entiendo que eso es lo que diferencia un best-seller interesante de otro prescindible.
Seguramente es mérito de Doerr que en la serie aparezcan de forma preciosa algunas metáforas sugerentes, la más obvia sobre la luz y la oscuridad. De ahí el maniqueísmo, necesario para esta historia, que muchas personas critican. Los nazis siguen siendo un fuerte símbolo del mal en nuestra sociedad, y eso es lo que busca esta serie, hablar del mal y del bien, en situaciones límite, y con nuestras vulnerabilidades. Obviamente la serie no es un tratado de Schopenhauer, pero creo que lo resuelve muy bien.
Quienes busquen una obra maestra o un clon de la novela, no lo van a encontrar. Quienes, en cambio, se acerquen a esta serie buscando pasar un rato entretenido, viendo una serie bien hecha y sintiendo que algunas emociones que provocan la serie sintonizan con algunas melodías profundas del ser humano, no se sentirán decepcionados.
Quienes no hemos leído la novela de Doerr (que debe ser estupenda) en cambio nos encontramos con una serie muy bien ambientada, bien interpretada (con algunas excepciones), con un guión fluido y entretenido, con momentos que provocan emoción, y sobre todo algo que personalmente aprecio mucho: que sea capaz de sugerir ideas y sentimientos profundos sobre la vida humana, escondidas en la trama de la historia. Al fin y al cabo, entiendo que eso es lo que diferencia un best-seller interesante de otro prescindible.
Seguramente es mérito de Doerr que en la serie aparezcan de forma preciosa algunas metáforas sugerentes, la más obvia sobre la luz y la oscuridad. De ahí el maniqueísmo, necesario para esta historia, que muchas personas critican. Los nazis siguen siendo un fuerte símbolo del mal en nuestra sociedad, y eso es lo que busca esta serie, hablar del mal y del bien, en situaciones límite, y con nuestras vulnerabilidades. Obviamente la serie no es un tratado de Schopenhauer, pero creo que lo resuelve muy bien.
Quienes busquen una obra maestra o un clon de la novela, no lo van a encontrar. Quienes, en cambio, se acerquen a esta serie buscando pasar un rato entretenido, viendo una serie bien hecha y sintiendo que algunas emociones que provocan la serie sintonizan con algunas melodías profundas del ser humano, no se sentirán decepcionados.
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