Los personajes son soberbios, con multitud de matices. Los "malos" son muy malos, eso es cierto (Lee Marvin), pero los "buenos" son personas de carne y hueso, cargados de humanidad y que reflejan los virtudes y las miserias del ser humano. El papel que hace John Wayne en esta película me ha marcado muy profundamente, no me ruboriza decirlo... Sacrificar lo que sacrifica, con esa dignidad, es la mejor muestra de amor que se puede dar, bajo mi punto de vista... Ser capaz de dejar marchar al amor de tu vida para que encuentre la felicidad en brazos de otro es simplemente emocionante.

El papel que hace Vera Miles no desmerece para nada al de John Wayne. Ella se enamora de James Stewart, un abogado idealista, "fregaplatos" y emprendedor que encarna un poco al hombre/mujer actual. Un personaje en el que muchos se verán identificados, aunque no lo reconozcan... Un personaje brillante, que intenta cambiar el mundo con la palabra, un luchador, un currante, un pacifista... Vera Miles cae rendida ante él por aportar algo nuevo a su "mundo de vaqueros", muy limitado, en el que se siente atrapada y del que desea huir. Su personaje retrata muy bien los sentimientos internos que tenemos muchos de nosotros de "intentar escapar" de situaciones que nos parecen insalvables y nos ahogan, de buscar sistemáticamente la felicidad, nuestro príncipe o princesa azul cuando a mejor no nos damos cuenta que lo tenemos al lado… ¿inconformismo? No lo creo...somos así...