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Críticas ordenadas por utilidad
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6.7
5,793
7
18 de febrero de 2024
18 de febrero de 2024
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Clan de Hierro, extraña traducción de "The Iron Claw", que alude al finisher (técnica más poderosa de un luchador de wrestling) característico de los Von Erich, es una historia marcada por la tragedia. Basada en unos hechos reales que en la realidad fueron aún más trágicos, nos presenta a la famosa dinastía de lucha libre de los Von Erich en una historia de ascenso y caída, resiliencia, fortaleza, familia y muerte.
Casi se podría dividir esta película en dos partes bien diferenciadas. La primera, muy bien construida, idílica, pausada, elegante, eficaz. La recreación de los combates de wrestling en la WCCW de principios de los ochenta es sensacional, desde las cabeceras del programa a los atuendos y la caracterización de los luchadores (Harley Race y Terry Gordy son IGUALES) Esta primera parte es un sensacional ejercicio de world building que no se hace pesado en ningún momento y que mete de lleno en el ambiente que pretende transmitir. A ello ayudan las fantásticas coreografías de los combates, dirigidas por el profesional de la lucha libre Chavo Guerrero. La segunda parte arranca tras el primer momento trágico, más o menos a mitad de película, y se caracteriza por un desarrollo más acelerado, casi atropellado, que omite sucesos y detalles importantes que ocurrieron en la realidad, comprime fechas, y requiere de cierto conocimiento de la historia real para que no te pille descolocado algún corte (en el spoiler me explayo más) Esta segunda mitad gana en emotividad y dramatismo, pero pierde en casi todo lo demás. Yo diría que se nota mucho la tijera en la sala de montaje, sencillamente le faltan escenas.
En cuanto a las actuaciones, la película está liderada por un más que sorprendente y musculadísmo Zac Effron en lo que me atrevería a decir que es uno de los mejores, si no el mejor papel de su carrera. Le acompaña Jeremy Allen White en el papel de Kerry Von Erich, quien fuera el mítico Tornado Texas de la WWF que salía en el Pressing Catch que emitían en telecinco a principios de los noventa. Jeremy Allen White es un buen actor y aquí lo demuestra, pero el casting es cuanto menos extraño. Él y Kerry Von Erich no se pueden parecer menos. Diría que todo el casting pone encima de la mesa unas interpretaciones más de correctas, pero en mi opinión es Holt McCallany quien se lleva la palma. Sencillamente es Fritz Von Erich.
Si te gusta el wrestling, creo que esta es una película obligada. Es una lástima esos fallos de montaje que la alejan de la perfección.
Casi se podría dividir esta película en dos partes bien diferenciadas. La primera, muy bien construida, idílica, pausada, elegante, eficaz. La recreación de los combates de wrestling en la WCCW de principios de los ochenta es sensacional, desde las cabeceras del programa a los atuendos y la caracterización de los luchadores (Harley Race y Terry Gordy son IGUALES) Esta primera parte es un sensacional ejercicio de world building que no se hace pesado en ningún momento y que mete de lleno en el ambiente que pretende transmitir. A ello ayudan las fantásticas coreografías de los combates, dirigidas por el profesional de la lucha libre Chavo Guerrero. La segunda parte arranca tras el primer momento trágico, más o menos a mitad de película, y se caracteriza por un desarrollo más acelerado, casi atropellado, que omite sucesos y detalles importantes que ocurrieron en la realidad, comprime fechas, y requiere de cierto conocimiento de la historia real para que no te pille descolocado algún corte (en el spoiler me explayo más) Esta segunda mitad gana en emotividad y dramatismo, pero pierde en casi todo lo demás. Yo diría que se nota mucho la tijera en la sala de montaje, sencillamente le faltan escenas.
En cuanto a las actuaciones, la película está liderada por un más que sorprendente y musculadísmo Zac Effron en lo que me atrevería a decir que es uno de los mejores, si no el mejor papel de su carrera. Le acompaña Jeremy Allen White en el papel de Kerry Von Erich, quien fuera el mítico Tornado Texas de la WWF que salía en el Pressing Catch que emitían en telecinco a principios de los noventa. Jeremy Allen White es un buen actor y aquí lo demuestra, pero el casting es cuanto menos extraño. Él y Kerry Von Erich no se pueden parecer menos. Diría que todo el casting pone encima de la mesa unas interpretaciones más de correctas, pero en mi opinión es Holt McCallany quien se lleva la palma. Sencillamente es Fritz Von Erich.
Si te gusta el wrestling, creo que esta es una película obligada. Es una lástima esos fallos de montaje que la alejan de la perfección.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El accidente de moto que le costó a Kerry Von Erich el pie debería haberse mostrado de forma diferente. En la película no hay tal accidente, simplemente se le ve conducir su motocicleta en la noche. La siguiente escena es él levantándose de la cama y apoyarse en unas muletas. Entonces descubrimos que ha perdido un pie. Es una elipsis rara y que puede dar lugar a confusiones. Un par de escenas tratando un elemento tan capital en la historia real no habrían venido de más. También se omiten los problemas de Kerry con la ley, que fueron según los entendidos, el detonante de lo que le llevó al suicidio en última instancia.

5.7
20,316
2
5 de enero de 2025
5 de enero de 2025
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca había visto un cineasta tan empeñado en destruir su propio legado como Ridley Scott en los últimos años. Con excepción de The Martian y poco más, todo lo que ha venido haciendo al menos en la última década oscila entre la mediocridad y el despropósito, y esta innecesaria secuela de la estupenda Gladiator no sólo entra en el saco de lo segundo, sino que lo revienta. Diría que es su peor película hasta la fecha, y no me estoy llevando por la visceralidad, ya que la he visto hace ya un cierto tiempo y la he dejado reposar antes de escribir esta opinión. Después de varios días, mi opinión no ha hecho más que seguir confirmándose.
Empecemos por el rigor histórico. Uno esperaría que en una película histórica, hubiera al menos un poco de fidelidad o un mínimo de respeto por la historia y las fechas. Si ya la primera película se tomaba algunas licencias (El reinado de 12 años de Cómodo parecía durar más bien 12 días), en esta el despropósito es mayúsculo. Al empezar la película se nos indica que estamos en el año 200 D.C., bajo la tiranía de Caracalla y Geta, que en ese año tenían 11 y 12 años, y estaban bajo la tutela de su padre, el emperador Septimio Severo, al que no se hace una sola mención en la película, y eso que reinó casi 20 años. La caracterización de ambos emperadores es tan ridícula como ofensiva, especialmente para con Caracalla. El busto de este emperador es uno de los más famosos y mejor realizados en toda la historia romana. No sólo en el aspecto físico difiere a lo grande de lo que se ve en la película, sino que a nivel de personalidad es totalmente opuesto. Caracalla era un militarista violento, ambicioso y obsesionado con la figura de Alejandro Magno, no un mimado de mentalidad totalmente infantil y rayando la oligofrenia. En lo único que se parece es que Caracalla también era un enajenado. Podría seguir con las pifias históricas (tiburones en el coliseo...) pero no es el objetivo de este comentario, aunque lo de Caracalla lo tenía que decir porque es lo que más me cabreó.
La película empieza con una anodina batalla en "el último lugar libre de la tiranía romana", Numidia, provincia que en realidad llevaba más de 200 años formando parte del imperio. Da igual, ahí se nos presenta a nuestro protagonista Lucio Vero (Paul Mescal), que, oh, sorpresa, pierde a su mujer en la lucha, jura venganza, es hecho prisionero, comprado por un Macrino (Denzel Washington) al que han hecho un race swap, y enviado a la arena. . Ah, y también hay monos zombies y un tío cabalgando sobre un rinoceronte.
Ni siquiera apagando el cerebro y dejándote llevar se te va a hacer más corta la película. Uno pensaría que una película en la que haya batallas contra monos zombies, tiburones comiéndose gente en el coliseo durante una naumaquia, y peleas constantes en la arena, al menos será entretenida, ¿no? Pues no. Sus poco de más de dos horas parecen en realidad más de cuatro. Y es que la película además es lenta como ella sola, y no tienen ningún sentido del ritmo.
Comparar a Russell Crowe con Paul Mescal es como comparar a un Ferrari con un opel Corsa. Sencillamente, Paul Mescal no está a la altura del carisma, intensidad, grandeza y dignidad que transmitió Russell Crowe a su inolvidable Máximo Décimo Meridio, por lo que en esta ocasión nuestro protagonista es un emo enfurruñado y llorón que se pasa la película entera de morros. El parentesco entre ambos, que se ocupan de pregonar constantemente durante la segunda mitad de la película, también es algo que considero sumamente innecesario.
Lo único que se salva de este desastre es Denzel Washington, que nos deleita con un personaje maquiavélico, divertido, sin escrúpulos y totalmente implacable, cuyas escenas son lo único disfrutable del film, pero ni siquiera eso logra levantar este descarrilamiento de película.
Empecemos por el rigor histórico. Uno esperaría que en una película histórica, hubiera al menos un poco de fidelidad o un mínimo de respeto por la historia y las fechas. Si ya la primera película se tomaba algunas licencias (El reinado de 12 años de Cómodo parecía durar más bien 12 días), en esta el despropósito es mayúsculo. Al empezar la película se nos indica que estamos en el año 200 D.C., bajo la tiranía de Caracalla y Geta, que en ese año tenían 11 y 12 años, y estaban bajo la tutela de su padre, el emperador Septimio Severo, al que no se hace una sola mención en la película, y eso que reinó casi 20 años. La caracterización de ambos emperadores es tan ridícula como ofensiva, especialmente para con Caracalla. El busto de este emperador es uno de los más famosos y mejor realizados en toda la historia romana. No sólo en el aspecto físico difiere a lo grande de lo que se ve en la película, sino que a nivel de personalidad es totalmente opuesto. Caracalla era un militarista violento, ambicioso y obsesionado con la figura de Alejandro Magno, no un mimado de mentalidad totalmente infantil y rayando la oligofrenia. En lo único que se parece es que Caracalla también era un enajenado. Podría seguir con las pifias históricas (tiburones en el coliseo...) pero no es el objetivo de este comentario, aunque lo de Caracalla lo tenía que decir porque es lo que más me cabreó.
La película empieza con una anodina batalla en "el último lugar libre de la tiranía romana", Numidia, provincia que en realidad llevaba más de 200 años formando parte del imperio. Da igual, ahí se nos presenta a nuestro protagonista Lucio Vero (Paul Mescal), que, oh, sorpresa, pierde a su mujer en la lucha, jura venganza, es hecho prisionero, comprado por un Macrino (Denzel Washington) al que han hecho un race swap, y enviado a la arena. . Ah, y también hay monos zombies y un tío cabalgando sobre un rinoceronte.
Ni siquiera apagando el cerebro y dejándote llevar se te va a hacer más corta la película. Uno pensaría que una película en la que haya batallas contra monos zombies, tiburones comiéndose gente en el coliseo durante una naumaquia, y peleas constantes en la arena, al menos será entretenida, ¿no? Pues no. Sus poco de más de dos horas parecen en realidad más de cuatro. Y es que la película además es lenta como ella sola, y no tienen ningún sentido del ritmo.
Comparar a Russell Crowe con Paul Mescal es como comparar a un Ferrari con un opel Corsa. Sencillamente, Paul Mescal no está a la altura del carisma, intensidad, grandeza y dignidad que transmitió Russell Crowe a su inolvidable Máximo Décimo Meridio, por lo que en esta ocasión nuestro protagonista es un emo enfurruñado y llorón que se pasa la película entera de morros. El parentesco entre ambos, que se ocupan de pregonar constantemente durante la segunda mitad de la película, también es algo que considero sumamente innecesario.
Lo único que se salva de este desastre es Denzel Washington, que nos deleita con un personaje maquiavélico, divertido, sin escrúpulos y totalmente implacable, cuyas escenas son lo único disfrutable del film, pero ni siquiera eso logra levantar este descarrilamiento de película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El cuerpo de la trama en sí es un calco de lo que vimos en la primera Gladiator, con el agujero negro de carisma llamado Lucio Vero siguiendo casi paso por paso el mismo "viaje del héroe" que transitara el Máximo de Russell Crowe. También hay una subtrama política que es más simple que el mecanismo de un chupete, y está pésimamente desarrollada y concluida primero en un despropósito de batalla en el Coliseo, y luego en un ridículo final a lo Rocky IV

3.1
3,015
4
3 de marzo de 2024
3 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de principios de los años 2000 tienen un encanto especial, especialmente en lo que a lo estético se refiere. Esta película de terror protagonizada por Stephen Dorff, Natasha McElhone y Stephen Rea es un claro ejemplo de "estilo sobre sustancia".
Una serie de extrañas muertes están sucediéndose, y un elemento común en ellas es que las víctimas visitaron antes de morir una extraña página web. La película se aprovecha de la (entonces) no tan masiva extensión de internet en la sociedad para contar una historia más bien poco sutil sobre los peligros que entraña tal novedosa tecnología, mezclándolo con un toque de J horror y de thriller con asesino muy malo. El resultado es un batiburrillo que se arrastra por la pantalla durante unos 100 minutos con más pena que gloria.
Su ambientación es, sin duda, el punto fuerte de esta película. El cielo gris, los colores fríos y apagados, las constantes tormentas nocturnas, y la suciedad de algunos de sus escenarios transmiten con acierto el tono agobiante y despiadado de su propuesta, lo que se ve complementado por buena. fotografía. Sin embargo, estas cualidades se ven contrarrestadas por un guión flojo, un desarrollo tedioso, unos personajes más planos que una tabla de planchar, y una resolución ineficaz, insatisfactoria y que raya el ridículo.
Al final, la olvidarás nada más haberla visto.
Una serie de extrañas muertes están sucediéndose, y un elemento común en ellas es que las víctimas visitaron antes de morir una extraña página web. La película se aprovecha de la (entonces) no tan masiva extensión de internet en la sociedad para contar una historia más bien poco sutil sobre los peligros que entraña tal novedosa tecnología, mezclándolo con un toque de J horror y de thriller con asesino muy malo. El resultado es un batiburrillo que se arrastra por la pantalla durante unos 100 minutos con más pena que gloria.
Su ambientación es, sin duda, el punto fuerte de esta película. El cielo gris, los colores fríos y apagados, las constantes tormentas nocturnas, y la suciedad de algunos de sus escenarios transmiten con acierto el tono agobiante y despiadado de su propuesta, lo que se ve complementado por buena. fotografía. Sin embargo, estas cualidades se ven contrarrestadas por un guión flojo, un desarrollo tedioso, unos personajes más planos que una tabla de planchar, y una resolución ineficaz, insatisfactoria y que raya el ridículo.
Al final, la olvidarás nada más haberla visto.

4.7
47,425
10
26 de abril de 2025
26 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda estamos ante una de las películas más disfrutables de ciencia ficción de las últimas décadas, una curiosísima mezcla de terror, ciencia ficción, comedia y acción en lo que es sin lugar a dudas la película más sólida en toda la filmografía de Robert Rodríguez.
A lo largo de su aproximadamente hora y media encontramos brillantes diálogos llenos de guiños cinéfilos (en la línea habitual de Kevin Williamson, guionista de la primera Scream) y literarios, escenas llenas de tensión en los icónicos pasillos y aulas de instituto del medio oeste americano, angustia adolescente, romance, humor y unos estupendos homenajes cinéfilos a cintas como El Resplandor y, muy en especial, La Cosa de John Carpenter. Además de todas estas virtudes, la película cuenta con un elenco de personajes tremendamente carismático y estereotipado en el buen sentido. Tenemos al empollón, encarnado por un Elijah Wood previo a El Señor de los Anillos, el capitán del equipo de fútbol americano, la jefa de las animadoras, la chica asocial enfadada con el mundo, el rebelde sin remedio (estupendo Josh Harnett), la chica nueva, y un amenazador Robert Patrick como el entrenador del equipo de fútbol americano. Las dinámicas a veces antagónicas entre estos personajes dan lugar a estupendas escenas y diálogos.
La película es en sí una especie de adaptación de La Invasión de los Ultracuerpos, (obra varias veces mencionada a lo largo de la película) adaptada al público juvenil de los 90, y va como un tiro, tiene un ritmo rápido, sobre todo a partir de la segunda mitad del segundo acto, y no le sobra absolutamente ninguna escena. Hay que destacar también la estupenda banda sonora con la que cuenta, en la que suenan temas de bandas como The offspring, Creed y Oasis.
En conclusión, una de las películas que más he disfrutado, la cual tengo costumbre de ver al menos una vez al año. Divertida, macarra, inteligente y tremendamente entretenida, una carta de amor a la ciencia ficción clásica. Influyó en obras posteriores en distintos medios, como el videojuego Obscure de Playstation 2, que le toma prestada la estética y plantel del personajes, pero no el gancho ni el sustrato. Por lo que se aprecia en la nota general de filmaffinity, también es una de las películas más criminalmente infravaloradas. La cumbre en la carrera de Robert Rodríguez, nada de lo que ha hecho se acerca a este nivel.
Totalmente recomendable.
A lo largo de su aproximadamente hora y media encontramos brillantes diálogos llenos de guiños cinéfilos (en la línea habitual de Kevin Williamson, guionista de la primera Scream) y literarios, escenas llenas de tensión en los icónicos pasillos y aulas de instituto del medio oeste americano, angustia adolescente, romance, humor y unos estupendos homenajes cinéfilos a cintas como El Resplandor y, muy en especial, La Cosa de John Carpenter. Además de todas estas virtudes, la película cuenta con un elenco de personajes tremendamente carismático y estereotipado en el buen sentido. Tenemos al empollón, encarnado por un Elijah Wood previo a El Señor de los Anillos, el capitán del equipo de fútbol americano, la jefa de las animadoras, la chica asocial enfadada con el mundo, el rebelde sin remedio (estupendo Josh Harnett), la chica nueva, y un amenazador Robert Patrick como el entrenador del equipo de fútbol americano. Las dinámicas a veces antagónicas entre estos personajes dan lugar a estupendas escenas y diálogos.
La película es en sí una especie de adaptación de La Invasión de los Ultracuerpos, (obra varias veces mencionada a lo largo de la película) adaptada al público juvenil de los 90, y va como un tiro, tiene un ritmo rápido, sobre todo a partir de la segunda mitad del segundo acto, y no le sobra absolutamente ninguna escena. Hay que destacar también la estupenda banda sonora con la que cuenta, en la que suenan temas de bandas como The offspring, Creed y Oasis.
En conclusión, una de las películas que más he disfrutado, la cual tengo costumbre de ver al menos una vez al año. Divertida, macarra, inteligente y tremendamente entretenida, una carta de amor a la ciencia ficción clásica. Influyó en obras posteriores en distintos medios, como el videojuego Obscure de Playstation 2, que le toma prestada la estética y plantel del personajes, pero no el gancho ni el sustrato. Por lo que se aprecia en la nota general de filmaffinity, también es una de las películas más criminalmente infravaloradas. La cumbre en la carrera de Robert Rodríguez, nada de lo que ha hecho se acerca a este nivel.
Totalmente recomendable.

5.6
55,207
3
25 de agosto de 2024
25 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es increíble cómo en una película que no llega a dos horas he mirado tantas veces el reloj. Y eso que es una película de acción. No sé muy bien cómo empezar esta opinión subjetiva sobre la cuarta entrega de la saga Alien, ya que la incesante cascada de despropósitos con la que esta cinta golpea al espectador puede dejar sin sentido, como ha sido mi caso. Pero cuando uno se entera de que el guión de la película que nos ocupa lo ha defecado el insoportable Joss Whedon, entonces uno lo entiende todo. Antes de nada, dejemos algunas cosas claras: AvP es Ciudadano Kane comparado con esta película. Y las muy posteriores Prometheus y Alien Covenant, aún con sus cosas, también la dejan en vergüenza. Aún tengo que ver AvP 2 y la reciente Romulus, pero muy malas tienen que ser para ser peor que esta Alien Resurrección, que logra lo que parecía imposible: Ser aún peor que Alien 3.
Supongo que debería hacer un resumen de la sinopsis, pero es que es tan sumamente estúpida que no valdría ni el esfuerzo de redactar las dos o tres líneas que llevaría. Pero ya que he empezado, por qué no seguir hasta el final; vamos a reírnos. Un equipo de científicos muy histriónicos a bordo de una nave espacial militar comandada por el malo de Commando (Dan Hedaya) logra clonar a Ripley y al Alien que llevaba en su interior durante Alien 3. Pero Ripley (Sigurney Weaver) ahora tiene poderes sobrehumanos y conexión telepática o emocional con los Aliens. Cuando un grupo de contrabandistas espaciales (entre los que están Ron Pearlman y Winona Ryder) entra en la nave, los Aliens se escapan y siembran en caos por doquier, y así continúa la cosa duarnte unos insufribles 120 minutos.
Ya desde la primerísima escena uno ve que los que han creado esta película no se la han tomado en serio. Y eso sería hasta perdonable si no se tratase de una película de Alien. Si bien el guión es estúpido, y se va volviéndolo mas conforme la película avanza, donde sí hay que reconocer que se ha realizado un buen trabajo es en el diseño de producción. De hecho, creo que ese es el único aspecto positivo que he encontrado en toda la película. Los decorados respiran suciedad, son claustrofóbicos, húmedos, oscuros... transmiten muy bien el tono opresivo que se le debería dar a la película. Además. los aliens nunca hasta entonces habían lucido mejor. En algunas secuencias se utiliza un CGI que ha envejecido muy bien y aguanta el tipo con producciones más modernas.
En lo respectivo al reparto, Sigurney Weaver cumple en su papel de superhéroe de cómic con superfuerza, superpercepción y moralidad ambigua. Lo único es que ese personaje no es Ellen Ripley, o no debería serlo. Brad Douriff es un derroche de histrionismo, Winona Ryder está correcta, así como Ron Pearlman en su papel de macarra espacial. No hay mucho malo ni bueno que decir del elenco, hacen lo que pueden con el material que tienen.
Y no hay mucho más que decir. Dos horas en las que he pasado de la expectación a la incertidumbre. De ahí a la confusión, para posteriormente pasar por el enfado, la indignación, resignación y por último, mofa. Después de ver esta película, no puedo más que rezar para que a Neil Blomklamp le den luz verde para hacer aquel proyecto de Alien que borraba del canon Alien 3 y esta aberración fílmica llamada Alien Resurrección.
Supongo que debería hacer un resumen de la sinopsis, pero es que es tan sumamente estúpida que no valdría ni el esfuerzo de redactar las dos o tres líneas que llevaría. Pero ya que he empezado, por qué no seguir hasta el final; vamos a reírnos. Un equipo de científicos muy histriónicos a bordo de una nave espacial militar comandada por el malo de Commando (Dan Hedaya) logra clonar a Ripley y al Alien que llevaba en su interior durante Alien 3. Pero Ripley (Sigurney Weaver) ahora tiene poderes sobrehumanos y conexión telepática o emocional con los Aliens. Cuando un grupo de contrabandistas espaciales (entre los que están Ron Pearlman y Winona Ryder) entra en la nave, los Aliens se escapan y siembran en caos por doquier, y así continúa la cosa duarnte unos insufribles 120 minutos.
Ya desde la primerísima escena uno ve que los que han creado esta película no se la han tomado en serio. Y eso sería hasta perdonable si no se tratase de una película de Alien. Si bien el guión es estúpido, y se va volviéndolo mas conforme la película avanza, donde sí hay que reconocer que se ha realizado un buen trabajo es en el diseño de producción. De hecho, creo que ese es el único aspecto positivo que he encontrado en toda la película. Los decorados respiran suciedad, son claustrofóbicos, húmedos, oscuros... transmiten muy bien el tono opresivo que se le debería dar a la película. Además. los aliens nunca hasta entonces habían lucido mejor. En algunas secuencias se utiliza un CGI que ha envejecido muy bien y aguanta el tipo con producciones más modernas.
En lo respectivo al reparto, Sigurney Weaver cumple en su papel de superhéroe de cómic con superfuerza, superpercepción y moralidad ambigua. Lo único es que ese personaje no es Ellen Ripley, o no debería serlo. Brad Douriff es un derroche de histrionismo, Winona Ryder está correcta, así como Ron Pearlman en su papel de macarra espacial. No hay mucho malo ni bueno que decir del elenco, hacen lo que pueden con el material que tienen.
Y no hay mucho más que decir. Dos horas en las que he pasado de la expectación a la incertidumbre. De ahí a la confusión, para posteriormente pasar por el enfado, la indignación, resignación y por último, mofa. Después de ver esta película, no puedo más que rezar para que a Neil Blomklamp le den luz verde para hacer aquel proyecto de Alien que borraba del canon Alien 3 y esta aberración fílmica llamada Alien Resurrección.
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