Una vez más el dúo Bollaín y Tosar vuelve a deslumbrarnos con Blanca Portillo como protagonista.

Este film basado en hechos reales muestra como unos antiguos etarras se arrepienten por lo que hicieron tiempo atrás. Un programa carcelario dio la opción de encuentros entre los verdugos y las familias de las víctimas, en el que los asesinos explican por qué hicieron todo aquello y por qué se arrepienten de todo el daño ocasionado.
Dura película que nos deja una gran reflexión sobre la justicia y el perdón, más allá de la historia de la película: ¿Perdonarías (pasado mucho tiempo) aquel delito que arruinó tu vida después de ver el arrepentimiento del otro? ¿Cuánto tiempo necesita estar en la cárcel uno para poder ser otra persona distinta de aquella y empezar una nueva vida?

Una cosa está clara, si piensas antes de actuar o de meterte en sectas que lavan cerebros, no cometerás ningún delito y por tanto no te arrepentirás.

Ya conocíamos el talento de este gran director, pero aún así es capaz de sorprenderte más. Y qué decir de Bardem, otro papelón como nos tiene acostumbrados.

La historia gira en torno al empresario Blanco, el típico jefe que intenta caer bien a todos sus empleados, pero pronto veremos su dudosa moralidad.

Blanco se verá en una serie de problemas que tendrá que resolver para poder conseguir su ansiado premio a la "Excelencia empresarial". Para ello, hace todo lo posible para que su empresa tenga muy buena imagen, sin importarle todo lo demás y los daños que puede provocar.
Todo ello contado con toques de humor; es una gran película que combina muy bien la comedia con la crítica.

Una historia que no está alejada de la realidad, ya que vivimos en una sociedad donde importa más la apariencia que el fondo, lo material que lo humano.