He salido muy contento del cine. Feliz. Lástima que la película no haya sido más larga.
No me importa, nada, que la historia que cuenta no se ajuste a la realidad. No me importa, nada, que el personaje principal esté dulcificado. No me importa, nada, que sea simple y azucarada.
Me importan, y mucho, las maravillosas canciones. Me importan, y mucho, las exquisitas coreografías. ¡Qué desparrame de belleza!. ¡Qué película más bonita!. (bonita es la palabra exacta para definirla).
Sí, es posible que con la edad me haya vuelto ñoño, sensiblero y un poco simplón. No me avergüenzo.
Estoy contento al comprobar que, todavía, puedo ser feliz viendo una película. Sentado en una butaca. En la oscuridad de un cine. Paladeando, junto a personas desconocidas, la belleza que emana de la pantalla blanca. Como siempre ha sido.

Imagínate comiendo, todos los días, tu plato favorito. Terminarás harto. Lógico. Hay que comer, normalmente, platos corrientes para poder apreciar mejor, de vez en vez, tu plato favorito.
Lo mismo pasa con las películas. Si solamente ves buenas películas, llega un momento en que no las aprecias debidamente. Pierdes la perspectiva. Es imprescindible ver malas películas, de vez en cuando, para apreciar mejor las buenas.
"Bosque maldito" (¡vaya traducción!) es una excelente mala película. Tiene un argumento indescifrable. Unos diálogos sonrojantes. Un niño repelente que aparece y desaparece sin explicación. Una madre con cara de : "a mí qué me cuentas". Y, lo más importante, te aburre soberanamente.
Durante una temporada, después de ver "Bosque maldito", todas las películas te parecerán excelentes.

Tengo un enorme respeto por las personas que luchan por convertir sus ilusiones en realidad. Imagino la ilusión de la directora ante su primera película. Pienso en el trabajo de todos los actores y actrices, de todos los técnicos, de todo un grupo de personas trabajando para lograr su sueño. Todo ello merece mi respeto y admiración.
Dicho esto, pasamos a hablar de la película. La película, técnicamente, es correcta. La ambientación, el vestuario y la fotografía son correctas. Falla todo lo demás : el argumento, el guión, los diálogos, los chistes, los............
No voy a escribir más. No quiero ser cruel. Y espero haber sido justo con mi puntuación.

Me corroe la envidia al comprobar que hay usuarios que, vistas las puntuaciones, han disfrutado con la película. No es mi caso. ¡ Y mira que me he esforzado!. He seguido, con suma atención, los vericuetos que ha trazado el director durante las dos horas de metraje. Nada. Esfuerzo inútil. Argumento vacuo, narrativa caótica, diálogos artificiales y lentitud exasperante. Nada a lo que agarrarme. ¿O será que mi coeficiente intelectual es más bajo de lo que suponía?. Resignación. Me consolaré con el famoso refrán : "Un ladrillo al año no hace daño".
Los dos puntos son por la innegable elegancia en el uso de la cámara.

Estoy harto. Sí, estoy cansado de mantener la compostura, de guardar el orden, de vivir con rectitud. Estoy cansado de ser (perdón, de intentar ser) justo, equilibrado, honrado, correcto y honesto con mis puntuaciones en F.A.. Y he tomado una decisión. Hoy, aquí y ahora, me rebelo contra el orden y la moral que gobiernan mi vida cinéfila.
Y por eso le planto un 10, como un sol, a una película discreta en su conjunto y floja en algunos aspectos. Por eso le planto un 10, como una casa, a pesar de su humor inglés que no hace reir, de su argumento insulso, de sus diálogos forzados. Le planto un 10, como un castillo, solamente por ellos. Por ellos y su música. Le planto un 10, como una catedral, por sus canciones que me emocionan, me ilusionan, me alegran, me enamoran. Le planto una matrícula de honor por las canciones que, por breves momentos, me hacen pensar que el mundo, a pesar de sus horrores y maldades, puede ser un lugar hermoso.
Gracias a los 4 de Liverpool. Y a ustedes por permitirme el desliz.