La primera y la que mayor merito tiene, el hecho de que la ciudad de Nueva York, al ver que un hombre va a suicidarse saltando desde la planta de un edificio, monte lo más parecido a un circo, coreando al unísono "salta, salta", lo que, bien, demuestra que los ciudadanos neoyorkinos son unos seres sin escrúpulos, que tienen un retraso mental considerable o simplemente son bipolares, ya que dicho hombre, al demostrar su inocencia en cuestión de segundos, sin proceso jurídico alguno, aplauda feliz por este hombre.

En segundo lugar la parejita de ladrones, enamorados, que en mitad de un robo, por así decirlo, profesional se ponen a discutir sobre su vida delictiva y su mejor polvo.

En tercer lugar, el padre del suicida, que está infiltrado en el servicio del hotel, cree que es conveniente llevarle comida a su hijo... claro, querer suicidarse debe de dar hambre, así lo que los policías le dejan pasar sin más.

La cuarta chorrada que más que llamó la atención, podría ser el hecho de que nuestro amigo ex-policía y ex-convicto al darse cuenta de que unos hombres se dirigen al edificio donde se está ejecutando el robo lanza billetes de dinero desde lo alto del hotel desde donde desea saltar y los simpáticos neoyorkinos, al ver esta lluvia de dinero se salta la zona que la policía tiene acordonada para recoger dichos billetes. Joder, que mal está la crisis.

Y para terminar ya, podemos ver como nuestro prota, durante una persecución, en la que la camioneta que conduce hace piruetas dignas del circo del sol, sale tan vivito y coleando de la camioneta.

Desde luego, la película la podrían haber mejorado, y mucho.