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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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23 de julio de 2022 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé por qué hay personas a las que les aterran tanto los aviones. ¡Si lo que quieren es peligro deberían probar el transporte público de la ciudad de Oviedo!

Bromas aparte, la primera de las cinco entregas de Destino Final es curiosamente la última que me veo. Visionado pospuesto porque, realmente, ¿qué podría ofrecerme ésta que no hubiese visto ya cuatro veces antes?
Los "slasher" pertenecen a un subgénero que difícilmente calificaría de prestigioso. Pura rutina una y otra vez: conocemos a un grupito de figurantes sin el más mínimo atisbo de personalidad (léase "la carne en el asador") y uno a uno son liquidados por el psicópata o fuerza sobrenatural de turno. Las consecuentes Destinos Finales no escapan de esta mecánica y quizá ejemplarizan mejor que ninguna otra franquicia cómo el verdadero atractivo de estos productos es la clase de creativo sadismo con el que los personajes son masacrados.

En lo que a esto respecta, cada secuela se va tornando progresivamente más transparente; su violencia, más espectacular; y sus protagonistas, más estúpidos. ¡Pero todo es en nombre de la diversión, no se lo tome a mal! Son perfectos "placeres culpables". Su complicidad con el espectador queda patente desde el primer momento y sus cotas de absurdidad son demasiado exageradas como para tomar en serio.
Pues es esto, señoras y caballeros, el motivo de la larga demora. Qué esperar: menos sangre a cambio de más pretensiones de "cine de verdad", ¡Ja! Eso ya ha quedado superado desde la número 3. Sin embargo, esta película ofrece mucho más de lo que me venía oliendo. La verdad es que es ¡una película de calidad!

Jo, o al menos una película que intenta serlo. El accidente de avión inicial ya lo deja a uno con mal cuerpo. Y ver a los supervivientes afligidos y en especial al protagonista, odiado y rechazado por haber predicho tal horrible acontecimiento, resulta verdaderamente triste. Y trágico. Según la trama se reanuda, la cinta se encamina hacia territorios más manidos. Algunos diálogos chorras, secundarios unidimensionales, interpretaciones planas y un final bastante absurdo ya terminan por sellar el trato.

Sí, puede que no sea una gran película y que se tome un pelín demasiado en serio a sí misma, pero es un pseudo-thriller con un ritmo endiablado que mantiene enganchado a la pantalla. Y algo patente en cada segundo de metraje, tan a diferencia de las secuelas, es que James Wong la ha dirigido y escrito desde su corazón. Procede de un lugar auténtico y en una película de estas características está lejos de la regla. ¡Chapeau!
5 de agosto de 2022 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas basadas en videojuegos tienen la reputación que se merecen. Cuando no dan al material original el tratamiento adecuado, son objetivamente malas vistas como productos independientes. No es de extrañar que recibiera el anuncio de esta película con cierto escepticismo. Al fin y al cabo, adaptar una franquicia como Uncharted ya trae consigo su propia serie de inconvenientes. Sin ir más lejos, con un número de entregas más que suficiente que abarcan de forma brillante toda la vida del protagonista y un estilo de juego lineal que antepone la narrativa cinematográfica a la jugabilidad; ¿de verdad era necesaria una película? ¿Qué podía ofrecer? Aún así, con todo el talento involucrado en esta producción me esperaba algo por encima de la mediocridad. Me equivocaba.

La trama de la película no comparte continuidad con la de los juegos de Naughty Dog. Aquí se nos ofrece una suerte de reinicio que pretende servir como precuela a la vez que mezcla algunos de los puntos argumentales de Uncharted 4, cambiando totalmente los personajes secundarios involucrados y las localizaciones. Al mismo tiempo incorpora alguna que otra referencia a los videojuegos en una historia que solamente podría definir como caótica y falta, tanto de emoción, como de dirección.

Dejaré mi bilis a un lado y diré que entiendo a la gente que ha disfrutado con ella. Obviando que muchos no conocerán las vivencias originales de Nathan Drake y compañía, la película se presenta a sí misma como una "aventurita" sin pretensiones. Una que basa todo su atractivo en la complicidad con el espectador. No es de extrañar que, en un mundo dominado por Marvel y su infinito arsenal de superhéroes, el consumidor más tradicional de cine de entretenimiento se deleite con una suerte de retorno a los viejos tiempos de Indiana Jones, Tras el Corazón Verde y otros clásicos similares. A ésta en cambio, le falta el alma. Lo más importante. Y lo que me lleva a denunciar el mayor fracaso de esta cinta:

Los protagonistas. Porque sí: no existe el menor atisbo de química entre sus dos protagonistas. Holland se olvida de quién está interpretando y se limita a hacer de Peter Parker una vez más. Whalberg, por el contrario, se pasea de aquí a allá, por toda la película, con una casi trágica expresión a medio camino entre el dolor físico y la indiferencia. "Venga, Mark, solo una semana de rodaje más y tendrás tus millones. Aguanta, aguanta." Admiro su integridad. Sus constantes observaciones y comentarios irónicos se perciben con una honestidad brutal. Sully, más que una figura paternal, parece imitar a un Humphrey Bogart narcoléptico. De los villanos mejor no hablar.

Bueno, después de esta chapa espero que cualquier lector pueda comprender por qué alguien como yo, fan acérrimo de los videojuegos de Sony, ha encontrado esta película tan ofensiva. Para quien no lo sea; la respuesta es "sí". Es posible disfrutar de esta película. Aunque tendrá que hacer un verdadero esfuerzo para ignorar sus más que evidentes fallos. Eso o comprar una Playstation.
18 de septiembre de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre resulta de lo más interesante ver a estrellas del pop colocarse delante de las cámaras y dar al mundo una muestra de su talento interpretativo. Imposibles de olvidar Tina Turner como señora de la guerra postapocalíptica en Mad Max 3 o el bueno de Sting como el sanguinario heredero de la casa Harkonnen. Si hay algo reseñable de esta cinta de David Green es que el líder de Genesis no solo da el pego, sino que está perfectamente caracterizado en su rol de londinense pordiosero. No se trata de un personaje glamuroso y mucho menos un galán (los conceptos de rock sinfónico y sex-appeal no suelen ir de la mano), pero se trata, sin duda, de una decisión de casting muy ingeniosa, pues aprovecha el físico ordinario del batería. No me cuesta nada imaginarme a un Buster interpretado por el gran Bob Hoskins. Eso es en lo que refiere a la caracterización del personaje, porque hay que admitir que la actuación de Collins deja bastante que desear. No es ningún descubrimiento, vaya. Pero lo cierto es que el material del que dispone para trabajar es de una mediocridad digna de estudio.

Buster es un tipo corriente, con mujer e hija, que se dedica a compensar sus carencias económicas con pequeños hurtos. Un día participa en un espectacular y lucrativo atraco a un tren de correos, y tras caer sus cómplices uno a uno ante la persecución de Scotland Yard, coge a su familia y huye a México. Allí empezarán los problemas con su esposa.

Esta película, que te venden como comedia, poco tiene de esta. Sería más justo llamarla drama romántico. No obstante, cada vez que pretende resultar humorística, cada vez que pretende generar una respuesta emocional, cada vez que intenta sugerir un atisbo de crítica social (David Green no es Ken Loach), fracasa estrepitosamente. Es una cinta plana, que te deja frío. No simpatizas con ninguno de los personajes: ella es una caprichosa y él se dedica a patearse Acapulco, fusilándose todo el botín y emborrachándose; para luego pasar las noches con otro amigote suyo inglés viendo fútbol y canturreando a grito pelado por la calle cuando el personal, que sabe dios a qué hora se levanta para ir a trabajar, intenta descansar. Además, en todo el tiempo que pasa en México, ¡no aprende ni una palabra de español!. ¡Ni decir "hola" o "gracias" sabe, oiga!. En resumidas cuentas, idiosincrasias británicas que difícilmente podrán pillar al mallorquín medio desprevenido.

Como puntos a favor destacaría la banda sonora -Anne Dudley es una estupenda compositora. Y si bien el acompañamiento musical que ofrece aquí tiende al melodrama y unos arreglos excesivamente grandilocuentes, objetivamente es el elemento de más calidad de todo el conjunto. Sobre todo teniendo en cuenta esa dirección de fotografía tan televisiva y las poco naturales interpretaciones- y el final, el único momento donde Buster consigue algo parecido a emocionar al espectador.

Tampoco podemos irnos sin comentar las canciones que nuestro batería favorito aporta al filme. Groovy Kind of Love es muy ñoña, puede que la más floja de sus baladas, pero Two Hearts... Muchos no perdonarán a Collins por convertir a Genesis en un grupo comercial, pero ¡vaya si el tío tiene talento para las melodías!. Un numerito soul la mar de pegadizo. Tan pegadizo que fue nada más y nada menos que nominado al Óscar a la mejor canción original. Aunque el galardón se lo llevaría Carly Simon por su tema de Armas de Mujer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el epílogo de la película, sin venir a cuento, el personaje de Collins procede a romper la cuarta pared y hablar directamente a la audiencia. Hacer un poco el payaso antes de dirigirnos una de sus irresistibles sonrisas bobaliconas. ¿Por qué esperar hasta el último minuto para convertir tu supuesta "comedia" en una de verdad?
2 de julio de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces intento imaginarme cómo habría sido el mundo si Ridley Scott se hubiera retirado en 1982. Un genio con solo tres películas a su nombre, tres obras maestras: Los Duelistas, Alien y Blade Runner. ¿Cómo hablaríamos los cinéfilos acerca de él? ¿Lo nombraríamos junto a Kubrick y Kurosawa entre los más grandes cineastas de todos los tiempos? Para mi no existe ninguna duda: sí. Por supuesto, esto solo son conjeturas. No querría perderme joyas como Thelma y Louise o Gladiator por nada del mundo. Pero a día de hoy, revisando una filmografía que roza ya la treintena con tantos fracasos a sus espaldas y su inextinguible tendencia a dividir a crítica y público, resulta de lo más interesante ponerse en los zapatos de un espectador en 1985 y contemplar con sus ojos la que sería la cuarta cinta de Scott.

A algunos les sorprenderá saber que Blade Runner no fue recibida con mucho entusiasmo en su momento (lo sé, increíble). Lo cierto es que si atendemos a lo que la crítica dijo de aquella en su momento y la comparamos con esta Legend, pensaremos que la calidad de ambas está a la par. Mientras una ha pasado a la historia como una de las mejores películas que se han hecho jamás, la otra ha quedado relegada a la "oscuridad" (término apropiado para quien se haya visto la película). ¿A día de hoy la llamaríamos una decepción viniendo detrás de Blade Runner? ¿Es en realidad un clásico infravalorado? ¿O es que el buen ojo que Ridley Scott había demostrado hasta este punto se desvaneció de repente?.

Para responder a esto, debemos hacernos otra pregunta: ¿Es posible hacer una buena película a partir de un mal guion? Estoy seguro de que muchos dirán que no, pero si alguna película ha estado cerca de conseguirlo, es Legend. El diseño de decorados, la iluminación, las marionetas, el vestuario, los efectos, su estilo... Son todos de 10. Es una verdadera maravilla visual. Y lo más importante, resulta obvio al espectador (unicornios aparte) que la mente creativa detrás del look del film es, indudablemente, la misma que Blade Runner y Alien. ¿Convierte esto a Legend en una cinta "de autor"? Probablemente no. Pero hace que gane muchos puntos en comparación con otras mejor recibidas como American Gangster o Black Hawk Derribado. Buenas, pero, por lo que a mí respecta, podría haberlas dirigido cualquiera.

Ahora bien, como dicen los ingleses, el "elefante en la habitación": el guion. Bueno... Es pasable. Muy, muy simplista, pero funciona a su manera. Entre pitos y flautas, Legend no llega a los 90 minutos, y aún sin abundar en diálogos. Se trata de una muy tradicional fábula infantil -el Bien contra el Mal- con una princesa, unos cuantos unicornios y unas criaturas de lo más macabras. Es cierto que las imágenes tan tétricas de la película (una vez leí a alguien escribir que cada uno de sus fotogramas parece la portada de un disco de heavy metal) no terminan de maridar con el simplón y, en ocasiones, infantiloide libreto; pero Ridley Scott debió de darse cuenta de que necesitaba emplear al máximo su talento estético para elevar el producto final. ¡Y vaya si lo consiguió!.

Recomendación absoluta para quien disfrute de un buen espectáculo visual y una atmósfera en la que poder meterte de lleno. En cambio, si una gran historia es un requisito personal, tengo una de fantasía para ti: En Compañía de Lobos.
17 de agosto de 2022 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ghostwatch puede que no sea una película terriblemente famosa. Puede que a mucha gente le parezca un tanto sorprendente que me disponga a mencionar tan desconocido producto como una de las más influyentes, mejores y más terroríficas películas de terror, no sólo de la década de los noventa, sino de todos los tiempos.

Influyente porque, sin tomarlo ni beberlo, creó de la nada dos de las tradiciones más prolíficas del género ("metraje encontrado" y "documental falso") y las perfeccionó en un primer intento. Corría el año 1992 y para la noche de Halloween, la prestigiosa BBC planeó la que se convertiría en una de las maniobras publicitarias más infames de la televisión: estrenar una cinta de terror paranormal y hacerla pasar por un programa de cazadores de fantasmas real transmitido en directo. Es de todas formas algo laxa en cuanto su presentación como tal, pues está dotada de títulos finales; y, al fin y al cabo, es necesario que películas como ésta sacrifiquen parte de su realismo en pos de la calidad cinematográfica. Y es, en realidad, excepcional, la forma en la que Ghostwatch alcanza el equilibrio entre ambos aspectos. Pese a todo -y pese al hecho de que llamar al número de teléfono que aparece continuamente en pantalla recordaba al espectador que todo era una farsa-, no pudo evitar que muchos creyeran que era real. Provocó una especie de episodio de histeria colectiva en toda Gran Bretaña y la BBC tuvo que emitir un comunicado especial. Por si necesitase más que añadir, se prohibió su retransmisión durante un periodo de diez años en Reino Unido y se convirtió también en una de las primeras películas que, de forma directa, la psicología ha relacionado con episodios de estrés postraumático en niños.

Mejor porque, como decía antes, no solo resulta creíble, sino que como película, es interesante, tensa y aprovecha sus 90 minutos, que por cierto, se desarrollan en tiempo real, para contar una historia tremendamente satisfactoria. Hay muy pocas películas de fantasmas que consigan que los acontecimientos que describen se sientan ocurridos en el mundo real. Al principio parece que la familia que habita esa supuesta casa encantada no son más que un fraude. Sin cometer destripe, la manera en la que avanza la trama, los fenómenos paranormales se intensifican gradualmente y -¡cómo no!- la ingeniosa manera en la que las investigaciones de los parapsicólogos y alguna que otra llamada de la audiencia arrojan luz sobre el misterio que envuelve a una madre soltera y sus dos hijas... Todo está ideado con una maestría indiscutible, ¡y además sin comprometer el formato de transmisión falsa!

Terrorífica porque explora lo temible en lo cotidiano. Porque sientes que algo como esto te podría ocurrir a ti. Aquí no hay sobresaltos acompañados de chillidos estridentes, es mucho más inteligente que aquello. Pistas sutiles como susurros y ruidos inclasificables o alguna que otra aparición que solo un espectador totalmente atento podrá vislumbrar son las fuentes del terror. Es su habilidad para jugar con el miedo a lo desconocido lo que la hace tan inmersiva, todo mientras se encamina hacia un explosivo clímax. Por si fuera poco, cuando esas pequeñas pepitas de información que los participantes del programa van compartiendo son las suficientes para que el público se haga una idea de qué y por qué está rondando la casa, ¡todo se vuelve aún más terrorífico!

En conclusión, un fan del terror debe sintonizar con Ghostwatch alguna vez.
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