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6.5
20,099
7
28 de septiembre de 2013
28 de septiembre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia está narrada por la protagonista Kathy, interpretada por una estupenda Carey Mulligan, que hace memoria de su pasado, temerosa de mirar hacia el futuro.
Todo empezó en Hailsham con la inocencia y la ingenuidad de unos niños hasta que esa inocencia se esfuma al descubrir el verdadero motivo de su existencia: aparentes personas creadas con el único fin de donar sus órganos llegada la etapa de madurez, y no tan madurez, vidas teledirigidas y sacrificadas por un bien mayor, pero ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
La preciosa y fría fotografía de Adam Kimmel y la música de Rachel Portman no hacen más que aumentar esa sensación de tristeza y melancolía a lo largo del film.
Tres personajes dirigiéndose hacia un destino que no son capaces de cambiar, ni lo desean. Y es justamente eso lo que más te impacta como una aguja dirigida al corazón, cómo esos protagonistas aceptan su destino sin cuestionárselo, creyendo fervientemente que la causa es justa, que ellos son un sacrificio justo e incluso orgullosos de su labor, algo que menciona la protagonista en el inicio del film.
Tres personajes que sienten igual que nosotros: amor, envidia, miedo, esperanza… y cuando tal esperanza no existe, cumplen con su función sin pestañear, como animales enviados al matadero.
Todo ello resulta sumamente perturbador y preocupante, porque este tema de ciencia-ficción no está tan lejos de la realidad. La medicina se antepone a una moral y a una ética que no debería profanarse. Y es que a pesar de ello “si le piden a la gente que regrese a la oscuridad, a los días del cáncer de pulmón, de mama, de la enfermedad neuromotora, ellos contestarían que no”.
Un film sobrecogedor.
Todo empezó en Hailsham con la inocencia y la ingenuidad de unos niños hasta que esa inocencia se esfuma al descubrir el verdadero motivo de su existencia: aparentes personas creadas con el único fin de donar sus órganos llegada la etapa de madurez, y no tan madurez, vidas teledirigidas y sacrificadas por un bien mayor, pero ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
La preciosa y fría fotografía de Adam Kimmel y la música de Rachel Portman no hacen más que aumentar esa sensación de tristeza y melancolía a lo largo del film.
Tres personajes dirigiéndose hacia un destino que no son capaces de cambiar, ni lo desean. Y es justamente eso lo que más te impacta como una aguja dirigida al corazón, cómo esos protagonistas aceptan su destino sin cuestionárselo, creyendo fervientemente que la causa es justa, que ellos son un sacrificio justo e incluso orgullosos de su labor, algo que menciona la protagonista en el inicio del film.
Tres personajes que sienten igual que nosotros: amor, envidia, miedo, esperanza… y cuando tal esperanza no existe, cumplen con su función sin pestañear, como animales enviados al matadero.
Todo ello resulta sumamente perturbador y preocupante, porque este tema de ciencia-ficción no está tan lejos de la realidad. La medicina se antepone a una moral y a una ética que no debería profanarse. Y es que a pesar de ello “si le piden a la gente que regrese a la oscuridad, a los días del cáncer de pulmón, de mama, de la enfermedad neuromotora, ellos contestarían que no”.
Un film sobrecogedor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
“No estoy segura de que nuestras vidas hayan sido tan distintas de las vidas de los que salvamos.”

7.6
111,383
9
10 de octubre de 2013
10 de octubre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pequeña Miss sunshine nos brinda un viaje que vale la pena recordar. Esta obra es una muestra de cómo directores como Jonathan Dayton y Valerie Faris sin ninguna superproducción de Hollywood ni un gran presupuesto crean una gran película.
Una familia peculiar como sátira al modelo perfecto de familia americana. Cada uno de los personajes forma la pieza exacta del puzzle. Un padre perdedor obsesionado con ser un ganador y una típica madre agobiada y preocupada por sus hijos, una niña "feucha” aspirante a participar en los concursos de belleza y un adolescente con una crisis existencial y un aparente odio hacia toda su familia, un abuelo drogadicto a la heroína y un tío homosexual e irónico frustrado en su intento de suicidio.
Una destartalada y amarilla Volskwagen Combi dirigida hacia California con una preciosa fotografía y banda sonora de por medio.
Un hilarante guión y unas actuaciones sobresalientes de cada uno de los actores, destacando la de Alan Arkin con un Oscar bien merecido.
Un sentimiento de unidad de una familia probablemente considerada como una panda de fracasados que se superan a sí mismos, demostrando que no son fracasados, porque lo intentan.
Una crítica a una sociedad hipócrita y superficial, donde individuos preocupados por encajar en el sistema acaban perdiendo la esencia del individualismo, reflejada en unos concursos de belleza donde niñas de siete años son presentadas como barbies superstar. Sin embargo Ollie es Ollie, y es que al final es imposible no coger cariño a esta niña, pura, inocente y natural.
Una lección de no rendirse a pesar de las adversidades.
Un humor cínico e irónico convirtiéndose en comedia.
Un viaje memorable.
Una joya del cine independiente.
Una familia peculiar como sátira al modelo perfecto de familia americana. Cada uno de los personajes forma la pieza exacta del puzzle. Un padre perdedor obsesionado con ser un ganador y una típica madre agobiada y preocupada por sus hijos, una niña "feucha” aspirante a participar en los concursos de belleza y un adolescente con una crisis existencial y un aparente odio hacia toda su familia, un abuelo drogadicto a la heroína y un tío homosexual e irónico frustrado en su intento de suicidio.
Una destartalada y amarilla Volskwagen Combi dirigida hacia California con una preciosa fotografía y banda sonora de por medio.
Un hilarante guión y unas actuaciones sobresalientes de cada uno de los actores, destacando la de Alan Arkin con un Oscar bien merecido.
Un sentimiento de unidad de una familia probablemente considerada como una panda de fracasados que se superan a sí mismos, demostrando que no son fracasados, porque lo intentan.
Una crítica a una sociedad hipócrita y superficial, donde individuos preocupados por encajar en el sistema acaban perdiendo la esencia del individualismo, reflejada en unos concursos de belleza donde niñas de siete años son presentadas como barbies superstar. Sin embargo Ollie es Ollie, y es que al final es imposible no coger cariño a esta niña, pura, inocente y natural.
Una lección de no rendirse a pesar de las adversidades.
Un humor cínico e irónico convirtiéndose en comedia.
Un viaje memorable.
Una joya del cine independiente.

4.5
8,959
3
9 de octubre de 2013
9 de octubre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un principio nos venden Noche de fin de año como una película acorde con “Love Actually”, nada más lejos de la realidad.
Mientras que Love Actually se convierte en una película tierna, divertida y con un buen sabor de boca, Noche de fin de año acaba siendo una película claramente prescindible.
Una obra sosa, aburrida y sin grandes pretensiones, con un guión absurdo y predecible, unas historias que no te terminan de expresar nada y unos personajes poco creíbles.
A algunas personas les resultará entretenida, eso sí, mi consejo es que veáis Love Actually y os ahorréis este gran anuncio de Times Square.
Mientras que Love Actually se convierte en una película tierna, divertida y con un buen sabor de boca, Noche de fin de año acaba siendo una película claramente prescindible.
Una obra sosa, aburrida y sin grandes pretensiones, con un guión absurdo y predecible, unas historias que no te terminan de expresar nada y unos personajes poco creíbles.
A algunas personas les resultará entretenida, eso sí, mi consejo es que veáis Love Actually y os ahorréis este gran anuncio de Times Square.

7.0
80,146
9
27 de septiembre de 2013
27 de septiembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una historia de las que merecen ser contadas, una historia tierna, dura, profunda y melancólica. Una historia de dos personas que a pesar del amor que se profesan mutuamente no pueden estar juntas porque la sociedad les dice que no deben estarlo.
Ang Lee ha conseguido hacer una obra maestra, una obra que te hace sentir, con una banda sonora que acompaña de la mejor manera posible ahondando más en los sentimientos.
Con unas actuaciones perfectas, un Jake Gyllenhaal haciendo el papel de un Jack soñador, que lucha por lo que quiere y un Heath Ledger haciendo de un Ennis duro, reservado, un Ennis que en un principio se niega a sí mismo los sentimientos prohibidos por una sociedad conservadora, pero al final, acaba abriéndose a esa alma gemela, y llorando, llorando porque a pesar de ese sentimiento no puede estar con él.
Cómo dos personas que sueñan con la vida que desearían tienen que renegar a ella y construir una vida vacía, con unas personas que no aman y resignarse, conformarse y simplemente vivir. Y soñar con esas montañas en las que consiguieron ser felices, felices y libres al menos durante un tiempo.
Esta es una historia de amor que cala hasta los huesos.
El tema de la homosexualidad es un tema que siempre ha sido muy polémico, considerado incluso tabú. Esta obra es una denuncia social, una denuncia a la moral, a una sociedad que no para de hacer prejuicios uno detrás de otro, pero ¿quiénes somos nosotros para juzgar? ¿quiénes somos nosotros para decidir que dos personas no pueden estar juntas?
Una obra de arte, cuando incluso habiendo terminado la película sigues pensando en esas montañas, y en lo que pudo haber sido y no fue, ¿acaso el objetivo del cine no es lograr exactamente eso? Causar esas emociones en el espectador, lo que la hace merecedora de una obra sobesaliente.
Ang Lee ha conseguido hacer una obra maestra, una obra que te hace sentir, con una banda sonora que acompaña de la mejor manera posible ahondando más en los sentimientos.
Con unas actuaciones perfectas, un Jake Gyllenhaal haciendo el papel de un Jack soñador, que lucha por lo que quiere y un Heath Ledger haciendo de un Ennis duro, reservado, un Ennis que en un principio se niega a sí mismo los sentimientos prohibidos por una sociedad conservadora, pero al final, acaba abriéndose a esa alma gemela, y llorando, llorando porque a pesar de ese sentimiento no puede estar con él.
Cómo dos personas que sueñan con la vida que desearían tienen que renegar a ella y construir una vida vacía, con unas personas que no aman y resignarse, conformarse y simplemente vivir. Y soñar con esas montañas en las que consiguieron ser felices, felices y libres al menos durante un tiempo.
Esta es una historia de amor que cala hasta los huesos.
El tema de la homosexualidad es un tema que siempre ha sido muy polémico, considerado incluso tabú. Esta obra es una denuncia social, una denuncia a la moral, a una sociedad que no para de hacer prejuicios uno detrás de otro, pero ¿quiénes somos nosotros para juzgar? ¿quiénes somos nosotros para decidir que dos personas no pueden estar juntas?
Una obra de arte, cuando incluso habiendo terminado la película sigues pensando en esas montañas, y en lo que pudo haber sido y no fue, ¿acaso el objetivo del cine no es lograr exactamente eso? Causar esas emociones en el espectador, lo que la hace merecedora de una obra sobesaliente.
5
1 de octubre de 2013
1 de octubre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de sorprendernos para bien con películas como Siempre a tu lado y de darnos otras sorpresas menos agradables como ocurrió con Querido John, Lasse Hallström nos presenta otro drama romántico que se queda bastante corto.
Bien es cierto que generalmente no se suele tener altas expectativas con producciones de este género, pero también es cierto que hay películas y películas, y muchas de éstas consiguen dejarnos un buen sabor de boca. Siempre a tu lado se queda a medio camino.
El argumento es un tópico que se perdona, debido a que ya sabemos qué nos vamos a encontrar cuando vamos a ver una película como ésta, chica, conoce a chico y tienen un “epic love”. En este caso, Katie (Julianne Hough) huyendo de su pasado acaba en un pequeño pueblo costero de Southport, en Carolina del Norte, donde conoce al atractivo Alex (Josh Duhamel). El oscuro pasado de la protagonista acaba convirtiéndose en un intento de añadir misterio a la historia y mantener al espectador interesado, sin embargo Hallström no consigue proyectarlo de la mejor manera, ya que los 115 minutos acaban resultando pesados.
La actuación de los actores es aceptable, tampoco se les pide que hagan un gran trabajo, aunque sinceramente, Julianne Hough no me llega a convencer, el peso de la película recae sobre ella y la mayoría del tiempo, la pobre, permanece inexpresiva.
Con respecto a los giros argumentales, hay dos “grandes” sorpresas a lo largo del film, la primera (la identidad del policía) puede llegar a sorprender, pero la segunda (lo relativo al personaje que da vida Cobie Smulders) resulta tan absurda e irreal, que por mucho que te sorprenda no hace más que bajar puntos.
En resumen, una película para pasar el rato, si estás aburrido en casa, no sabes qué ver, te apetece algo más “light”, y es la única que tienes a mano, puedes verla. Aunque indudablemente hay muchas obras de este género que valen la pena ver como para perder el tiempo con esta película. Para que luego no digas que no te avisaron.
Bien es cierto que generalmente no se suele tener altas expectativas con producciones de este género, pero también es cierto que hay películas y películas, y muchas de éstas consiguen dejarnos un buen sabor de boca. Siempre a tu lado se queda a medio camino.
El argumento es un tópico que se perdona, debido a que ya sabemos qué nos vamos a encontrar cuando vamos a ver una película como ésta, chica, conoce a chico y tienen un “epic love”. En este caso, Katie (Julianne Hough) huyendo de su pasado acaba en un pequeño pueblo costero de Southport, en Carolina del Norte, donde conoce al atractivo Alex (Josh Duhamel). El oscuro pasado de la protagonista acaba convirtiéndose en un intento de añadir misterio a la historia y mantener al espectador interesado, sin embargo Hallström no consigue proyectarlo de la mejor manera, ya que los 115 minutos acaban resultando pesados.
La actuación de los actores es aceptable, tampoco se les pide que hagan un gran trabajo, aunque sinceramente, Julianne Hough no me llega a convencer, el peso de la película recae sobre ella y la mayoría del tiempo, la pobre, permanece inexpresiva.
Con respecto a los giros argumentales, hay dos “grandes” sorpresas a lo largo del film, la primera (la identidad del policía) puede llegar a sorprender, pero la segunda (lo relativo al personaje que da vida Cobie Smulders) resulta tan absurda e irreal, que por mucho que te sorprenda no hace más que bajar puntos.
En resumen, una película para pasar el rato, si estás aburrido en casa, no sabes qué ver, te apetece algo más “light”, y es la única que tienes a mano, puedes verla. Aunque indudablemente hay muchas obras de este género que valen la pena ver como para perder el tiempo con esta película. Para que luego no digas que no te avisaron.
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