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Críticas ordenadas por utilidad
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8.1
22,176
8
9 de agosto de 2015
9 de agosto de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman duro pero tierno. El ritmo perfecto: una de las mejores genialidades de Bergman es saber ser intenso siendo corto: en eso le gana mucho terreno a Tarkovsky, sin duda.
Fresas salvajes nos conecta quizá con el Bergman de El Séptimo Sello, y nos aleja del Bergman de Sonata de Otoño, Persona o Los Comulgantes.
Fresas salvajes nos conecta quizá con el Bergman de El Séptimo Sello, y nos aleja del Bergman de Sonata de Otoño, Persona o Los Comulgantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El juicio del anciano acerca de su vida, los vicios que le son atribuidos y esa extraña mezcla de redención y aceptación de la soledad tocan el corazón de cualquier persona que se haya sentido sola alguna vez. Hay momentos especialmente bonitos en esta orientación: las flores y canción de los jóvenes que van a Italia, grupo que gira entorno a la tierna, viva y preciosa Sara, sin duda uno de los mejores personajes de la película. Quizá la película es algo previsible, y la cadencia entre ternura y crueldad utiliza las notas típicas, pero brilla el ojo agudo de Bergman a lo largo del film. El final es un oasis de genialidad: todo el mundo hubiese esperado ver morir al profesor, y vemos, sin embargo, que sigue con la soledad inevitable a la cuuál incluso la tierna ama de llaves le condena.
El deseo de "no dejéis de escribirme" por parte de alguien a quien se ha juzgado egoísta y frío es punzante. En resumen, buena por real.
El deseo de "no dejéis de escribirme" por parte de alguien a quien se ha juzgado egoísta y frío es punzante. En resumen, buena por real.
Episodio

7.2
2,808
8
19 de agosto de 2015
19 de agosto de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda entrega del "Decálogo" es una de las más notables de la serie. Alusiva al mandamiento "no invocarás el nombre de Dios en vano" nos sitúa ante los problemas de las leyes que derivan de las relaciones humanas. La responsabilidad hacia quién nos ama y amamos, la incidencia cuasi cómica, por remota, que podemos tener en la existencia o no de alguien. Como todas, nos sitúa en la amable posibilidad que para cumplir un mandato se tenga que actuar de modo opuesto a la comprensión primera de la norma. Si en la primera entrega veíamos lo polimorfo de la fe, en ésta vemos lo sacro de la mentira.
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Los personajes principales son dos, si bien juegan un papel importantísimo en la película las relaciones afectivas que éstos mantienen. Por lo tanto no dudo en decir que la familia del médico, así como el marido y el amante de la mujer embarazada, son protagonistas de la cinta. Los vemos aparecer bajo la forma de su significado relacional con los protagonistas, no físicamente. La primera relación entre los protagonistas es de resentimiento: el médico rechaza la mujer porque ésta mató a su perro, por lo que aparentemente renuncia a tomar un papel humano y responsabilizado ante la posible muerte del marido de la mujer, muerte de la cuál depende el nacimiento o no del único (en sentido estricto) hijo de ésta. Pero Kieslowski, magistral y sutil, sabe caracterizar el médico en su faceta más humana: entre las mejores cosas de esta película está que el médico no representa ni la medicina ni la autoridad sobre la vida y la muerte... sino que es un humano más bajo la amable y universal posibilidad que antes comentaba de determinar la existencia de la vida de los demás, existencia que se construye en función de las cuestiones que determinan la conciencia de cada uno. En este caso, aunque el médico intenta no mezclar su historia personal con la historia de la mujer de su paciente (por eso gira la fotografía de su familia muerta cuando ésta lo visita), acaba decidiendo traer a alguien al mundo por la vía de la mentira y del silencio. Sabiendo que la felicidad de su mujer (y del paciente moribundo) dependen de esta vida, el médico miente para garantizar la felicidad de una familia que casi no conoce y que en un principio odiaba. El mejor personaje es sin duda el médico: habiendo perdido sin ningún motivo a su familia no le carcome el sentimiento de injusticia ante la antítesis de su historia: que se salven dos vidas que tenían la muerte como posibilidad mayor. Dios aparece aquí en el silencio interno del médico, y en la ternura infinita del altruismo que miente. Dios aparece en la traición de aquellos que quisieron hacerlo yugo. Preciosa.

7.4
43,566
7
2 de agosto de 2015
2 de agosto de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión no vale mucho la pena, y el tratamiento del dolor deja mucho que desear. Aún así, los tonos de color están bien conseguidos, de modo que lo mejorable del guión, la monotonía de Julie y la pretensión de la película quedan algo disimulados. Si bien está claramente sobrevalorada (no es una película excelente), mejora muchísimo con los minutos dedicados a Corintios 13. Quizá es por preferencia personal, pero le hubiese dado un cinco si no fuese por Corintios. El toque de genialidad de la película es no citarlos directamente.

7.7
3,398
9
23 de septiembre de 2015
23 de septiembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman político sin dejar de ser el Bergman universal que conocemos. Con una fotografía magistral (los primeros planos de los rostros de Liv Ullmann y de Max von Sydow hielan el alma) y con un uso notable de la sutileza, "Vergüenza" alcanza la perfección de aquellos filmes que, sin abandonar la estrategia estética ante la vida, socavan los fundamentos de la civilización.
Eva y Jan son un matrimonio que ha intentado huir al máximo de la guerra en la que se ve sumido su país. De este modo Bergman nos plantea unos personajes pasivos ante la política, y, en un sentido profundo del término (Ignoranz macht schuldig!), inocentes.
Es entonces cuando llega la magistralidad. La guerra, como no podía ser de otro modo, los alcanza y los deforma. Y cuando digo los "deforma" me refiero a que anula todas aquellas estructuras sólidas que les configuraban (es decir, daban forma y quizá sentido a su vida) y los sitúan ante la cruda verdad del poder y la astucia.
Eva y Jan son un matrimonio que ha intentado huir al máximo de la guerra en la que se ve sumido su país. De este modo Bergman nos plantea unos personajes pasivos ante la política, y, en un sentido profundo del término (Ignoranz macht schuldig!), inocentes.
Es entonces cuando llega la magistralidad. La guerra, como no podía ser de otro modo, los alcanza y los deforma. Y cuando digo los "deforma" me refiero a que anula todas aquellas estructuras sólidas que les configuraban (es decir, daban forma y quizá sentido a su vida) y los sitúan ante la cruda verdad del poder y la astucia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Jan, cobarde y tierno, incluso algo lánguido y blanducho comprende rápidamente que sobrevivir pasa por no tener integridad, por deshacerse en el polimorfismo del momento. Una de las mejores cosas del film es la conversión de Jan. De necesitar el cariño de Eva constantemente a acabar matando dos hombres y dejando suicidarse a uno. Esta evolución está perfectamente retratada en las escenas finales, las de barco, que se suceden en un silencio elocuente que me hace pensar que Tárr se inspiró en esta película para hacer "El caballo de Turín" y "Las armonías de Werckmeister".
Eva no se salva, claro, pero no parece captar tan bien la verdad de toda guerra: la supervivencia es la astucia del poder.
Ella nunca había sido tan cobarde como Jan, y esa nobleza la mantiene débil a lo largo del film. Se paraliza ante el cadáver de la criatura (quizá la relación Eva-hijos es un poco simple para una cinéfila feminista), intenta ayudar al soldado escondido y parece incluso comprender a Jacobi, perfecto ejemplo que todo fascista es el fantasma de los sin amor. Eso la lleva a no saber "qué recordar"... lo que hay que recordar es que la civilización es la parábola deforme del poder y la destrucción que, aun pudiendo ser bellos, nunca (o casi nunca) lo son. PELICULÓN SIN DUDA. (De hecho, al verla no dejaba de preguntarme como Ullmann pudo aguantar tantos papelones y tan duros de la mano del señor Bergman...)
Eva no se salva, claro, pero no parece captar tan bien la verdad de toda guerra: la supervivencia es la astucia del poder.
Ella nunca había sido tan cobarde como Jan, y esa nobleza la mantiene débil a lo largo del film. Se paraliza ante el cadáver de la criatura (quizá la relación Eva-hijos es un poco simple para una cinéfila feminista), intenta ayudar al soldado escondido y parece incluso comprender a Jacobi, perfecto ejemplo que todo fascista es el fantasma de los sin amor. Eso la lleva a no saber "qué recordar"... lo que hay que recordar es que la civilización es la parábola deforme del poder y la destrucción que, aun pudiendo ser bellos, nunca (o casi nunca) lo son. PELICULÓN SIN DUDA. (De hecho, al verla no dejaba de preguntarme como Ullmann pudo aguantar tantos papelones y tan duros de la mano del señor Bergman...)

7.3
15,901
4
9 de agosto de 2015
9 de agosto de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es innegable que tiene buenas reflexiones, pero no vienen del protagonista. El protagonista parece ser un mero espectador, alguien sin interés, sin profundidad... pero que merece la centralidad de una película. Inconexo.
Se nota la huella de los dos guionistas, y un aire dostoievskiano que promete. Pero pretende ser demasiado cristiana, demasiado bonita... Y eso le quita poesía. La historia de amor no viene de ningún lado, parece la salida fácil y típica de una redención de la existencia a través de amar, o de entender que la humanidad está en querer. Idealización de lo humano que choca con los destellos de lucidez que la película, por insistencia, a veces consigue.
Se nota la huella de los dos guionistas, y un aire dostoievskiano que promete. Pero pretende ser demasiado cristiana, demasiado bonita... Y eso le quita poesía. La historia de amor no viene de ningún lado, parece la salida fácil y típica de una redención de la existencia a través de amar, o de entender que la humanidad está en querer. Idealización de lo humano que choca con los destellos de lucidez que la película, por insistencia, a veces consigue.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Estos destellos de lucidez aparecen especialmente con la reflexión acerca de lo hermético de lo humano o la necesidad de cuentistas. Los personajes más interesantes (el poeta y el ángel que permanece ángel) no se explotan, de modo que creo que la película parece venderse al lenitivo del amor que siempre ayuda. Aunque se nota a Handke, lo bueno no deja de ser un destello. Sin duda no merece el buen nombre que tiene.
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