Película mala sin paliativos, el guión es de un simplismo atroz, las interpretaciones flojas (nunca había visto tan mal a Maribel Verdú), y el desenlace absurdo. Lo mejor, que dura poco. Bueno, y que de puro mala, te puedes reír con algunas escenas supuestamente dramáticas.

Serie de moda, que parece concitar muchos aplausos, pero que a mí se me ha hecho aburrida. Realmente no nos cuenta nada que no supiéramos ya de un caso que tuvo tanta repercusión mediática, y no da prácticamente ninguna de clave de qué pudo pasar realmente, ni por qué. Parece, por lo que ya sabíamos, aparte de lo que se muestra e la serie, que Rosario Porto estaba desequilibrada, y en eso hay que reconocer que Candela Peña lo hace bien: se muestra como tal a lo largo de todos los episodios, al punto de resultar francamente cargante. Quizá el personaje -la persona, más bien- lo era, pero igual no era necesaria tanta exposición en pantalla. Contrasta con un Tristán Ulloa comedido hasta el exceso. Javier Gutiérrez, por su parte, también me parece pasado de vueltas. En fin. la factura es correcta, las interpretaciones también (para mí, los mejores son los guardias civiles), pero una vez vista, la serie no deja apenas poso, ni deseos de conocer más de la historia, porque, como digo al principio, no aporta nada prácticamente a lo ya conocido.

Si la comparamos con la notable "El cuerpo en llamas", se me queda en un aprobado raspado. En la parte positiva, son solo seis capítulos y se ve en poco tiempo. Y tampoco es que te deje mal cuerpo (aunque lo mismo sí que debería, dado el caso del que se ocupa) ni la sensación de haber perdido el tiempo viéndola. Sin más.

Que la franquicia de precuelas de “El planeta de los simios” no iba a ninguna parte quedó claro desde la primera película, al traicionar el mensaje de la original: el origen del planeta de los simios no era la guerra nuclear sino un fallido experimento farmacológico. A partir de ahí la serie ha ido en picado, hasta llegar a este engendro. Aburridísima y simplona, no he podido pasar de la primera hora de metraje. Un horror, con todas las letras.

Tan mala como aparenta en un principio, o incluso peor, lo único bueno que puede decirse de este pésimo ejemplo del cine de superhéroes -y de superheroínas- es que Henry Cavill, el peor Superman de la historia, de largo, tiene un papel escaso. Lástima de Jeremy Irons y de Amy Adams, buenos actores absolutamente desaprovechados. Un desastre, en fin, que no sirve ni para pasar el rato.

Horrible. Desde el minuto uno lo único que quieres es que acabe ya, para no prolongar el sufrimiento. ¿Feminista, dicen algunos? No me hagan reír. Mala, sin paliativos, y sin necesidad de más adjetivos. Si tienen más de una neurona funcionante, evítenla, por favor.