Puede que exagere poniéndole un 10 a El amante doble o diciendo que tendría unos ingresos regulares si me pagasen cada vez que escucho eso de "te pareces mucho a X".

El hecho es que me atraen los caprichos de la genética y el tema del doble; esa extraña posibilidad de encontrar a mi gemela desconocida deambulando por la calle o por internet, mientras mi hermana y yo apenas coincidimos más allá de nuestros gustos cinematográficos.

Además del contenido, la potencia visual de la película también me deja hipnotizada. No solo con sus juegos de espejos, sus planos escindidos, sino sobre todo viendo pasear a la bella Chloé entre esculturas y fotografías retorcidas que evocan los pensamientos más obsesivos que cabe imaginar.

Disfrútenla, si pueden. A mí me ha parecido una película tan hermosa y excéntrica como una gata calicó.

Es el contraste brutal entre un planeta superpoblado y la infinita soledad de un astronauta.

Es acción gratuita a ratos.

Es un robot con sentido del humor.

Es una biblioteca laberíntica que alberga el universo.

Es el mayor de mis sueños.

Es la peor de mis pesadillas.

Es el ego diluyéndose en el cosmos.

Es el miedo a avanzar.

Es la angustia de no poder retroceder.

Es la fragilidad de la existencia.

Es el tiempo convertido en abismo insondable.

Es la memoria luchando contra la nada.

Es el abrazo entre la Física y la Imaginación.

Es convertir la sala de cine en un agujero de gusano
y salir de ella temiendo que el mundo se haya hecho muy muy viejo.